Robert miró con disgusto a su hijo al ver como se sublevaba. - El discurso de Jack ha sido muy desagradable. - admitió. - ¿Pero qué le vamos a hacer? El pobre, pobre huérfano tiene un montón de odio contenido hacia todo el mundo tras el asesinato irresoluble de su familia ¡además claro de no haber quedado bien mentalmente por el trauma! - le justificó.
¿Pero sabes que hace a pesar de todo? Escucharme. Seguir mis mandatos. - levantó el dedo índice y lo agitó un par de veces. - La opinión del populacho no nos hace falta tenerla a favor, solo eliminar al resto de candidatos y gracias a Jackie ya nos hemos librado de esa zorra en las redes, además de que Ghostface nos ha hecho un favor enorme al revelar a su hijastro como un violador.
Rio levemente. - ¿Meterle entre rejas? ¿Estás loco? ¡Hay gente que lo adora! Si lo encerramos, además de que hasta el momento solo nos ha ayudado a poder organizar un evento y a hundir al hijastro de esa zorra, se nos van a echar encima. -suspiró, con cierta pena. - Te queda tanto por aprender Steve. Aunque dudo que nunca aprendas nada, nunca me escuchas.
Steve miró horrorizado a su padre, como si finalmente viera el monstruo del que tanto hablaban y que él durante tanto tiempo se había empeñado en defender. No le cabía en la cabeza como que un loco matando gente podía ser bueno y la facilidad con la que decía que las muertes le convenían. Steve esperaba que su padre fuera el héroe que lo detuviera y ahora veía solo a un villano.
-Pues si aprender de ti y escucharte significa celebrar que gente muera y permitir que un asesino siga haciendo de las suyas, pues me alegro de no escucharte y de no haber aprendido de ti. Me niego a ser como tú.- Finalmente lo había dicho, quizás por el estrés de os últimos días, quizás porque ya no podía aguantar más y había llegado a su límite. Pero por primera vez en su vida le estaba haciendo frente a su padre sin ceder o rebajarse, aunque intuía que los consecuencias de eso serían extremadamente negativas.
Robert se quedó atónito ante lo que Steve decía. Una gesto de repulsión absoluta apareció en su rostro y levantando un dedo, señaló la puerta y con un tono alto y enfadado solo pudo gritar. - ¡Pues si tantas ganas tienes de no ser como yo, deja de parasitarme! ¡No más teléfonos, ni ropita, ni coches, ni dinero para tus mierdas! ¡Y olvídate de dormir aquí, búscate la vida!
Parecía evidente que Steve hoy no iba a dormir allí... A no ser que hiciera algo por su padre, algo que parecía que no iba a ser el caso.
Steve estaba demasiado enojado con su padre como para pensar con claridad y ante la amenaza respondió también levantando la voz. -¡Bien! No esperaba menos de ti, si eres capaz de disfrutar que un loco mate gente, no me sorprende que seas capaz de mandar a tu hijo a la calle. Quédate con tu Jackie, que igual lo prefieres a él.- Dicho eso se fue a su cuarto a hacer maletas para salir lo antes posible de allí.
Me voy a donde Nichole.