Partida Rol por web

Elizabeth Anderson, de la familia Anderson, se encontraba tranquilamente sentada en su sillón, frente a la chimenea, mirándola recelosa. Ahora tenía algo más de dinero, pues era una de las beneficiarias de su hermano, junto con Jack, por lo que estaba planteándose una reforma y disfrutar de aquél maravilloso lugar que tantos años felices le había dado.

Pero entonces el telefonillo empezó a sonar, sacándola de sus pensamientos. A pesar de que era de una familia adinerada, Elizabeth siempre había abogado por la vida sencilla, por lo que no tenía ningún tipo de servicio, lo cual hizo que tuviera que ser ella misma la que acudiera a responder. - ¿Diga?

¡Hola! ¿Andrea? Se te escucha un poco mal. Estoy abajo, he traído el vino que me pedíste ¿me abres? - comentó la voz.

La señora Anderson no tardó en contestar. - Disculpa, te has equivocado, Andrea vive en el 2-B, has llamado al 2-C.

2-C... ¡Ah! Usted debe ser la señora Anderson. Qué confusión más tonta, disculpe. Me parece que nunca nos han presentado, aunque Andrea siempre me habla de usted, dice que tiene una casa bastante... Vintage.

Aunque no me equivoco, su familia es bastante adinerada ¿por qué no ha cambiado nunca los muebles de la casa?

La señora Anderson se quedó un poco perpleja ante la pregunta ¿qué demonios le importaba a aquél hombre lo que hacía con los muebles de su casa? Aun así, decidió contestar, mientras estuviera abajo no podía hacerle nada y de paso se entretenía hablando con él, tampoco es que tuviera muchas visitas. - He estado pensando en hacer una pequeña remodelación, restaurando los muebles y paredes de la casa, pero sin que pierda su esencia, puede que cueste más que comprarlo todo nuevo, pero tienen tantos recuerdos que ningún otro mueble podría reemplazar.

Sí, la entiendo perfectamente, a veces las cosas clásicas tienen un punto que no pueden conseguir las nuevas. Sin embargo creo que dar paso a algo nuevo también puede traer cosas muy superiores a lo que ya existía, como por ejemplo con las películas de terror, si bien algunas nuevas son malas, otras superan con creces a sus antecesoras.

Me he quedado con curiosidad, Elizabeth ¿cuál es su película de terror favorita?

Elizabeth colgó el telefonillo. Asustada, se dispuso a llamar a la policía, pero antes de poder hacer nada, algo entró volando por la ventana.

Un dron, sorprendentemente silencioso, se adentró en el lugar y volando no tardó en golpear con precisión el telefonillo, desbloqueando la puerta del patio. Ese mismo dron no tardó en destruir con rapidez el cuadro de luces, dejando la casa sin electricidad y con ello, haciendo que la cerradura eléctrica del lugar quedara bloqueada.

Aquella criatura voladora cayó al suelo, Elizabeth estaba muy asustada y no sabía que hacer, hasta que recordó que contaba con un teléfono móvil en su habitación. Intentó llegar lo más rápido que pudo, pero a oscuras y con su falta de agilidad, no pudo evitar tropezar y caer al suelo, desde donde empezó a escuchar algo en la puerta.

El ruido duró poco, pero la señora Anderson pronto comprendió lo que pasaba, habían taladrado la cerradura de su casa, la puerta ahora era accesible para cualquiera. Se arrastró con todo el sigilo que pudo, pero antes de que pudiera llegar a su habitación, aquél hombre le chafó la mano con el pie, haciendo que profiriera un grito de dolor. Era sorprendente lo rápido que había llegado hasta ella, incluso parecía que conociera aquella casa y pudiera guiarse sin ver.

Una máscara fue lo único que pudo distinguir de aquella figura negra, además de una mochila azul que dejó en el suelo, mochila en la que seguramente estuviera llevando el dron que había usado recientemente. - ¿No decía que le gustaban las cosas a la antigua? Ir a por el móvil que siempre deja cargando en su habitación no ha sido muy vintage por su parte. - rió. - Pero no se preocupe, la entiendo. - sacó un cuchillo. - Va siendo hora de eliminar lo viejo para dar paso a lo nuevo. - y con esa última frase, empezaron una gran cantidad de puñaladas acompañadas por gritos de dolor que poco a poco, fueron cesando, hasta que se hizo el silencio.

Ghostface miró la hora en su móvil, era muy temprano en la mañana, pero aun así él ya tenía prisa. De hecho abandonó la escena del crimen sin hacer nada más, como si llegara tarde a alguna parte.