Partida Rol por web

Quise salir de allí cuanto antes.

No me gustaba la gente como la madre de Nicole que creía que con el dinero todo se solucionaba. Gruñí, pues no podía estar más en desacuerdo ¿O quizá lo hizo el otro? Eso ya no importaba. Lo que importaba era Nikki, para mí. Y ella quería irse, por lo que cuando tiró de mi mano me dejé llevar.

Pero yo no era de los que habían llegado hasta allí por callarse. Así que en el último momento me giré para encararme con su madre.

- ¿Sabe, señora Bloomer? No quiero su dinero. Ni su caridad. De donde vengo, las cosas se ganan, no se piden. - Eso Scotty, tú cabrea a la madre de tu chica. Vas a ser un yerno de puta madre, sí. - Yo solo quiero ganarme el amor de Nichole. No necesito nada más. Y para eso tengo que matar a alguien o morir yo mismo, para que ella este a salvo... Le juro que lo haré. Puede que esté un poco zumbado, pero ella me hace ser mejor.-

Me volví hacia mi chica, y la tomé nuevamente de la mano, con la intención de irnos.

- Por cierto, yo soy casi veterinario. Desparasite al perrito al menos dos veces al año. Si alguna vez viene a mi consulta... la haré un descuento. Aunque seguro que no lo necesita. Pero así soy yo, intentando ayudar a los demás.

Con un sentimiento infinitamente más agrio que dulce, Nichole y Scott abandonaron aquél lugar y acudieron al cuarto de Nichole. Rosita les miró con una mezcla de decepción, tristeza y pena por la situación. A pesar de todo, no quería que aquella familia se desintegrara, bien fuera por que ya les había cogido cierto cariño o porque viera peligrar su trabajo.

Se echaron ambos en la cama, los ojos les escocían y les costaba no mantener los párpados cerrados. Parecía el momento perfecto para dormir hasta que el móvil de Nichole empezó a vibrar.

Tras haberse bebido un vaso de leche, acompañado de unas pocas galletas caseras, que hacía Rosita, Nichole llevó a Scott a su dormitorio. 

Suspiró en cuanto sus ojos se posaron sobre la cama. Estaba tan agotada que lo único en lo que podía pensar era en meterse entre sus sábanas y perderse en el mundo onírico. Pero antes de eso, se dirigió a su baño y se dio una ducha, ofreciéndole a Scott la posibilidad de hacer lo mismo. 

Finalmente, cuando ya se sintió limpia, se metió en la cama y no tardó ni dos segundos en quedarse completamente dormida, entre los brazos de Scott. 

La despertó la vibración de su móvil. Se removió, todavía medio dormida y alargó la mano para leer el mensaje que acababa de recibir. Soltó un pequeño suspiro y se volvió hacia Scott.

— Mi tito está abajo. — Le susurró, intentando no desvelarle demasiado. — Voy a bajar para hablar con él. Quédate aquí y descansa, no tardaré... — Acercó sus labios para besarle con dulzura y se levantó de la cama. Respondió a su tito y se vistió, intentando no hacer mucho ruido. Cuando estuvo preparada abandonó el dormitorio, para correr al encuentro con Benjamin Bloomer. 

Nichole dejó a Scott descansando y marchó abajo en busca de reunirse con su tío. Rosita le dedicó una mirada un poco mala, parecía que no le hacía gracia que en su estado actual, abandonara la casa, pero como empezaba a ser habitual ya en Nichole, iba a hacer lo que realmente ella quisiera y no lo que esperaban de ella.

En el portal, estaba su tío, con una pinta igual de horrible que la propia Nichole, la cual se sorprendió al verle por primera vez en aquél estado. - Tampoco has dormido mucho ¿eh? - se frotó los ojos, intentando mantenerse despierto. - Están siendo unos días de mierda para los dos. Perdona que no te haya llamado hasta ahora después de todo lo que has pasado, pero como vi por la tele que sobreviviste... Me centré más en mí mismo. - suspiró, con mucha pesadez. - En mi primer fracaso...

Se apoyó contra la pared y poco a poco, se dejó caer hasta que se sentó en el suelo de aquél lujoso portal, estaba limpio como una patena, pero aunque no lo estuviera, no parecía que le importara demasiado. - Ayer no sabía que pensar. Siempre me había salido con la mía, siempre había ganado todos mis juicios y recibir en mi cara mi primera derrota fue muy... Chocante. - admitió, aceptando aún todo lo que estaba pasando.

A pesar de que Ghostface dijo todas las cosas que dijo sobre Jack, su testimonio no vale nada frente a un jurado y sin pruebas, el ya fallecido Jack queda absuelto y no solo eso, si no que es imposible condenarle. - miró hacia fuera. - Me fui a beber. Hacía demasiado que no bebía, siempre he sido don perfecto y siempre que he bebido ha sido por algún evento social y con moderación. De hecho creo que tengo algo de resaca y es horrible. - rio levemente, para entonces mirar a su sobrina.

Te culpé a ti también, por no haber hecho nada para evitar la muerte de ese cabrón. Con lo cerca que lo teníamos y dejaste con tu ausencia de voto que la balanza se inclinara hacia el loco de las pistolas de fogueo en vez de contra el objetivo por el que tanto hemos sacrificado... - pero sus ojos se tornaron un poco llorosos y le dedicó una leve sonrisa. - Hasta que no pasaron algunas horas y algunas copas no me di cuenta que... Eso, hemos sacrificado mucho por su culpa. Tanto tú como yo. - apoyó finalmente la cabeza sobre la pared y soltó un leve bufido. - Perdóname. Tú has hecho lo que has podido por mí, porque me quieres, al igual que yo he estado también cuando me has necesitado, porque te quiero. - cerró los ojos. - Creo que me voy a tomar un tiempo para mí, viajar y replantearme un poco la vida. Dejar de ser "Benjamin Bloomer el perfecto fiscal" para ser simplemente... Yo, Benjamin Bloomer.

Nichole nunca había visto a su tito tirar la toalla por nada y verle tan derrotado le rompió el corazón. Se sentó en el suelo, delante suyo y escuchó todo lo que le dijo sin apartar la mirada de sus ojos. Le dolió saber que él la había culpado de la muerte de Jack Anderson, pero sobre todo, lo que más le dolió fue darse cuenta de que no le había importado cómo se encontraba tras todo el horror que había vivido. Además, Ghostface continuaba ahí fuera y mientras siguiera libre, continuaría en peligro, pero parecía que ni se lo había planteado. 

— Erick Hallwinter tiene las pruebas que incriminarían a Jack. Aunque esté muerto todavía se puede demostrar su culpabilidad. No tienes por qué tirar la toalla. — Le dijo y un escalofrío recorrió su espalda. — Sí, es verdad que él ha muerto, pero eso no significa que tú hayas fracasado. Es una tontería lo que estás diciendo. Además, ¿qué pretendías, que votara a un inocente para que muriera? — No podía recriminarle eso, era muy injusto. — ¿Te crees que fue fácil para mi? Me he pasado este último mes aguantando a un gilipollas, siguiéndole la corriente y permitiendo que me besara delante de todo el mundo, todo por ti. Podía haber perdido a Scott... Podía haber muerto... Sabía que era un asesino y estaba muerta de miedo, pero continué haciendo mi papel para conseguir cualquier prueba que pudiera ayudarte. Es injusto que me culparas de lo que ocurrió... — Su voz se rompió y sus ojos se humedecieron por las lágrimas que estaba reteniendo. 

Sintió que iba a echarse a llorar y apretó los labios, conteniendo el dolor que sentía. 

— Ghostface todavía está libre y va a seguir yendo a por nosotros. ¿De verdad te vas a ir...? — «¿De verdad me vas a dejar sola?» A pesar de no pronunciar en voz alta la última pregunta, su mirada lo decía todo. Su padre nunca estaba cuando lo necesitaba y su madre estaba completamente fuera de sí. Sólo tenía a Scott y a su tito Benja y si éste último se largaba, ella se iba  a sentir muy perdida... 

Benjamin simplemente asentía ante el discurso de Nichole sobre lo duro que fue aguantar a Jack Anderson. No lo negaba y lo entendía a la perfección, pero ya se había disculpado una vez por haber culpado mentalmente a Nichole, algo que, tal y como había dicho el propio Benjamin, ya no pensaba porque era una tontería. La familia Bloomer no es que fuera la más conocida por pedir disculpas, de hecho todo lo contrario, bastante que ya se había disculpado una vez, para ser un Bloomer.

Sonrió levemente ante las palabras de su sobrina. - ¿Y qué te hace pensar que aún guarda esas pruebas? ¿Para que las iba a querer? Ya ha hecho su propia justicia, se ha cargado al tipo y no tiene nada más que demostrarle a nadie. - suspiró. - Y aunque las tuviera ¿Cómo las íbamos a conseguir? Solo somos un fiscal y una estudiante, frente a un asesino serial que encima cuenta con la aprobación de todo el mundo. - negó con la cabeza. - No está entre nuestras competencias enfrentarnos al enmascarado, menos aún sin saber realmente quien es.

De Jack al menos teníamos muy claro que él era el asesino de su familia y aun así. - alzó los hombros y negó de lado a lado. - No teníamos forma de demostrar su culpabilidad, de ninguna forma, a pesar de lo evidente que era. Aún así teníamos su nombre, apellidos, identificación y dirección, en caso de que pasara algo... ¿Pero qué tenemos de este tal Erick? Es más ¿Cómo sabemos que realmente es él? Si te pones una máscara y un modulador de voz, puedes decir ser quien quieras ser, sin realmente serlo. - admitió, a pesar de que era algo bastante evidente, pues mentir en esas circunstancias, era lo más fácil.

Sí. Me voy a ir, pero... - se levantó con un poco de esfuerzo y finalmente le tendió la mano a su sobrina. - ¿Por qué no te vienes conmigo? ¿Qué te retiene aquí? Tu padre y tu madre no han hecho nada malo, por lo que Ghostface no debería ir a por ellos y tu noviete podría venirse con nosotros, así me lo presentas mejor y lo conozco más. ¿Qué me dices? - aquella opción sonaba lógica ¿Qué iba a poder hacer Benjamin contra Ghostface? Nunca se había peleado en su vida, por lo que como mucho iba a poder hacer de víctima. Por otra parte, Nichole sabía que su tío Benja no iba a ser como su madre y les dejaría vivir libremente durante sus viajes, sin tenerlos en una jaula de cristal.

Su tito tenía razón, ¿qué podía hacer ella contra un asesino en serie? Ya había demostrado que estaba por encima de todos ellos. Les había secuestrado y había mostrado a todo el mundo sus caras más ocultas. Había hecho que sospecharan los unos de los otros y que ellos mismos acabaran con Jack Anderson. Había entrado en el Ayuntamiento, a pesar de toda la seguridad que allí había y había matado a Steve y a su padre... Nichole Bloomer no podía hacer nada contra Ghostface...

Aceptó la ayuda de su tito y se levantó del suelo, sin dejar de escuchar la propuesta que les estaba ofreciendo. Su corazón empezó a acelerarse ante la idea de poder irse de allí y dejarlo todo atrás. Poder viajar junto a su tito y a Scott, visitar otros lugares y olvidar todo aquel horror. Se mordió el labio tembloroso y asintió con la cabeza. 

«Pero Scott no querrá venir...» Le conocía y sabía que estando la profesora en manos de Ghostface, el caballero de armadura brillante se negaría a dejarla a su suerte. Y ella no iba a permitir que fuera solo, se quedaría a su lado y juntos afrontarían lo que fuera. Pestañeó y se cogió a la mano de su tito, como hacía cuando era una niña. 

— Sí, me voy contigo a donde sea y convenceré a Scott para que venga con nosotros... — Sabía que todavía había una sospecha de asesinato sobre su cabeza, aunque los últimos acontecimientos habían postergado la acusación. Si se iban... «La profe...» Se recordó, cortando el hilo de sus pensamientos y soltó un pequeño suspiro.

— Pero... Tengo que arreglar las cosas con la uni. No quiero huir de mis sueños y abandonar la carrera. Podría... estudiar a distancia... Dame uno o dos días para solucionarlo y nos vamos contigo... — Le pidió y sus labios formaron un pequeño mohín. No podía hablarle del mensaje de Ghostface, por lo que le dijo una verdad a medias. Seguro que si se lo contaba, su tito no le dejaría ir, o peor aún, llamaría a la policía y entonces... Ghostface cumpliría su amenaza. 

Benjamin levantó a su sobrina, aprovechando que le había aceptado la tendida de mano. Parpadeó un par de veces rápidamente y miró hacia el techo tras escuchar la propuesta de Nichole. - Te iba a decir de irnos ya... Pero tienes razón, mejor dejar todo bien cerrado e ir descansados también. - se le notaba cansado y si se iban ya era probable que se durmiera al volante.

Soltó de la mano a la pelirroja y le dio un tierno beso en la frente. - Haz las paces con tu madre y tu padre... - suspiró. - Aunque sé como son, les importa mucho más tener razón y centrarse en sus cosas que lo que opinen los demás. Pero inténtalo, hazme el favor, aunque sea por mensaje. - le acarició la cabeza y empezó a marchar hacia su coche y en especial, hacia su casa a dormir, no sin antes decir. - Te quiero Nicky, eres una buena chica.

Y con esa última frase, se marchó, dejándola allí sola con sus pensamientos y todo el cansancio acumulado de la noche anterior. Ahora sí, es un momento perfecto para descansar y prepararse para el gran final.

Nichole se quedó mirando como su tito se alejaba con expresión ensoñadora. Se había despedido de él con un "te quiero" y una promesa de intentar hacer las paces con sus padres, aunque en el fondo dudaba que su madre se tomara a buenas que decidiera volar de su nido. 

Cuando Benja salió del edificio, Nichole suspiró y dio media vuelta para volver al ascensor y regresar a su apartamento. Apenas había dormido y sentía la cabeza ligeramente abombada y un escozor en sus cansados ojos. 

Regresó a su apartamento e ignoró a Rosita. Estaba cansada de sus miradas recriminatorias y que siempre quisiera meterse en su vida. Ni siquiera la miró, cruzó el pasillo y se dirigió directamente a su dormitorio.

Nichole estuvo fuera una media hora. Tras ese tiempo, volvió a abrir con cuidado la puerta, para no despertar a Scott y se coló en el interior del dormitorio. Dirigió su mirada hacia la cama y una suave sonrisa asomó a sus labios al verle de nuevo. Le dio la impresión que estaba dormido, así que se desnudó en silencio, quedándose con la fina lencería que tanto le gustaba a su chico y regresó a la cama. 

Se coló bajo la colcha y se pegó a él todo lo que pudo, para poder sentir su calor sin despertarle. Un pequeño suspiro salió de sus labios y cerró los ojos. Apenas había dormido y estaba super cansada... Sólo quería dormir un poquito más...

Finalmente Nichole cayó en un profundo sueño. Cuando despertó habían pasado unas cuantas horas y el sol del mediodía ya empezaba a moverse hacia el oeste. Había dormido entre los brazos de Scott y, al sentirle, se permitió disfrutar de ese momento durante unos minutos. 

Pero el recuerdo de Ghostface, de cómo había matado a Steve y del secuestro de la señorita McCarthy volvieron a golpearla con una fuerza devastadora. 

Se sentía completamente dividida. Por una parte deseaba cerrar los ojos, cubrirse con la manta y quedarse en el refugio de su cama, junto al amor de su vida. Ya habían sufrido demasiado y se merecían un poquito de felicidad... Pero por otro lado... La rabia y el dolor que sentía por la muerte de su ex y por la sensación de peligro que la seguía a todas partes, no desaparecería si se quedaba allí. Tarde o temprano tendría que enfrentarse a todo ese horror y... No quería tener sobre su conciencia la muerte de la profe. 

Su instinto le gritaba que fuera a la policía, que dejara que ellos se encargaran. Siempre había confiado en el sistema, su tito le había enseñado desde pequeña que ellos se encargaban de coger a los malos y encerrarlos. Podía avisarles y que se presentaran en el Museo... Pero si lo hacía, Ghostface se enteraría y mataría a la profesora...

Siempre podía ignorar todo ese horror, podía enterrar sus sentimientos y sonreír, como si todo estuviera bien, tenía práctica en eso, lo había hecho durante todo ese tiempo... Podía intentar convencer a Scott de que se quedara con ella...

Abrió los ojos y miró su rostro dormido. Alzó con suavidad una mano, sacándola de la calidez de las mantas y acarició con ternura el contorno de su tez morena y en ese momento supo que aquella noche irían al Museo, tal y como quería Ghostface. 

Cuando Scott despertó, se encontró con los ojos claros de Nichole, que estaban fijos en él con una expresión soñadora. La joven, al darse cuenta de que despertaba, se acercó un poquito más a él y rozó con suavidad sus labios.

— Buenos días... — Susurró, aunque hubiera sido más correcto haber dicho "buenas tardes". Tras el beso se había quedado muy pegada a él, mirándole fijamente a los ojos. — He estado hablando con mi tito... — Le dijo, manteniendo el tono de voz en apenas un susurro. — Se va a tomar un tiempo para sí mismo, necesita viajar y alejarse de todo esto. Irse de New York y... Me ha propuesto que vayamos con él. — Se mordió el labio y sus pestañas aletearon suavemente. — Le he dicho que hablaría contigo, pero que nos diera uno o dos días para poder arreglar nuestros asuntos. ¿Qué... te parece? Después de esta noche podemos irnos muy lejos, dejar todo atrás... Olvidar toda esta pesadilla y... estar juntos... —