Estamos revisando la grabación policial, no podemos darle esa información.
Sentenció de forma bastante seria, parecía molesta, aunque era normal teniendo en cuenta la que se debía estar liando por la ciudad.
El señor Rowdy ha sido condenado gracias a su testimonio, aunque lo único que ha hecho ha sido facilitarnos el papeleo, pues las pruebas parecían indiscutibles contra él. Puesto que la víctima ya ha fallecido y no la hemos podido examinar a fondo, le han procesado rápidamente y le han puesto la pena mínima. Aún así cinco años no se los quita nadie. Por buena conducta podría salir antes.
Suspiró aquella teleoperadora.
Debo colgarle señorita Martin. No haga ninguna locura esta noche y manténgase a salvo.
Pero a Drea, al salir del baño, le esperaba una pequeña sorpresa.
¡Me debes una cristalera! - gritó el viejo Oldman al ver entrar a Sydney allí. Alzó una muleta que había por la habitación y la señaló, amenazante. Fue entonces cuando Drea salió del baño, contemplando aquella extraña escena. - ¡Y me la vas a pagar ahora! A no ser que seas una de esas perroflautas sin dinero que solo se dedican a pedir y pedir más.
Ladeó un poco la cabeza y frunció bastante el ceño. - Me cago en la puta, tienes toda la pinta de ser de esas. ¡Pues a mí no me la vas a colar, aunque tengas que trabajar limpiando el suelo del cine con la lengua, me vas a devolver hasta el último centavo!
Por si fuera ya poco extraña la situación, Danno entró poco después que Drea y se quedó detrás de esta. La presencia de Danno, por alguna razón, hizo que Sydney se sintiera completamente inmóvil.
Tras dar un par de vueltas en casa, malhumorado, soltó una sonora maldición y se encaminó al hospital para seguir a Sydney. No tardó en localizarla. Se sentó en un asiento algo apartado con un periódico que había cogido de vete a saber tu dónde y comenzó a leer. O más bien hacía como que leía, pero no apartaba la vista de Sydney.
Al final, dobló tranquilamente el periódico como si llevara allí un buen rato y se acercó tranquilamente saludando con la mano.
- ¿Qué hay, chicas? ¿Qué tal lo llevas, Drea? - dijo preguntándose si la chica estaba allí por alguna urgencia.
Miró alrededor con gesto vago y luego se aproximó casualmente a Sydney para pasarle el brazo por la cintura y susurrarle al oído con cierta impaciencia - tenemos que hablar.
Sydney puso rápidamente pies en polvorosa, parando solamente cuando entró al metro. No dejaba de darle vueltas a lo que le había dicho a Danno, preguntándose hasta que punto se había pasado. Se intentaba consolar conque si funcionaba, todo merecería la pena. Pero seguía siendo una posición de mierda para los dos.
No fue lo único en lo que pensó, pues aprovechó el camino para reflexionar sobre otras cosas. Justo estaba mandando un mensaje cuando abrió la puerta al cuarto de Drea. Al ver a un anciano en la cama, pensó en que se había equivocado de cuarto, hasta que el hombre abrió la boca y Sydney recordó que desgraciadamente, estaba en el lugar correcto.
-Si no hubiera sido por mí, más gente, incluido tu hijo, podrían haber muerto. Quizás quién tendría que estar pagándome seas tú.-dijo con la boca pequeña, de repente percatándose de la presencia de Drea. La saludó con un gesto de mano.
-Oh, hola Drea. Espero no molestar, pero...-frunció el ceño, pensando en qué partes de la noche debería contarle. Habían tantas cosas, y ysu reflejo en el espejo detrás de Drea la distrajo. Igual sí que tenía algo de pinta de perroflauta sin dinero.-Tenía pendiente venir a verte y al final sí que he podido venir. ¿Cómo estás?
Ahora que lo pensaba, Drea no solo había sido atacada por Ghostface, sino también por los internautas. Además de todo lo de su hermano y para su madre. No debía haber sido nada fácil para ella últimamente.
Entonces oyó la voz de Danno detrás de ella y se quedó inmóvil del susto. ¿Cómo no le había visto? Toda la preocupación que había conseguido apartar de su mente volvió de golpe, pero acompañada de ansiedad de que hubiera venido a darle lo que le había pedido. El chico se le acercó y le susurró al oído. No, solo quería continuar la conversación anterior. Sydney, que evitaba la mirada del chico aposta, endureció el gesto y se cruzó de brazos.
-Ya sabes de lo que quiero hablar. Si no es sobre eso, seguro que puede esperar a mañana. De todas formas, creo que solo dejan un visitante por paciente.-dijo secamente, mientras por dentro se preguntaba desde cuándo podía ser tan mala persona.
Dado el altercado que se estaba generando en aquella habitación, seguridad no tardó en llegar y sacar de allí a Danno y a Sydney, vetándolos temporalmente del hospital y dejando descansar a Drea y al pobre anciano que aún se encontraba con una herida en el costado.
Danno y Sydney llegaron hasta la salida del hospital, donde les cerraron las puertas de muy malas maneras, de hecho incluso para ser automáticas, las bloquearon desde dentro para evitar más altercados.
Mirándose el uno al otro, con la tensión que tenían entre ellos, tardaron en percatarse que al final de la calle había una persona disfrazada de Ghostface, saludándoles.
No sabían lo que quería aquél tipo, hasta que finalmente notaron algo en su cuello, un pinchazo que hizo que perdieran su visión casi al instante, cayendo al suelo derrotados. Había logrado lo que quería, distraerlos lo suficiente para no saber que se acercaba alguien por detrás.
Drea no había tenido ni tiempo de reaccionar ante el espectáculo que aquellos dos decidieron montar en su habitación. ¿Por qué justo allí? Además ¿no eran amigos? Ahora parecían muy molestos el uno con el otro.
Como fuera, eso es un asunto que Drea debería resolver mañana, pues ahora le tocaba descansar.
La noche pasaba y ella se encontraba ya descansando, adolorida por las quemaduras de sus brazos, lo cual hacía que de vez en cuando se despertara y tuviera que recolocarse. En una de esas ocasiones, sus párpados pesaban más de lo normal y cuando se abrieron, solo pudieron ver algo que en cualquier otra ocasión le habría hecho gritar.
Pero no pudo, solo notó que a los pocos segundos, su cansado cuerpo, volvía a rendirse ante el sueño.
Renata no tardó en llegar al hospital, siendo el foco de todas las miradas, tanto de los pacientes como de los enfermeros, después de todo no era para menos, se estaba haciendo un hueco en la vida diaria de la gente, nadie sobrevive tantas veces al ataque de un asesino serial, ni a sus juegos.
En recepción le indicaron la habitación donde estaba el señor Oldman y al llegar, para su sorpresa, este estaba acabando de recoger sus bártulos. - ¡Hombre! - comentó alegre al ver entrar a Renata en la habitación. - Pero si es mi salvadora ¿cómo estás? ¿No tienes cosa de joven que hacer? Más aún después de lo que acabas de pasar... - suspiró. - ¿No deberías ir a algún psicólogo o algo así? - se notaba que animar a la gente, no era su especialidad.
En otro momento quizás habría aceptado de buen grado acaparar la atención de la gente pero ese día le costó atravesar aquellos pasillos asépticos y blanquecinos.
Para cuando lo logró lanzó un suspiro de alivio al ver al hombre tan bien. - Veo que se va pa casa. Cuanto me alegro - sonrió aunque con cierta tristeza.
- Los comecocos son para la gente que puede pagarlos. Nuestro sistema de salud no me permite ese lujo - no pudo evitar que su tono de voz fuera ácido pero rápidamente lo dulcificó ya que aquel hombre no tenía la culpa
- ¿Cómo está su hijo? ¿No viene su hijo por usted? - No recordaba si finalmente había sido ingresado el chico o solo le atendieron cuando lo encontraron inconsciente
- yo le acompaño a casa si quiere -
Toda la razón. - admitió algo cabreado el señor Arthur. - Ayer a la pobre Drea no le querían poner pieles de pescado en sus quemados brazos ¿te puedes creer? ¡¿Pero cuanto pueden costar unas pieles de esos pescados?! - bufó, de mala leche. - En fin, no me extraña que no haya venido aquí.
¿Mi hijo? - se cruzó de brazos. - Ese sinvergüenza está forrándose a mi costa, poniendo películas de mierda en nuestro querido cine, por eso me voy ya ¡no pienso dejar que ni un día más el prestigio de mi querida Angelika se vaya al traste!
No hace falta que me acompañes, pero si no tienes nada mejor que hacer o a nadie más importante que ver, me puedes acompañar al cine, nunca echo en falta una mano extra. - admitió, en especial con Drea de arriba para abajo, trabajando lo justo.
-En fin, no me extraña que no haya venido aquí.-
Alzó una ceja confusa - ¿A que se refiere? ¿No la trataron aquí en el hospital? -
Renata tomó la bolsa o maleta que tuviera el hombre para ayudarle. En su familia le habían enseñado a cuidar y a respetar a los mayores - No coja peso. Deje que lleve yo esto. - se quedó esperando que el hombre se pusiera en marcha - ¿Estuvo en la Universidad su hijo? Quizás si le anima a trabajar en algo de lo que haya sido estudiado....-
Cómo enfermera tengo una duda que me corroe... ¿¿Que mierda es esa de las pieles de pescado?? ¿Hablas literal o te refieres a los apósitos impregnados que son una especie de malla y podrían parecer pieles de pescado? -> ¿No se usa la Piel de tilapia? Hablo desde mi desconocimiento, porque yo si que no sé mucho de enfermería, pero leí que era útil para las quemaduras.
Otra cosa, solo por asegurarme. Cuando me acerqué al cadáver de Jack se veía bien chamuscado, verdad? -> Si, frito frito. Igual si te aburres, puedes ir al depósito de cadáveres, que está en el sótano del hospital.
Sí, ayer sí, de hecho en esta misma habitación, pero insistieron mucho que por su seguro no le iban a tratar las quemaduras con el mejor tratamiento, es decir, esas cosas que parecen pieles de pescado. - ladeó un poco la cabeza. - Aunque hoy las tenía puesta durante el directo... ¿De dónde las habrá sacado?
Miró algo enfadado a Renata. - ¡Oye que estoy viejo pero aún puedo cargar con mi maleta! - parecía que no le hizo gracia que le trataran como a un inválido, a pesar de la buena intención de Renata. - ¿Mi hijo en la universidad? ¡Ja! Si ya está bastante carcomido mentalmente con las gilipolleces que hay en las noticias a diario, solo faltaba que le lavaran aún más el cerebro en la universidad. - meneó la mano de un lado a otro. - Lo que necesita es empezar a tener mejor gusto y no dejarse llevar por esa putas modas y "chalens" que anuncian en las redes sociales.
La joven le devolvió la maleta - Discúlpeme señor Oldman. No quería ofenderlo -
Se recolocó el pelo en un intento de bajar la incomodidad que acababa de generarse - ¿Se le dan bien los ordenadores entonces? Yo soy una negada para todo lo que tenga que ver con la informática y las nuevas tecnologías, aunque si que no me ha quedado más remedio que aprender a usar las redes sociales para intentar darme a conocer como bailarina y cantante. -
Cabeceó ligeramente con cierto pesar, pues aunque quizás debería aprovechar el tirón que le había dado de forma indirecta Gosthface, no le apetecía una mierda subir una storie.
- Bueno, le dejo que se marche entonces para que pueda descansar - Esperó que saliera él primero para después hacerlo ella.
Pues no es que quiera ver a Jack, pero quizás sea bueno hablar con quien lleve la morgue del hospital. Así que para allá que voy, jejeej
Bueno... - suspiró, mirando al suelo. - Dárseme bien, dárseme bien... Tampoco. Pero al final como mi hijo se pasa el día ahí, pues algo he aprendido, como el "tistos", que sé que la gente sube muchos bailes "crinch" o algo así. - se dio la vuelta y miró por última vez la cama en la que había pasado un par de días. - Aunque no tengo ni puta idea de que género musical es ese. - suspiró, con pesadez. - Ojalá lo utilizara para hacer algo útil ¡pero lo único que hace es perder todo el día en las redes sociales! Si hubiera aprendido algo de programación, nos habríamos ahorrado contratar a aquél tipo que nos actualizó el sistema para mostrar películas en cartelera.
Finalmente Arthur se marchó, deseándole suerte a Renata y esta se dispuso a ir a la morgue, que se encontraba en el sótano del lugar. Por suerte para ella, fue bastante sencillo acceder, aunque un hombre de una edad ya algo avanzada, la paró en la puerta.
¡Un momento, un momento! - dio un pequeño sprint desde la mesa, en la que se encontraba Jack Anderson tirado, hasta la puerta, frenando a Renata en el acto. - ¿Vienes a identificar el cuerpo? ¿No llevas ningún helado verdad? - la examinó de arriba a abajo con la mirada. - La última vez que tuvimos una víctima de asesinato, le tiraron encima un helado y la manosearon entera. - miró para atrás. - Aunque el responsable fue él... Cualquiera que venga a ver a un Anderson recién fallecido debe sacar todos sus efectos personales y ponerse guantes.
Aunque había sido decisión suya, llegó un poco reticente, por lo que a aquel hombre no le costó nada interceptarla. Previamente había apagado el móvil.
- Lo sé. Su novia me lo contó.. - su voz se apagó ligeramente pues no estaba segura de si aquel comentario era el acertado.
- Pero no vengo por él puesto que ya... Bueno, lo presencie muy de cerca - le costaba hablar pues a pesar de que lo había odiado con todo su corazón, aquella visión no era plato de buen gusto - A no ser que haya visto algo llamativo durante la autopsia -
Miró alrededor con cierta cautela - En realidad quería saber si las víctimas de Gosthface han pasado por aquí... Lilliana, Emily... Si encontró algo raro, alguna pista, algo... -
¿Pistas? - inquirió aquél anciano, bajándose las gafas. - Aquí se ve por qué a muerto cada persona, el chico de la mesa porque lo han freído vivo, pero también tengo a una chica perforada, gente con muchas puñaladas, uno literalmente partido por la mitad, uno quemado... - se quedó parado un segundo. - Bueno, no sé si te servirá como pista, pero para ese no vino nadie a confirmar su muerte.
Ay como se llamaba... - intentó rememorar, pero no lo lograba. - El que quemaron vivo ayer, el que era un pedófilo. - asintió. - Igual creo que no vinieron por la vergüenza de tener un familiar o amigo que tenía pornografía infantil. Pero tampoco hizo falta que reconocieran el cadáver, las huellas dactilares fueron suficientes para identificar el cuerpo.
Cambió el peso del cuerpo sobre la otra cadera mientras se abrazaba a si misma, lanzando alguna que otra mirada hacia donde se encontraba el cabrón de Jack. De repente su cuerpo se tensó y sus ojos se abrieron para centrarlos en el hombre que tenia delante
- ¿Anthony Riley? - No sabía donde pero ¿alguien había dicho algo de que le gustaban los niños? Se frotó los brazos de forma incosciente intentando recordar todo lo que se había hablado en aquel lugar de mierda - ¿Pero se sabe quienes son sus familiares? ¿Esas huellas han confirmado que era él?¿Se le ha hecho prueba de ADN? -
Cuando el medico forense le contestó, la pequeña tele que había en una esquina del techo de aquel tétrico lugar comenzó a emitir las noticias de la noche. Renata se llevó las manos a la boca asustada mientras se acercaba con la cabeza alzada para poder seguirla
- No, no, nooooo - La voz de Steve comenzaba a oirse de lejos - NOOOOOOOOOOO. STEVEEEEEEEEEE - Las lágrimas brotaron sin control mientras sentía un dolor intenso en el pecho. Sin poder permanecer ni un segundo más allí salió corriendo...
Corrió por la calle hasta quedarse sin aliento. Hasta que las lágrimas quedaron tatuadas en tinta invisible . Hasta que pudo recoger su pena para transformarla en canción
Encendió el movil lo justo para postear en CONECTADOS y luego volver a apagarlo. Echó a andar hacia su barrio pero dando un rodeo.
Voy a Brownsville. Ya sabes lo que busco, baby. ;)