Partida Rol por web

Danno llegó al callejón de siempre, donde se reunía con Stanley el gusano. A su llegada, pudo observar que ya estaba allí su compañero, fumándose algo seguramente no muy legal, que apagó con las yemas de sus dedos al ver llegar a Danno. - ¡Amigo mío! - comentaba con los brazos bien abiertos, esperando recibir un abrazo.

Pues tronco. - comentaba exhalando todo el humo, que lo había aguantado hasta el momento. - Lo de ayer, menuda movida. Menos mal que no me detuvieron ni nada. - bromeó. - He traído un poco de todo la verdad, no sé que querías de todo lo que te suelo traer, pero ahora que el cara blanca montó la que montó, imagino que te saldrá muy rentable hacer algún que otro trajecito ¿no? Hay mucho fanático suelto.

Rowdy se vistió bastante a desgana, parecía que no le hacía demasiada ilusión acompañar a su hermana a la casa del pringado de su clase, sin embargo se abrazó a la posibilidad de que en algún momento podría estar con algunas amigas de Drea y eso fue motivación más que suficiente para acompañarla ahora mismo. Además de evitar que se hiciera más daño, algo que, evidentemente, jamás admitiría.

Al llegar, observaron un bloque de apartamentos bastante normaluchos, bastante típicos en Nueva York. Sin embargo, al llamar al apartamento correspondiente al del chico, no parecía que hubiera nadie. - Pues no hay ni Peter en casa hermanita. - se cruzó de brazos. - No hay mucho que podamos hacer ¿no? Mejor que nos vayamos y ya. - se notaba que no quería estar allí, en un barrio de clase media sin chicas con las que intentar tirar la caña.

Danno llegó con pasos confiados sin dejar de mirar atrás con disimulo por si alguien le seguía. Al ver a Stanley lo saludó con la cabeza, pero dio un paso atrás con una risa seca - menos abracitos, fumao - dijo poniendo una mano en medio - al Danno no le van esas mariconadas.

Qué me vas a decir, el cabrón ese de la máscara me la jugó bien - gruñó arrojando el cigarro que llevaba - ¿tienes más de esa mierda que estabas fumando? Pues qué movida, sí tío, menos mal que no te llevaron al talego, sino hubieras perdido mi mercancía. Ya veré qué puedo hacer, ahí donde vea negocio invertiré. El Danno es todo un empresario. A ver qué tienes para mi.

Stanley parpadeó un par de veces, se notaba que le costaba mantener los ojos abiertos... Como de costumbre. - Siiii tiooo. Tengo más jeje... - le dio un ligero codazo a su compañero. - Pero esto se paga aparte colegui.

Pues tengo un poco de todo ¿cuero? Me lo acaban de traer de China. - decía orgulloso. - ¿Tela? Me lo acaban de traer de China. - asentía. - ¿Plástico? Me lo acaban de traer de China. - repasó mentalmente su lista. - ¿Papel? Ese me lo traen de Jamaica, pero es para mí mayormente jejeje.

Con varios litros de colonia encima, la ropa del Angelika ya puesta y un poco de maquillaje que no supe restregarme bien ni por la frente ni en las mejillas _{e intensificaba mis pecas en vez de disimularlas}, llegamos al edificio en el que vivía Kristian.

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Pulsé el portero ocho un par de veces. Hasta el punto de tener el agudo pitido en los oídos. -¿Es que la gente ya no usaba los ding dong normales?- _{Seguro que era otra señal de que Larson no era un tipo de fiar.}

Eso o... -¿Lo habrá matado Ghostface para que no le saquemos información?

Elevando la vista y poniendo la mano por encima de mis cejas (como si me quitara la incidente luz del sol), decidí _{llamar al timbre una vez más (lo mismo a la novena iba la vencida),} y subir por las escaleras de emergencias.

-Rowdy, ¿Alguna vez te he dicho lo fuerte que estás?- bajando la mano me fijé en él con una sonrisa interesada simpática.

-Mira, si me coges y puedo subir ahí arriba- dije señalando la escalera por la que se accedía al piso de Larson -le hablaré bien de ti a todas mis amigas.

Si bien "todas" era un término reducido de dos o tres personas, tampoco fue plan de leerle la letra pequeña.

-¿Trato?- sólo es subir, mirar por la ventana que no haya nada raro, comprobar que se puede pasar para "cogerle prestado" un usb o disco duro y... ¡a trabajar!- Pues mirando el móvil y los mensajes, recordé que disponía de quince minutos para llegar al cine.

-Venga, ¡Y te aseguro que ya nos vamos!

Rowdy miró perplejo a su hermanastra. - ¿Pero que coño? - se cruzó de brazos. - Tia, ayer te reventaron la mano ¿y ahora quieres ir fisgoneando en casa de uno de tus compañeros? ¡Ni de puta coña! - negó con la cabeza, se mordió el labio. - Aunque a tu clase va una latina que... Uf, menudas caderitas tiene.

Se golpeó la cara con las manos. - Vale, venga, acepto el trato. - secó un poco de bola con su brazo derecho. - Levantar tu gordo culo me servirá de ejercicio para hoy ¡Espero que no huelas a mierda! - se acercó a Drea y la agarró por las piernas, levantándola con algo de esfuerzo. Usando sus brazos Drea pudo, primero apoyarse en los hombros de su hermano para mantener el balance y luego subir a la escalera de incendios.

Al llegar al piso correspondiente al de Larson, pudo observar que estaba bastante sucio y desordenado, pero sin duda lo que más le llamó la atención fue la tecnología que tenía montada en aquél pequeño apartamento.

No solo tenía bastantes cosas, si no que algunas de ellas eran bastante viejas ¿sería por alguna razón en particular? Drea por otra parte podría intentar forzar la ventana o incluso romperla, pero estaba bien cerrada actualmente.

La depurada técnica de las chicas funcionó perfectamente con él.

Aupada por Rowdy con la inestabilidad que me daban alturas mínimas considerables, apoyé los codos en el metálico suelo de las escaleras de emergencia.

-Empuja un poco más...- me quejé por lo bajo antes de que el impulso de mi hermanastro me hiciera casi chocarme de cabeza con uno de los barrotes.

-Tampoco tanto- añadí una vez estuve arriba y pude ver, al ponerme de pie, todo lo que Kristian escondía en su habitación de hacker.

-Jo-der - agrandé los ojos e hice varias fotos con el móvil -¿Este tío es de la C.I.A o qué?- _{pensé después del "¿y luego soy yo la que no se lava?" Y del "venga Drea, tira un poquito de la ventana".}

Drea intentó levantar un poco la ventana, pero inútilmente pues no cedió. Drea decidió aplicar aún más fuerza y cuando parecía que por fin empezaba a levantarse, observó que había una pequeña luz pitando en la esquina del marco, por lo que dejó de tirar de ella.

Si la ventana hubiera estado un poco más suelta, podría haber entrado sin problemas, pues no habría activado la alarma, pero al menos se fue sin activar nada, algo que dentro de que se queda sin llevarse cosas adicionales del lugar, es algo positivo.

Sin palancas y con una mano del tamaño similar al puño de Hulk, hice fuerza hacia arriba.

-No es ilegal, no es ilegal- me repetía a la vez que cerraba los ojos del esfuerzo que empecé a invertir en la cabezonería de entrar ahí dentro y descubrir qué tenía que ver Kristian con los mensajes hacia mi madre y Ghostface.

El crujido indicaba que iba bien -Casi...- Pero de pronto una lucecita me avisó con su parpadeo que no.

-Mierda- Solté de golpe el marco de la ventana y me eché un paso hacia atrás. Porque oye, "lo mismo" _{y aunque no me supiese todavía el número del artículo}, sí que hubiera incurrido en un delito.

-Mierda, mierda- Asomándome a la barandilla, me agarré a ella inquieta. Queriendo bajar lo que me parecían 50 metros de altura (cuando a lo mejor no superaba ni los 3).

-No se te ocurra hacerme la broma y quitarte- le advertí a Rowdy, dispuesta a saltar sobre él.

-¡No, no! Abre más los brazos.

Drea cayó en los brazos de Rowdy, pero este no era tan fuerte como para soportar la caída, haciendo que ambos cayeran al suelo. Adolorido, poco a poco se levantó. - Ya puedes conseguir que esa latina de tu clase menee las caderas encima mía ya. - se sacudió el polvo.

No había mucho más que hacer allí y el hermanastro de Drea tenía 0 interés en lo que pudiera haber visto. Parecía que mandaba, como de costumbre, su cabeza inferior, por lo que simplemente siguió a esta hacia al cine.

- Sí, claro, de China traen cosas guapas - lo cierto era que a Danno no le importaba que fuera de China o de Camboya, mientras fuera buena mercancía y, sobre todo, le sirviera para sus falsificaciones - me llevaré unas cuantas de esas y de esas otras - señaló algunos artículos - ¿me has traído la tinta y las chapas que te pedí?

Stanley negó con la cabeza. - La tinta la tengo, pero las chapas... Las necesitaban para hacer ayer unos procedimientos médicos y el hospital de la ciudad, al verse saturado, puso una orden de compra bastante suculenta. - sonrió con un cierto toque de malicia. - Así que decidí ayudar al prójimo, para que pudieran dejar a todos los heridos bien. - empezó a reír un poco, con una ida de olla que se le ocurrió. - Como con el coche, cuando lo pasas por el taller, que le hacen un ajuste de chapa y pintura.

Les vendí de más, seguramente no echen de menos si pillas un poco, además de que si lo sacas del hospi te saldrá gratis. - admitió sin ningún tapujo.

- ¿Desde cuando eres un buen samaritano, gusano? - Danno levantó una ceja y esbozó una media sonrisa divertida - esas chapas eran para mi, cabrón - encendió un cigarro y echó el humo lentamente hacia Stanley - quería falsificar monedas conmemorativas de esas que se están vendiendo tan bien estos días. Hay una de una tal Lady Gaga que está arrasando - echó la ceniza en el suelo y se apoyó en el coche de Stanley - Vas a tener que invitarme a un poco de esa hierba para compensarme por mi pérdida o hacerme un buen descuento en mi próxima compra.

Se subió el cuello de su chupa con gesto chulesco - Igual me pase luego por el hospital, de paso puedo intentar hacer algún negocio, tengo un comprador muy bueno allí.

Stanley rio de forma sonora. - ¡Por el precio adecuado puedo ser tanto Dios como el mismísimo diablo! - tosió entonces, se notaba que tenía los pulmones cascados de tanto fumar. Tras coger con algo de esfuerzo el aire que le faltaba, continuó hablando. - ¿Lady Gaga? Esa la ponían cuando iba yo al cole, que recuerdos. ¿Aún sigue teniendo fama?

Parecía sorprendido, pero la verdad es que había dejado de escuchar música actual desde hacía tiempo, por lo que no le extrañaba tampoco demasiado que alguna vieja gloria siguiera estando en todas las portadas. - Ea, ea, no te enfades mi niño lindo. - comentó con un tono jocoso mientras le daba una bolsita de su propia hierba. - Invita la casa, pero cuidado, está mezclada con ácido, me gustan los viajes intensos ya lo sabes.

Se encogió de hombros sin darle mucha importancia - ni idea, mientras me de pasta me vale todo - dijo indiferente - cuida esa tos, Fumao, o será la última hierba que pruebes- tomó la hierba que le daba y la arrojó al aire para agarrarlo al vuelo y meterlo en el bolsillo - esto me gusta más, mejor un poco potente, la hierba suave no me sabe a nada.

No hizo mucho caso cuando lo llamó "niño lindo" salvo por una sonrisa amigable, estaba acostumbrado a las licencias de Stanley. Entonces, su móvil sonó con una notificación y, al abrirlo, se encontró con un evento en ayuntamiento de la que no había hecho mucho caso. Al ver la retransmisión, frunció el ceño con desagrado - menudo montón de gilipolleces - vio a los Evans y escupió en el suelo -  de tal mierda tal mosca y - al mirar a la parejita feliz Jack-Nichole con sus hipócritas discursos - qué bonita parejita, son uña y mugre.

Soltó un bufito y dejó de mirar la retransmisión mientras mandaba un mensaje - me las piro, Stanley, ya hablamos para otra entrega. Y acuérdate de traerme las chapas para la próxima - cogió la mercancía, la metió en su coche y se largó de allí.

Jack fue a la tienda donde sabía que vendían de todo, falsificado y de muy buena calidad. Era una tienda clandestina, para acceder a ella había que entrar en lo que, a primera vista, parecía un garaje abandonado, pero dentro se podían encontrar taquillas cerradas electrónicamente, en las cuales dentro de ellas habían casi de todo.

El pago se podía realizar a través del móvil o a través de efectivo y una vez se confirmaba que el dinero se había recibido, la taquilla quedaba abierta para llevarse el objeto de su interior.

Antes de entrar a ponerse a leer los carteles de cada taquilla y conseguir algún disfraz realista, Jack se fijó en que había una persona bastante fumada sentada al lado derecho de la entrada. Era evidente que estaba fumada, más que nada, porque estaba fumando algo que no olía para nada a tabaco.

En esta ocasión Jack Anderson se sintió un poco incómodo con el hecho de que hubiera un posible testigo, por lo que las compras que tendría que hacer en aquella tienda clandestina iba a hacerlas echando un vistazo hacia atrás de vez en cuando, tratando de permanecer alerta de esta persona.

A parte de comprar un par (2) de disfraces realistas del villano de "Puñalada", este compró un taser y una réplica falsa de un revolver con balas de fogueo. Así como aquel sistema de sangre falsa que usan las películas que explotan y manchan todo.

Al parecer lo que tenía preparado iba a necesitar todo eso...

Jack pilló todos esos artículos sin problema alguno. Unos billetes menos en el bolsillo, pero unos cuantos juguetes nuevos con lo que pasarlo bien. Por privacidad y cortesía de la casa, Jack pudo coger varias bolsas de basura donde meter todo lo que había comprado, así nadie sabría lo que lleva y pensarían que solo estaba limpiando el lugar.

El tipo que andaba en la puerta, estaba cada vez más echado hacia un lado, se notaba que le costaba mantenerse erguido, por lo que hablar con él ahora parecía complicado.

Con todo aquello en su haber, Jack Anderson se dirigió directamente a su casa, realmente salvo su novia no es que tuviera muchos amigos, y aunque la opción de llamar a Steve siempre estaba presente, realmente no le caía demasiado bien como para pasar el tiempo con este en vez de hacer otras cosas más divertidas, como por ejemplo, mirar como se seca la pintura.

Scott llegó a la zona del aparcamiento de la universidad. No tardó en reconocer el coche del novio (al menos el actual) de Emily. Se subió a la parte trasera del coche y esperó pacientemente disfrazado como quien le había estado aterrorizando hacía un tiempo.

Pasaron algunos minutos hasta que finalmente, se abrieron las puertas delantera del vehículo. - Joder. Que inútiles son las nuevas. Te lo juro, es que cada día parece que se esfuercen en ser más retrasadas, más feas y más pringadas. - se cruzó de brazos y miró por la ventana. - ¿Es que tengo que compartir mi talento y caché con este tipo de gente? ¿Qué he hecho yo para merecermelo?