Partida Rol por web

Cuando todo parecía haberse calmado, una figura negra se colocó justo al lado de la camioneta. Empezó a andar con tranquilidad, rodeándola, como cuando un depredador juega con su presa. Juan aplaudió feliz. - ¡Es el de la cámara! - dijo feliz, en un tono lo suficientemente alto para que lo escuchara, lo cual provocó que aquella figura parara en seco, justo al lado de donde estaban ellos.

Nichole logró esconderse sin problemas en aquél lugar, desde donde pudo tomar un leve respiro. Poco a poco la gente iba alejándose, dejando tras de sí un rastro de cuerpos tirados en el suelo. Desde su posición era imposible saber si se trataba de gente fallecida o gente que necesitaba asistencia médica urgente, algo que tampoco iban a poder recibir dada la situación actual.

Desde la lejanía, pudo observar como poco a poco, se iba acercando una figura negra. No podía distinguir quien era, aunque salir aún era peligroso, pues los drones seguían rondando por allí y la podían localizar con facilidad. Quizá esperar e intentar distinguir qué era aquella figura no era mala idea, aunque si se trataba de Ghostface, correr tampoco serviría de mucho, pues los drones la ralentizarían e indicarían donde está, haciendo que eventualmente, fuera alcanzada.

Scott entre la multitud y gracias a su posición elevada, pudo diferenciar a dos grupos. El primero conformado por Renata, Steve, Juancho y Valentina, los cuales se habían escondido debajo del camión de sonido. Una figura extraña, parecida a Ghostface aunque levemente distinta, estaba parada justo al lado de ellos.

Por otra parte, el otro grupo conformado por una sola persona, era Nichole Bloomer, quien se había escondido en una caseta de helados, pero esta vez sí, claramente alguien vestido de Ghostface se dirigía hacia ella sin dudar. Scott estaba a salvo ¿pero haría algo por ayudar a alguna de estas personas?

Sofía estaba terriblemente asustada, agarraba con fuerza el brazo de Danno mientras avanzaban guiados por Sydney hasta los árboles. - ¿De verdad creéis que es buena idea? - su voz temblorosa indicaba un terror absoluto ¿pero quién estaría tranquilo o preparado para una situación así? - No quiero morir, al menos no lejos de mi hogar...

Nichole había decidido salir de su escondite, pero al mirar hacia la distancia vio una figura negra y cambió de opinión, pegándose más a la caseta. Se quedó clavada en el sitio, observando como la figura se acercaba lentamente. Su corazón empezó a latir con fuerza y sus piernas temblaron de miedo. 

Podía ser alguien que intentara salir de allí, al igual que ella, pero... Algo le decía que no. Quizás la tranquilidad de sus pasos, que fuera caminando por allí en medio sin pararse a atender a nadie... No sabía por qué, pero le daba mucho miedo. 

Ahogó un sollozo, cubriéndose los labios con una mano temblorosa, mientras que con la otra sujetaba fuertemente el gas pimienta. Se deslizó, con cuidado, intentando no llamar la atención y buscando con mano temblorosa la puerta de la caseta. Podía ocultarse allí dentro, pero... ¿Y si la había visto? Se metería en una ratonera y no podría escapar de allí, así que finalmente decidió quedarse fuera, oculta entre las sombras.

«Cálmate, tienes que calmarte...» Se dijo a sí misma y nuevas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. 

¿Por qué le estaba pasando aquello? Ghostface se había convertido en una leyenda, pero hacía mucho tiempo que no se había vuelto a saber del asesino de la máscara. Incluso habían hecho unas horribles películas sobre él. No podía ser, ¿por qué había vuelto? 

«¿Por qué se ha ido Jack y me ha dejado sola...?» Pensó con amargura y se abrazó a sí misma. Recordó las palabras de su tío, se hacía demasiado bien el tonto, ¿podía ser que la hubiera dejado sola a propósito? Sintió un nudo en el estómago ante esa posibilidad. ¿Se habría dado cuenta que todo era un engaño y la había dejado allí, con la intención de que ghostface la atrapara? «El helado... Dejó caer a propósito el helado sobre el cuerpo de su tía...» Pensó y de nuevo su corazón empezó a acelerarse. Ella se había sentido tan intocable y tan buena actriz, que había estado jugando sobre una cuerda floja, saliendo con un posible asesino y jugando a ser la pareja ideal, pero...

«No, no puede ser... Jack no...» ¿Jack no qué, eh? Si su tío Benja tenía razón, y ella no dudaba de él, podía haber matado a toda su familia, ¿Qué le impediría dejarla allí, para que ghostface se encargara de ella? Además, mientras miraban el stream, le había parecido ver que Jack enviaba un mensaje y en ese momento, en el chat había aparecido la máscara de ghostface... Pero...

«Idiota...» No era tonto, seguro que al darse cuenta de que el ayudante del fiscal era su tío, había sospechado de ella y también había estado fingiendo un papel...

Mientras todos esos pensamientos la abrumaban, Nichole se quedó muy quieta, ocultándose en las sombras mientras seguía con la mirada a la figura oscura y mantenía sujeto el spray de gas pimienta. Si se acercaba se lo vaciaría todo en la cara, seguro que a través de la máscara algo le llegaría, y correría con todas sus fuerzas. 

La amenaza de incomunicarnos se había cumplido. Los mensajes que escribí no se lograron enviar a sus destinatarios y encima un dron se chocó conmigo.

Cayendo de espaldas, sentí un pequeño dolor que gracias a Anthony no se intensificó (pues otro ya se estaba preparando para atacarme en la pierna).

-¡Si es que nos lo advirtieron las películas!- ¿Nadie había visto megan o yo, robot? Las máquinas eran un peligro. Y especialmente esas, que parecían manipuladas por el tipo que llevaba la máscara de Ghostface.

-Anthony, no tienes que hacerte el héroe. La regla número uno es no quedarse solo - claro que Terrance se ofreció a ir con él y dejarme a mí como niñera de Lara y Thomas Ellis.

Confiaría en que al menos no tuviera que acurrucarles…

-Venga Drea. ¿Vas a esconderte sin más? Si te han oído, ya sabrán el plan.- lo cual lo invalidaba... O al menos requería de un añadido: el despiste.

Buscando en el suelo un palo o una mínima hoja otoñal de puntas afiladas que me sirviera para hacerme creer a mí misma que iba “armada”, me levanté del suelo con un trozo de tronco y miré a los demás diciendo en voz alta –"No. Nada de árboles ni lagos. Vamos a huir en distintas direcciones para que no nos alcancen. Igual que los demás".

Obviamente esto NO era una propuesta real porque lo dije guiñando el ojo con tal tic a como lo haría mi padrastro en sus tiempos de gigoló. Pero quise marear un poco a los drones inteligentes... Y es que, si pensaban que habíamos cambiado de planes, no deberían buscarnos ya en el lago ni en los árboles (que es donde íbamos a estar).

Aquella figura se acercó lo suficiente como para que Nichole pudiera escucharle aún a pesar de los gritos y los incesantes pasos de la gente que corría, pero aún así, mantuvo las distancias. - Señorita Bloomer. - comenzó con aquella voz distorsionada.

Esta usted de suerte pues se acaba de abrir una plaza vacante como colaboradora. Me temo que es un puesto que usted no podrá rechazar. En siete días desde hoy, usted deberá entregarme a su actual pareja y a su última ex-pareja en el yate familiar y zarpar hacia la Estatua de la Libertad antes de que el reloj marque las 23:00. Será una pequeña reunión entre amigos. No contacte con nadie más ni invite a nadie más.

Hasta entonces usted ni su familia serán objetivo de los ataques. En caso de rechazar, todos ustedes morirán de formas peores que el Señor Santomé hubo experimentado. - se quedó allí parado, esperando respuesta. Parecía que no iba a realizar ninguna acción más.

Al escuchar la voz distorsionada de ghostface, llamándola, Nichole se pegó más a la caseta y sujetó con ambas manos el spray, pegándolas contra su pecho. 

Estaba muerta, sabía quién era e iba a por ella...

Escuchó la propuesta de ghostface y sus ojos se abrieron como platos y su cuerpo empezó a temblar con más fuerza. ¿Le estaba pidiendo ayuda? ¿Quería matar a Steve y a Jack? Entonces... ¿Jack no tenía nada que ver con todo aquello...? Sintió un vahído y sus piernas se volvieron de gelatina. Se mordió el labio tembloroso y se dejó caer, deslizándose hasta quedarse sentada en el suelo.

Estaba tan confusa... 

Se quedó unos segundos mirando hacia la figura, sin poder hacer nada, sin poder pensar, ni reaccionar. 

Una semana, tenía una semana para pensar algo... «Mierda, Nicky, di algo...» Ya vería qué hacía, pero ahora ghostface esperaba una respuesta y si le decía que no... Iría a por su familia... 

Sus labios temblaron. Le hubiera gustado ser valiente, tener la fuerza de enfrentarse a él y mandarle a la mierda. Con una Bloomer no se negociaba, pero... «Si le digo que no, me matará ahora mismo y después...» De nuevo las lágrimas corrían por sus mejillas mientras asentía con la cabeza y negaba y volvía a asentir...

—¿Por qué les quieres a ellos? — Preguntó con voz temblorosa, sin poder evitar que su vena de periodista saliera por algún lado. 

—Quedarse aquí ¿Es que estáis tontos? — gritó Daphne mientras miraba alrededor y trataba de esquivar aquellos drones que se acercaban mucho, señaló al cielo—, ¿que pensáis que no se van a dar cuenta? ¡Son muchos! Y parece que nos escuchan. 

Negó con la cabeza mientras procedía a sacarse la chaqueta y usarla para tratar de golpear a alguno de los drones.

—Pero siguen siendo solo drones! Si los agarramos le metemos algo entre las aspas y —una la golpeó con fuerza en la espalda haciéndola quejarse. Miró alrededor.

—¡Estamos en un puto lago! ¡Debe haber algun caseta donde guarden los remos y esas cosas!

El corazón de Renata bombeaba con rapidez. Veia calzado de todo tipo pasar por cerca, corriendo despavoridos, aplastando, pisando sin importar nada. La visión de cuerpos en el suelo le destrozaba el alma a la joven pero Juancho era lo primero. Cuando apareció la figura sintió como se perdía algún latido. La imagen de aquel cuchillo clavándose en la carne de Santomé una y otra vez le arrancaron un quedo gemido.

Con horror escuchó la alegria de su hermano, al cual tuvo que tapar la boca con su propia mano mientras las lágrimas asomaban a sus ojos, empapando sus pestañas, anticipandose al inevitable fin. Sin apartar la mirada de aquellos pies hizo un gesto para que Steve o Valentina se lo llevaran de allí por el otro lado.

A duras penas buscó en su móvil la cámara y la programó para dejar preparada la función de flash cuando hiciera la siguiente foto. Se colocó de manera que si aquel monstruo se agachara pudiera cegarlo y tuviera alguna oportunidad de empujarlo y salir corriendo también.

¿Daphne estaba a punto de perder la cabeza?

¿Es que estáis tontos?

 Porque por su grito y la forma en que voleaba la chaqueta... comprendí que sí.

-Tranquila, ¿vale?- la agarré de los brazos mirándola de frente -Lo importante es actuar con cabeza y mantener la calma- musité notando la silueta de un dron acercándose.

-¡Joder!- cerrando los ojos, di varios palazos al aire. _{Pero por prevención. Nada que ver con estar empezando a caer en el nerviosismo colectivo...}

Aquello era un caos, y aunque ahora parecía que hubiera meos gente en la propia marabunta, la gente herida estaba caída por doquier. Desde mi posición vi al grupo de Renata, que, si no hacían ruido, aquella persona que estuviera parada al lado de ellos no les descubriría. Y además, eran varios.

- [Scott, tu putita está a punto de ser rajada, colega]-

Sin embargo, Nichole estaba sola y desde aquí, parecía asustada. No lo dudé. Salte del árbol en su búsqueda, recogiendo por el camino un palo o algo. Si veía algún dron que me interfiriera el paso... ¡Zasca! Uno menos. Al apodo de estropéa-moviles ahora podrían añadir el de "destructor de drones".

- ¡Nichole!!! Por aquí!!- Grité a la pelirroja para que viniera a mi encuentro y salir cagando leches. 

Y en última instancia, tirándole ese "palo o algo" al ghostface para que, a ver si con suerte, le daba en la cabeza.

Aunque algunos de los jóvenes lucharon con cierta valentía de vuelta, finalmente ocurrió lo que debía pasar y es que los drones se iban congregando en aquél lugar, multiplicándose y golpeando bien fuera con el cuerpo o las hélices. Cuando ya superaban en tres a los adolescentes, consiguieron separarlos en tres grupos, en función de la posición en la que estaban.

Terrance y Anthony se habían quedado en una desfavorable posición central, mientras que a un lateral se encontraban Daphne junto con Lara y en el otro, Drea y Thomas. Mientras Daphne intentaba expulsar a los drones que allí se estaban acumulando, avasallando a los dos chicos que estaban en el centro, uno de los drones que andaban en el exterior del círculo que se estaba formando, golpeó a Lara con una de sus hélices de hierro, realizando así un gran corte y llenando el suelo con su sangre.

Por otra parte, Drea, que intentaba advertir a Daphne que debía huir, tuvo la mala fortuna de chocar su mano contra un dron que estaba llegando a la zona a gran velocidad. No notó que se le rompiera nada, pero se le había puesto bastante morada.

Parecía que todos los drones del evento, o al menos una gran parte, se estaban concentrando en aquél lago por alguna razón, por lo que seguir allí solo iba a desencadenar en que el foco donde se acumulaban los drones se expandiera.

¡Chicos! - gritó, angustiada con un gran dolor en su pierna. - ¡Divide y vencerás! ¡Aunque no nos subamos a algún árbol para escondernos, si nos dividimos, los drones también lo harán, pero si nos quedamos aquí somos un blanco fácil! - parecía mirar a Daphne en concreto, pues era la que más cerca tenía y por ende, la única que podía ayudarla a huir. Por su propio pie ahora mismo lo tenía complicado.

- Si te contara sobre mis negocios tendría que matarte para guardar el secreto de mi éxito, Sydy - bromeó Danno señalándola con la botellita y usando el apodo que le había puesto cuando se conocieron de pequeños - pero si quieres puedo enseñarte... ¿qué cojones?

No le había estado prestando mucha atención a la retransmisión del Santomé hasta que empezó todo aquel circo del Ghostface. 

- Este tío se está flipando mucho, qué hostias... - de pronto el móvil dejó de funcionar y el joven Miller le dio un golpecillo para ver si seguía. Sin embargo, estaba claro que no era problema del móvil - mierda, esto se pone chungo.

Antes de tener tiempo si quiera a reaccionar Sydney le había agarrado del brazo y tiraba de él hacia algún lugar. Sería absurdo ponerse a discutir qué hacer en ese momento, por lo que Danno decidió seguir a las chicas hasta que estuvieran en algún lugar más seguro.

- El bosque puede ser peligroso, Santomé fue atacado entre árboles - tiró su cigarro y se guardó la botellita que aún tenía en las manos en uno de sus bolsillos de la chupa - que nadie se pierda - agarró con fuerza a las dos chicas y miró a Julie para ver los seguía.

Tanto Sydney como Danno sacaron los pros y los contras de ir entre los árboles. Los drones tendrían más dificultades para encontrarlos... Pero Ghostface podría repetir la jugada que realizó con Santomé.

Antes de que pudieran reaccionar y para sorpresa de todos, caminando, con los ojos completamente idos, replicando la fotografía que había mandado esta mañana y su cámara en la mano, encontraron a Liliana. - Está muerto. Muerto. Muerto. Pero el momento fue perfecto y lo tengo. Lo tengo. Lo tengo. - murmuraba mientras caminaba pasando al lado de los chicos, como si no los viera, solo veía su propia cámara.

Klaudia paró al grupo en seco. - Un momento chicos, si vamos en esa dirección, llegaremos a dónde estaba José ¿no? Creo que lo mejor será desviarse, Ghostface debe estar muy cerca... - pero antes de que pudiera decir nada más, un llanto desolador se escuchó en la dirección desde donde venía Liliana.

Aaron... - dijo para sí misma. - No podemos hacer nada, está perdido, vamos en otra dirección.

¡Pero! - comentó soltándose de la cadena que habían formado. - ¡Serás invisible! - seguramente quiso decir "Insensible", pero dada la situación, el estrés hizo que se equivocara de palabra. - Acaba de perder a su mejor amigo, está solo y perdido en mitad del bosque y lo más importante ¡vivo! Debemos ayudarle.

Parecía que el grupo se dividía, pues las Wong querían rescatar al chico y Klaudia alejarse lo máximo posible. Liliana por otra parte parecía ir a la suya, conformando un tercer grupo.

Tienen que pagar por lo que hicieron. - dijo allí quieto como una estatua aquél Ghostface. Por otra parte, Scott llegó corriendo a la escena, con un palo o algo similar en la mano, manteniendo también las distancias con aquella figura. Tanto Ghostface como Nichole le pudieron escuchar decir.

¡Nichole! ¡Por aquí!

Nichole estaba sentada en el suelo, encogida contra la pared de la caseta de helados y miraba a Ghostface, con los ojos completamente abiertos. Le costaba asimilar lo que él le había dicho. Acababa de matar a José Santomé y estaba allí, hablando con ella, pidiéndole algo horrible. Pero. ¿por qué...? ¿Qué era lo que habían hecho...? Tragó saliva y sus labios, temblorosos, formaron una suave mueca... Si no aceptaba, ya le había dicho lo que haría y era consciente de que era muy capaz de hacerlo, pero ella no era así, ella no... 

«Dile que sí, mierda... Dejará que te vayas...» Pensó, repitiéndose una vez más que tenía una semana para pensar, ahora lo importante era salir de allí con vida.

En ese momento, como un rayo de esperanza asomando a través de unos negros y tormentosos nubarrones, escuchó a Scott llamándola. Pestañeó y dirigió su mirada hacia donde había escuchado su voz. Allí estaba, había ido a salvarla. Sintió un nudo en la garganta y sus pupilas se inundaron de lágrimas, volvió a mirar al Ghostface. 

Se levantó del suelo, temblando y sin apartar la mirada de la máscara que cubría al asesino. En su mano seguía sosteniendo el spray de pimienta, que apuntó hacia Ghostface, como si con eso pudiera realmente hacer algo.

— Está bien... Considera a Scott Lessard también de mi familia... — Le dijo, con la voz tensa y ligeramente temblorosa y volvió a mirar hacia donde se encontraba Scott. Iba a echar a correr hacia él, pero se detuvo un instante para volver a mirar al asesino. — Y si voy a hacer esto, te agradecería que me hicieras llegar la información y las pruebas de qué se les acusa... — Pidió, procurando mantener una firmeza y compostura, que estaba muy lejos de sentir e intentando hacer como habría hecho su tito en alguno de sus casos. Tras esas palabras corrió hacia donde se encontraba Scott.

— ¡Estás aquí...! — Dijo, con la voz rota por el llanto que había estado conteniendo.