Partida Rol por web

Danno llegó al lugar, parecía un poco más animado que de costumbre, pero que reconociera solo pudo ver a Kristian Larson, que estaba bebiendo solo en la barra y por otra parte, podía ver a Klaudia Walczak, Julie Wong y Sofía Wong bebiendo juntas mientras se preparaban para jugar al billar.

Tanto Sydney como Scott llegaron casi a la vez a aquél lugar, algo que seguramente sorprendiera a ambos. Allí pudieron ver a Danno Miller, observando un poco el ambiente antes de ponerse a tono.

Por otra parte, reconocieron a las hermanas Wong y a Klaudia, siento esta última la que se acercara a abrazar a Sydney. - Hola cielo ¿cómo estás? ¿Mejor? No te dije nada porque quería darte espacio, pero me alegra verte aquí. Ando con las Wong, que no hablan mucho, pero no veas como beben. - rió. - Estamos echando un billar, acompáñanos si quieres.

Sin soltar a Klaudia, miró a Scott. - Ven con nosotras si quieres también, señor roba móviles.

Scott pudo ver claramente como el abrazo que le dio a Sydney no era más que una excusa para evitar que esta la viera dedicarle a Lessard la rodada de ojos más exagerada de la historia. Estaba claro que no le hacía ninguna gracia que estuviera allí Sydney, pero tampoco iba a decirle nada. ¡Adiós al poder desahogarse de ella!

Sonreí ligeramente ante la bienvenida de Klaudia. 

Hubiera estado bien encontrarla a solas, y poder desahogarnos un rato, pero tampoco estaba mal estar entre la gente, después de la mañanita que llevaba. Quizá ella también necesitaba ese "desahogo". Con un gesto de la cabeza saludé desde lejos a Danno. Está a su rollo, pero era bienvenido a acompañarnos. ¿Le irían las asiáticas? Quizá ya las hubiera echado el ojo, pero no estaba de más si podía pillar cacho.

-¿Señor roba móviles?- Dije dejando la mochila a un lado y sentándome justo al lado de Klaudia.- Solo se me cayó uno.- Señale con el pulgar a Sydney.- Gracias a tu amiga, que salió cagando leches y me despisto en mí, nada infalible, exposición malabarística.- Le guiñe un ojo a Sydney. -Por cierto, ¿cómo te encuentras? ¿Desayunaste queso de Yak en mal estado o algo así?-Esperaba que no se lo tomara a mal.

-Además, fue el móvil de Nichole.-Continué mirando al techo, negando con la cabeza, como si eso fuera un drama.- En cierto modo... y no me digáis que no, todos estabais deseando que se cayera el suyo. ¿Verdad, señoritas Wong?

Bueeno... - comentó Klaudia, separándose de Sydney. - El abrazo se está alargando un poquito ya y no quiero que olamos a sudor, que hace calor je... - se la notaba algo incómoda con la duración de este. - Voy adelantándome con Scott, si quieres venir te esperamos en la mesa de billar Sydney.

¿Ves a lo que me refiero? - inquirió mientras agarraba del brazo a Scott y se lo llevaba hacia la mesa. - Siempre está como ida, como si la cosa no fuera con ella. Una se cansa de que no la escuchen también ugh...

Sus quejas pronto terminaron, pues al llegar a la mesa, las esperaban las hermanas Wong. - ¡Hola chicas! Os he traído al macizo de Scott a la mesa, el más malote del lugar. - bromeó mientras le daba una palmada en el trasero. - No hay quien lo dome.

Sofia Wong, tan bella como misteriosa, miró a los dos. - 这两个人发生性关系，这是肯定的。- dijo con una ligera risa hacia su hermana. - 没有比不想看的人更瞎的了。

Julie rió ante los comentarios de su hermana. - Mi hermana dice que tenéis muy buena confianza. ¿Os conocéis de hace mucho? Parecer amigos de infancia. - admitió apoyada en su vara de billar, dejando el juego en segundo plano.

Negó con la cabeza. - Realmente no tanto, pero somos como dos soldados que se han encontrado en mitad del campo de batalla y hartos de la guerra, deciden montarse un pequeño refugio en el que descansar. - Klaudia parecía bastante satisfecha con el símil, aunque las caras de las Wong no parecía indicar que lo entendieran muy bien.

Como sea, ahora que tengo un compañero no podéis ganar ¿por donde nos habíamos quedad? - revisó la mesa. - Ah sí, os quedan dos bolas y a mí me quedaban tres, además de la negra... - miró de reojo a Scott. - ¿Te ves capaz de remontar?

- Con tu bonito culo de mi lado...- Dije a mi compañera, cogiendo el taco de billar e inclinándome sobre el tapete.- ... Creo que soy capaz de remontar lo que haga falta.

Y justo cuando iba a golpear la bola, el móvil vibró pegándome un susto de muerte.

-Mierda.- Me quejé devolviendo el palo a una de las Wong.- La cuestión señoritas, es si vosotras también queréis ser parte del maravilloso mundo de Scott.- Guiñé un ojo, con mucha picardía, a la hermana que no hablaba nada en nuestro idioma.

Me puse al lado de Klaudia y la abracé por la espalda, apoyando el mentón en su hombro.

- Soldados para todo. A veces hay que parase un poco para coger carrerilla. - Afirmé a las palabras de mi compañera.- Y Klaudia es mi parada favorita. No hace falta ni fingir, ni hacer nada. Tan solo estar. Eso, según los Loa es loque se llamaría un remanso espiritual.

Saqué el móvil del bolsillo y leí algunos mensajes. ¡Madre mía, la diversión estaba en otro lado!! Yuhuu. Le susurré unas palabras, acentuadas con una leve sonrisa, al oído de Klaudia antes deshacer el abrazo.

- Vaya. Al parecer se ha puesto la cosa interesante. Dicen que ha llegado la poli a la Uni. Debe de ser algo gordo. Y esta vez yo no he sido. - Me encogí de hombros mientras daba un par de pasos hacia el tapete para ver un nuevo movimiento de bolas.- No creo que haya sido Nichole que haya llamado a la poli por la mierda de su teléfono, peeero...

Algo cambio súbitamente, pues sentí un mareo. Quizá las pastillas no estuvieran haciendo demasiado porque la punzada que sentí casi me taladra el cerebro. Arggg. Como si de un impulso se tratara, sonreí con cierta mirada, picara a Klaudia. La agarré por la cintura y la planté un beso de esos de película, que te dejan con las piernas colgando. 

- Qué dulce...- Susurré a Klaudia mientras la miraba a los ojos.- Quizá tengamos que pensar en olvidar a...- Me separé levemente de ella como si hubiera pensado mejor mis palabras.- Lo... siento. Tengo que irme.- Me disculpé con ella.- Luego te llamo, ¿vale?

Susurro a Klaudia.

- Te diría que la mandaras a tomar por culo y te vinieras a mi casa a vivir, pero no sé si sería buena idea. ¡Quizá Nicole se ponga tan celosa que quiera matarte, Jah! ¡O Renata!-

Algo cambio súbitamente, pues sentí un mareo. Quizá las pastillas no estuvieran haciendo demasiado porque la punzada que sentí casi me taladra el cerebro. Arggg.

-¿Pero qué Coño...?-

-[Mira Scott. Yo también puedo disfrutar de tu amiguita quitapenas. Quiero salir y jugar un poco más...]-

No era la primera vez, pero hacía mucho que no pasaba. Las voces tomaban mi cuerpo, ese jodido y maldito espíritu tomaba mi cuerpo y hacía lo que le daba la gana. A veces solo eran unos segundos. Otras, no recordaba lo que había pasado. Como fuera, durante esos segundos en los que mi otro yo besaba a Klaudia, me sentía dentro de mi cueva interior, arañando la superficie, confundido y frustrado. ¿Por qué la había besado delante de todos?

 -[Qué dulce...].- ....- [Quizá tengamos que pensar en olvidar a...]

Quizá este día, con tantas mierdas que estaban ocurriendo, hicieran que las pastillas me hicieran menos efecto de lo normal. Menos mal que solo fueron unos segundos, ante los cuales, recuperé el control de mí mismo tan solo para disculparme.

 -Lo... siento. Tengo que irme.

Mientras tanto, su puta risa sonaba en mi interior, en la cavidad donde había estado yo encerrado durante un tiempo que me parecía demasiado.

Había sido una sorpresa que hubiera llegado a la vez que Scott, y a la vez, que Klaudia y Danno ya estuvieran ahí. A Danno le saludó con la mano, y respondió al abrazo rodeándola a su vez, dejando que el mal rato de antes desapareciera ante el contacto físico.

-Ahora mejor. Ya te cuento luego.-respondió a su amiga, y sin despegarse de ella, procedió a echarle un vistazo más detenido a Scott. No era una de esas miradas de arriba a abajo para determinar como de bueno estaba, más bien era una de esas de "¿qué rollo llevas con mi amiga?". Sobre todo cuando se puso tan cariñoso con ella, terminando así de confirmar sus sospechas.

-¿Cómo lo supiste, lo pusiste tú en la nevera?-respondió al comentario del yak, reconociendo la broma e intentando seguirla, pero su cara permaneció seria al hablar. 

Sydney esperó a que Scott se fuera para acercarse a Claudia. No tenía muy claro como sacar el tema, cómo confirmar si Scott era la respuesta al misterio de sus salidas nocturnas. Tenía la sensación de que sí no le había comentado nada hasta ahora, quizás no le gustaría que se lo sacara de repente. Así que se limitó a comentar tentativamente lo que le había parecido:

-Es guapo. Y lo sabe. Eso puede ser bueno o malo.-Sydney podía entender que eso le daba ese puntito de confianza, seguramente basada en la experiencia, que le hacía más atractivo. Pero también cabía el riesgo de que fuera un ligón y un mujeriego. Esperaba que Klaudia lo hubiera visto también. Claro que siempre cabía la posibilidad de que solo fuera un rollo para ella.

-¿Con quién voy?-Sydney cogió el palo de billar que Scott había abandonado, y procedió a jugar su turno por él.

Bueno, las dos sabemos que hay chicos bastantes más guapos. - asintió. - Pero ninguno es tan animado como él, ni le gusta montar tantos espectáculos para entretenerse no solo a él, si no a los demás. - suspiró y miró al suelo, pues no sentía que pudiera mirar a Sydney directamente. - Y a él también lo dejaron solo de repente y sin dar demasiadas explicaciones, ha sido un gran apoyo cuando te fuiste Sydney, además de la persona que más me comprende.

Esperaba que aquello fuera suficiente para que Sydney entendiera que no eran nada más que amigos, bastante íntimos, eso sí. Al ver que Sydney cogía el taco, finalmente miró a la mesa. - Les toca a ellas, vas conmigo. - comentó, señalando a las hermanas Wong.

Sofía estaba con la oreja bien puesta a todo lo que se decía, finalmente sonrío y habló por lo bajo con su hermana. - 真是一次八卦。我感到开心。- rió.

Parecía que iba a jugar, cuando finalmente le pasó su taco a su hermana. Parecía que Sofía no estaba muy por la labor, ni de jugar, ni de hablar el idioma oficial del país en el que se encontraba.

Sofía yo también quiero descansar de vez en cuando, no has usado el taco ni una vez. - comentó algo molesta. ¿Es que acaso ella era la única en aquél intercambio buscando integrarse? - Disculpad a mi hermana, hecha demasiado de menos nuestro país y nuestra familia.

Con la mano un poco temblorosa, intentó realizar la tirada, sin éxito y de hecho, dándole a la bola negra, cometiendo una falta. -拉屎。Os toca... - parecía que era el turno de Sydney de demostrar sus habilidades en aquella mesa.

Danno estaba liadillo con un par de conocidos cuando por el rabillo del ojos vio un par de personas de interés, Sydney y Klaudia. A Scott también lo vio, pero el tipo no despertaba mucho su interés. Se saludaban y tal, pero para Danno no era más que un chulito con dinero pero sin clase. Hizo un gesto de saludo y siguió a lo suyo hasta que terminó con sus negocios.

Justo a tiempo de ver como Scott le daba un buen beso a Klaudia. Con gesto indiferente, pegó una calada a su cigarro y esperó a que Scott y sus feromonas de macho seductor salieran del bar. Después, se acercó a las chicas con pasos tranquilos.

- ¿Qué hay, chicas? ¿Hay sitio para uno más? Si no quiere jugar, me apunto - mientras hablaba miró a Sofia, quien no parecía tener muchas ganas de jugar.

Pero antes de que nadie pudiera responder o si quiera de acabar la partida, el dueño del local los echó. La mesa estaba reservada para otra gente y ellos ya llevaban toda la tarde jugando ¡le iban a arruinar!

Puesto que las chicas tenían planeado ir al parque a ver el espectáculo de José Santomé, tanto Sydney como Danno decidieron acompañarlas, puesto que tampoco habían pronunciado palabra sobre otro plan que tuvieran en mente.

Danno Miller llegó desde la casa de José al club, prácticamente a la vez que Anthony Riley. Al llegar a la puerta, Anthony se apresuró a pasar primero, pasando completamente de Danno.

Aquél comportamiento era ciertamente extraño en él, pues siempre solía saludar a todo el mundo, independientemente de quien fuera.

Danno lo vio ponerse en la barra y pedirse un whisky que se tomó de sopetón.