Partida Rol por web

Renata levantó la mano al ver que la profesora dudaba para acto seguido entregar el móvil a Scott mientras le guiñaba el ojo. Confiaba en el ciegamente. 

Resopló ante el comentario machista de José, pero estaba acostumbrada. En su barrio eran mucho peores. Ante la intervención de  Dorcus solo pudo sentir lástima. Cuando la gente llamaba así la atención era por alguna carencia en su vida. 

La bitch que había enviado la foto no se atrevía a responderle a Nichole, se había quedado callada, aceptando su mediocridad. La pelirroja sonrió, altiva, la había puesto en su lugar y seguro que no volvería a mandarle fotos tan horribles. 

— La próxima vez te bloqueo... — Terminó diciendo, como si de una amenaza se tratara y dirigió su mirada hacia la profesora. Ella había sido la precursora de que todos compartieran el número, por sus tonterías hippies y de buen rollismo. Nichole había aceptado a regañadientes, no le hacía gracia que gente como esa latina del tres al cuarto tuvieran su número. Eran personas sin clase, vulgares que buscaban llamar la atención zorroneando... Escuchó el comentario de Renata y arqueó levemente una ceja, se la estaba buscando. Dirigió su mirada despectiva hacia donde se encontraban ella y Scott y, antes de llegar a abrir la boca, la puerta de la clase se volvió a abrir, dando paso a José. 

Como siempre, el streamer llegaba grabando en directo para todos sus followers, por lo que Nichole dulcificó su expresión y una suave sonrisa, ensayada para las cámaras, asomó a sus labios. Decidió ignorar a la mugre social y se volvió a mirar hacia la cámara de José, cuando éste hizo el comentario sobre sus compañeras. Estaba claro a quienes se refería... Saludó a la cámara y volvió su atención al iphone, ignorando completamente la petición de Scott.

En ese momento Dorcus quiso llamar la atención de todos. Nichole levantó nuevamente la mirada del móvil y puso los ojos en blanco, formando una suave mueca con los labios.

— Friki... — Dijo con desprecio y sonrió al escuchar como la profesora le expulsaba. Se lo tenía merecido, siempre estaba haciendo tonterías para llamar la atención, pero era tan patético... Al haber dirigido su mirada en la dirección de Dorcus, sus ojos se cruzaron un instante con los de Steve, pero la apartó rápidamente y volvió, una vez más, su atención al iphone. Se echó ligeramente hacia atrás, lanzándole una mirada a Mindy para que la dejara un poco tranquila y empezó a escribir algo en el aparato.

Y en medio de toda aquel escándalo, se oyó un sonoro ronquido procedente de las últimas filas. Era evidente que Danno, dormido como un bebé y con la cabeza apoyada contra la mesa, encontraba aquella clase de lo más "interesante". Lo cierto era que el joven con gustos vintage se había apuntado a aquella clase porque le interesaba mucho el arte. Por mala suerte para él, la clase no trataba los temas que más le importaban, ya que su interés se dirigía más al valor económico de las obras que a su valor artístico. 

El resultado era bien visible, o en su defecto audible, por lo que su mayor aportación a las clases de arte era el hilo musical de sus ronquidos.

Aquella clase era un completo muermazo, había dado una ligera "mala" impresión pero esperaba haberla compensado lo suficiente con su propia participación en clase, tratando de equilibrarse dentro de la delgada línea de la neutralidad para poder superar aquella clase y no tener que cursar la temida materia de "Estadística I".

Vengo a dirigir una empresa familiar, no a aprender que si apuesto todo al rojo porque no me gusta el negro tengo más posibilidades de perder que de ganar. Pero eso ya era otra historia, suerte que la lotería era algo más estable y no había negros pululando por ahí que te podían hacer perder.

-. . .

Sin decir nada más, terminó de retocar algo con la tablet, y empezó a usar su teléfono móvil, atendiendo más lo que pasaba en el mundo de internet y las conexiones sociales de lo que ocurría en clase.

Daphne pegó un pequeño salto cuando Dorcus saltó desde el suelo. Rápidamente miró alrededor para ver qué, ojalá, hubiera pasado desapercibido. Paseó su mirada automáticamente de Drea a Lara y luego a Sydney —las únicas con las que solía hablar de los que había dentro del salón— y por el camino sus ojos se cruzaron con Lilliana, la chica que le había enviado la foto,  y su expresión despertó su interés. De pronto como que se había apagado, por decirle de un modo. Iba a decirle algo cuando un nuevo ruido, esta vez un sonoro ronquido, la voltear. 

Sydney había llegado de las primeras a la clase junto a Klaudia. Historia del arte no le interesaba mucho, pero no podía desperdiciar la oportunidad de una clase fácil y que pudiera compartir con su mejor amiga. Quizás por eso era una de las pocas clases a las que seguía asistiendo, aunque mentiría si dijera que se estaba enterando de mucho. Tenía la mejilla apoyada sobre su palma, con la mirada distraída clavada en el portátil. Había empezado abriendo los apuntes de clases anteriores, pero había acabado pasando post tras post en una red social.

Una notificación en su whatsapp la devolvió al Planeta Tierra. Alguien le había mandado una foto desde un número desconocido. "Por favor, que no sea una fotopolla" se le pasó fugazmente por la cabeza antes de abrirla, poniendo una mueca de disgusto. Viéndolo con retrospectiva, quizás habría sido mejor.

La imagen era de un soldado desconocido, uno con una mirada y una sonrisa muy creepys. Objetivamente, sabía que era solo eso. Pero aún así sintió una punzada en el estómago que enseguida se le extendió al resto del cuerpo. Se levantó. Las manos le temblaron al recoger sus cosas

-Lo siento, no me encuentro bien.-se disculpó en voz alta antes de salir a paso rápido hacía la puerta.

Steve puso los ojos en blanco ante las infantiles bromas de Scott, le parecía un pesado y odiaba el hecho de que tuviera una buena relación con Renata. Pero justamente por el fastidio que le causaba estaba por ofrecer su celular a Scott para poder soltarte un sutil comentario sobre que su temor no sería por lo que pudiera encontrar, sino por que no llegara a devolvérselo. Cualquier oportunidad de dejarle saber lo mal que le caía o, mejor aún, de provocarlo eran atractivas para él. 

Sin embargo, sus planes se vieron frustrados por la irritante bromita de Corvus. Definitivamente en esa clase había gente a la que le faltaba un tornillo, gente que como bien diría su padre, pertenecía más a un sanatorio que a un aula de clase. -Puñetazo que te va a doler más que puñalada el que te voy a meter yo, donde se te ocurra volverte a acerca a mí.- Le dijo sin levantar la voz, pero en un tono amenazante y visiblemente enfadado. Enfado que aumentó al ver que su oportunidad de ofrecer su celular había desaparecido, pues su amiga entregó el de ella. Lo único que logró que la tensión de su mandíbula se redujera fue cruzar su mirada unos segundos con la de Nicky, disfrutando de aquellos ojos que tanto le gustaban. Él mantuvo el contacto visual hasta que ella la apartó rápidamente, dándole la satisfacción a Steve de pensar que todavía podía ponerla nerviosa. 

Cuando la profesora expulsó a Corvus de la clase Steve sonrió con la decisión. -De paso anda al loquero para que te revise la cabeza.- Le dijo a manera a de despedida. No pasó mucho tiempo cuando un ronquido llamó su atención. Danno siendo Danno... Pensó. Y para completar todo al poco rato Sidney, con manos temblorosas, se retiraba porque se sentía mal. -Bueh... que grupito el que tenemos.- Dijo como pensando en voz alta. 

A veces me alegraba de ser una adolescente solitaria.

Con los ojos danzando de un lado hacia otro, comprobé cómo el tema del miedo se iba desvirtuando y así mi ilusión hacia posibles aportaciones interesantes, se fue perdiendo poco a poco.

Que si mirada de la pelirroja al ex. Ex sacando pecho. Pase al saque de banda con Scott y Renata. José entra al terreno de juego desprendiendo tantos likes como pelos tiene en su cabeza sus cejas. Ronquidos al fondo, la cosa se pone tensa y.... falta. Falta de Dorcus a Steve.

Suspirando, eché la espalda en la silla tratando de retomar el dibujo. Ya sí era momento de ver el mensaje del whatssap. Un whatsapp raro, por cierto.

-¡Jo-der!, seguro que es reptiliano- Tras achicar los ojos pensando en qué año pudieron habernos invadido estos lagartos con forma humana (teoría que me creía), levanté la cara viendo de pasada a Sydney salir.

-No entiendo nada -Me dije levantando las palmas de las manos en forma del famoso negro del tiktok. Gesto que por el recorrido, acabé dirigiéndole a Daphne.

- Gracias, profe.- Alcé una ceja haciéndome el interesante mientras paseaba ente las mesas.

Recogí el móvil de mi amiga y le guiñé un ojo, como diciendo "espera y verás". No solo había confianza entre nosotros. Éramos hermanos de un mismo barrio y los mismos problemas sociales. Y quizá mucho más que eso. El siguiente móvil fue el de Santomé. Apenas se había sentado y siquiera tenía tiempo de guardarlo. Perfecto. Levanté los dos móviles en el aire como si fueran trofeos de algún tipo de campeonato. Y por último...

- ¿Me lo prestas? Graciaaaas.- Literalmente se lo quité de las manos Nichole y me aleé de las zorrupias de sus amigas de un saltito, como cuando Indiana Jones intentaba no pisar las serpientes en el templo ese de... las serpientes.

No me interesaba, nade lo que estuviera viendo en el móvil. Además, mi experimento no iba sobre ello. Me sentí ligeramente decepcionado cuando el asiático dio aquel susto o se hizo oír el ronquido de Danno. Desde luego estábamos rodeados de capullos, aunque Danno era colega. Como Steve. Su mirada decía muchas cosas, pero más cuando lo acompañaba con ese gesto de "Soy mejor que tú". Debía tener algo bueno en el fondo, porque siendo amigo de Renata... 

Un tic me hizo restregarme el ojo con el dorso de la mano antes de proseguir.

- Bien. Hablamos de Terror, ¿no? Yo expondré el miedo tecnológico. Ahora mismo se podría decir que el terror de los propietarios de estos teléfonos radica en que no me los lleve, aunque eso me ofendería realmente, porque por ser negro... joder, ¿en serio? También estaría el miedo a averiguar las comprometidas fotos, mensajes, comentarios e incluso búsquedas en Youporn de cada uno de ellos. Yo quiero ir más allá. Más incluso de la putada que sería de introducir más de 3 veces un pin erróneo para desbloquearlo. ¿Me seguís? Y no me refiero a una Rebelion cybertronica de los móviles contra los dueños, Drea.- La guiñé un ojo desde lejos.

Alce las cejas un par de veces sonriendo de medio lado.

- Me refiero a unir el miedo con el terror y el arte. Y...- Cogí los móviles y empecé a hacer malabares con los tres. De una forma bastante precisa, por cierto.- ¡Alehop! ¡El arte callejero del malabarismo! Es arte ver como hago malabarismo, ¿no? Pero qué piensan los dueños de los móviles. ¡Que no se caigan! Bueno, espero que no, pero siempre en todo hay... errores.-

Y uno de esos errores se materializó en la forma de Sydney. Salió del aula tan rápido y pasó tan cerca que me hizo perder el control y... uno, dos... ¡NO!

El pijophone de Nichole cayó al suelo con un sonoro Crash. Y mi cara de culpabilidad lo dijo todo. ¡Mierda! Silencio absoluto. Recogí el móvil con dos dedos, y vi que tenía algo roto. 

-Bueno... em... y ... em... eh ahí la cara de terror de la señorita Nichole-

Debía tener algo bueno en el fondo, porque siendo amigo de Renata... 

-[Vamos Scott, deberías dejarme salir un rato a jugar con Stev. Es mi tipo, ¿sabes? Seguro tiene las tripas de mi color favorito... Rojo entrañas, Jah!]-

Un tic me hizo restregarme el ojo con el dorso de la mano antes de proseguir.

Nichole había perdido todo el interés de lo que estaba ocurriendo a su alrededor, enfrascada como estaba en el iphone, cuando escuchó una voz delante suyo y, antes de poder reaccionar, el móvil le fue arrancado de las manos. Sus ojos se abrieron sorprendidos y los dirigió hacia Scott, que se alejaba con su teléfono y empezaba a decir tonterías. La chica se levantó de la silla y le fulminó con la mirada.

— ¡¡Scott!! ¿¡Qué te has creído!? ¡DEJA MI IPHONE! Ni se te ocurra... — Ni se te ocurra, el qué ¿eh? ¿Mirarlo...? Aquello era algo que no soportaba, que alguien fisgoneara entre sus cosas. Su teléfono era sagrado y no se lo dejaba a nadie. La chica miraba con cara horrorizada como Scott empezaba a jugar con los teléfonos. Caminó hacia él, con la intención de arrebatárselo y recuperarlo, pero antes de llegar, ocurrió lo peor que podía pasar... 

Nichole se detuvo a un escaso metro de Scott. La sangre se le había helado en las venas y sus labios temblaron de rabia, impotencia, tenía ganas de echarse a llorar y de gritarle, abofetearle... Arghhh... Observó como él recogía su teléfono del suelo y encima soltaba aquel comentario, poniéndola en evidencia. La joven dio un par de pasos y alargando una mano recuperó su teléfono y la otra la estampó contra la mejilla de su compañero, la bofetada resonó con fuerza por toda la clase.

— ¡Idiota...! — 

Elsie se echó las manos a la cabeza durante el transcurso de todos aquellos acontecimientos, de hecho parecía apunto de llorar. Cuando parecía haberse armado de valor para decir algo a sus descontrolados alumnos, el timbre sonó, marcando el final de las clases.

Se mordió el labio, reprimiendo lo que quería hacer, sus ojos estaban algo rojos, casi llorosos se podría decir. Finalmente suspiró y resignada, señaló la puerta. - Marchaos, por favor... - y con esas palabras, se sentó en su asiento, mirando completamente derrotada a su mesa, claramente replanteándose por qué eligió como oficio la docencia.

Emily, quien también acudía a esa clase por los suculentos créditos que otorgaba, miró por encima del hombro a Nichole. - Quien hace cosas ordinarias, al final acaba en situaciones ordinarias. A la próxima deberías prestar atención y no estar con el móvil en clase. - comentó con un tono seco, aunque en cierta medida jocoso, sabiendo que ella también estaba con el móvil, aunque de una forma lo suficientemente disimulada para que nadie se lo quitara de entre las manos.

Una vez terminó esa pequeña interacción, consideró que ya había hablado demasiado con la clase baja, por lo que decidió marcharse con toda la dignidad del mundo.

Mindy también se acercó a su amiga y observó el móvil. - Bueno, tampoco está tan mal ¿no? - rio. - Se nota que es de los que fabrica tu padre, cualquier otro seguramente habría dejado de funcionar. Y hablando de tu padre... - le pasó un brazo por encima del hombro, arrimándola a ella. - ¿Y si vamos y le pedimos los modelos más nuevos que tenga? Ya sabes, el tuyo aunque ahora no está mal... No es acorde a tu estatus. - le guiñó el ojo, de forma cómplice.

Kristian escuchó la conversación y decidió acercarse. - Yo... Esto... Yo podría ver los daños y ver como se podría reparar, se me da muy bien analizar esas cosas y... Bueno... Quizá a tu padre le guste más que lo reparemos que simplemente desecharlo. - Mindy ante los comentarios de Kristian, puso una cara divertida y empezó a darle ligeros toques con el pie en la pierna, no le hacía falta decir nada para que él entendiera el asco que sentían hacia su persona. - Mejor otro día. - terminó de decir con un tono seco, para entonces irse a su siguiente clase.

Anthony se acercó a Danno y le dio un ligero golpe en la espalda, lo suficientemente brusco para que fuera molesto y pero lo suficientemente suave para que no resonara por toda la clase. - Ya te vale. - miró entonces a Scott y a José. - Y a vosotros dos, también, os pasáis.

Alzó los hombros, tampoco es que él fuera el maestro de aquella clase, pero no le gustaban las faltas de respeto tan bruscas. Se puso su chaqueta y se marchó, sin esperar a que ninguno tuviera tiempo de reacción.

Oye Daphne... - comentó algo tímida. - Creo que voy a quedarme aquí e intentar animar a la señorita Mccarthy. Una vez lo consiga, si quieres podemos hacer algo juntas, pero no quiero dejarla en ese estado. - frunció el ceño con pena y la señaló.

Se levantó de su asiento y con paso firme, camino hasta su maestra. Era la más joven o al menos, de las más jóvenes de la clase, su nerviosismo era notable pues tampoco había tenido muchas experiencias sociales más allá de en su pueblo y ahora con Daphne. Le puso su temblorosa mano en el hombro. - A mí... Me gusta esta clase. Quería que lo supiera, me gusta como enseña y aprender con usted. - aquél comentario logró una pequeña mirada de agradecimiento por parte de la maestra, quien aún con todo, seguía bastante derrotada.

Cuando Daphne calzó el gesto de Drea se alzó de hombros y miró a lo John Travolta para ambos lados. Justo en ese momento Scott comenzó su performance. La verdad es que al principio pareció interesada. Scott daba una buena introducción, pero poco a poco noto que las cosas no iban por el lado que ella pensaba que iba a ir. Tampoco le hubiera molestado que el chico se hubiera puesto a trastear un poco entre los historiales de los teléfonos. 

Luego Sydney salió apurada y pasó todo lo que pasó después. Y en algún momento la clase termino y todos comenzaron a marcharse. Daphne se levantó también, justo cuando Lara se acercaba a ella. No pudo evitar sonreír, la amabilidad de la chica era refrescante.

—Claro, dale... Yo tambien iba a hacer algo parecido. Si salgo antes te espero afuera, ¿Ok?

 Terminó de coger sus cosas y buscó a Lilliana con la mirada, había quedado preocupada por la expresión que le había visto, pero no pudo encontrarla. Seguramente se había marchado junto con el grupo más grande.

- No te vayas a pasar - le susurró a Scott con una sonrisa bailando en sus labios, pues lo conocía suficiente para saber que a veces sobrepasaba los límites

Siguió los movimientos de su amigo con curiosidad mientras su cuerpo se giraba para acabar sentada de lado y apoyando su antebrazo en el respaldo. Desde ahí tenía una buena panorámica de todo. 

La expectación que burbujeaba en su estómago se diluyó con el regocijo de la situación y el miedo de que fuera su móvil el que cayera al suelo. El sonido del crash la levantó como un resorte del asiento. 

El ver la reacción de Nicole cuando fue el suyo el que sufrió aquel fatal destino le provocó una punzada de culpabilidad pero antes de volver a moverse o decir algo, captó de reojo la reacción de la profesora. 

Se acercó junto con Lara - Siento mucho lo que ha pasado. Pero nos sentimos tan a gusto en su clase que no tenemos miedo de decir lo que pensamos ni de innovar - desde luego no decía ninguna mentira - Además, usted explica genial - 

A pesar de que en estos momentos Nichole Bloomer parecía tener ciertos problemas, cuando la profesora le dio la oportunidad para marcharse del lugar; Jack Anderson no dudó ni un momento, y en vez de dirigirse a mediar entre ella y Scott Lessard, este simplemente tomó su mochila y se largó del lugar.

-Al fin... -Comentó por lo bajo, aunque antes de salir, echó un vistazo a la pelirroja y, sacándole una sonrisa galante, este simplemente se marchó del lugar. Quizás no ganara el premio del novio del año, pero tampoco era necesario, ya pagaría por comprar al jurado que lo evaluara.