Partida Rol por web

Creo que acabas de describir tu fantasía, más allá de un peligro real, Thomas. - su tono era muy tajante, a pesar de que parecía que continuaba con la broma, lo dijo tan serio que parecía hablar sin guasas. - ¿Queréis que tomemos algo juntos? Así seguro que nadie más se os acerca.

Entre los comentarios de los chicos y la foto que le enseñó Daphne, no pudo evitar soltar una ligera risa. - Sí, estoy bien, no os preocupéis. - admitió, mucho más relajada ya. - Me parece una idea estupenda, así amplío un poco mi círculo de amistades. - miró de reojo a Daphne, esperando también su positiva. - Sí a mi compañera de habitación le parece bien, después de todo es mi amiga y con quien había quedado en venir aquí primero.

Já. - onomatopeyo, dando un pequeño codazo a Nichole. - Menudo espectáculo, no sé si esto ha sido más patético que lo de la clase de historia del arte. - una sonrisa maliciosa apareció entonces en su rostro. - Al menos estos pringados no te han roto aún más el móvil.

Viendo que Jack se dirigía a pedir un café para él y su chica, decidió acompañarle. - Voy a pedir yo un café también, te robo al chico un momento, pero prometo devolvértelo entero. - le dedicó un guiño a su mejor amiga y no dudó en acompañar a Jack a por dichas bebidas.

El tono amable de Mindy se tornó un poco más seco. - ¿Qué le ves a Nichole? ¿Lo mismo que todos? Porque si te la vas a follar un par de veces y dejarla tirada, al menos déjala con tacto, que luego la que se tiene que comer sus lloros soy yo. - suspiró, con cierta pesadez. - Porque no vais a full ¿verdad?

Una de las cosas en las que Jack Anderson no era especialmente bueno era el hecho de pensar por si mismo cosas más elaboradas que era lo que quería comer en su siguiente comida; mucho menos quedarse a solas con nadie que le hiciera preguntas complicadas, enrevesadas y con trampa. Por lo que ante la primera pregunta, este decidió que lo mejor era asegurar la respuesta cosas.

-¡Cariño!. -Dijo llamando a Nichole, buscándola con la mirada como si no fuera más que un niño buscando a su madre- ¿Cuales eran las cosas que veía en ti?. Ahora mismo no tengo la lista a mano y me da apuro responder y no incluir todas tus facetas positivas... ¿Y si se me olvida tu buen sentido del humor?. ¡Seguro que te cabrearías!. ¿Tienes tu la lista que habíamos hablado?.

En efecto, había logrado sobrevivir a la dura vida universitaria lanzando fajos de billetes a la gente adecuada que le pavimentaba el camino hacia un título comprado, y si no, siempre podía comprar una nueva biblioteca, una que incluyera un ala de pornografía, que al parecer en la actual están escasos de dicho material. (Ya lo comprobó).

—¿Cual sería la fantasía ,Terrance? —pregunto imitando una ofensa y cruzándose de brazos y volviéndose hacia Thomas—,  que te acosen o que te salven?

Escucho la sugerencia de Terrance y, al ver que Lara estaba de acuerdo con la idea decidió apoyarla. Aunque como ya estaba en el papel de ofendida siguió con la interpretación.

—¿Estas insinuando que no sabríamos cuidarnos solas porque somos unas delicadas florecillas? Vamos, al fondo veo una mesa libre, apuremonos antes que se llene. 

Mientras iban hacia la mesa escuchó el comentario malintencionado de Mindy, pero no le dio en el gusto de voltear, pero si lo dejó bien anotado en su libreta mental. Al llegar al destino rápidamente cogió una quinta silla y la dejó a un costado, reservándola.

—Es para Scott —aclaró antes que le preguntaran—, nos pidió que le apartará un puesto. Entonces ¿Quién va por los cafés y quiénes cuidan las mochilas?

Renata caminaba enganchada al brazo de Steve en dirección a la cafetería. No había muchos alumnos rondando por aquel pasillo que transitaban por lo que se sentía un intermitente y denso silencio.

La joven parecía pensativa, con un punto de tristeza en su suspirar. Pero al momento sacudió ligeramente la cabeza y se forzó a sonreír cuando giró el rostro hacia su amigo.

- Estoy pensando en pedirle a Liliana que me haga alguna foto chula para subirla a mi Insta. Algo artistico. Que te parece? -

Entre beso y beso, Nichole escuchó el comentario de Mindy y apartó los labios de Jack para mirar a su amiga. Frunció ligeramente el ceño, disgustada al pensar en el bochorno que había vivido en clase. 

— Hay gente que no sabe cómo llamar la atención. — Comentó con tono mordaz, dirigiendo una fugaz mirada en la dirección donde se habían ido sus compañeros de clase. Volvió a mirar a Jack y volvió a sonreír. — Vale, cielito, pero no tardes... — Le guiñó un ojo y miró a su amiga, arqueando ligeramente una ceja. Si se entrenaba más tonta no podía ser, pues claro que Jack iba a volver con ella, enterito y perfecto como era... 

Caminó hasta la mesa donde solían sentarse, en el centro de la cafetería, donde todo el mundo pudiera admirarles bien. Curiosamente ese sitio solía estar libre y si alguna vez estaba ocupado, en cuanto entraban ellos en la cafetería, se levantaban rápidamente. 

Se sentó, cruzando las piernas por debajo de la mesa y volvió a atender su móvil, valorando los daños que tenía. Le fastidiaba tener que cambiárselo por lo engorroso que era descargarse las apps, aunque había visto el último ultimísimo modelo que habían sacado en la empresa de papá y ya le había echado el ojo. 

Levantó la mirada al escuchar a Jack llamándola y una suave sonrisa asomó a sus labios. 

— Cielito, me la he dejado en mi house... — Le dijo, alzando la voz y una risa cantarina brotó de su garganta. — Pero no te preocupes, estoy convencida de que sabrás responder sin olvidar ninguna de mis "cualidades". — Le guiñó un ojo y le lanzó un beso para que pudiera atraparlo en el aire.

Sydney se había abierto paso hasta los lavabos del baño. No tenía del todo claro el como. Solo sabía que había necesitado irse de allí, y su cuerpo parecía haber actuado solo hasta llevarla hasta ese espejo, en el que ahora contemplaba su cara pálida y asustada, como si hubiera visto un demonio.

-Qué te pasa.-se le escapó de entre los dientes toda la furia y la vergüenza de haber salido de clase a toda velocidad.-Por qué eres así. Todo va bien. Era una simple foto.

Pero no había sido del todo así. La clara imagen del soldado le había recordado, en una serie de flashes muy rápidos pero muy absorbentes, experiencias pasadas. Los duros entrenamientos, lo estricto cuando no cruel de sus mentores, las comidas asquerosas en bandejas de acero, su hermano estando a su lado hasta que ya no lo estuvo.

Se refrescó la cara con agua fría hasta que se sintió volver del todo en sí. Los recuerdos de Austin parecían empeñados en aferrarse a ella como una lapa, pero había remedios contra ello. Echó un vistazo al reloj y se sorprendió al ver que había pasado más tiempo del que pensaba. También de los mensajes en su móvil, o quizás más bien la falta de algunos. Con el ceño fruncido escribió un par de ellos y salió de allí con energía renovada.

A pesar de que aquello podría considerarse romántico, una relación basada en la confianza mutua y en donde ambos tenían bastante claro que decir del uno del otro; para Jack Anderson era una situación crítica, a fin de cuentas, nunca se había visto en la tesitura de recitar algo sin un telepronter o un abogado susurrándole algo en el oído.

-Tiene dos ojos. -Comentó con convicción, para casi al instante perderla automaticamente- Y... respira... y... ¿Tiene el pelo bonito?.

Eso último a pesar de que lo preguntó, aquella pregunta no era para aquella mujer, sino porque estaba dudando si eso estaba en la lista o era una opinión y preferencia personal de Jack Anderson, a fin de cuentas a él le encanta el cabello, o al menos el suyo propio. ¿Estaría extrapolando?. ¡A saber!.

- No le prometo nada, señorita Mccarthy- Me metí las manos en los bolsillos, encogiéndome nuevamente de hombros, mientras me alejaba de allí.

El móvil vibró y miré los mensajes. Bufé un poco contrariado. Quería ir a la cafetería a hablar un poco con las chicas, pero... al final, parecía que cambiaba unas por otras. 

Renata y Steve llegaron a la cafetería, todo parecía bastante tranquilo. Pudieron reconocer a Jack, Nichole y Mindy, hablando mientras se tomaban un café. Por otra parte estaban Daphne, Lara, Terrance Hill y Thomas Ellis sentados en una mesa distinta, también hablando tranquilamente.

Mindy simplemente volteó los ojos. - Espero que ahí abajo tenga más cabeza. - comentaba ciertamente molesta hacia su amiga, dando un largo sorbo a su café.

Si bien había contestado a la pregunta que le había hecho, estaba claro que se estaba haciendo el tonto y dando así una evasiva. Al ver que no le seguía el juego, se molestó y decidió no hablar más de momento.

Yo... Pues ¡ninguna! - se le notaba algo confuso ante la pregunta, a pesar de que entendía que aquello formaba parte del juego que él mismo había iniciado. - ¡Joder tío, ahora se van a pensar que soy un pervertido!

Observó el asiento vacío. - ¿Viene Scott? Bueno, mientras no nos quite el móvil para hacernos sentir terror. - alzó los hombros. - Yo no tengo nada que ocultar más allá del dinero que tengo en el banco, pero este tipo de aquí... - señaló a Terrance. - Ya veis la pinta que tiene, seguro que oculta algún crimen ahí.

Lara parecía estar mucho más relajada, incluso se rió.

Aquél tranquilo ambiente pronto se vio interrumpido, pues dos policías hicieron aparición en escena. Caminaron lentamente hacia la mesa donde se encontraba Jack Anderson y poniendo sus manos en el cinturón, habló el que parecía el más experimentado de los dos. - Señor Anderson, debe venir con nosotros. Le explicaremos los motivos del por qué cuando estemos en privado.

Por suerte Jack Anderson había logrado salir del paso de la mejor forma posible, sin gente cuestionando sus pobres decisiones de palabras en ningún momento, siendo por tanto una victoria que el consideraba como un tremendo éxito la simple dejadez y tolerancia por parte de los compañeros de clase. Pero la celebración no iba a ir muy lejos...

-¿Tiene una orden de registro?. -Preguntó Jack Anderson a aquel agente de policía que le había interrumpido- Si es así les pediré que ustedes... ustedes... -El muchacho rebuscó en su bolsillo de su pantalón por una pequeña nota arrugada que sacó y leyó lentamente- se... va...yan... ¡Se vayan!.... Yo... me... a...ca...to... Yo me acato... a... la... cinco grados... en...mi...en...da... ¡Yo me acato a la cinco grados enmienda!.

Probablemente pusiera "5º Enmienda" pero eso ya era un problema de comprensión lectora a lo cual no se iba a profundizar en demasía; por lo que el hombre sin causar ningún alboroto se acercó lentamente a la barra de aquella cafetería y, llamando la atención de quien estuviera ahí habló.

-Te compro el local. -Confirmó el hombre encogiéndose de hombros- Mi abogado me dice que si la policía quiere hablar conmigo tengo que comprar el sitio donde estoy para poder echarlos. Así que, vendemelo... te daré vacaciones en verano. -Quizás eso fuera una gran idea, a fin de cuentas la universidad estaba cerrada en aquellas fechas.

¡Tranquilícese señor Anderson! - saltó el cadete del dúo policial, poniendo sus manos con las palmas hacia abajo, mostrando así que no querían hacerle nada. - Sólo queremos que identifique el cuerpo de su tía abuela Elizabeth, la hemos encontrado muerta en su apartamento y el único Anderson que queda vivo en la ciudad es usted.

Lucas apoyó dos de sus dedos sobre el principio de sus cejas, además de emitir un sonoro bufido. - Cadete, esa información se la debíamos entregar solo al señor Anderson, no hacía falta que media universidad se enterara. - por otra parte, también arqueó una ceja mirando de forma ciertamente sospechosa a Jack. - Aunque no entendemos tanto nerviosismo señor Anderson, lo cual ha desembocado en que mi compañero le intentara tranquilizar de la única forma que se le ha ocurrido. - intentó excusarle, además de buscar las razones del comportamiento de aquél individuo.

Nichole le había lanzado una mirada de advertencia a su amiga Mindy. No le gustaba que intentara poner a prueba a Jack, haciéndole preguntas comprometidas. Ella ya sabía cómo era y si estaba con él no era precisamente por lo que tenía en la cabeza. Bueno, sí, tenía un pelo divino, pero ese no era el único motivo... 

— No seas tonta, bitch... — Dejó la frase a medias al ver entrar por la puerta a Steve y a Renata y se llevó el vaso de café a los labios. Se había acostumbrado a tomarlo sin azúcar ni nada. Los edulcorantes dejaban un sabor super artificial y el azúcar era una bomba de calorías. Tenía que estar divina, no como la latina esa que seguro estaba llena de celulitis. No entendía a Steve, si su padre se enterara de que volvía a ser "amiguito" de ella seguro que le castigaba y le quitaba su asignación.

Nichole no soportaba a Renata, recordaba las últimas palabras que habían cruzado y eso la ponía de muy mala leche y sacaba lo peor de ella. Dio un sorbo al amargo café y dejó nuevamente el vaso sobre la mesa. Volvió su mirada a los ojos de Jack y le sonrió.

— ¿Así que tengo dos ojos...? — Le preguntó y una risa clara empezó a brotar de su garganta, cuando vio aparecer a los dos policías y la interrumpió. 

Sus ojos se abrieron por la sorpresa al ver que se acercaban a su mesa y le pedían a Jack que les acompañara. Pero más se sorprendió ante la reacción de su novio.

— Quinta enmienda... — Le corrigió, bajando la voz para que no la escuchara toda la cafetería. ¿De verdad estaba diciendo de comprar la cafetería? ¿Por qué se estaba poniendo tan nervioso? Nichole se había quedado paralizada, mirando a los policías e intentando descubrir qué era lo que querían. Estaba claro que no tenían intención de detenerle, si fuera así no habrían entrado con tantos miramientos y habrían ido directos al grano. Pero, entonces, ¿Qué podían querer...? Se levantó, acercándose a Jack para recomendarle que se calmara, cuando uno de los policías explicó el motivo de su presencia y el otro miró con sospecha a su Jack. Nichole arqueó una ceja y le cogió la mano al chico.

— ¿No le da vergüenza entrar así en la Uni y soltar esa noticia delante de todo el mundo? ¿Cómo esperaban que reaccionara? Ustedes lo que deberían haber hecho era avisar al director y que le llamaran a su despacho, para poder tener intimidad y no montar un espectáculo delante de todos. — La joven habló con voz afilada, clavando su mirada en los ojos del policía que parecía más experimentado. 

Suspiró y miró de nuevo a su novio. — Cielito, ¿quieres que te acompañe? — Le preguntó, cambiando el tono de voz a uno más dulce.