Estaba repartiendo forraje por las cuadras de los caballos cuando oyó una voz que le llamaba. Se volvió y una sonrisa se dibujó en su rostro al descubrir que se trataba de Ser Mordred.
-¡Bienvenido señor!- Exclamó sinceramente contento de verle aparecer, alegría que se vio acrecentada al ver que le traía vino, y no cualquier vino, este era de gran calidad.
-¡Vaya que si! y si algún momento es bueno para tomar un trago es este- Había sido una jornada de mucho trabajo, normalmente no cargaba con tanta responsabilidad, y además este día no era uno cualquiera, pues habían muchos invitados de renombre en la fortaleza. Algunos caballos emitían ronquidos y se movían inquietos, de vez en cuando algunos relinchos aquí y allí producidos también por cierto nerviosismo.
Brindó con Ser Mordred y dio un largo trago a su botella, después secó sus labios con la manga de la camisola. -Un buen caldo sí señor- observó mientras miraba la etiqueta fingiendo ser capaz de leer lo que en ella ponía.
-¿Está seguro de salir Señor?- respondió bajando la voz para mantener la privacidad que el caballero había iniciado, Thiago ahora hablaba más serio -Creo que esta tormenta puede ser muy fuerte, no se si tanto como la de anoche, pero los animales están nerviosos y eso siempre augura algo a lo que hay que tener en cuenta. Además la tarde está a punto de caer y la oscuridad cubrirá el exterior, no hay antorchas ni candiles fuera de las murallas. Me siento en el deber de rogarle que, si le es posible, posponga esa tarea para mañana, o al menos para cuando la lluvia cese.- Claramente el mozo estaba preocupado por si la tormenta formase una cortina de agua tan densa que embarrase el suelo borrando toda huella del camino y privando de poder ver más allá de a unos pocos metros de distancia. Si eso ocurriese el caballero podría perderse en el bosque con los peligros que aquello implicaba, pues a parte de las bestias habían los accidentes del terreno por los que a uno le podía llegar la muerte.
Valoró un instante la invitación, pues aunque no deseaba encontrarse con su último aliento antes de hora la promesa de una recompensa siempre hacía atractivo cualquier asunto. Sin embargo pronto cruzó por su mente que si Evan dejase libre el puesto de jefe de caballos era muy posible que él ocupase aquel lugar, pues por algo le había puesto al frente durante aquella velada, y si eludía sus responsabilidades en un día como aquel volvería a ser un mozo cualquiera o incluso sería expulsado de la fortaleza, nadie volvería a confiar en él como hombre responsable ni de confianza.
-Lo lamento Ser Mordred, de veras. Una parte de mí, la del Thiago aventurero y amante de las emociones, desea acompañaros, de veras. Pero comprended que he recibido ordenes muy claras de no abandonar los establos hasta que la fiesta haya concluido. Se me ha hecho responsable de los caballos de los Vaelys y también de los vuestros, los invitados, si algo ocurriese porque me fui de excursión me cortarían las pelotas- Declinó la invitación, y aunque sus palabras no habían sido las mejores al tratar con un noble, sí había sido sincero y honesto, simplemente el mozo no sabía de etiqueta ni finos modales - Quizás el propio Evan podría hacerlo, o Kyle, no hay nadie que conozca mejor el bosque que el jefe de cazadores. Sin duda Kyle sería un acompañante que le ofrecería garantías, y le tengo por un hombre con honor y en quien se puede confiar, mi señor.- Sin duda prefería que Mordred quedase en la seguridad de la Fortaleza de Sangre, pero si decidiese salir a pesar de su advertencia era mejor que lo hiciese con alguien que aumentase sus probabilidades de regresar sano y salvo.
- ¡No, no! -rió sonoramente, para después volver a bajar la voz.- Tranquilo, muchacho. Entiendo tu postura, y no me atrevería a pedirte que vinieras conmigo. Tienes un trabajo importante que cumplir, y aprecio que lo antepongas a otros quehaceres. Entenderás, por tanto, que yo intente ocuparme de los míos con la misma resolución. No, no te pido que abandones tu puesto. Tendré otro acompañante, quien quiere mantener este asunto en secreto, así que me temo que no está en mi mano decirte mucho más. -miró a su alrededor, asegurándose de que no había oidos indiscretos, y se llevó una mano a la boca para ocultar aun más sus palabras.- Es un asunto de faldas.
Dió un ligero codazo a Thiago al tiempo que le guiñaba un ojo, para después llevarse el dedo a la boca en señal de que guardara el secreto, como dos compadres compartiendo un comentario indebido en una taberna. Dió un trago a su copa y volvió a hablar con seriedad.
- La tormenta será un problema, pero me temo que este asunto no puede esperar a mañana. Tendré presente tu recomendaciones sobre Kyle, pero como ya te he comentado... -negó con la cabeza.- Me debo al secreto de mi confidente. Y es todo cuanto te pido a ti: Que guardes el secreto de nuestra partida. Tengo plena confianza en tí, pues no has preguntado ni una sola vez a dónde me dirijo. Estoy seguro de que mi acompañante sabrá agradecer tu silencio. Y en cuanto a mí, pide y haré cuanto esté a mi alcance para hacerlo posible.
Se sintió aliviado al darse cuenta de que había malinterpretado al caballero. Mordred no le pedía que faltase a sus obligaciones, simplemente conversaba con Thiago y compartía sus pensamientos por alguna razón con el mozo. El hombre se sentía agradecido ante tal muestra de confianza, tomándolo como algo sincero y propio del noble.
Observó también alrededor, y vio a Tomas que pasaba con la otra carretilla de forraje ya vacía, sin duda había terminado de abastecer al pasillo al que se le había mandado hacerlo.
-Ocúpate de esa también- ordenó Thiago al otro mozo de más edad. A saber dónde estaría Viko, soñando con las musarañas seguramente. Sonrió a Mordred, estaba claro que al hombre de ojos dispares le gustaba el sabor del mando.
Con aquella orden hizo que el mozo se alejase de ellos recuperando la privacidad que buscaban para la conversación que mantenían.
-No os preocupéis Ser- respondió con una sonrisa pícara y un brillo de complicidad en la mirada -¿Faldas e? Las mujeres, esas criaturas deliciosas y perversas a la vez- Rió pensando en algunas de las mujeres que había conocido y aquellas a las que desearía conocer -¿Vais a precisar de vuestras monturas?- Preguntó dando un sorbo largo a aquel vino, bebiéndolo con gusto pero sin pararse a notar matices ni otras delicadezas. Si Mordred le había ofrecido un favor al parecer el mozo pensaba cobrárselo, quizás, más adelante.
Mordred miró distraidamente al hombre que cargaba la carreta mientras terminaba su copa. La casa entera parecía estar en un ir y venir constante, y los establos no eran excepción. Cuando volvieron a quedarse solos, se sirvió más vino mientras dejaba escapar una leve risa por el comentario de Thiago.
- Son un castigo y una bendición. -dijo burlonamente.- Nos hacen odiarlas a rabiar para luego tenernos pendientes de sus gracias al instante, qué tragedia la nuestra.
Dió un trago, sonriente, como si brindara por lo que él mismo acabara de decir. Al momento volvió a mostrar algo más de seriedad.
- Aun no saldré, pero espero hacerlo cuanto antes. Debo aguardar a mi acompañante. No prepares aun montura alguna, por si alguien más fuera a venir aquí e hiciera preguntas. O por si las hiciera algun otro mozo, aunque estoy seguro de que contigo este establo está en buenas manos. -sonrió y colocó una mano en el hombro de Thiago.- Gracias por tu ayuda, eres un buen hombre.
Se despidió de él y se dispuso a marcharse, pero tras apenas unos pasos dió media vuelta y le extendió la botella que llevaba en la mano. Hablaba ahora abiertamente.
- Estoy seguro de que tus mozos han trabajado duro, quizás algo de vino les anime las manos y los piés.
Sonrió y se giró de nuevo, dirigiéndose al interior de la Fortaleza.
Mordred sale de los establos y entra en la casa.
Asintió sonriente a la afirmación de Mordred sobre las mujeres, que gran verdad, e hizo el gesto igualmente de brindar por aquello.
-Descuide Ser, aguardaré a su llegada. Espero que tengan éxito en su acometida- dijo sustituyendo claramente la palabra cometido por acometida mientras hacía un claro gesto con las manos y las caderas como si penetrase a una mujer.
Cuando Mordred le extendió la botella Thiago ensanchó su sonrisa con clara felicidad.
Joder, ojalá todos fuesen tan majos.
-Gracias señor, seguro que lo agradecerán- Permaneció todavía un momento sonriendo y viendo como la silueta del caballero se perdía en los jardines.
Los mozos de cuadra andaban de aquí para allá con sus quehaceres.
En cuanto el caballero asomase por los establos Thiago acudiría a su encuentro para ver qué era lo que necesitaba de ellos.
Ser Lance anduvo hasta el establo... esperaba encontrar allí a algunos de los sirvientes, primero con quien habló y segundo con los afectados en la conversación, pero no encontró a ningún sirviente ni a Sloth, cuestión que le extrañó más por la noticia que difundió. No obstante se acercó al mozo de cuadras. - Buenas sean, aunque llueve espero que pronto escampe, dijo sabiendo la cantidad de lluvia que estaba cayendo, y que decir buenos días no era muy lógico debido al estado del tiempo. - Me llamo Ser Lance Dayne, soy uno de los invitados de la señora. - Le comunicó a modo explicativo aunque ya sabía que se lo imaginaría, de todas formas se presentó de manera informal: - por casualidad ha visto por aquí a Sloth, o a algún criado que estuviera buscándome. Le comentó a modo de pregunta indirecta.
Lleva su armadura de plata pulida, que resalta con una intensa capa de color carmesí que cuida con esmero, la armadura también posee botas metálicas y antebrazos metálicos.
Observó al caballero de arriba a abajo, sin duda un tanto sorprendido por su regia armadura.
Saludó con una leve reverencia ante la presentación de Dayne. -Yo soy Thiego-respondió -No ha venido por aquí Sloth ni ningún otro sirviente de la casa. ¿Puedo ayudarle yo en algo?- preguntó.
al saber que no había quien buscaba y viendo la posición del sol en el cielo, era hora de dirigirme al comedor, no daba una buena imagen llegar tarde siendo un huésped y una deshonra para Alwen este insulto a su familia, "gracias, creo que es hora de que me valla al comedor, le dejo que siga con su trabajo" y me dirijo al comedor
me muevo hacia el comedor
Thiago se encontraba empapado por la lluvia que había en el exterior de la fortaleza. Junto a él se hallaba el cuerpo de Lady Myriah ensangrentado y empapado.
Oí el ruido de los cristales y el impacto y fui a ver qué pasaba. Temí que el agua descompusiera el cuerpo de vuestra madre, dijo mirando a Mira, por eso he decidido traerlo aquí hasta que acabe la tormenta, al menos aquí no corre peligro de que los cuervos o los gusanos lo devoren.
Observó el cuerpo de la señora tendido en el suelo, sin vida. Era el segundo muerto que veía la pequeña. Hasta ahora sabía que su madre había fallecido, pero al menos no había visto el cadáver. Miró a la dama tan solo un instante, temiendo que aquella visión la derrumbarse.
-Bien Thiago, la señora no merece estar bajo una lluvia inclemente- dijo sin esperar demasiado a que respondiese Mira. Quizás podría interpretarse una osadía por su parte, pero había tomado la iniciativa para evitar ese trance a la pequeña de los Vaelys. -Vamos, ayúdame a llevarla al guardarneses, allí podemos restaurarla sobre la mesa.- dijo a Thiago. Myriah no debía estar tendida por los establos, rodeada de los animales.
Esperaba que a la niña le pareciese bien lo que había propuesto. Ya no disponía de su capa, por lo que le resultaba imposible cubrir el cuerpo con ella, y no creyó apropiado utilizar una de las mantas de las monturas Vaelys, su señora no era una yegua y aquello habría resultado un insulto.
-¡VIKO!- llamó con un grito al joven mozo que apareció a toda prisa con la cara de despistado que le caracterizaba -Ve a por una sabana, una limpia, alguna de las sirvientas de la fortaleza sabrá facilitártela. Cuando la hayas traído debes salir de inmediato hacia la capilla, informa al Septón y las damas de que el cuerpo de la señora está aquí- el muchacho no era el más espabilado ni el más vivo, le faltaba un poco de nervio. Sin embargo era muy delicado y afectuoso con los animales. Lo otro estaba seguro de que pasaría con la edad. -¡Rápido muchacho!- lo apremió dado que se había quedado como petrificado ante la vista del cuerpo de Myriah.
Después volvió su vista para ver a Mira, ¿Estaría bien? No quería pregintarselo directamente, delante de sus chicos, pues debían verla como alguien superior a ellos y en ningún caso como una florecilla desvalida.
Antes de que Viko fuera a avisar de que el cuerpo de Lady Vaelys se hallaba allí llegó un soldado a los establos:
Evan, Lady Vaelys, Thiago, Lord Rhys ha aparecido muerto, han encontrado su cadáver en las mazmorras. Aún no sabemos con exactitud las causas de la muerte, pero lo cierto es que ha fallecido antes de que ninguna de las hijas Vaelys haya contraído matrimonio. Eso convierte a Alester Marbrand en el señor de la Casa Vaelys y por lo tanto nuestro nuevo y actual Señor. Dijo esas últimas palabras para que calasen hondo en el mayordomo. Ahora tendría que obedecer las órdenes del nuevo Lord Vaelys.
También quería comentaros que el nuevo señor y su futura esposa, Alyra Vaelys nos encomendaron buscar a La Señora, parecía que aún le costaba dejar de tratar a Lady Myriah como La Señora, pero lo cierto era que aquello ya no era así. No se si estabais allí cuando intentó suicidarse, comentó a los presentes en los establos pero dijeron que había desaparecido y ahora nuestra labor es informar de que al fin lo he encontrado. Dijo alegre por ser él quien lo había encontrado. Además, se ha pedido ir a buscar su cadáver y llevarlo al Recibidor, allí se llevará también el cuerpo de Lord Rhys cuando lo encuentren. Por lo visto Alyra no quiere que su madre vaya a la capilla. Dijo esperando a que le hicieran caso y llevaran el cuerpo allí.
La llegada del soldado le sorprendió un poco, aunque lo que de verdad le impactó fueron las noticias que traía. Que informase de que habían encontrado el cuerpo de Rhys en las mazmorras le cayó como una losa, y no solo en su corazón. No pudo evitar una mueca de dolor y derrota por aquello. ¿Y en las mazmorras? ¿Acaso aquello debía dar más peso a la posibilidad de que fuese el jorobado el asesino?
-¿En qué zona de las mazmorras hallaron al señor?- Preguntó mientras pensaba también en cómo aquello haría mella en la joven Mira. Las esperanzas de los dos se habían ido al traste. Llegaban tarde dónde fuese que hubiesen de haber estado. ¿Porqué no se había pegado a su señor desde el desayuno? De ese modo hubiese podido evitar su muerte.
-Está bien, yo mismo llevaré a Lady Myriah al recibidor- Tomó el cuerpo de su señora en brazos, mientras esperaba a que la niña tuviese las fuerzas suficientes para caminar a su lado. No podía dejar de lamentarse porque ella viviese aquella pesadilla de día, perder ambos padres así, tan de repente, ver como todos los sueños de sus hermanas se desvanecían, bueno, casi todos los sueños. Perder la inocencia que nunca podría recuperar, mientras el dolor se abría paso en su brillante corazón.
Después, tras dar unas ultimas indicaciones a los mozos de cuadra, se dispuso a salir de allí.
Evan y Mira salen para ir al recibidor
Pensó que no estaría mucho tiempo en los establos, tan solo lo necesario para que Evan diese algunas órdenes. Hubiese preferido ir directamente a otro lugar pero no le disgustó por completo hacer un pequeño alto allí pues podría ver a su amado Resplandor.
La niña frenó en seco como si una cuerda tensase abruptamente su cintura desde atrás. Su mirada se clavó en una figura, pero no fue ésta la de su dorado caballo sino una mucho más sombría. Se llevó las manos a la boca tapando un grito que tragó hacia dentro, haciéndose eco en su pequeño cuerpo.
No recurrió a su imaginación, pues las palabras de Thiago eran altamente descriptivas. Desde luego no podían dejar que gusanos y cuervos devorasen a su querida madre, y aunque le pareció frío y desalmado el traerla allí, pronto comprendió que nadie más se había preocupado por aquella mujer que con sus virtudes y defectos había traído al mundo tanta vida.
Tenía el corazón inundado de pena y escuchaba lejanas las palabras de Evan, hasta que irrumpió el soldado con la peor noticia que Mira podía escuchar: la muerte de su padre. Fue como si un rayo la partiese en dos. En ese momento creyó que moría ella también.
Evan y Mira salen para ir al recibidor