El plan inicial era esconderse en la Despensa hasta dejar de escuchar los pasos de Lenia, pero ya que estaba... Caminó hasta el armario y tomó algo de pan, sacó un buen queso y algo de embutido, y no dudó en empezar a servirse cortando la comida con uno de los cuchillos en la mesa de cortar.
Al final acabó haciéndose un buena comida. Añadió algunos tomates, y algo de ensalada, para que no dijeran que no comía verdura... Y para finalizar, saqueó el armario de los postres, buscando algo dulce.
Tenía hambre.
Acariciándose la barriga, se servía un buen vaso de agua para finalizar y salió de la despensa.
Como no sé si hay alguien espiando xD Pongo en privado que me dirijo a la torre de los invitados :D
He estado embarazada, este hambre inhumano está totalmente justificado xDDDDD
Parece que alguien ha gastado algo de queso, de embutido, unos tomates y un poco de lechuga. Alguien ha entrado allí y parece que se ha servido una buena cena. Pero no te ha dado tiempo a ver al ladronzuelo.
Sebastian miró alrededor al entrar en la despensa. -¿Gwen?- Al ver que se habían gastado alimentos frunció el ceño levemente -¿Gwen estás ahí?-. Comprobó bajo la mesa y en diferentes posibles escondrijos y suspiró. Más por curiosidad que por enfado quería averiguar quién había entrado en la despensa.
Tras comprobar que todo lo demás estuviese en orden, volvió a las cocinas.
Sebastian se mueve de Sótano > Despensa a Sótano > Las Cocinas
Sebastian llegó nervioso a la despensa. Suspiró al no encontrar a nadie allí. Por suerte Fiona no está esperándome, no quisiera ahora ser yo el que llega tarde. Lo que había pasado con su cita en la torre le tenía histérico. ¿Por qué no me di cuenta antes de que yo no podía acceder a aquellas habitaciones? Pobre Fiona, se habrá quedado esperando y quizás pensó que la había engañado o cualquier otra historia. Su pesimismo le hacia pensar que podría haber un problema, pero estaba seguro de que no. Ella le conocía y sabía que él no habría hecho nada de mala fe. Ella llegará pronto y podremos hablar, seguro.
Caminaba de un lado al otro de la despensa, pensando en por donde empezaría a hablar por ella. Mientras pensaba, estar en la despensa le recordo su deber hacia la comida. Anoche había encontrado rastros de alguién que había robado comida. ¿Estaba todo bien ahora?
Sebastian se movía nervioso por la despensa. No habrá querido venir Fiona. O no le habrá llegado a tiempo el mensaje. Quizás, la haya encontrado alguna de las damas y le haya pedido cualquier cosa urgente, cosas del servicio. Tantas cosas por hacer y no se podía quedar esperando en vano por ella. Esperaria un poco más, sin embargo, por si ella llegaba tarde.
Esta vez la despensa parece como siempre, no parece que nadie haya intentado comer nada.
Sebastian caminaba nervioso por la despensa, pensando en que le diría a Fiona. Pero el tiempo pasaba y Fiona no llegaba. Suspiró desesperado y le dio una patada a uno de los sacos de cereal amontonados. ¿Por qué no me di cuenta antes de que yo no podía acceder a aquellas habitaciones? Se torturaba pensando en Fiona, que le habría estado esperando a él. Y ahora era él, el que perdia el tiempo esperando. Y no había tiempo que perder. Por un lado él tenía responsabilidades en un banquete que era muy importante para la casa. La casa a la que el pertenecía, ahora no solo por servicio sino por sangre. Ay, por su obsesión con Fiona se había despistado y había dado oportunidad a Ginevra, John y Evan de aprovecharse de su posición temporal. Pero ahora lo importante era Fiona y los planes que ella quisiera hacer con él. ¿Donde estará Fiona? Si no la encuentro quizás tenga que ir a hablar primero con el Septón o el Maestre, para saber que opciones tenemos. Pero se lo quiero decir primero a ella.
Pero bueno, dijo finalmente en voz alta, no me puedo quedar aquí todo el día. Le he dicho al soldado que estaría aquí a las cinco, pero la hora pronto pasará. Probaré a estar más visible, en la cocina, para que me encuentre Fiona. Dio una nueva patada al saco y salió corriendo hasta la cocina.
Sebasitan va de la despensa a la cocina