El señor esperó en cuanto llegó a la planta de abajo. Un poco antes de acceder había visto entrar a otros soldados que sin duda iban a la planta de arriba por orden de Lady Ginevra. La doncella había sido siempre muy eficiente en su cometido, y también ahora demostraba dotes de mando. El señor no intervino no llamó a voces, dejó que los soldados siguieran las órdenes de la doncella. Él esperó abajo en la puerta algo dentro debido a la lluvia pero con la intención de salir en cuanto escuchara a los soldados bajar con el preso. Lo único que quería ver que Viserys no fuera un peligro esa noche, y para ello tendría que verlo entre rejas ya que era la única forma de dormir tranquilo.
Los nuevos visitantes no se tenían que percatar del suceso, de hecho Lord Rhys esperaba que ninguno se enterase de lo acontecido durante esa noche. Mientras esperaban en el septo confesando sus pecados, arrepintiéndose de cualquier acto impuro que hubieran cometido en la guerra, purificando sus almas y dando una información detallada de lo acontecido en ella.
Confiaba bastante en el septón y en su organización de la casa, en sus deberes religiosos y en sus formas de obtener las confesiones. Aunque todavía tenían muchos temas que tratar, pero se sentía satisfecho de que el hombre religioso tuviera una gran mira puesta en la casa, y llenase con su devoción e inteligencia la casa de actos piadosos y devotos hacia los Siete.
La Torre de las Vistas sin duda hacían honor a su nombre, el paisaje que se veía era magnífico-Buenos días soldado soy uno de los invitados de los señores de la casa, Ser Galbart Glover ¿sabéis de algún aposento libre para mi descanso?- pregunté con seriedad.