Cuando llegó a la habitación, acompañado por la bella sirvienta que le habían asignado para este corto trayecto el caballero la observó un segundo antes de empezar a hablar, midiendo si era una mejora respecto a su última visita o si sería una nueva falla en lo que solo podía calificarse como una preocupante merma en las fuerzas de seguridad de su viejo amigo.
Si tengo la suerte de llegar a tener este lugar en mis manos antes de su muerte me ocuparé de traer algunos hombres de mi hermano y dejarlos aquí al servicio de su señor. No me gusta verle entre hombres de armas tan poco capaces.
En cierto sentido esperaba que quien les había guiado hasta el comedor de aquella manera tan descortés solo fuera una manzana podrida.
Una habitación de buena calidad.-admitió el príncipe con una sonrisa-Digna de alguien importante. Si todas son así los demás caballeros estarán muy contentos.
Miró un instante a su acompañante y se sentó en la cama mientras se quitaba la primera capa que cubría su pecho, revelando una segunda en la que se mostraba la enseña de su casa en mucha menor extensión. Eran demasiadas capas para estar en un interior.
Por tu acento pareces de mucho más al norte qu este lugar- comentó empezando una conversación que los gestos de la joven le decían que también parecía interesada en comenzar-Además de que pareces de ascendencia noble. ¿Me equivoco?
Algo suavecito para empezar. Me intereso por ella.
Los nervios la habían traicionado y se sentía avergonzada por ello. Sin embargo Fiona entendía cuál era su lugar, su papel en la casa Vaelys, otro error como atender mal al príncipe no solo la dejaría en mal lugar a ella, sino también a sus señores.
La aparente fragilidad y dulzura de la sirvienta seguía ahí, pero el hielo que había dentro de ella sacó parte de su orgullo. Mientras guiaba a Oberyn hasta sus aposentos sus pies se movieron seguros sobre el suelo firme, oscuro y engastado de roca fría.
Ya en la habitación permaneció de pie junto a la puerta, esperó relajada cualquier orden, sus manos pequeñas descansaban cruzadas sobre su delantal, mantenía una postura erguida y la mirada algo baja.
No miró al príncipe mientras éste se acomodaba, alzó la vista cuando el sonido de la tela sedosa de sus ropas recreó un suave siseo en el aire parecido a un cascabel, entonces contempló mejor el sol y la lanza cruzada que lucía el emblema de su casa. Ese sol radiante pareció despertar la curiosidad de Fiona.
- Su presencia honra a nuestros Señores. - dijo ella en tono amable y cordial. - La habitación es un fiel reflejo acorde a la estima y admiración que sienten por sus invitados. - no iba a decir que él tenía más categoría que otros caballeros y que las habitaciones se habían repartido según el criterio que la historia y los hombres habían escrito, dando una importancia mayor o menor a cada casa*.
Un gesto de sorpresa se evidenció en su rostro cuando el príncipe le preguntó por su ascendencia noble. Su ceño se frunció ligeramente antes de responder. - No, mi señor, estáis en lo cierto. Soy sobrina de Lord Ironsmith, por parte de madre familia lejana de los Stark. - de lo primero no se enorgullecía, de lo segundo, no podía decir que ser familia de los Stark le hubiera repercutido muy positivamente en su vida.
Miró entonces el baúl pesado que alguien del servicio dejó en la habitación. - ¿Preferís que acomode vuestra ropa más tarde?.
Muy bien, que vaya tirando del hilo, Fiona no puede preguntar a Oberyn a la ligera pero dará conversación.
*Esto me lo invento yo porque quiero, no me imagino a Oberyn y Viserys instalados en las mismas habitaciones que el resto de caballeros.
No, ahora es tan buen momento como cualquier otro.- respondió- Además me intriga la presencia de una Ironsmith en un castillo sirviendo a señores bastante menores. Lo más normal es que el destino de alguien como tú sea un matrimonio provechoso y no imagino a muchos nobles rechazándote.
Se levantó y se acercó un par de pasos, pero solo paseaba. Por ahora la serpiente solo estaba jugando con el ratón. No iba a atacar tan pronto y acabar con el juego.
¿Qué trajo a una chica como tú a un sitio como este?
Otro paso, ni alejándose ni acercando sus pasos a la joven sirvienta. Solo paseaba.
Agresivo a la par que halagador. Suavecito y con calma.
Asintió y con permiso de la venia del príncipe se acercó al baúl. Era grande. Fiona observó la ornamentación que decoraba los bordes. Antes de arrodillarse y abrirlo para empezar a colocar su ropa en el armario, notó como la presencia de Oberyn se hacía más fuerte y llenaba la habitación. Caminaba por la estancia dando círculos, pero a la muchacha le dio la impresión de que la estaba estudiando silenciosamente.
Se puso un tanto nerviosa, y parte de ese nervio hizo subir un poco de calor a sus mejillas, ruborizándose, más cuando escuchó los cumplidos de Oberyn. Fiona sabía que a ojos extraños su situación no era lógica, tenía edad suficiente para estar casada.
Pensó durante unos segundos que responder, no era decoroso hablar mal de su familia, pero su presencia en la fortaleza de sangre dejaba claro que la relación entre ellos era mala o inexistente. - Lord Thorgen Ironsmith, mi tío, tiene un hijo enfermo, sus huesos se quiebran con facilidad, son como pequeñas ramitas, es débil. - dijo con un punto de rencor, su primo la odiaba y Fiona seguía recordando los maltratos que había recibido por parte de él y sus tios.
- Él es el heredero, mi hermano Kyle siempre ha supuesto una amenaza. Nunca fuimos queridos. ¿Por qué iban a preocuparse por mi porvenir?. - explicó. - Mi hermano es jefe de cazadores en esta fortaleza, ganó el torneo de tiro con arco que la casa Vaelys organizó hace años. Desde ese día servimos con orgullo a esta familia.
Va bien, es una ratoncita que se puede asustar.
Sí, recuerdo haber visto a vuestro tío. Siempre fue más orgulloso que inteligente.- comentó, dando su opinión con la libertad que le confería la razón- Hubiera sido mejor conservar la posibilidad de un heredero fuerte para la casa que empecinarse en proteger a su propio hijo librándose de la única posibilidad de continuar si a su prole le ocurriese algo.
El príncipe sonrió al ver enrojecer a la joven, le divertía incomodarla ligeramente, aunque era obvio que entre sus intenciones actuales no estaba llevarla a su lecho, al menos por ahora. Se diría que estaba probando el material del que estaba hecha.
Si tan bueno es tu hermano creo que debo conocerlo a lo largo del día de hoy. Es recomendable saber dónde encontrar buenos hombres de armas. En Dorne un arquero eficiente vale tanto como un caballero montado.
Cuando quiso darse cuenta, Fiona tenía a Oberyn un paso más cerca. Estaba casi cercándola como a una presa, pero tan lejos que no parecía una amenaza. Era como un juego.
Un poco de juego y una puerta abierta por si quieres preguntar por la calidez que ofrece mi presencia en ese castillo. Te toca a ti mover pieza.
Su comentario no pudo ser más acertado. - pensó la sirvienta. - El orgullo es la venda que ciega a los necios. - replicó. Si, su familia se había portado de lo peor con ella, y para los Ironsmith, Fiona solo tenía palabras de rencor y hielo, mucho hielo.
El interrogatorio del príncipe era cada vez más inquietante. La situación con el poderoso invitado empezaba a ponerla nerviosa, y no solo por sus cumplidos. La afilada sonrisa de Oberyn no pasó desapercibida para la joven sirvienta. Le había gustado verla así, y aunque él no pudiera saberlo, las pulsaciones de Fiona avivaban su ritmo en aumento.
¿Qué quería de ella? ¿Jugar, a qué? no saberlo la hizo sentirse insegura... y ante ese peligro no sabia si inminente, desprotegida. Un paso más de él, y aunque todavía estaba lejos, parecia que desde su posición la vibora la rodeaba dentro de un cerco.
Entreabrió los labios sorprendida. - ¿Queréis decir que honraréis a mi hermano conociéndolo personalmente? - le pareció realmente extraño. - Que puedo decir… os lo agradezco. Habló de Dorne y ella lo miró con curiosidad... - ¿Cómo es vuestra tierra mi señor?.
La situación es rara... No puedo decir mucho más por los objetivos que tiene Fiona en la partida, aún así me está resultando muy grata esta escena.
Por supuesto- respondió evitando reírse, pues era evidente que la joven sirvienta no había entendido del todo cómo funcionaba el mundo real- Yo no soy un caballero de las tierras al norte del desierto, más preocupado por su posición que por sus deberes reales. Soy un hombre de armas de Dorne.
La siguiente pregunta de la joven era perfecta para explicar la diferencia.
La palabra que lo define es libre. En tantos sentidos que podemos hablar de que lo es absolutamente. En las tierras de mi hermano ningún hombre es más que otro salvo que su valía así lo acredite. La guardia personal del príncipe no son los mejores caballeros de alta cuna dorniense. Son hombres de armas capaces, los mejores. Solo eso importa en Dorne. No quiero saber quien fué tu padre, sino de lo que eres capaz tú. Te apellides Martell, Dayne o Arena. Por eso nunca fuimos conquistados. Por eso cuando llegó el Conquistador a este continente y su hermana visitó Dorne se encontró a una anciana, mi antepasada, que la miró a la cara y le dijo que jamás tomaría esas tierras y las conservaría por las armas. 300 años después seguimos cumpliendo sus palabras.
Era evidente que ese hombre estaba hecho de una pasta diferente. No era el típico caballero. Era un guerrero de una estirpe que no necesitaba vestir de metal. Había entrado al castillo sin espada, pero no desarmado.
Por eso busco gente digna de Dorne.- dio la espalda a la sirvienta, pero aún seguía la caza.
Un poco de pasión.
Libre… - meditó en silencio sobre el significado que esa palabra tenía para ella. A la sirvienta aquel mundo rodeado de arena al sur de poniente le parecía un espejismo pero la voz del príncipe era real.
¿Sería verdad que el juicio de los dornienses era como él afirmaba del todo libre, un pueblo carente de prejuicios, enemigo de la discriminación?.
Por eso busco gente digna de Dorne.
Aquellas palabras sonaban a invitación, quizás eran algo más, una oportunidad para su hermano Kyle. - Entiendo, la excelencia requiere exigencia, y la fortaleza no solo valentía, también eficacia y astucia. - se limitó a decir evitando hacer una comparativa sobre la situación actual de su hermano. ¿Kyle querría abandonar la fortaleza si el príncipe le ofrecía un nuevo futuro en Dorne? Fiona no podía saberlo. Lo que era seguro es que los mellizos no se moverían de allí el uno sin el otro.
Aprovechó que Oberyn se dio la espalda para colocar algunas prendas delicadas suyas dentro del armario. Lo observó moverse por el rabillo del ojo y... otra pregunta provocó que la curiosidad de la sirvienta se materializase de nuevo. - ¿Y las mujeres? ¿De qué modo viven ellas la libertad que goza su pueblo? - se interesó por conocer mejor la situación de éstas en Dorne.
Como sabrás, y si no te lo cuento yo ahora, mi familia procede de la unión de dos casas nobles. La casa Martell y la casa que representaba la Reina Nymeria del pueblo Rhoynar. Una reina guerrera digna de ese apelativo. - sonrió antes de continuar la explicación- Sería difícil negarle la libertad a las mujeres de un pueblo que nació del liderazgo de alguien como ella.
Ganó dos pasos esta vez, ya peligrosamente cerca. Por primera vez entraba en una distancia en la que muchos hombres habían lamentado subestimar a la Víbora y muchas mujeres habían agradecido a la mañana siguiente. Pero siguió caminando hacia un lado, alejándose lentamente sin cambiar el pasi.
Toda persona nace con los mismos derechos. De hecho la heredera al trono de Dorne en este momento es una mujer, mi sobrina. En las tierras de la lanza y el sol una mujer es libre de hacer lo que desee con su vida, su cuerpo y su mente. Nadie le reprochará más que a un hombre.
Un último giro, mirando con cierto descaro a su interlocutora.
En Dorne un hombre mira a una mujer sabiendo que si la toca puede perder la mano. Pero un dorniense sabe que bajo ese sol el riesgo merece la pena.
Hablar de una mujer dorniense es hablar. :)
Si, Fiona conocía la historia de la valiente Nymeria. Su abuela le había contado cómo llegó a unirse ésta con la casa Martell. Los dornienses eran interesantes por muchos motivos.
La pasión con la que Oberyn le transmitía a la sirvienta el derecho propio de todo dorniense a respetar y ejercer sus libertades individuales sin coacción alguna llamó poderosamente su atención. Pero no solo eso, la empoderación de la mujer en sus tierras, le pareció maravillosa. Todo aquello embaucó poco a poco a la sirvienta, que tan imaginativa como curiosa era, trató de imaginar en su cabeza los rostros e historias de aquellas mujeres valientes que relataba conocer Oberyn.
Un par de pasos más y… la joven reaccionó, la última frase de Oberyn acompañada de una mirada peligrosa hizo que se diera media vuelta turbada cerrando el armario. - Gracias por tan hermosa y ejemplarizante explicación sobre su pueblo príncipe. - agradeció nerviosa, no había terminado de colocar todas las prendas en su lugar.
- Si me disculpáis … Lo más probable es que lady Myriah esté esperando que regrese para mandarme realizar más tareas, volveré en otro momento y acomodaré el resto de su equipaje. - se reverenció despidiéndose realmente nerviosa sin saber cómo iba a cruzar la habitación.
Me encantan las mujeres de Dorne ^^
La peque se asusta.
Cuando queráis - respondió amablemente el príncipe con una leve inclinación de cabeza mientras dejaba pasar a la joven- No olvidéis decirle a vuestro hermano que deseo conocerle.
Y dad orden de que dos sirvientas vengan a preparar un baño. Tengo que adecentar mi aspecto para la noche.
Parecía recalcar mucho el género del servicio que deseaba. ¿Casualidad, interés o provocación?
Disculpa la espera. Semana dura.
Afortunadamente para ella Oberyn le facilitó el paso. Fiona asintió sin mirarlo directamente a los ojos no fuese a ser que su osadía y nervios le jugasen una mala pasada dando un traspiés. - Por supuesto. Será lo primero que haga cuando vea a mi hermano.
Respecto a la otra petición le pareció que el príncipe decía aquello de un modo provocador así que se limitó a acelerar el paso y lo miró con profunda timidez. - No os preocupéis os atenderán como os merecéis príncipe. - cerró la puerta detrás de si, sonrojada preguntándose que criadas llevarían a cabo esa labor.
No hay problema :)
Jaja me rio mucho con la sirvienta.
Fiona abandona la escena.
Da por hecho que las criadas te preparan el baño, porque yo no llevo PNJs... al menos no que no sean relevantes.