Era deprimente. Sus aposentos eran llamados la Celda de la Sangre. Lidiaba con la mazmorra. No recordaba haber vivido en otro sitio desde hacía ya...demasiado tiempo, se dijo. De tener un espejo vería el viejo rostro de un jorobado. Seguramente por eso le escondían allí. Porque era igual de deprimente que la celda. El lugar tenía mucho de él. A simple vista, era tosco, pero el catre estaba limpio y era confortable. Una inspección visual no encontraría nada de valor; enseres menores, un par de trajes viejos, una botas sin remendar, herramientas de aspecto desgastado. Un ambiente anodido. Pero Sloth tenía sus secretos.
La tercera piedra por debajo, la segunda por la izquierda. Estaba hueca. La retiró con sumo cuidado tras asegurarse de que había cerrado con llave la puerta de su celda. Sacó un par de libros, sustraidos de la biblioteca del señor sin que nadie le apercibiese. Un tratado de filosofía y otro que hablaba sobre las dinastías locales. Sloth no solo leía, sino que lo hacía muy bien. Fingía ser más estúpido de lo que era porque aquel papel era más sencillo de aceptar para los moradores del castillo. Se había habituado a él. Resultaba más fácil servir a la casa Vaelys como un jorobado ignorante que como el modesto erudito que era.
No obstate, y visto el trato dispensado por los que debían ser sus aliados y compañeros en aquella pequeña odisea que sería la cercana fiesta, se veía obligado a tomar ciertas resoluciones. Quería proteger a la casa Vaelys. Ese era su destino, su sino, su alegría. A la vez, debía cuidar de la felicidad de las hijas del señor. Así se lo pedía su corazón. Aquellas cinco muchachas eran la sangre de Jostón Ríos, el hombre que le había dado calor, un hogar, sentido del deber. El hombre que le había dado significado a su existencia. Él las haría felices.
Pero no podía descuidar la casa...
Sloth había decidido que la mejor forma de cuidar de la casa era colocar a una de las hijas en la posición de futura heredera. Para ello, tenía que haber una boda. El equilibrio entre la felicidad de las cinco niñas y el destino de la casa era tan precario que no podía permitirse dar un paso en falso. Intuía que había más enemigos que Colina o Sir Mordred. Incluso puede que alguna de las cinco estuviera enfrentada con su propio blasón. Eran juegos de sombras. Y debían jugarse para descubrir que escondían los pasajes más oscuros del castillo.
Debía intervenir. ¿Pero a quien dirigirse? Mira era demasiado inocente, no debía entrar en el juego. La más niña de todas. Lenya y Ayra eran muy parecidas entre sí, incluso amaban al mismo hombre. Eso crearía una disputa innecesaria. Además, veía a Ayra más como una dama que como a una señora. Difícil de explicar, pero claro de entender en su corazón. Tabhita era la más alegre, la más aventurera. Resultó fácil descartarla.
Astrid era diferente. Se parecía a su padre. Había pasado parte de su vida con los Lannister. Al volver al hogar se había mostrado más altiva, más engreída. ¿Había aparendido entre ellos más de lo que aparentaba? Había algo oscuro en ella, algo que se retorcía en su interior. También había algo noble. O eso quería creer. En cualquier caso ella era seria, rígida, distante a veces. Ella era una señora.
Sacó de su pequeño escondite un pergamino, escamoteado de la propia biblioteca, un tintero y pluma. Unas pequeñas tablas que hacían de pequeño descansa pies se transformaron en un modesto atril. Sloth empezó a escribir. Su letra era hermosa. Había practicado mucho hasta conseguir que fuera recta, esbelta, de trazo fino pero firme. Todo lo que él no era.
"Mi querida dama Astrid,
disculpad lo primero la torpeza del mensajero, más en tiempos tan complicado la discrección me exige ser cauto y mostrar discrección nunca ha sido sencillo.
Antaño, conocí a vuestro abuelo y aunque pocos lo saben, él y yo estábamos unidos por una profunda amistad. No puedo rebelar mi identidad ya que no sería prudente, pero sabed que contaís con mi apoyo para el propósito que paso a citaros.
Como bien sabéis vuestra casa se encuentra en un momento decisivo de su historia. El sucesor de Lord Rhys debe ser alguien fuerte, digno, capaz de capear la dura tormenta que se acvecina. Pienso que sois vos, muy por encima de vuestras hermanas,quien merecéis tal puesto. Ah, pero son tantos los peligros, son tantos los problemas y más aún los conspiradores!
Actúo desde las sombras, puedo ser vuestros ojos y un gran informador. Un aliado que jugará a vuestro favor. Únicamente deseo devolverle el favor a un amigo muerto y ver prosperar a la casa Vaelys. Os tiendo mi mano en señal de amistad, para cooperar y partipar en vuestros planes de acceso al trono de la casa Vaelys. Si tal es vuestro deseo.
Algo me dice que así es.
Podéis comunicaros conmigo a través de este particular correo. Conozco al correo de los tiempos antiguos pero, por fortuna, él no me ha reconocido. Sabrá encontrarme si le entregáis un mensaje y le pedís que lo lleve al jardín, junto a las orquídeas.
Es perentorio el hecho de usar ese método tan discreto pues no concibo otro más seguro.
Esperando vuestra respuesta, vuestro amigo y admirador...
La Orquídea Púrpura."
Sloth releyó la nota. Estaba bastante bien. Introducía un nuevo jugador, le daba marguen para conocer el corazón de Astrid y sus intenciones. Y de apoyarla si así lo deseaba. Una carta que debía jugar.
Guardó la tinta y sus libros, colocó la piedra. Enrrolló el pergamino, lo lacó con un poco de cera, sin sello. Un trabajo de primera. Ahora Sloth, el que todos conocían, solo tenía que encontrar a la dama Astrid y entregarla un mensaje.
Escena --->A buscar a Astrid.
Que gustazo da leerte. ¡Enhorabuena!
Pero me temo que si quieres buscar a Astrid, tendrás que seleccionar una escena, no puedes pedir que yo te envíe a ella. Con lo de antes te hice el favor, porque había estado ausente y se había liado un poco. Pero ahora es trabajo tuyo encontrarla. Aunque siempre puedes intentar dejar la carta en su dormitorio, es otra opción.
¿No puedo llamarla por el móvil o usar la geolocalización? Ok, entiendo. Vamos a probar en los establos. Como mínimo será un lugar concurrido donde espero que haya alguien.
Un saludo!
¿En los establos con la que está cayendo? Te doy otra oportunidad XD
Me había olvidado del pequeño detalle de la tormenta feroz y eso...XD Vale, afuera no. A los dormitorios no puedo subir. ¿La Sala de Reuniones? Ahí ya estamos estado. ¿La sala del consejo de Lord Rhys? Eso o el recibidor...pero no creo que toda una dama pase mucho tiempo en el recibir. Así que a la sala del consejo...
Me imagino llegando y no encontrando a nadie...XD
Sloth se despertó en su celda, no recordaba en que momento se había dormido pero debió de ser después de guardar los libros en su escondrijo, era mejor que nadie supiese que sabia leer. Hoy era un día decisivo para el futuro de su casa, la casa que había fundado el hombre que lo recogió y lo acogió como a uno mas a pesar de sus deformidades, Sloth tenia un plan en mente para asegurarse de la continuidad de la casa pero antes deseaba hablar con diversas personas, quería recabar información sobre los asistentes, el resto de criados sabría algo, tal vez la Ama de llaves supiese algo mas, tenia que buscarla a ella y debía buscar a John. Y si se encontraba con Astrid quería ver si mostraba alguna reacción a su carta, iría al jardín a ver si había dejado un mensaje. Lo primero era lo primero y tenia que presentarse ante Ginevra y recibir su traje de Bufón, no podía dejar ver que estaba contrariado con su señor, tenia que aparentar que era un criado mas que recibía ordenes.
Sloth va a las cocinas a preguntar donde esta Ginevra
Justo cuando Sloth está a punto de salir de su celda, se choca con Evan que había ido a verle.
Evan dió un pequeño salto al encontrarse tan repentinamente con Sloth. Realmente no se lo esperaba. Ya había levantado la mano para llamar a la puerta, pero parecía que el jorobado le hubiese presentido y anticipado a él.
-Buenos días Sloth, ¿Cómo te encuentras?-
Preguntó el mayordomo mientras escudriñaba con la mirada al sirviente en busca de señales de fatiga o de la enfermedad que pudiese estar sufriendo.
-Buenos dias mi señor, que grata sorpresa veros cerca de mis aposentos. Me encuentro en un buen estado gracias por preguntar y vos como estais?
Sloth ante todo pretendía ser amable con el Jefe de caballerizas, no tenían una gran amistad pero si un respeto mutuo, y este siempre le había tratado bien y no quería faltar el respeto a una de las pocas personas que no le juzgaban por su apariencia física.
Evan asintió mientras le respondía
-Yo estoy bien, al menos por el momento. Estaba preocupado por ti. Anoche, poco antes de la hora de acostarse, me dijeron que habías caído enfermo y hoy no podrías cumplir con la tarea que te designó Lord Rhys. Me alegro profundamente de verte tan recuperado. ¿Estás seguro de estar en condiciones?, Para mí lo primero es tu salud. Pues es preferible que descanses un día para volver en plenas condiciones, a que hoy te esfuerces en demasía y la enfermedad te arrastre a la cama largos días y entre lamentos.-
De todos los sirvientes Evan sabía que Sloth era el más entregado y esforzado de todos. Trabajador y leal como ninguno. Estaba seguro de que haría todo lo posible por cumplir los deseos de su señor, por encima de estar o no de acuerdo de vestirse de bufón, algo que la mayoría podrían considerar denigrante.
-Ya me he recuperado mi señor, fue un leve susto, me debio sentar algo mal que comi, nada importante, puede usted estar tranquilo que hoy cumplire con mis obligaciones y con los deseos de Lord Rhys.
Sloth no quería ser demasiado directo pero tenia la sensación de que el tiempo corría en contra de la Casa y que no debía perder en exceso el tiempo.
-Señor, necesita algo de este sirviente?
Evan asintió mirándole. Por lo que le habían dicho sobre el estado de Sloth se temía lo peor. Sin embargo estaba claro que o bien habían exagerado o bien Sloth había mejorado de un modo casi milagroso.
- Muy bien Sloth. En todo caso tan solo querría decirte una cosa. Respecto de la fiesta que está por comenzar, muchos tomarán tu papel como insignificante, seguramente los invitados no te tomen en serio. Yo veo las cosas de distinto modo. Lord Rhys no me ha dicho nada, pero creo que te ha escogido como uno de sus hombres de confianza. Quizás te dé más adelante algunas directrices personalmente, no espero que las compartas conmigo, por supuesto. Pero si no lo hiciese quiero que veas la importancia que veo yo en tu papel. Estarás sentado junto a Lord Rhys en todo momento. Siendo su copero. Pero también siendo un par de ojos y oídos añadidos a los suyos.-
Hizo una breve pausa. No deseaba aburrirle y sentía que quizás estaba dando demasiados rodeos arriesgándose a perder su atención.
- Esta fiesta será muy importante por muchos motivos. Muchos hombres vendrán a conseguir a las hijas de Lord Rhys como si fuesen trofeos. Pero otros serán incluso más necios. Entre tú y yo, temo por la seguridad de nuestro señor. Y ahí es dónde entras tú como una pieza clave. Les resultará fácil subestimarte, pero yo sé que no eres un bufón. Si ves algo sospechoso deberás prevenir a Lord Rhys o avisar a John o a mí mismo. No corras riesgos innecesarios. Simplemente observa. ¿Crees que podrás hacerlo?-
No dudaba de las cualidades de Sloth, pero era consciente de la presión que podía suponer para cualquier hombre verse envuelto en semejante posición. No solo debería disfrazarse de bufón, y seguramente aguantar burlas y responder con chistes, si no que se le pedía que hiciese las veces de guardaespaldas.
Sloth se sorpendio de la importancia que le daba Evan, eso era buena noticia, no le subestimaba pero habia que ir con cuidado para que esa atencion no pusiese en peligro sus verdaderas actividades, debia tomar una decision y rapido, tenia que seguir pareciendo un siervo mas.
-Es un honor que me toméis en tanta consideración señor, pero yo solo soy un simple siervo, pero os haré caso y prestare atención. Pondré mi par de ojos y oídos al servicio del Lord y a la protección de esta casa.
Sloth se disponía a marcharse cuando se le ocurrio una idea:
-Señor, por que no os proponeis al Lord como candidato para casaros con una de sus hijas, se de buena tinta que dos de ellas no pondrían muchas pegas. Pensadlo señor y vereis como es buena idea, quien mejor que vos para asegurarse que esta Casa lleva un buen ritmo?
Y ahora si me lo permitís me dispongo a ir a las cocinas, si no quereis nada mas.
Evan asintió a las palabras de Sloth cuando le respondió que estaría atento.
Cuando le comentó lo de las hijas de Lord Rhys se sorprendió. No esperaba en absoluto que dos de ellas pudiesen verle con tan buenos ojos.
- Asistiré a la fiesta como invitado.- Informó a Sloth mientras le sonreía conmovido por que le considerase un buen futuro señor
No pudo evitar poner su mano en el hombro del sirviente afectuosamente.
Después asintió con la cabeza.
- Claro. No deseo retrasarte en tus obligaciones. De todos modos, tal y como he dicho a tus compañeros, podéis contar conmigo en cualquier momento y lugar.- Aquella noche John haría el papel de mayordomo y confiaba plenamente en sus capacidades. Esperaba que las cosas no se torciesen, pero si se daba el caso debían saber que no olvidaba quien era.
Editado por pifias del movil
Evan sale de la habitación de Sloth para ir a los aposentos del maestre