Tras ser acompañado por la doncella a su habitación, mando indicaciones para que sus sirvientes se dirigieran hacia allí con el resto de su equipaje. Cuando llegaron se dejó ayudar por los sirvientes para quitarse la armadura, tomar una prenda más ligera y cómoda tras asearse un poco.
Mantened los ojos abiertos. anunció a los dos muchachos dornienses que lo asistían. En este castillo hay muchos humo y espejos. no esperaba que descubrieran nada relevante, pero podía ser que sí. Quizá se enteraran de rumores, comentarios, los chismes suficientes como para alimentar el conocimiento oculto que había en la Fortaleza de la Sangre.
Preparado para bajar de nuevo, se acomodó a las nuevas vestimentas, un jubón con los colores azul celeste de los Dayne y dejó a Rugido y a Albor en un mostrado traído especialmente para ambas. Cerró la puerta con llave y se la entregó al sirviente dorniense de diecisiete años que no debía separarse de él en ningún momento.
Veamos que deparan los Vaelys para sus invitados. el hambre arrullaba su estómago, pero aguardaría paciente hasta la hora de comer. Esperaba que no tardaran demasiado en anunciarlo, mientras se daría el capricho de visitar los jardines para satisfacer su curiosidad.
Me dirijo a los Jardines
Ser Lance tomó la llave del muchacho de dieciséis años que la custodiaba después le dio unas palmaditas, - ponte cómodo, me quedaré la llave en posesión no hace falta que me esperes fuera de la habitación. Después cerró la puerta con llave echando el cerrojo, en el interior se desnudó quitándose el jubón de color azul celeste de los Dayne, los pantalones, las botas, las calzas. Quedándose por completo en cueros, después buscó una toalla y se secó pasándola primero por el cuero cabelludo y después por todo su cuerpo, a continuación se la puso a la cintura para que sus partes no quedaran a la intemperie.
- Le cogió por sorpresa la respuesta de Sloth, pues sabía que una de las sirvientas le había acompañado a sus aposentos, y si los criados podían, ¿por qué el jorobado tenía aquella prohibición?, ¿es que acaso era menos que una sirvienta? Puso sus pies en la alfombra de piel que regía el cuarto, cuando escuchó el sonido de unos relámpagos que acompañaron a una lluvia fuerte que oscureció el cielo. Entre aquellos relámpagos que veía a través de la ventana le pareció ver a una mujer que lo miraba con ojos vacuos y rodeado de un color rojo, iba en un camisón blanco, y parecía estar allí bajo la ventana. Un escalofrío sintió que le recorrió toda la espalda cuando vio que la mujer no se mojaba, entonces echó el cierre tapando los dos cristales con los tablones de madera que servían para no dejar que el frío ni la luz traspasara la habitación. Dejó encendida una lámpara, mientras se echó a la silla próxima a la cama y se llevó las manos a su cabello para calmarse. - ¿Qué estaba pasando aquí?, ¿a qué se debía aquella forma de mujer?, ¿qué estaba ocurriendo en aquel castillo?
Se fue decidido al armario mirando a los lados y con cierto nerviosismo, y tomó su gambesón blanco con rayas negras, en algodón, el pantalón, y después tomó su armadura de plata pulida, que resaltaba con una intensa capa de color carmesí que cuidaba con esmero, la armadura también tenía las botas metálicas y los antebrazos metálicos. Una vez que se hubo vestido por completo, abrió la puerta y salió de su habitación.
[Ser Lance Dayne] se mueve de [Torre de las Vistas > Tercera Planta > Dormitorio de Ser Lance Dayne] A [Recibidor]