El Septón abrió la puerta evitando hacer ruido, aunque no pudo evitar apoyar todo su peso sobre ella. Primero sintió algo de pudor al entrar en la habitación pero enseguida hizo pasar al Maestre y cerró la puerta detrás de él. No quería que nadie más estuviese al tanto de esta visita. De inmediato buscó una silla y se sentó, su cuerpo pedía a gritos un descanso.
Habló en voz baja con Cealus - No tenemos mucho tiempo, creo que el asesino entró por aquí, pues es el único piso entre el lugar dónde estaba Lady Vaelys y el lugar del asesinato. Además, Tabitha había desaparecido sin que nadie la encontrase, y temían por su salud, y luego apareció al pie de las escaleras como si nada- sus ojos se abrieron de par en par apenas terminó la frase - Claro... no debe haber visto el cadáver de Fiona. Esta entrada debe dar a algún lugar fuera de la torre, de lo contrario hubiese Tabitha hubiese subido junto a Miria - era mas una suma de deducciones en voz baja que un diálogo con el Maestre, pero no quería dejarlo fuera de sus pensamientos.
- Todo esto es muy perturbador, Caelus. Ayúdeme a encontrar esa entrada, no hay otra respuesta posible. A menos que la magia de los antiguos haya regresado - dijo, temiendo algo mucho peor.
El septón parecía convencido de que el asesino de la criada había entrado por aquellos aposentos, y de ser así, se señalaría a Tabitha como sospechosa de haber colaborado en la muerte de Fiona. Aunque todo ello era muy circunstancial y aún debían encontrar alguna prueba.
-Los aposentos de Tabitha.-El maestre echó un vistazo a su alrededor, intentando encontrar lugares donde pudiera esconderse una puerta a un pasadizo, o quizá objetos ocultos que la chica Vaelys quisera esconder.-¿Quizá debajo de alguna baldosa?-Pensó Caelus acariciándose la barba, en se gesto que tanto le caracterizaba.
-Septón, empecemos a buscar. Yo por aquí y usted por ahí, si le parece bien.-Indicó a Tiziano señalándole un lado de la habitación. Debían darse prisa, ya que si Tabitha aparecía por allí, con toda seguridad interrumpiría el registro.
Tirada oculta
Motivo: Buscar
Tirada: 1d100
Resultado: 19
Tiro buscar objetos / pasadizos ocultos, aunque no sé si es necesario. No sé si tengo algún bonus por ser anciano y conocer trucos de castillo y penalizador por vista cansada.
El Maestre mostró finalmente su determinación de revisar la habitación junto a él, y Tiziano se levantó de su silla e hizo tal cual le propuso Caelus. - De acuerdo, yo avanzaré por este lado - dijo, y revisó el relieve de las paredes, el gran espejo, el vestidor y las cortinas. Observaba cada cosa que le llamaba la atención, pues no sabía que buscaba con claridad Tiene que entrar una persona se decía mientras descartaba mirar bajo los sillones, pero no se trataba sólo de encontrar la abertura, también debía poder abrirla. - Herrero, es el momento de que ilumines a estos dos viejos para que encontremos la entrada. La Doncella pide que se haga justicia, y necesitamos tu ayuda para lograrlo - rezó en voz baja mientras continuaba con la búsqueda.
Tirada oculta
Motivo: Encontrar pasadizo
Tirada: 1d100
Resultado: 25
Imito la iniciativa de Caelus, no se si la tirada tiene alguna utilidad. Claramente no tendría bono por conocer esa torre, aunque el Herrero tal vez me ilumine XD
Ni rastro de los pasadizos. Lo único que llama la atención es que parece que en lo alto de la cama, en la parte donde se engancha el dosel, hay un vestido doblado. No está accesible, para cogerlo habría que mover algunos muebles y ambos sois demasiado viejos para hacer ese tipo de esfuerzos.
El Septón se sintió frustrado, lamentaba esa pérdida de tiempo tan valiosa y por otro, lamentaba aún más tener que aceptar que tal vez no era ese el modo en que el jorobado había entrado. No puede ser!, se decía mientras admitía para sí su derrota. Se volvió hacia el Maestre - Esto no tiene sentido, pero debo admitir que aquí no hay nada. Ese vestido llama mi atención, pero poco podemos hacer a menos que otro venga a ayudarnos o hablemos con Tabitha- comenzó a caminar haca la puerta de la habitación.
- Lamento que no hayamos llegado a nada, Caelus. Ambos sabemos que Fiona fue asesinada, y mis sospechas recaen en Sloth, pero sin pasadizo no hay modo de explicar lo sucedido. Mientras nosotros perdemos tiempo, el asesino esta libre y quien sabe que otras atrocidades es capaz de hacer... debemos encarcelarlo de inmediato! Lord Rhys corre peligro, por lo que usted me comentó ha desaparecido... Esto es un desastre, Caelus, una desgracia-
-Puede usted hablar con Lady Vaelys para ponerla al tanto y organizar una reunión urgente del Consejo? Yo informaré a la guardia para su detención. Me temo que si no actuamos rápido tengamos más víctimas - dijo preocupado, mientras entreabría la puerta para asegurarse que no hubiese nadie en el vestíbulo antes de salir.
Máster, dime luego si hay alguien o no en el vestíbulo del tercer piso, quiero evitar que Tiziano sea visto husmeando en la habitación de una de las hijas.
Un vestido semioculto, en lugar de difícil acceso había llamado la atención de los dos ancianos, pero ninguno de ellos poseía la capacidad física para alcanzarlo, no al menos si dislocarse varias extremidades.
-Creo que una reunión del consejo sería lo apropiado en este caso, pero me gustaría hallar alguna pista de lo sucedido antes de que el responsable elimine todas las pruebas.-La verdad es que Caelus no había conseguido encontrar nada que pudiera llevar a sospechar de nadie, más aún cuando varios miembros de la familia Vaelys estaban mostrando comportamientos misteriosos en los últimos días.
-Ese vestido, oculta algo, Septón. ¿Quiere que llame a un guardia que nos ayude, o prefiere que vayamos a registrar los aposentos de Sloth?
Le sorprendió la actitud del Maestre, parecía no haber perdido la esperanza y eso lo reconfortó, tal vez no haya sido en vano todo esto se dijo. Sin embargo, conseguir ayuda para ese vestido podía ser complicado, pues pondría en evidencia que habían investigado en la habitación de Tabitha sin permiso - De acuerdo, Caelus, dilucidemos el misterio del vestido, pero evitemos a los guardias. Merol está por regresar, es gordo y algo tonto, pero creo que podrá mover algunos muebles - dijo mientras se asomaba por la puerta para asegurarse que no eran visto.
- Buscaré a mi ayudante y terminaremos con esto - dijo mientras salía - Viene conmigo o me espera aquí?- preguntó desde la entrada.
El Septón sale de la habitación de Tabitha y va al vestíbulo del tercer piso (escaleras)
Merol entró a la habitación a pasos lentos, haciendo un esfuerzo para no llevarse nada por delante. La inmensa cama, los adornados sillones y el mobiliario tallado en madera distaban mucho de la pequeña cucheta en la que dormía junto al Septón. Quedó asombrado por el lujo en el que vivía la segunda hija de Lord Rhys. - Yo debería vivir así- susurró, pensando como sería su vida si su madre no hubiese muerto y su padre lo hubiese reconocido como hijo. Tal vez hubiese sido yo quien herede el señorío de esta casa, pensó, motivado la calidad de vida que tenía la familia Vaelys.
Avanzó hacia la cama y divisó el vestido que el Septón había mencionado. Los ancianos no habían alcanzado a agarrarlo y él tampoco podía, no era alto y su peso se oponía con firmeza a cualquier salto que intentase dar. No quería correr los muebles para no hacer ruido, si Tabitha llegaba a encontrarlo allí, entonces cumpliría su amenaza y lo echaría sin dudarlo. Optó por correr uno de los sillones y pararse sobre él. Como no fue suficiente, hizo una pila con las almohadas y tratando de mantener el equilibrio, estiró la mano y al rozar la tela, tiró del vestido hacia él. El sudor recorría su frente, estaba tenso y apenas podía creer lo que estaba haciendo.
Merol se subió a lo alto de uno de los sillones y colocó varias almohadas para poder alzarse mejor. Finalmente logró alcanzar la punta de la tela del vestido que estaba escondido en lo alto de la cama y al tirar de él, algo muy pesado se resbaló.
De pronto una nube de plumas rodeó al orondo ayudante. Merol no comprendía que había pasado, pero sí sentía un dolor muy fuerte en el pie izquierdo. Miró hacia ellos y cuando las plumas empezaban a precipitarse pudo ver como los cojines se habían teñido rápidamente de un rojo carmesí.
Merol tenía una espada clavada en su pie. Tabitha había estado guardando y escondiendo ese arma con la intención de que nadie la encontrase. Ahora que el ayudante había trabajado junto al maestre para averiguar qué escondía el vestido había sufrido un terrible accidente. La espada había atravesado el pie del joven muchacho tiñendo de sangre los cojines a una velocidad pasmosa. Después Merol se desmayó y se precipitó contra el suelo golpeándose también la cabeza quedando totalmente inconsciente.
El maestre empezó a ponerse nervioso, él no podía con el cuerpo del joven y necesitaba una intervención urgente o terminaría desangrándose allí mismo.
Merol, de ahora en adelante estás inconsciente, y hasta que no recuperes la consciencia no podrás volver a postear :S
-Por los Siete Dioses! Será posible qué clase de torpón tiene Tiziano como ayudante!-Aunque asustado por la gravedad de la situación, el maestre no pudo pasar por alto la extrema incompetencia de Merol, que al intentar alcanzar un vestido acabó con una espada clavada en un pie, una brecha en la cabeza y su orondo cuerpo yaciendo inerte en el suelo de la habitación de la chica Vaelys entre varios cientos de pequeñas plumas de una almohada.-Una operación muy discreta.
-Merol requería atenciones médicas urgentes, sin embargo Caelus no tenía suficiente fuerza como para alzarlo en la cama y atenderlo, así que muy alterado por la situación salío de los aposentos de Tabitha para pedir ayuda a gritos.-SOCORROOOO QUE ALGUIEN VENGA A AYUDARME!!
-Tras pedir ayuda a gritos, el maestre trata de detener la hemorragia aplicando trapos o vestidos de Tabitha. Lo que encuentra en ese momento.
Algunos minutos después del grito del maestre un soldado llegó ante los aposentos de Lady Tabitha. Se quedó extrañado por la situación que estaba sucediendo sin comprender nada. Merol y Caelus en una habitación que no era la suya, un pie cercenado, una herida en la cabeza, una extraña espada y mucha, mucha sangre.
¿Qué ha pasado? Se atrevió a preguntar el soldado sorprendido. Sabía que cuando había heridas de guerra, lo mejor era acudir al maestre. Pero Merol pesaba mucho incluso para él, y su compañero no podía dejar la entrada vacía, era algo de suma importancia y el señor lo había dejado claro. Yo me quedo con él, ve a por todo lo que necesites. Dijo al maestre mientras continuaba apretando la herida para salvar la vida del orondo ayudante.
No hace falta que pierdas el tiempo moviéndote de escenas. Narra aquí mismo lo que coges y tal y narra que vuelves
Algunas personas ancianas parece que cuando corren (o intentan hacerlo) avanzan más despacio que caminando de forma normal, el maestre Caelus era uno de esos viejos.-Ouffff ouffff.-Resoplaba Caelus tratando de recuperar el aliento recorriendo las escaleras arriba y abajo en busca del material sanitario que necesitaba para curar la herida de Merol.-OUfffffff... los Siete saben que ya no estoy para estos trotes.
Pócimas analgésicas, otras antiinflmatorias, y por supuesto vendas, muchas vendas.-Veamos, antes de extraer la espada deberíamos aplicarle un torniquete por encima de la rodilla. Soldado ayúdeme! Después le sacaré la espada y la taponaré con las vendas. Merol tómate esto mientrastanto...
El maestre Caelus llegó bastante tarde a sanar al ayudante del septón. Para cuando quiso volver cargado de vendas, medicinas y demás Merol Ríos había perdido demasiada sangre y había fallecido. Caelus había hecho todo lo posible por sanarle, le había aplicado un torniquete e incluso le había dado medicina para que aguantara. Pero todos aquellos servicios de sanación prestados no habían sido suficientes y el orondo muchacho murió en la habitación de Tabitha Vaelys ante la mirada de uno de los guardias y del maestre de la fortaleza.
Aquella ya era la segunda víctima que sucedía en aquella torre. Primero había sido Fiona, y ahora Merol Ríos.
-Qué desastre! Pobre muchacho!-Caelus estaba desolado ante la situación que tenía delante. Merol Ríos el ayudante del septón yaciendo muerto en parte por culpa suya, por querer husmear en las habitaciones de las doncellas.-Bueno al menos los bollos de la cocina dormirán más tranquilos esta noche.-Pensó el maestre observando el cuerpo de Merol, desparramado en la cama de Tabitha.-Hummm bollos... eso me recuerda que aún no he comido...
El maestre examina la espada que ha matado a Merol buscando alguna cosa extraña y se marcha a las cocinas a ver si puede merendar algo.-Soldado! Haga que vengan a limpiar este desastre, no creo que Tabitha quiera encontrarse con esto cuando vuelva.
El maestre sale de la habitación de Tabitha y se marcha a las cocinas a comer alguna cosa.
Viserys y Tabitha alcanzaros la tercera planta de la torre del fénix en cuestión de minutos, los pasadizos sin lugar a dudas era la forma más rápida de moverse a pesar de que estuviesen plagados de trampas. Por suerte, el Targaryen había aprovechado sus visitas a la Casa Vaelys para conocerlos y tantear donde se encontraban los peligros.
Cuando llegaron a la habitación de Tabitha la sorpresa fue más que mayúscula pues la imagen que se encontraron no era esperable.
En el suelo yacía Merol, rodeado de un amplio charco de sangre y plumas que cubría gran parte del suelo. A su lado había varios almohadones que se habían teñido de color carmesí por el líquido. El ayudante del septón tenía una terrible herida en el pie izquiedaro. Alguien había tratado de vendarle y hacerle un torniquete pero no había sido de utilidad y se había terminado desangrando. Merol tenía el rostro pálido, los ojos abiertos sin expresión y una cara pálida como el mármol.
A su lado estaba la causante de la herida, junto a un vestido estaba la espada que Tabitha había escondida yacía tirada en el suelo sin que nadie le hubiese dado importancia, como si fuese un arma vil e irrelevante y al ver el arma, la cara de susto que tenía Viserys cambió para convertirse en alegría.
Siento lo del muchacho, dijo Viserys al ver la expresión de Tabitha, pero no tenemos mucho tiempo que perder. Hay que ir a los establos y escapar de aquí cuanto antes. El Targaryen agarró la espada y se la guardó en el cinturón de su espalda. Se paró en seco para mirar a los ojos a su amada y le acarició la mejilla y después su tripa donde aguardaba su hijo.
Será mejor que nos marchemos cuanto antes.
Al entrar en su dormitorio y ver el cuerpo del ayudante del Septón, Tabitha se pegó a la pared y se llevó las manos a su vientre. - No, no... ¿cómo es posible? ¿Qué hacía...? - Trató de no levantar la voz. Estaba claro que su dormitorio no era seguro y aquellos pasadizos no eran tan secretos como parecían. Pero la joven guardó silencio cuando vio aquel vestido en el suelo, vestido que usó para esconder la espada que Viserys le dio la noche anterior.
A punto de soltar un "te lo mereces por husmear donde no debes", consumida por el dolor y la rabia de verse convertida en lo que no era a los ojos de los demás, Tabitha miró con pena al chico. - ¿Quién más desobedeció las órdenes de mi padre? ¿Cuántos traidores más de esta casa saldrán esta noche a la luz? - Aunque eso ya no la incumbía a ella. Miró a Viserys y asintió con su cabeza a sus palabras. - No tardaré mucho.
Luego, abrió su armario y sacó de él sus pertenencias más caras y pequeñas. Hizo lo mismo de los distintos muebles que tenía en su dormitorio. Mientras lo hacía, tomó en sus manos el libro favorito de Mira. - A mi hermana le encantaba que se lo leyese... ahora tendrá que hacerlo ella sola... - Dijo con dolor y escribió unas frases en la última página del mismo, lugar que sabía que solo Mira y su curiosidad acabarían mirando. Tabitha clavó su mirada en la puerta. - Si el Septón no hubise sido tan mal pensado... al menos tendría un apellido ahora...
Tabitha tomó la mano de Viserys mientras que en la otra portaba un vestido, convertido en un improvisado saco, con sus más caras pertenencias. - Será mejor que nos marchemos, antes de que nos hechen en falta. - Dijo alentando a su amado a que la guiase por aquellos no tan secretos pasadizos hasta los establos de la fortaleza.
Amada Mira.
Me marcho lejos, tan lejos como pueda, con mi amado a mi lado y nuestro hijo en mi vientre. Intentarán envenenarte la mente con mentiras sobre mí y sobre Viserys. Pero debes recordar siempre una cosa: pase lo que pase, tu eres y serás mi hermanita pequeña. Se todo lo feliz que puedas y no tengas prisa por crecer.
Te quiere
Tabitha
Anotación para Mira, por si quieres darle uso o puedes darle uso al final de la historia.