Mira se apresuró en asentir con un gesto de cabeza a su amada hermana. La acompañaría a cualquier lugar sin dudarlo. Observó a Sloth y le sonrió con calidez pensando que le vería pronto puesto que más tarde se reuniría con ellos. Abrigó a su preciosa muñeca cubriéndole los brazos con la agradable capa en un gesto cariñoso. Sonrió también a Evan y se dispuso a salir de la estancia con Alyra, sin soltar su suave y reconfortante mano.
[Salgo con Alyra]
Sloth no quería pensar esas cosas de Lenia. ¿Embarazada? Eso sería un escándalo para la familia, no podía ser, no. Sloth esperaba que no, la damita sería objeto de rumores y burlas a lo largo y ancho de los reinos. Pero Sloth escuchó mejor lo que decía Lady Alyra. ¿Con Ser Galbart?
- Eso es imposible, mi señora. Ser Glover ha conocido a Lady Lenia esta misma mañana, no han tenido tiempo de nada –De compartir lecho, lo estarían haciendo en ese momento, pensaba Sloth. No, no, Sloth prefería no imaginarlo. Pues la siguiente imagen era la de Lady Vaelys, furibunda por el escándalo, y echándole la culpa de todo al pobre Sloth-. Y Sloth os asegura que quien invente rumores de embarazos, poco sabe de ellos. Una mujer necesita de varias semanas para darse cuenta, Sloth lo sabe, Sloth lo ha vivido con vuestra madre. Si Lady Lenia ha quedado hoy embarazada, nadie podría saberlo. Así que Sloth os ruega que no hagáis caso de todo lo que os cuentan. Las lenguas son muy malas.
Sloth no comprendía la pregunta de Evan. ¿Por qué quería saber qué había escuchado y visto antes de entrar? ¿Qué buscaba con esa información, que, paradójicamente, de tan poco le informaría? Pues Sloth nada interesante tenía que contar, nada que no hubiera contado ya a las damas, a quienes realmente tenía que rendir cuentas.
- Sloth lo único que escuchó fueron las quejas de Ser Glover y Ser Risefeller por no poder acceder a la torre, nada más –respondió, aún sin comprender el porqué de la pregunta-. Y ver… Sloth vio al norteño alzando en sus brazos a Lady Lenia, casi desfallecida, y al joven Risefeller esperando pacientemente a que Lady Astrid bajara a su encuentro.
Asintió a su siguiente petición. Sloth les llevaría comida. Las damas necesitaban comer, no habían probado bocado y tras todo lo que había pasado necesitaban recuperar las fuerzas, no fuera a ser que les pasara a todas lo mismo que a Lady Lenia. Lady Lenia, pensó Sloth con intranquilidad.
- Primero Sloth debe buscar algo para ayudar a vuestra hermana y luego Sloth irá a la cocina y buscará a Lady Vaelys para proponerle vuestra idea de ir con máscaras –resumió, con una frase, sus próximas tareas.
Sloth se despidió con una reverencia de sus señoras, esperando que la próxima vez que las viera no tuvieran de nuevo malas noticias.
Alyra, antes de salir y ante la reflexión que hizo Sloth, debió agregar algo, algo que aunque le molestar demasiado, era la verdad, pues, la mujer del rey, debe serlo y parecerlo, y eso, sobre las mujeres, era una espada de Damocles que pendía sobres sus cabezas en todo momento.
— el peligro de los rumores, mi querido Sloth, no es si son verdad o mentira, es sólo que existan, por eso Lenia está en peligro, ya la han vinculado de esa forma con varios varones, así que te pido... te pido que si escuchas otro rumor así, o de cualquiera de nosotras, me lo informes y lo detengas, luego de que todo esto termine, deberemos purgar el castillo — arrugó el ceño, deseaba cobrarse de lo que les habían hecho y la rabia que sentía por el daño que les estaban haciendo. Suavizó su gesto y llevó a su hermana hacia la puerta para salir hacia su cuarto.
[salgo con Mira]
Asintió mientras escuchaba las palabras de Sloth. Le sorprendió un poco que estuviesen por allí Ser Tyler y Ser Galbart, y miró al sirviente preocupado cuando dijo que Lenia estaba desfallecida.
-¿Tomó Lenia algún remedio? ¿La visitó el maestre?- no pudo ocultar su nerviosismo al formular aquella pregunta tanto a las jóvenes como al sirviente. Miró después durante un momento a Mira e hizo el esfuerzo de serenarse, logrando esbozar una pequeña sonrisa, pero sus manos seguían moviendo los dedos inquietas. No quería asustar a la pequeña.
Lenia...¿Y si es el siguiente objetivo? ¿Y si Fiona simplemente lo descubrió?
Cuando salgan todos Evan también lo hará.
Al fin Sloth se quedó solo. No es que le disgustara la compañía de sus pequeñas damas. Eso nunca, no, Sloth las adoraba. Pero Sloth no quería involucrarlas en los asuntos de Lady Vaelys. Mejor que las niñas pensaran que simplemente estaba buscando un remedio para Lenia y no que supieran la verdad. Sloth sabía que sería demasiado para ellas, tras todo lo que habían sufrido ese día, enterarse de que su madre planeaba contraatacar con un potente veneno.
Tampoco quería que Evan se enterase. Sloth no se fiaba del todo de él, pues Evan robaba. Evan robaba a su señor y robaba al maestre. No es que lo último importara tanto, Sloth estaba haciendo lo mismo. Pero lo primero era más grave. Suerte tenía Evan de que Sloth no era un chivato y le había hecho el gran favor de mantener la boca cerrada durante este tiempo. Porque, al fin y al cabo, el mayordomo parecía hacer su trabajo, al menos hasta ese día, donde todo se estaba descontrolando. Pero ¿sería buen candidato para sustituir a Lord Vaelys? ¿Merecía un ladronzuelo como él casarse con Lady Alyra y llevar el título de la familia? Sloth no estaba seguro de ello. Aunque quizás antes de tomar él medidas, tuviera que hablar con la damita. Se la veía tan enamorada y feliz con él que a Sloth le provocaba un sentimiento de paz en su interior.
Sloth dejó de pensar en ellos, pues tenía que darse prisa. Quién sabía si el maestre, o cualquier otra persona, entraría de repente en el laboratorio. Y si se encontraban con Sloth… Pobre Sloth. La reacción de Caelus no le importaba tanto, pero ¿qué diría su señora, si se enteraba de que Sloth no había sido todo lo discreto que debía ser? Sloth habría fracasado de nuevo.
A pesar del tamaño de su cuerpo y de sus enormes manos, Sloth se movía con agilidad. Había leído lo suficiente y prestado suficiente atención durante su larga vida como para saber lo que estaba buscando. Solo esperaba encontrarlo.
¿Lo encuentro sin más, el veneno que me pedía Lady Vaelys? ¿O tengo que hacer alguna tirada?
No encuentras ningún veneno, porque el maestre no parece tenerlos. Un maestre no envenena (teóricamente) solo cura. Y Sloth aunque puede tener años suficientes para saber algo, no sabe sobre venenos porque nunca ha tenido interés en envenenar a nadie. Y repito, que el maestre no parece que tenga.
Sloth buscaba y buscaba y volvía a buscar. Pero nada encontraba. Se movía de un estante a otro, de una fila de frascos a la siguiente; todo, con la máxima delicadeza de la que disponían sus manos. Sloth no era experto en el tema. Sloth había leído muchas cosas. La mayor parte del tiempo la dedicaba a trabajar, pero tenía muchos años de vida y el poco tiempo libre del que disponía lo utilizaba en aprender. Pero no sobre venenos. Sloth sabía sobre historia, sobre leyendas, sobre política incluso. Sobre aquello que le interesaba. El jorobado nunca había querido envenenar a nadie, así que apenas sabía cuatro detalles sobre el tema. Por eso buscaba sin parar, porque, aunque a primera vista no encontrara nada, tal vez era porque Sloth no lo había reconocido.
Pero a la tercera vuelta Sloth se convenció. Caelus no guardaba venenos en su laboratorio. Para Sloth eso tenía sentido, ya que un maestre debería almacenar solo pócimas útiles para sanar. Pero Caelus no era un maestre normal. Él era malvado, pensaba Sloth. Él no curaba, pues hasta los más jóvenes habían caído muertos tras pasar por sus manos. Podría ser, pensaba Sloth, que lo guardara en otra parte. O que lo llevara encima. Sloth no podía estar seguro de la inocencia del anciano.
A no ser…
Sloth se paró a pensar. Había escuchado fragmentos de conversaciones privadas mientras subía al laboratorio. No es que a Sloth le gustaran los cotilleos, pero este en concreto tenía sentido. ¿Y si era cierto que Fiona llevaba la leche de amapola encima? La habían encontrado en esas mismas escaleras y la pequeña Mira, en su infinita inocencia, había murmurado "Había leche en el suelo". Había leche en el suelo. Y todos los presentes, Sloth incluido, habían visto ese líquido blanquecino que se mezclaba con su sangre. Y él incluso se había preguntado qué era. Pero nadie había reparado en que la comparación de la niña había sido la más acertada. Leche, sí. Leche de amapola.
Sloth se llevó la mano a la frente. ¡Qué tonto había sido Sloth! ¡Qué rematadamente tonto! Pues claro. Ella misma se lo había dicho esa mañana, en las cocinas. Caelus le había ofrecido la leche para aliviar el dolor tras su accidente, por eso Sloth no lo encontraba en su laboratorio. Pero ella se había negado a tomarlo y se lo había guardado para usarlo como arma. Como arma contra quien intentara atacar a la casa Vaelys. Pero el plan de Fiona no había dado resultado. Alguien había descubierto lo que se traía entre manos y habían decidido quitársela del medio.
¡Pobre Fiona! Oh, Sloth se sentía tan culpable. Ella se había acercado a él para ayudarlo, con tanto afecto y preocupación le había hablado… Y ahora la habían matado. Sloth apretó los puños con furia. No podía fiarse de nadie. Solo de sus señoras, solo.
Tenía que encontrarse de nuevo con Lady Alyra y hablar con ella. Lenia estaba demasiado afectada y, además, Sloth no creía que pudiera conversar a solas con ella, viendo lo unida que estaba al caballero del Norte. Y en él no podía confiar. No, en nadie. No puedo confiar en nadie. En nadie…, se repetía una y otra vez en su mente, mientras salía del laboratorio. No iba a pasar por las cocinas. ¿A quién le importaba comer, en ese momento? A Evan. A Evan solo le importaba comer y beber.
Marcho al Septo.
Mientras el maestre estaba examinando a Ser Lance, un soldado interrumpió entrando en el laboratorio. Lo siento maestre, pero tengo órdenes de nuestro Señor. Parece ser que lo reclaman en el Septo de los Dioses, ha dicho que es muy urgente y que no se demore lo más mínimo. Dijo mirando que estaba tratando a Lance aunque no parecía tener nada demasiado urgente. Será mejor que vaya cuanto antes. Dijo el soldado que salió tras dar aquella orden al maestre.
"Maestre, no se preoucupe, ya le dije que esto era solo para mi tranquilidad, si el señor de la casa le llama, no tengo ni voy a interponerme por una posible tontera" mientras me levantaba y cogía mis cosas y me preparaba para irme, me giro hacia el maestre Caleus "Si no le molesta, le acompañare al septo"
-Me tenía que haber dedicado a la botánica.-Pensó el maestre Caelus.-Con las plantas y los árboles las emergencias pueden atenderse con un margen de cuatro días, y si llegas tarde no protestan ni te mandan a los guardias.
-Vayamos sin demora entonces, Ser Dayne.
Caelus se dirige al Septo acompañado de ser Lance.
termino de coger mis cosas y ponerme la armadura "estoy listo para partir", le digo la maestre y lo acompaño a la salida del laboratorio.
ser lancer dayne se dirige al septo acompañado del maestre caelus.