Partida Rol por web

Sigues camino, mojándote un poco, y pensando en aquel inesperado encuentro que si bien pueda salvar a tu hijo, temes pensando en el precio que no te han dicho.

Heimlich entra en el bosque y preocupado busca el lugar donde ha guardado su bolsa, su futuro, la posibilidad de una nueva vida, están dentro de ella.

Helmich sigue andando tratando de localizar aquello que había escondido en ese hueco de siempre tan seguro... pero el bosque estaba destrozado del todo, árboles caídos, animales muertos por el suelo ahogados, incluso algún cadáver despojado casi de la totalidad de su ropaje. Te es realmente dificil encontrar el lugar, el bosque parece nuevo para ti, ya no está como estaba antes, tu orientación está perdida del todo.

Desesperanzado, vagando por el desolado paraje, Heimlich busca la llave a una nueva vida. De rodillas en el barro, en el lugar en el que cree ocultó la bolsa, Heimlich escarba. Sus uñas en carne viva y rotas tras horas de escavar, las lagrimas caen por su rostro, pensando que va a tener que estar tanto tiempo viviendo de nuevo fuera de la ley, robar y esconderse, no quiere morir así y ya empieza a hacerse mayor.

Sin embargo, la suerte le sonríe, cómo cuando escapo de su tierra natal, y cuando toca el tronco enterrado en el barro, sabe que lo ha encontrado, ansioso se ayuda con su arma para terminar de retirar el barro, pues sus dedos heridos y helados le duelen demasiado para seguir la tarea. Pero todo pasa cuando consigue abrazarse a su libertad, y guardándola bajo su ropa, duda que vuelva a separarse de la bolsa hasta que las cosas se calmen. Pues dos veces ha tentado a la suerte y no cree que una tercera pudiera salirle bien.

Con una sonrisa que resalta en el arrasado pisaje, Heimlich se encamina hacia los restos de la cabaña, Leffard estará preocupado y en el fondo es buen chico, aunque tendrá que tener cuidado con él, pues es demasiado ambicioso.

El contingente de guardias pertenecientes a la infantería y los arqueros llegan a la zona, donde teóricamente deben estar Porcco y el resto de su banda.

En medio del follaje del bosque, nos vamos desplegando en silencio. Ya me he enterado de las circustancias de la situacion y estoy listo para la batalla. El cinturon del que cuelgan mis armas todavia enfundadas, ciñe mi cota de malla. Me ajusto los guanteletes y decido avanzar un par de pasos observando mi entorno. Algunos de mis compañeros me ven y, por señas, les indico que solo voy a echar un vistazo. Presto toda mi atencion a mi alrededor esperando descubrir alguna señal de nuestros objetivos en medio del bosque.

Cesarius se adentra un poco hacia delante, pero no ve absolutamente nada, lo que si, oye gritos más allá de sus pasos, parecen gritos joviales.

Extrañado, me detengo unos instantes a cubierto entre unos matorrales y escucho en silencio. Desde detras de mi, me llegan los apagados sonidos que producen mis compañeros preparandose para el combate. Pero desde delante, me llegan voces. Y parecen bastante joviales. Niego con la cabeza y pienso. ¿Estan de celebracion?. Si es asi, esto puede ser mas facil de lo que suponiamos. Hasta ahora, han tenido suerte estos desgraciados. Pero van a pagar su imprudencia muy cara. Me dispongo a avanzar de nuevo con toda mi cautela. Agarro las empuñaduras de mis armas para evitar cualquier tintineo que pueda delatar mi posicion. Aunque no parece necesario. Ya que, desde delante de mi, solo oigo sonidos de celebracion. Miro hacia los lados por si hubiera alguien de guardia. Pero silo hubiera, ya se habrian percatado de nuestra presencia. Finalmente, paso a paso y llevando mucho cuidado para no hacer ningun ruido ni pisar ninguna rama, me adelanto un poco mas. Lo suficiente para otear desde un grupo de arboles bastante cerrado escondido entre los troncos de los arboles y las sombras de sus ramas.

Consigues avanzar unos cuantos pies, y en llegar hasta la posición donde crees que los arqueros deberían situarse, pues está bien cubierta pero tiene una gran visión al lugar. Los hombres que allí se divisan, van armados todos ellos, no parecen realmente haberse dado cuenta de lo que les espera... están preparando carros a la vez que festejan, parece que se vayan a ir, tal como dijo Arnoldus de Vail, el capitán de la guardia.

Observo con detenimiento la situacion desde el follaje de los arboles en los que me cobijo. Ante mi, aparecen nuestras futuras victimas totalmente ajenas a lo que les espera. Algunos, prepaan unos carros disponiendose a marchar. Otros, sencillamente se dedican a celebrar su golpe de suerte sin ninguna preocupacion aparente. Yo vuelvo a mirar a los lados una vez mas. Decididamente, no parece que haya ningun guardia y, tampoco, veo ninguna medida defensiva. No hay ningun foso excavado en la tierra para detener la carga de nuestra caballeria. Tampoco veo a ningun grupo de arqueros preparado en el campamento enemigo. Por tanto, con las empuñaduras de mis armas agarradas, me giro lentamente procurando no hacer ningun ruido. Poco a poco, abandono mi puesto de observacion y voy retrocediendo hacia la posicion ocupada por mis compañeros. Presto particular atencion al suelo que piso para no quebrar ninguna rama. Asi, paso a paso, vuelvo junto a mis compañeros. Y mientras lo hago, no puedo evitar sonreir. Pues casi ningun sonido llega hasta mi. Se nota quien esta preparado y quien no. Cuando estoy entre ellos, miro a mi alrededor y pregunto sin alzar la voz. ¿Donde esta nuestro capitan Arnoldus?. Por lo que he visto, creo que este es el momento idoneo para atacar. Nuestros objetivos no han tomado ninguna medida defensiva. ¡Hemos de aprovechar la situacion!.

pues no lo se amigo, donde está el capitán, tendrían que haber llegado ya... ellos van a caballo... igualmente, no pienso cargar sin órdenes explicitas... ya sabes, a no ser que veamos que empiezan a moverse, no debemos atacar. el guardia miró al resto de sus compañeros.

los caballos inician una marcha aún más lenta y sigilosa... bien soldados, esperaremos un corto tiempo a que todos los caballeros nos reunamos aquí, creo que algunos e ha quedado por detrás... la infantería que se vaya colocando en sus posiciones.

Al ver la llegada de mi capitan, me acerco rapidamente y digo. Sir, me he adelantado a echar un vistazo. Por lo que he podido ver, un ataque es lo que menos esperan ahora mismo. No tienen montada ninguna defensa en torno a su campamento. Ni siquiera una guardia para proteger el perimetro del mismo. Estaban preparandose para iniciar la huida. Creo yo, que este es el momento adecuado para atacar. Dicho esto, inclino la cabeza ante mi capitan y termino añadiendo. Con vuestro permiso, pasare ahora a ocupar mi puesto en la linea de infanteria.

Acercandonos con mi hermano hospitalario hasta colocarnos a la par de De Vail

Ser, a vuestras ordenes. ¿Donde se encuentra la banda?

el hermano de armas de Gailes se pone a su lado preparado señores... su mirada ahora parecía perdida.

Hilger de Chautrec se reune con el grupo, ahí atrás vienen Prises y Flermann... ¿alguien ha visto a Hölgut?

Llego con los demás caballeros al lugar y observo con detenimiento el campo de batalla.
Mientras aguardo a que Arnoldus de la orden para cargar me limito a comprobar que mi equipo está en su sitio mientras repito una y otra vez un salmo entre susurros.

Llegan prises y Flermann. Bien amigos sea dios quien nos guíe a la victoria.

Señores... dice en voz baja... es la hora de acabar con estos criminales, recordad, si se pueden hacer prisioneros, mejor...