Partida Rol por web

Los pokémon disfrutan ayudando a los entrenadores, también disfrutan combatiendo y trazando lazos con su entrenador y el resto de su equipo. Dijo el profesor muy convencido. Hay cierta corriente que ha empezado a decir eso y que dice que son "esclavos" pero nada más lejos de la realidad. La única certeza es que hay pokémon que no quieren ser capturados y por mucho que quieras no se meterán en la pokéball si es en contra de su voluntad. Así que, no temáis por capturar más pokémon, porque si ellos no quieren, nunca lo harán.

Y no solo eso, aún hay miles de pokémon desconocidos en el mundo, y son desconocidos precisamente por eso, porque no se dejan ver y mucho menos capturar. Así que no temáis por sus libertades porque ellos no sufren en absoluto. Dijo tratando de convencerles de que esa corriente "pokemonista" era más un desvarío y una locura de unos pocos. El problema era que hacían mucho ruido.

Ardsen escuchó con enfado e incluso hasta cierta rabia las palabras del profesor. Se podía ver en su rostro como se mordía el labio y zapateaba el suelo repetitivamente en un tic nervioso con su pierna derecha. Pero no rebatió sus argumentos.

Simplemente se giró malhumorado con dirección a la salida. Gracias profesor. Me pondré en contacto con usted cuando le necesite. Solo cuide de esos pokémon con cariño.

Y acercándose a Olivia le dijo más bajito. No tiene razón. No somos ninguna corriente. Somos muchos los que así pensamos. Y no nos van a callar. Cada frase iba acompañada de una pequeña pausa, pareciendo formar un conjuro o arenga militar. Si quieres conocer la verdad, aquí podrás contactar conmigo. Y le mostró su número de Móvil-Dex. Y si no sabes donde ir, puedes venir conmigo. Yo soy de aquí y me conozco la ciudad al dedillo. Terminó sonriendo con orgullo aunque aún con cierto resquemor por las palabras del profesor. Por lo que no se paró y siguió avanzando muy lentamente hacia la puerta haciendo incluso una exagerada pausa antes de salir, con alguna esperanza

Axl suspiraba por la molestia de haber tenido que cruzar toda la maldita ciudad para llegar al laboratorio pokémon, no es que se le haya echo especialmente complicado llegar pero la molestia de tener que levantarse tan temprano y cruzarse con una abarrotada muchedumbre no necesariamente le ponía de buen humor.

Finalmente podía observar al otro lado del puente aquella enorme edificación de grandes ventanales de cristal que deslumbraba bajo el sol. El mismo lugar que desde hace décadas había sido el epicentro de muchos jóvenes y adultos que buscaban la oportunidad de conseguir a su primer pokémon, en este mismo lugar había acordado por correo encontrarse con el profesor Fir.

Hoy por alguna razón el laboratorio parecía estar mas concurrido que de costumbre, el lugar parecía una guardería por la horda de niños que entraban y salían del recinto. Moon expresó un gesto de indiferencia, aunque se podría confundir con desdén, y se quedó por un par de segundos mirando la fachada del lugar. 

El chico no recordaba si en algún otro momento había entrado en aquel laboratorio, claro, había pasado por en frente del edificio en mas de una ocasión pero, ahora que lo pensaba, nunca había tenido una razón para entrar como tal. Aunque debía admitir que siempre sintió una especial curiosidad por saber lo que allí se cocía, tenia interés por el trabajo de los investigadores, aunque en su mente parecía monótono y aburrido estar metido siempre en un laboratorio al igual que un rattata miedica que se encierra en su madriguera, pero no por ello menospreciaba la importancia que tenia.

Se encogió de hombros, y tomó un ligero impulso para cruzar por el umbral de la puerta principal. No quería perder mas tiempo, mientras antes lograra encontrarse con el profesor, antes este le daría lo que le había prometido, y así mismo antes podría proseguir con su vida. Así que sin mas entró al laboratorio y buscó al profesor por todo el lugar – Hola, ¿Profesor Fir? -...

Sonríe a Selena, tímidamente. Sigue temblando, aunque menos. No termina de acostumbrarse a la presencia de la chica. A ver, si estuviese acompañada de, por lo menos, otras cientos de personas, y Martha estuviese en un escenario, a lo mejor estaría mejor. 

Temblorosa, se coloca las pokeballs en el cinturón. Escucha pasmada la explicación del profesor de cómo son los entrenadores que le ha pedido que busque. 

- En... entonces ¿Cómo los vamos a encontrar? ¿No sabe si han pasado por aquí antes? Es... es decir... Si se han dejado los cinturones, se supone que tienen que haber pasado por aquí... 

​​​​​​

¡Que guay!, ojala yo también consiga pokemon que quieran venir conmigo, la verdad es que obligarlos con la pokeball siempre me ha parecido algo extraño, aunque parece que al final se acostumbran, Contestó a Haren, tenía una forma de pensar que a Miaka le gustaba.

Seguro que lo consigues, solo son ocho medallas, Dijo Miaka completamente entusiasmada, al fin y al cabo también hablaba de ella misma, Aunque si vas solo siempre te aburriras, espero que al menos nos encontremos por ahí, a tí también Nate, si vuelvo a Pueblo Paleta sin haber hecho ningún amigo me sentiré mal. Dijo moviendose el pelo que caía del gorro con la mano.

Tras ello entraron varias personas, dos de ellos se presentaron al llegar por lo que Miaka se acercó unos pasos sin separarse mucho del grupo, pensaba que les llamarían a los tres como antes. Yo soy Miaka, de Pueblo Paleta, y también quiero ser entrenadora pokemon. Dijo al primero, el único claramente más pequeño que ella.

El segundo parecía más mayor y menos hablador pero sería de mala educación no contestar. El profesor se fue hace poco con tres chicos, no tardará. Creo que nos llaman por turnos. Dijo pensativa, aquel chico la abrumaba un poco por lo que sin perder la sonrisa Miaka volvió con su grupo. Podeis esperar con nosotros, cuantos más mejor.

Al entrar en la sala se le había acercado a hablarle una chica, una empalagosa niña con mucha energía que Axl en un principio había comparado con todos esos niños que cada verano llegaban a su gimnasio con esa misma actitud de querer comerse al mundo, al poco tiempo de haber recibido a su primer pokémon..

- Joder, ¿hay que esperar? menuda pérdida de tiempo - Contestó de manera borde, no sabía que tenía esperar para ser atendido por el profesor, sino ¿para qué se había molestado en llegar tan temprano? ... Maldiciendo su suerte, no le quedaba de otra que esperar junto con el grupo que había llegado antes que él.

- Perdón, eh... Niaka? gracias por molestarte en decírmelo - Dijo al fin, tratando, a su manera, de ser agradecido con la chica y fue en la misma dirección junto con los demás.

Al acercarse, observó fugazmente al pequeño grupo que se había montado en la sala de espera. Era un grupo que en un principio le pareció poco interesante a decir verdad, todos les parecieron unos críos e intuyó que seguramente compartían la misma meta infantil ¿ganar las ocho medallas y conquistar la liga? ¿convertirse en maestros pokémon? *Puff*

Se había mantenido al margen del grupo mientras esperaba, y parecía poco receptivo por la expresión que tenía.

Mientras era respondido por Miaka, otras tres personas ya estaban arribando al sitio, primero un pequeño y alguien que parece todavía más asocial que Haren mismo, y luego uno que tenía un porte más oscuro y digno de su carácter, no es que fuese retraído, mas bien pareciese que la vida lo había tratado muy mal.

Musitó para apartar la vista y dejar que hablaran, Haren simplemente saludó de lejos al pequeño Jian y una vez habían terminado, volvió su atención hacia Miaka.

Lo sé... No evitó reír un momento. Yo honestamente siento que los aprisiono, tal vez y no sea así pero lo pienso. Igual si bien no tendría compañía, creo que los Pokémon mismos serían una agradable compañía por sí solos... ¿Qué dices? Comentó Haren sin dejar de sonreírle, mientras observaba el resto de interacción.

Con tiempo me dedicaré a los gimnasios. Ahora mas bien quiero conocer Shankonya y ver que puedo hacer antes de ponerse "en modo serio". Volvió a reír un poco, sentándose en una de las sillas de la recepción.

La sala volvía a estar llena, al parecer había muchas personas en empezar carrera en Shakonya lo cual por supuesto era super positivo, más entrenadores, más desafíos y mayor entretenimiento y aprendizaje, primero ingreso un sujeto que no dijo nada, luego de él un chico de estatura pequeña, que también venía de Kanto, y luego uno último con una actitud un tanto extraña, pero en fin, en este mundo tan amplio no nos caracterizamos por ser iguales y para buena fortuna quizás.

Nate los ve entrar a todos y en cada caso reaccionó diferente, para el chico que se puso a hacer algo en el cuaderno dijo Bienvenido de manera clara, aunque suponía que su saludo no sería respondido, el segundo en llegar que parecía tener una especie de abrigo y se presento, respondió, Mi nombre es Nate y soy de Ciudad Azafrán, es un gusto que bueno ver tanta gente de Kanto! Y con respecto al último al escuchar como dice de manera erronea el nombre de Miaka le responde, Hola mi nombre es Nate, bienvenido, y ella se llama Miaka no Niaka, digo para aclarar.

Los siguientes 3 sin duda alguna eran un grupo bastante pintoresco y salvo por el pequeño no parecían estar muy interesados en socializar, bueno al menos eso proyectaban, de allí se dedico a escuchar a Haren nuevamente, al joven al parecer solo le hacía falta entrar en confianza, luego hablar se le hacía natural.

Sí, claro que han pasado por aquí, por eso os he dicho cómo son. Pero no sé a dónde se han dirigido, ni tampoco sé cómo encontrarlos, por eso os he pedido vuestra ayuda. Para que les digáis que vengan a verme si os encontráis con ellos. Dijo el profesor encogiéndose de hombros, pues él tampoco sabía qué más decirlas.

Buenos días. Dijo el ayudante del profesor Fir al ver llegar a nuevos aspirantes al laboratorio. Aún hay que esperar un poco, pero de momento, tú, tú y tú, dijo señalando a Haren, Miaka y Nate, podéis ir pasando. El Profesor ya está preparado para recibiros. Comentó sonriente y alegre porque sabía que ante ellos se les presentaba una gran oportunidad.

Tras aquellas palabras, los tres entrenadores le siguieron y les acompañó hasta la sala donde se encontraba el profesor Pir.

¡Buenos días! Dijo el profesor Fir mientras se frotaba un poco los ojos. Aquel hombre parecía acabar de levantarse pues todavía era muy temprano. Aún así, parecía que ya lo tenía todo listo para la visita de aquellos dos chavales. 

¡Bienvenidos a esta nueva ventura en Shakonya, la primera ciudad a la que han entregado el título de Región! ¡Me llamo Hiroshi Fier! ¡Pero la gente me llama el PROFESOR POKÉMON!

¡Ya sabéis que este mundo está habitado por unas criaturas llamadas Pokémon! Para algunos, son mascotas. Pero otros los usan para pelear. En cuanto a mí... Estudio los estudio como profesión.

Bueno, antes de nada, decidme ¿cómo os llamáis? Fir dejó un poco de tiempo para que pudieran contestar.

Supongo que venís para que os haga entrega de vuestro primer pokémon! ¡Enhorabuena! Tu propia leyenda Pokémon está a punto de comenzar!

¡Te espera un mundo de sueños y aventuras con ellos! ¡Adelante, elegid al que queráis! Estos son los que tengo ahora mismo disponibles.

Fuego	Agua	Normal	Fuego
Fantasma	Normal / Volador	Normal / Volador	Acero / Roca
Psíquico	Tierra	Eléctrico	Planta / Volador
Fuego / Fantasma	Veneno	Psíquico	Eléctrico

Todos miraban a Jian como a un crío. Sonrió a todos ellos y trató de memorizar sus nombres aunque no le sentara bien que le trataran así, él a sus once años había emprendido el camino del entrenador pokemon, ellos probablemente aún estuvieran aprendiendo a encender los fogones. La familia Abiko era una familia de Campeones, sintió el peso de su póster en la mochila.

Perdón, por favor, Cuando recibamos nuestro pokemon ¿Donde podremos alojarnos? - Se sentía algo perdido, y no conocía Shakonya, muchos de los chicos allí estaban en silencio, pero aquellos que habían abierto la boca tal vez podían indicarle a donde podía dirigirse. -  Yo... ¡Voy a atrapar un montón de pokemon! ¡Voy a ser un gran Campeón!

Olivia había tomado nota del número de Kano. Parecía un chico tímido y respetuoso. No había caído en las provocaciones de Ardsen que por su parte era un idealista protector de los derechos de los Pokémon.

Ella había pedido consejo al profesor tanto para zanjar la discusión, como para saber la respuesta de un estudioso en la materia. Si ahora iba a cuidar de Fennekin, al cual le pondría nombre cuanto antes, quería saber hasta que punto era bueno para él combatir o no.

Con la aclaración del profesor se despejaron muchas incógnitas. Y ahora Olivia, respaldada por el profesor podía responder a Ardsen.

- Muchas gracias por todo profesor. - saludo con respeto.

Entonces Ardsen se le acercó para hablar con ella en privado. Eso la hizo ponerse en tensión. Después de oír lo que tenía que decirle y anotar su número, más por cortesía que por verdadero interés, respondió.

- Ese chico de antes no era ningún desalmado y en el fondo seguro que tu también lo sabes. Pensar tanto en lo que sienten los Pokémon te ha nublado el juicio para percibir lo que sienten las personas. - respondió a Ardsen que quizá estuviera siendo demasiado radical en sus ideales. - Con esa actitud tuya acabarás haciendo alguna tontería y te meterás en problemas. O llegará el día que te cruces con alguien con malas intenciones y se aproveche de tu rabia y desazón para hacerte cometer alguna barbaridad. - le advirtió con un tono grave. Y en ese momento se sintió como su madre cuando en alguna ocasión habían tenido una de esas conversaciones serias. Conversaciones en las que le contaba como chicos jóvenes y descarriados o desencantados con la vida, habían acabado trabajando voluntaria o involuntariamente para alguna banda criminal. Incluso jóvenes de familias estructuradas y que nadie se lo hubiera imaginado...

Terminada la conversación se marchó algo inquieta y con la idea de que ese joven desaliñado acabaría haciendo algo de lo que se arrepentiría. Aunque en el fondo deseaba estar equivocada.

Después de escuchar la respuesta del profesor las chicas salieron al jardín, entonces la chica que usaba el collar de luna volteo a ver a su acompañante y le dijo podríamos empezar a buscar por el centro pokemon, ya que muchos entrenadores pasan por ahí o podemos ir al Mercado, cual crees que es el mejor lugar para empezar a buscarlos.

Sentía como el tiempo pasaba lento mientras esperaba su turno para ser atendido por el profesor, y a medida que el lugar quedaba vacío Axl se exasperaba más. Al final habían quedado solo ellos tres, el chico callado con el cuaderno y el niño rubio que no paraba de hablar.

Quería ignorarlo por completo y que se las apañara como pudiera, igual no era su problema y podía importarle menos. Aunque el pequeño parecía realmente perdido ¿y acaso se le podía culpar? Ir a su rumbo en una ciudad tan grande como lo era Shakonya, por lo menos tenía agallas el enano. 

“¿Algún lugar para alojarse?” No se le pasaba por la cabeza ningún lugar, era residente y conocía la ciudad como la palma de su mano, pero hacía años que él y su hermano no se comían la cabeza por conseguir un lugar para vivir.

– Esto, habla con el profesor, el seguramente te podrá ayudar con eso. O no se, puedes preguntar en el ayuntamiento de la ciudad – dijo, aun mostrandose poco tolerante frente al pequeño.

Haren vió como era ahora Nate quién respondía y poco después, no hubo más actividad, por fortuna no pasaron ni dos minutos cuando el ayudante del profesor se apareció de nuevo y ahora les tocaba a Miaka, Nate y al propio Haren. Por lo que no evitó entusiasmarme de nuevo y no tuvo ni que girarse para darse cuenta que ellos ya venían con él.

Pasaron a otra sala que era donde el profesor se hallaba, se presentó como era debido y les dió una breve explicación, con el añadido de que Shankonya era una región pero hecha ciudad, cosa que sin dudas intimidaba y sorprendía a la par. Lo que hizo que el chico se maravillase con ese dato, siendo que pensaba tocaría explorar muchas zonas como las aclamadas rutas.

Haren, ese es mi nombre Profesor. Dijo el chico mientras reverenciaba un momento al haber contestado su pregunta sobre qué nombre tenían.

Poco después se entusiasmó en serio mientras miraba a los doce Pokémon que estaban disponibles, no evitó reír por la energía de estos, era bonito verlos moverse tan animadamente, pues estaban en su fase de infante... aunque lamentablemente parecía no haber un Charmander.

Froakie, Torchic... Raltz. Diablos todos en realidad son buenas opciones. Comentó Haren mientras seguía observando a los pequeños, dió un breve vistazo a los presentes y siguió mirando a los Pokémon.

Se quedó viendo otro rato cuando fue uno que le llamaba especial atención, por lo que lo miró y al final, se acercó un poco más a este.

¿Qué hay con el Froakie? ¿Es macho, hembra? Preguntó con claro interés mientras veía al Pokémon.

Unos breves instantes dieron pie a lo que marcaría el cambio realmente en las vidas de los que habían venido a el Laboratorio, al menos en lo que a Nate se refería, el ayudan del Profesor Fir hizo acto de presencia llamando a los 3 siguientes entre los que estaban incluidos Nate, Haren y Miaka, , sin hacer esperar mucho ingresar a la habitación que les señalo el joven y allí se encontraba quien nos haría entrega de nuestro primero pokemon.

El Profesor Fir o Profesor Pokemon como lo llamaban en la ciudad de Shakonya era una persona mayor de cabello blanco que proyectaba mucha energía para su edad, al parecer realmente tenía muchísimo tiempo estudiando a los pokemon porque no parecía tener 15 años definitivamente, apenas se presento nos pregunto nuestros nombre y el primero en hablar fue Haren, cuando este culminó Nate procedió a hablar.

Muy buenos días Profesor Fir, soy Nate y es todo un placer conocerle, estaba hablando en serio, no tuvo la oportunidad más que de hablar con Oak pero nunca había conocido a un Profesor cara a cara, luego de ello paso a ver a los Pokemon que tenía para iniciar su aventura. 

Se sintió atraído por los pokemon de tipo psíquico siempre desde insectos a tipo acero, todos le llamaban mucho la atención, por lo que el primero que vio fue a Abra, el pokemon insignia de su mamá, en ese momento recordó que para poder acceder a todo su poder Kadabra su evolución, necesitaba ser intercambiado y eso era algo que no quería.

Luego vio a Eevee el cual evolucionaba en Espeon y se sintió super tentado pero este para poder evolucionar a psíquico debía pelear preferiblemente de día y no quería tener esa limitación, quería poder tener batallas en todo momento esta difícil pensó, paso su mirada por pidgey, nidoran, aaron, ninguno de ellos llamo su atención. 

Luego casi desapercibido vio a Ralts y no podía creerlo, ese era uno de sus pokemon preferidos, sus formas evolucionadas tanto Gardevoir como Gallade eran una nota y aparte la empatía que desarrollaban era excepcional, sin dudarlo, miró al Profesor y dijo, quiero a Ralts, su mente automáticamente hizo conexión con este, había encontrado uno muy preciado. 

Hola Ralts, soy Nate dijo con una amable sonrisa.

Miaka, más tranquila entró cerca de sus compañeros, para ella había tenido suerte, este día sería un recuerdo para toda la vida y podria decir que estaba con Nate y Haren, la otra opción era el chico de los cascos que no saludó y aquel chico oscuro que no acababa de parecerle amable. 

Entró contenta dando pequeños saltitos ilusionandose por segundos.

¡Buenos días profesor!, soy Miaka y Le doy las gracias por esta oportunidad, prometo cuidar al pokemon lo mejor que sepa y aprender con él a hacerlo mejor. Dijo sonriendo. 

Froakie y Ralts, eso es lo que quieren. 

​​​​​​Había tantísimo entre lo que elegir que Miaka se sintió abrumada, Eevee parecía la mejor opción, aunque papá decía que eran difíciles de criar, abra y Ralts tenían el mismo problema, ¿hoppip?, es tan mono, pensaba mientras miraba también a Elekid y a Duskull, sin embargo, al ver al pequeño fantasma de ojos rojos algo cambió en ella, creo que cogeré a Duskull profesor. Espero elegir bien. Dijo tan optimista como siempre. 

Vuestros pokemon también son geniales, seguro que se hacen pokemon grandes, fuertes y amables. Dijo sonriendo sabiendo que era la última que había elegido. 

Se acercó al fantasma y se arrodilló para estar a su altura, Duskull, ¿qué me dices? ¿Quieres venir conmigo a explorar este sitio?, seguro que lo pasamos genial. Dijo ofreciendo su mano para ver si quería acercarse. 

Gazo levantó la vista del cuaderno y se quitó el auricular de una oreja para devolver el saludo al chico del pelo blanco, sin embargo, ni siquiera le dio tiempo, pues apareció un ayudante del profesor y se marchó.

El muchacho siguió esbozando el lugar con el lápiz, no le quedaba mucho para dejarse guardado un recuerdo general de aquel lugar.

El dibujante, que parecía no enterarse de nada, poco contento con la actitud del sujeto siniestro y descortés, levanto la cabeza de la libreta y también respondió al pequeño Jian. A mi el jefe de la estación me habló de un hotel. Explicó al pequeño amablemente. Yo también necesito alojamiento, podemos buscar juntos si quieres. Se encogió de hombros y siguió dibujando.