Partida Rol por web

Sydney no ve nada allí, más allá de ciertos artículos que valían algo de dinero, como la cama, que parecía muy cómoda. Estaba todo bastante limpio, por lo que debía fabricar las cosas en alguna otra parte, como en un taller externo.

Sí bien vale. - estaba muy molesto, se notaba en su timbre de voz. - Ve dónde quieras al final, pero no te lleves a mamá ni la molestes. Chao. - finalmente colgó y miró a Syd. - Que padre más tonto tengo. ¿Tú que tal, sacaste algo en claro?

-No lo sé. Creo que eres tú quién me debería explicar algo.-Sydney dejó de mirar el cuarto de Danno tras no haber encontrado nada, y se giró hacía él.-Me dices que sabes de alguien que está comprando tasers, sangre falsa y pistolas de fogueo, y resulta que tú tienes una que construiste tú mismo. ¿Construyes también tasers o sangre falsa? ¿Qué exactamente eres capaz de hacer? 

Negó con la cabeza, intentando ordenar sus ideas. Miró el cuchillo que todavía sujetaba en su mano. Debería haberlo guardado mejor. Tenía una prueba y aquí estaba ella, llenándolo con sus huellas.

-Quiero decir, ¿serías capaz de crear replicas de cuchillos originales usados por Ghostface?-levantó el cuchillo para que lo viera bien, girándolo para que viera sus contornos. Confiaba en que viera lo que ella veía: una imitación del cuchillo de la película, muy bien logrado.

Danno se cruzó de brazos. - ¿Me estás acusando de algo nena? - negó con la cabeza. - Yo soy un tío que se gana la vida como puede y que tiene un don con estas manitas que ves aquí. - las levantó y se crujió los nudillos. - No solo sirven para darle un sopapo a algún imbécil, también son capaces de fabricar lo que sea... Aunque las impresoras tres de también ayudan bastante y más ahora que les puedes poner cualquier material.

Se apoyó sobre el marco de la puerta, de forma chulesca. - Así que sí, yo soy el que fabrica toda la mierda que ves por ahí ¿y sabes por qué? Porque vende bien. Hay mucho enfermo suelto por ahí y si yo puedo sacar provecho, lo voy a hacer, el Danno necesita guita ¿me captas?

-¿Incluido este cuchillo?-repitió, sosteniéndolo todavía para que lo viera.-Se lo quite a uno de los Ghostface que atacaron en el cine.

-Y no te estoy acusando de nada.-añadió, quedándose con el "todavía" en la boca. Todavía había tiempo para que Danno se explicara, si es que tenía algo que explicar.-Me da igual a lo que te dediques. Pero si le estás vendiendo esto a los imitadores, entonces tendrás una idea de quien o quienes pueden ser los asesinos, ¿o me equivoco?

Danno levantó un dedo y lo empezó a mover de lado a lado. - Política de empresa nena, la privacidad es algo que valoran muchísimo mis clientes, así que lo único que me llega al teléfono es lo que se ha vendido, para que luego yo pueda hacer restock.

Alzó los hombros y cerró los ojos, mostrando pasotismo. - ¿Qué clase de negocio sería si mis clientes intuyeran que sé que compra cada uno? Si Ghostface compró ese cuchillo, además de por la buena calidad que ofrezco, es porque sabe que no soy una rata que va vigilando a los demás.

Sydney estrechó los ojos, frustrada con su respuesta. Así que Danno no podía hacer nada más, o si podía, no lo iba a hacer.

-Está bien.-se recompuso. Buscó alrededor, buscando una bolsa o un paño en el que guardar el cuchillo. Pronto se rindió, y devolvió tal cual el cuchillo en la mochila. Total, a estas alturas no sabía si se podría hacer algo al respecto de las huellas. Cerró la mochila y se la colgó a la espalda.

-Siento haberte hecho llevarme hasta aquí, pero no creo que pueda dormir en general después de...-hizo varios giros con la mano, como si intentara con ella medir todo lo que había pasado ese día.-Todo.

Se lo quedó mirando. Pensando en lo fácil que sería llegar al fondo del misterio si tan solo Danno la pudiera ayudar. Pero era su amigo. Pero cuanto antes acabara el tema de Ghostface, antes podría volver a su vida anterior. Antes podría hablar con Klaudia sin el temita de los héroes y los asesinos colgando sobre sus cabezas.

-Eres muy listo. Seguro que hay una manera de conseguir la información. Sin que dañe tu negocio.-empezó a decir muy despacio, mientras los detalles de su plan se formaban en su mente. Las siguientes salieron más atropelladas.-Te doy un día o iré a la policía a contarles sobre tu negocio y tu encubrimiento de Ghostface.

Y con todas sus cosas encima, Sydney salió disparada, evitando la mirada de Danno.

¿Pero tú de que vas? - dijo poniéndose chulo, alzando el cuello cual gallo de corral enfrentando al nuevo del gallinero. - ¿Te piensas que me vas a achantar? ¿Qué te van a creer a ti, la que lleva por ahí un cuchillo que es un arma del crimen? Les va a importar una mierda quien lo ha hecho y quien lo ha vendido.

Le dio un empujón. - Tú no sabes con quien estás ¿verdad piva? Soy el Danno y por la noche oyendo ruidos que hacen los animales y los coches, hago piezas de coleccionista y broches, sin palabras no hay personas, sin reputación no hay respeto, conozco esta zona, esta pavo no se anda por las ramas, hablo claro, consecuencias llegan. - y con otro empujón más, echó a Sydney de allí, quien ya tenía interés de irse de antes.

Al llegar a casa, sin si quiera poner las llaves, Danno ya se imaginaba lo que le esperaba. Su anciano abuelo, con el bastón, volvió a darle tremenda somanta de palos. - ¡Pero cómo se puede ser tan vándalo! ¡Sinvergüenza! ¡Cabrito! ¡Alocado! ¡Abusador! ¡Tu familia preocupada por ti y llevando adelante el negocio familiar y tu en la tele pegándole fuego a la gente! - pero el bastón cesó ante la mano de Ben Miller, quien lo agarró.

Hijo, no sé si estar orgulloso porque has montado un negocio de éxito, como el bueno de tu padre. - suspiró, soltando el bastón del anciano. - O muy decepcionado porque has agredido a alguien, admitido públicamente tu negocio y puesto en riesgo todo lo que tenemos.

Se cruzó de brazos e hizo una mueca, alzando su bigote. - Si te investigan a ti, acabaran investigándome a mi, lo cual va a poner en riesgo toda la economía de la familia. Deberías irte una temporada, donde sea. - abrió los brazos entonces, poniendo las palmas hacia arriba. - Cesa tu negocio una temporada, espera que todo se calme y ya cuando te avise, vuelves. Pero si no, acabarás entre rejas, al menos por la barbaridad que has hecho contra el rubio ese soplapollas.

Danno apenas tuvo tiempo de entrar cuando la nueva paliza del abuelo llegó - ¡Ya abuelo ya! ¡Que eso duele! 

No es que no se lo esperara, pero no por ello dolía menos. Iba a tener que ponerle acolchado al bastón del viejo Ben. Se protegió como pudo y se apartó todo lo que le fue posible para hablar con su padre.

- ¿Me estás diciendo que huya, papá? ¿Que el Danno huya como un cobarde? - las cosas ya iban mal como para que su padre encima le dijera eso. Se rascó la nuca con actitud molesta y le dio una patada a una pequeña mesita que había en la entrada - ¡Mierda!

Frustrado, dio un par de vueltas pensando. Sabía que su padre tenía razón, pero le jodía tener que salir por patas. Había muchas cosas que quería solucionar.

- Bien... Pero necesitaré pasta y un nuevo móvil - dijo finalmente.

Su padre asintió. - Te daré algo de dinero pero el móvil... ¿No puedes fabricarte uno tú? No sé de donde podemos sacar uno seguro, no somos el asesino ese loco de la máscara. - admitió. Parecía que no tenía mucho más que decir. - Descansa esta noche, que te hará falta, te espero mañana a la entrada de mi negocio.

Suspiró. No le hacía gracia tener que pasarle dinero a su hijo, en especial después de no haber hecho él nada por Ben... Pero era su hijo después de todo. Con eso, se marchó junto a su padre y dejó allí a Danno, para que pudiera ir a dormir... O cualquier otra cosa.

Danno soltó un par de gruñidos por lo bajo y se fue a su habitación a preparar algunas cosas. Cogió entre otras cosas papel, boli, lápicesm un poco de sangre falsa, un pequeño cuchillo y dinero ahorrado. Habría querido salir aquella noche, pero no podía irse sin algo de pasta.

Al día siguiente, nada más levantarme cogí mis cosas y sin decir nada, me vestí y me encaminé hacia el negocio de papá. Toda aquella situación me estaba escamando y mucho.