Partida Rol por web

El paseo por el jardín apenas duró dos minutos antes de llegar a una imponente puerta de doble hoja de una madera exótica que no pudieron identificar con bellas incrustaciones de lo que parecía ser pan de oro. Tras entrar en el vestíbulo los recibió un aroma a limpio y a algo delicioso que venía de las cocinas, marisco tal vez?, y una visión de lo que suponía vivir en una casa de lujo: suelos de un mármol de Carrara reluciente, cuadros dispuestos en casi todas las paredes de diversos motivos, arañas de fino cristal y una bella escalera dorada que convergía en el rellano del primer piso. Junto a las escaleras, un enorme gong de cobre les llamó la atención.

"Queda una hora para comer pero mientras les asignaremos las habitaciones. Este fin de semana estaremos llenos, ocupándose las 12 habitaciones para invitados. El señor Dark me ha pedido que les ofrezca la posibilidad de elegir la habitación que desean ocupar. Sus opciones son las siguientes:

En el ala este las habitaciones Dublín, Odessa, Ciudad del cabo, Estambul, Atenas y San Francisco. En el ala oeste, las habitaciones El paso, Sevilla, Insbruck, Nueva York, Osaka y Sidney"

Tomó aliento antes de continuar mirando a sus invitados

"Desgraciadamente, tendrán que compartir baño y el señor Dark ha dado órdenes de que las damas no compartan baño con los caballeros. Así pues querida, en que habitación querrá dormir?"

En el camino por el jardin su mal humor fue decayendo quedando en el olvido al llegar a la entrada.

Cuando entró al vestíbulo no pudo evitar alzar el rostro y dar una vuelta sobre si misma, dejándose asaltar por los mil y un detalles que ostentaba el lugar. Ella vivía cómodamente y de forma desahogada pero aquello era lujo en su forma más pura y bella.

Se sorprendió al saber que iban a ser muchos más y le molestó tener que compartir el baño, pero se abstuvo de hacer ningún comentario.

- Somos los primeros entonces? Pues...- pensó en el vestido que llevaba en la maleta y en que pegaría perfectamente en una habitación decorada al estilo griego. - Creo que me quedo con Atenas -

Estuvo a punto de saltar a voces con Nadia. De nuevo me metía en el mismo saco que al policía, y sólo me había quedado estupefacto por ver al tipo que me había agarrado del cuello con un arma. Pero que podía esperar de esa abogada, si después de todo le sirvió agua a él y pasó de mí, y sólo había vuelto a verme en el mundo para volver a criticarme.

Ver un arma y asustarse, sobretodo cuando se refería a que la portara alguien como aquel tipo, creo que era una cosa normal.

Pero justo cuando estuve a punto de abrir la boca Miss Hemmens me informaba de algo que yo no tenía ni idea. Mi boca se abría sin poder evitarlo.- Pero... pero... ¿Cómo qué...?

La mujer ya había llegado hasta la entrada. Corrí hasta llegar a la entrada junto a ella y tras dejarla hablar por si había alguna sorpresa más le dije con miedo a las intenciones de mis padres.- ¿Pero cómo que una entrevista Miss Hemmens?... Yo no sé nada de eso... pensé que esto era otro campamento de mis padres con terapia de grupo.- Señalé hacía afuera y dije.- Si me he traído hasta un saco de dormir, por el amor de Dios... -. El miedo que producía en sentirse perdido, la desubicación y la desinformación eran uno en mi rostro.

Llevé mis manos a mi cabeza y comencé a intentar encontrar sentido mientras recibía alguna respuesta. Su menor problema ahora mismo era la elección de la habitación. Sólo quería entender aquello. ¿Por qué estaba él allí y que pintaba allí?.

El neoyorquino poli tuvo que hacer un esfuerzo notable por no reírse del chiquillo que aún creía que iban a un campamento de los boyscouts. Estuvo a punto de decirle que no pensaba comprarle galletas, pero en el fondo, pensó que era hora de empezar a pasar página con el muchacho, más cuando vió su cara de desencanto cuando hablaba con Hemmens. No se pudiera decir que sintiera lástima, tampoco alegría, pero entendió la fragilidad del joven, y creyó entender que su lengua indomable, quizas fuera su método de defensa.

Entró en el hall y alucinó con el lujo que allí había. Wallace había estado en varias mansiones de ricachones, con hijas secuestradas, en muchas de sus investigaciones, pero no le dejaba de sorprender los lujos innecesarios, sobre todo cuando lo comparaba con su barriada de Queens, con callejones repletos de indigentes, calentándose las manos en un barril. 

Lo de los baños compartidos no era algo que le preocupáse. En la academia se bañaban veinte a la vez en las duchas. Por no decir, que nadie se cortaba de plantar un pino porque aquello estuviese atestado de gente. Sin embargo le extrañó el hecho de que una casa tan lujosa, no tuviera un aseo para cada habitación. 

Lo que le pareció una tontería supina, era lo de poner nombres de ciudades a las habitaciones, pero dentro de todo, le abstraía la idea de que cada habitación tuviera elementos que le recordaran a dicha ciudad. Llegado a ese punto, se maldijo de que no hubiera ninguna "Las Vegas".

- A mi no me gustaría moverme mucho... así que si es posible me quedó con Nueva York... - dijo, de nuevo tirando de un humor ácido y probablemente incomprensible.

Miss Hemmens miró a Dylan como si tuviera menos entendederas que el fuerte y fiel Greg antes de espetarle en voz cortante "No va a necesitar todo eso en esta casa, no permitiré bajo ningún concepto que duerma en un saco de dormir. Mientras el señor Dark está fuera yo me encargo de la hospitalidad a nuestros huéspedes y no le permito que duerma en un saco de dormir. Desconozco lo que le habrá dicho el señor Dark pero me ha confirmado que llegará para la comida y estará encantado de satisfacer sus preguntas señor O'brien y ahora, si tiene a bien. Le conmino a escoger una habitación y si me acepta un consejo" dijo dirigiendo una mirada explicativa a Nate "le sugiero que la escoja en una ala distinta a la de su amigo"

Mientras Miss Hemmens iba haciendo el reparto de habitaciones, Nate, Dylan y Nadia pudieron escuchar como el helicóptero en el que habían venido despegaba para iniciar el viaje de regreso. Por lo que habían visto al aterrizar, el cielo se veía negro por el horizonte y era más que probable que el vuelo de regreso fuera movidito para el piloto.

Miss Hemmens enarcó una ceja al escuchar a Nate elegir su habitación, pero si la reacción había sido suscitada por irritación o curiosidad era algo difícil de saber

"Por supuesto, señor Wallace, veo que es usted un viajero intrépido y arriesgado pero le entiendo, nada como la gran manzana. Se sentirá como en casa" 

Entonces volvió la vista a Dylan de forma impaciente mientras esperaba su elección y empezaba a dar palmadas

"Señor Butler, Señorita Simmons por favor haganse cargo que la señora Stinson  y el señor Wallace encuentren su habitación."

El paseo por el jardín apenas duró dos minutos antes de llegar a una imponente puerta de doble hoja de una madera exótica que no pudieron identificar con bellas incrustaciones de lo que parecía ser pan de oro. Tras entrar en el vestíbulo los recibió un aroma a limpio y a algo delicioso que venía de las cocinas, marisco tal vez?, y una visión de lo que suponía vivir en una casa de lujo: suelos de un mármol de Carrara reluciente, cuadros dispuestos en casi todas las paredes de diversos motivos, arañas de fino cristal y una bella escalera dorada que convergía en el rellano del primer piso. Junto a las escaleras, un enorme gong de cobre les llamó la atención.

"Queda una hora para comer pero mientras les asignaremos las habitaciones. Este fin de semana estaremos llenos, ocupándose las 12 habitaciones para invitados. El señor Dark me ha pedido que les ofrezca la posibilidad de elegir la habitación que desean ocupar. Ya tenemos varios invitados alojados por lo que sus opciones son las siguientes:

En el ala este las habitaciones Dublín, Odessa, Ciudad del cabo, Estambul y San Francisco. En el ala oeste, las habitaciones El paso, Sevilla, Insbruck,  Osaka y Sidney"

Tomó aliento antes de continuar mirando a sus invitados

"Desgraciadamente, tendrán que compartir baño y el señor Dark ha dado órdenes de que las damas no compartan baño con los caballeros. Así pues querida, puede elegir la habitación San Fracisco que está ocupada por la señora Stinson o escoger entre las habitaciones Dublín, Odessa, Ciudad del Cabo, Estambul, El paso, Sevilla, Osaka o Sidney"

Apreció cada detalle decorativo y observó con placer el interior de la casa,maravillosa en cada rincón.Estaba deseando poder explorar un poco todo aquello,seguramente a Dark no le importaría

La desagradable voz de la mujer le hizo volver la cabeza hacia ella y sin apenas pensárselo dijo el nombre que más le llamó la atención

-"Estambul,por supuesto"-sonrió levemente a los dos hombres encogiéndose de hombros.Al parecer aquello prometía tanta intimidad como un internado,hombres y mujeres debidamente separados,algo que le hizo sonreír divertida

La señora Hemmens se limitó a asentir la decisión de Vanessa con eficiente frialdad. Volvió su mirada a los caballeros y les preguntó

"Y ustedes caballeros?, Que habitación ocuparán?, pueden elegir entre Dublín, Odessa, El paso, Sevilla, Insbruck, Osaka o Sidney"
 

Asi que habitaciones con nombres de lugares, meh, ¿se creían originales o algo así por eso?, en fin, las tonterías de los ricos no dejarían nunca de sorprenderme, sin embargo tenía claro cual quería.

- Dublín, dicen que los irlandeses saben pasárselo muy bien asi que... eso.

Me abstengo de hacer más comentarios, la anciana no me da buena espina.

A Sir Gustave no le pasó desapercibido que el bóvido se lanzase a elegir rápidamente la habitación cerca del ala de las señoritas. Ya le había dejado claro con determinadas miradas indiscretas durante el viaje en helicóptero que su objetivo allí no era tanto conseguir un trabajo como algo de atención.

Yo creo que estrenaré ala. Por favor, acomode mis pertenencias en la habitación de Insbruck.

Dijo secamente

El muchacho asintió a las palabras de Miss Hemmens y dijo.- Pues espero que Sidney esté bien lejos de allí. Sinceramente Mis Hemmens yo también espero estar bien lejos de ambos dos.

No quiero problemas, o que me asocien con ellos. Esperaré al Señor Dark y espero que me sepa decir por qué estoy aquí.

Miró la casa tan grande y espectacular y dijo.- En verdad, me alegro de no tener que dormir en un saco de dormir.

La anciana estrechó la mano del empresario sin mucho interés antes de responderle

"Por supuesto señor Hallard, por supuesto. Desgraciadamente el señor Dark está atendiendo un negocio y se retrasará pero espera llegar para la comida, mientras me ha pedido que me encargue que se sientan cómodos"

Se volvió para dirigirse a la mujer del grupo sin suavizar sus duras facciones ni por un momento

"Buenos días señora Kramer, durante este fin de semana toda las habitaciones estarán ocupadas por lo que habrán 12 invitados. El señor Dark tiene por costumbre agasajar a sus invitados durante el fin de semana y poder tratar sus asuntos sin prisas, y ahora, si tienen el gusto de seguirme"

Y se dirigió hacia la casa sin mirar atrás, como la persona que está acostumbrada a que sigan sus instrucciones sin réplica.El paseo por el jardín apenas duró dos minutos antes de llegar a una imponente puerta de doble hoja de una madera exótica que no pudieron identificar con bellas incrustaciones de lo que parecía ser pan de oro. Tras entrar en el vestíbulo los recibió un aroma a limpio y a algo delicioso que venía de las cocinas, marisco tal vez?, y una visión de lo que suponía vivir en una casa de lujo: suelos de un mármol de Carrara reluciente, cuadros dispuestos en casi todas las paredes de diversos motivos, arañas de fino cristal y una bella escalera dorada que convergía en el rellano del primer piso. Junto a las escaleras, un enorme gong de cobre les llamó la atención.

"Queda una hora para comer pero mientras les asignaremos las habitaciones. El señor Dark me ha pedido que les ofrezca la posibilidad de elegir la habitación que desean ocupar. Debido a que los baños son compartidos cada dos habitaciones y las órdenes del señor Dark de que caballeros y damas no compartan baño,la señora Kramer solo puede escoger entre dos opciones:

Ciudad del cabo o San Francisco

Y bien, que habitación ocupará querida?"

—¡Doce! Sí que ha invitado a gente… —Comentó asombrada Felicity cuando se enteró de cuánta gente pasaría allí el fin de semana.

Definitivamente aquella mujer debía ser de armas tomar, por lo menos esa fue la impresión que la señora Hemmens causó en Felicity. La seriedad de su rostro así como el trato tan frío que les estaba dispensando mostraban a una mujer acostumbrada a que todo el mundo la obedeciera y eso fue lo que ella hizo… obedecerla y seguir sus pasos cuando se puso en camino.

Felicity no podía dejar de admirar todo lo que veía, desde los cuidados jardines hasta la puerta de entrada en la casa donde el lujo y el buen gusto se notaba en cualquier rincón. En silencio comentario todos los detalles de la arquitectura, el mármol empleado, la exquisitez de la decoración, el increíble gong,... con Daniel. Y qué decir de la impresionante escalera por la cual ascendieron pudiendo apreciar así mucho mejor la delicadeza de las arañas en el techo.

Lo que no esperaba Felicity era tener que elegir ella habitación, desde el principio había pensado que ya tendría una asignada así que tener que tomar una decisión sin apenas tiempo para pensar la puso un poco nerviosa. Sólo es una habitación Fely, ¿qué más da una que otra? Oyó que le comentaba Daniel y no pudo más que darle la razón.

—San Francisco, siempre me ha gustado esa ciudad, así que me quedo con ella. —Un criterio tan válido como cualquier otro para elegir habitación.

Felicity había escuchado con atención las instrucciones de la mujer y saber que los baños, aunque fueran compartidos, no era igual que si estuvieran en un albergue o algo parecido. Pero sobre todo le agradó el hecho de saber que no se iba a encontrar con un hombre entrando a… bueno, a lo que fuera cuando ella estuviera a punto de salir de darse una ducha, quedándose más tranquila al respecto.

Sintió en ese momento cómo su estómago protestaba, quizás por el hecho de saber que la hora de la comida estaba cercana o pudiera ser simplemente por el olor tan delicioso que había detectado al entrar en la casa. Hacía ya tanto tiempo que no disfrutaba de auténticas comidas que no fueran ensaladas o platos precocinados que se moría de ganas por sentarse a la mesa.

La menuda mujer asintió como si esperara exactamente esa elección por parte de Felicity y volvió la mirada a John y Wallace

"Señor Hallard, señor Bullocks" dijo remarcando tácitamente el orden de importancia de los caballeros "Eso les deja con las habitaciones Odessa, El paso, Sevilla y Osaka para elegir"

Las maneras seguían siendo frías pero la mirada y el rictus de su cara denotaban impaciencia. Entonces empezó a dar palmadas tratando de llamar la atención de alguien mientras elevaba la voz

"Señor Butler, Señorita Simmons, vengan aquí inmediatamente. Tenemos huéspedes que alojar"