Partida Rol por web

"NOOOO, CE N'EST PAS POSSIBLE.... MADEMOISELLE, ESTÁ BIEN?? ME OYE?? SOCORRO!!"

Vanessa pasó junto a su eterno acompañante que estaba aplaudiendo su actuación.No pudo evitar una pequeña sonrisa de satisfacción al mirarle.Sí,ella era buena persona pero la gente no debía aprovecharse de ello

Resuelta salió de la cocina y se dirigió hacia una de las puertas que resultó ser la biblioteca.Cerró con suavidad y observó la sala,sentándose si había asientos y comenzando a escribir en su libreta todo lo sucedido hasta el momento,de cara a la puerta y pegada a la pared,por si acaso...

-Cojan un cuchillo para defenderse -le dijo Hallard a los tres hombres que todavía permanecían en la cocina. No podía negarlo, estaba asustado y sentía que una mala decisión les podía costar la vida-. No me gusta nada cómo ha sonado ese ruido. Recuerden que la cocinera no aparecía en la lista de Dark con su propio nombre. Guiándonos por ello, podría ser esa tal Volkova, la responsable de veintiuna muertes. Cuidado con ella.

Colocándose junto a la puerta, cuchillo en mano, el británico gritó para que Felicity y la cocinera le escucharan desde la bodega, aunque, a juzgar por las palabras de Rennard, la periodista probablemente estuviese inconsciente.

-¿Qué diantres ha pasado? ¿Está la señorita Kramer bien?

La cocina estaba bien surtida en lo que a cuchillos se refería, todos ellos de gran calidad y de distintos tamaños. Junto a los fogones se encontraba un cuchillero con 15 cuchillos de distinto tipo.

Entonces Nate entró a la carrera en la cocina para investigar que había pasado.

Cuando John se asomó lo que vio le quito el aliento. A un metro y sesenta del suelo una pesada tubería unida por unos cables al techo goteaba sangre mientras abajo el cuerpo de Felicity descansaba en una posición poco natural. La cocinera sollozaba incapaz de decir nada, solo cogía la mano de Felicity preguntándose cuando sería la siguiente, pálida como la muerte que le rondaba.

Gustave corrió por todo el sótano y encontró que el origen de los gritos venían de la otra ala, concretamente de la bodega. Sin pensar demasiado en su seguridad corrió hasta el final de la laberíntica bodega para encontrarse con la cocinera que agarraba la mano a Felicity, pálida como un cadaver.

En la escalera que bajaba a la bodega de la cocina se encontraba John, viendo la escena desde arriba, y unos escalones más abajo un pesado tuvo suspendido del techo goteaba sangre. Sir Gustave no necesitó agacharse para comprobar si estaba viva, la parte trasera de su cabeza estaba aplastada, no podía estarlo, Felicity estaba muerta.

¡Santo Dios! ¿Qué ha ocurrido aquí, señorita? Señor Hallard, necesitamos ayuda aquí abajo. Cuidado con ese tubo

Dice Gustave inclinándose sobre el cadáver de su amiga periodista. Un rápido vistazo le indica que no hay nada que pueda hacer por ella y su razoncinio le envía un mensaje sencillo: "ocuparse de los vivos"

Se levanta y abraza a la cocinera para que refugie su mirada en él y la aparte del cadáver.

No mire, madmoiselle. ¿Está usted bien?

Nada más oir los gritos me acerco a la puerta de la cocina pero al escuchar las palabras del señor Hallard me detengo inmediatamente.

- Cierto, tiene mucha lógica. Por lo que a nosotros nos consta, el asesino podría ser la camarera.

- Al menos, parece que podemos descartar a los que nos encontramos ahora mismo en la cocina. - Me giro hacía Nate, que acaba de entrar. - Excepto usted... ¿de dónde viene? - pregunto mientras me acerco al cuchillero y cojo el cuchillo de filetear...

- ¿Que coño ha pasado?... ¿ De donde vienen esos gritos?... - luego llegó la inquisitoria pregunta del gordo - ¿como que de donde vengo?... vengo de intentar calmar a Hemmens... Nadia está de testigo... - en su cabeza se imaginaba que el cable pelado que tenía en su cerebro, hacía chispa, y machacaba a aquel seboso, puño tras puño, por intentar hacer creer que un hombre recto y regio, un representante de la ley, pudiera ser el asesino.

- No creo que sea buena idea, que entre tanta paranoia - clavó la mirada en el Sr. Vincent - nos pongamos todos a coger cuchillos... 

- Calmese, señor Wallace. No le estoy acusando de nada, pero es la única persona que no estaba aquí cuando hemos oído los gritos provenientes de la bodega. Es cierto que armarnos todos tal como estamos ahora puede ser peligroso, pero andar indefensos a merced del asesino también lo es. - digo mientras sujeto el cuchillo en mi cinturón - Prefiero estar preparado. Y díganos... ¿Ha conseguido calmar a Hemmens? - le pregunto con una media sonrisa ya que estoy seguro que todo lo que ha hecho Hemmens, incluida la rabieta, es parte de una cuidada actuación para confundirnos y exaltarnos.

- La verdad, Señor Vincent... que no sabría que decirle. Se encerró en el cuarto y oímos gritos. Cuando salió parecía más calmada... pero debería ver como ha dejado la habitación... Nunca imaginé que cupiera tanta ira en un cuerpo tan pequeño... - respondió Nate. 

El detectiva sabía que intentar convencer a aquella gente de no ir armados iba a ser una completa pérdida de tiempo, así qeu se apuntó a la fiesta. Se acercó a la encimera y cogió el cuchillo de cocinero. Arqueó las cejas... - O todos o ninguno... 

La mujer tiembla como un pajarillo asustado entre los brazos de Sir Gustave mientras musita entre gemidos y sollozos

"Yo....yo.... vine aquí para desahogarme.... y....y... la señorita me siguió....y, esa cosa.....y cayó.... y está muerta, he oído su cuello.....yo..... ha muerto por mi culpa....."

Y no consiguió articular más palabras presa de un ataque de histeria

Carl cogió el cuchillo para filetear y lo sopesó por un momento. Era una hermosa hoja en acero de malta de 3 centímetros de ancho por 20 de largo, suficiente para matar en caso de una puñalada afortunada, o al menos de hacer el suficiente daño.

Nate cogió el cuchillo cocinero y lo sopesó por un momento. Era una hermosa hoja en acero de malta de 8 centímetros de ancho por 22 de largo, suficiente para matar en caso de una puñalada afortunada, o al menos de hacer el suficiente daño.

Proveniente de los conductos de ventilación escucharon la siniestra voz del señor Dark. Parecía que resonara por toda la casa, como si cada conducto del aire fuera una boca que repitiera el mismo mensaje, un mensaje que anunciaba la muerte, la muerte de uno de los suyos.

https://drive.google.com/open?id=1zQuSqIQ080lcQYR0saiIAmsouTeMHp5J

Nadia había entrado en la cocina muy cerca de Nate. Su rostro denotaba la preocupación mezclada con algo más dificil de identificar. Ella no se veía con fuerzas de esgrimir un cuchillo así que simplemente se quedó plantada allí recorriendo con la mirada a los presentes, viendo quien faltaba.

- Hemos oido rui... - cerró la boca de golpe al escuchar aquella sienestra voz metiendose en su cabeza. - ¿Qui...quién? - Ahora sus ojos viajaban fréneticos intentando saber quien había sido la desdichada persona que había caido.

No ha sido culpa suya, madmoiselle. No se martirice. Sabe tan bién como todos aquí que es el supuesto señor Dark el que nos quiere cazar como liebres.

Tenía muchas preguntas sobre cómo había ocurrido exactamente y si había parecido accidental, pero no quería agobiar a la mujer.

Señor Hallard, voy a llevar a la señorita al comedor de servicio y tranquilizarla ¿podría hacerse cargo de la tubería suelta? Debemos comprobar si se trataba de un mecanismo con disparador y nos están vigilando o un corte provocado y nos están acechando.

Venga conmigo madmoiselle, vamos a por un vaso de agua juntos.

Le digo mientras la acompaño hacia la salida.

Hallard se había quedado totalmente sorprendido, observando boquiabierto el cuerpo sin vida de Felicity y la ensangrentada tubería que colgaba del techo, sujeta por unos cables.

-Lleve... lleve a la señorita Rennard al comedor, sí... -dijo el británico, aún afectado por la muerte de la periodista-. Yo... yo... creo que es mejor no tocar nada. La cocinera pasó, la señorita Kramer iba detrás... Debió de... Él nos está observando, sabe nuestros movimientos... Debe... debe de tener cámaras que nos vigilan... ¡Sabía cuándo pasaría Kramer...! No... no se separe, Sir Cavanough, ¡separarse es la muerte!

Presa del miedo, Hallard da media vuelta y casi tropieza mientras corre a toda prisa hacia el resto del grupo que se congrega en la cocina. Se fija en los cuchillos del cuchillero y, sin pensárselo dos veces, agarra un cuchillo que  parece afilado. Le sorprende advertir que Nate y Nadia ya han regresado, aunque no le da más vuelta.

-Felicity, la señorita Kramer... Está muerta. Una tubería se descolgó del techo, la golpeó de lleno y la hizo caer por las escaleras -informó al grupo, temeroso por lo sucedido. Invadido por una creciente sensación de miedo, exclama-: ¡Que no tenemos que separarnos, maldita sea! -Se llevó una mano al cuello y se desanudó rápidamente la corbata para, luego, tirarla contra la encimera, sintiendo que le faltaba el aire-. Señor Vincent, señor Wallace... eh, O'Brien... tenemos que examinar esa tubería. Hay que comprobar si fue una trampa que se accionó por contacto o bajó justo cuando pasaba Kramer porque querían que fuera ella la que muriera. Eso nos indicará si Dark nos está observando, decidiendo cuándo matarnos o... o todo esto está lleno de trampas. -No queriendo quedarse solo, miró a los cuatro hombres y la embarazada y añadió, con miedo-: ¿Quién... me acompaña?

-¿Dónde están los cuchillos para filetear cuando se los necesita? -murmura Hallard, fuera de sí, mientras busca en el cuchillero un arma blanca a su gusto.

Tras observar aquella afilada punta durante unos segundos, el empresario inglés se decanta por el cuchillo chuletero.