¿Es que estás sordo o borracho? La escopeta está aquí dentro y si quisiera que te reventara la cabeza no te diría nada.
Desde el otro lado de la puerta la voz del supuesto escritor resonó como un trueno
"¿Es que estás sordo o borracho? La escopeta está aquí dentro y si quisiera que te reventara la cabeza no te diría nada."
Probablemente ambas, ya le he reenviado tu mensaje....si intentas mover el mecanismo que activa la escopeta o la escopeta en sí tendrás que hacer una tirada de mente.
Nate no iba a entrar al trapo... sabía que el tiempo se le acababa a alguno de los dos. Pero no desistía en su empeño. Asi que empezó a moverse de a un lado a otro de la puerta... para que le fuera imposible coordinar el disparo con el movimiento de la cámara si era verdad lo que Gustave Dark decía...
- Vamos valiente... aprieta el gatillo - decía moviendose de un lado a otro como un padre primerizo en la sala de espera de un paritorio.
Carl no está.
Gustave observó al detective bambolearse a ambos lados de la puerta.
Tu eres rematadamente idiota. No sé cómo te atreves a llamarte detective.
Y decidió dejarle hacer.
Si en algún momento decides dejar de hacer el imbécil avísame.
No iba a tocar el mecanismo con el otro idiota al otro lado de la puerta por si este se disparaba. En su lugar se alejó en dirección al baño maldiciendo audiblemente.
Inteligencia deductiva: tengo una escopeta, le puedo disparar a través de la puerta y quiero matarle, así que como veo que está quieto delante del cañón y es un blanco fácil le advierto para que pueda apartarse o, en este caso, dedicarse a bambolearse para lo lados. Bravo por el cuerpo de policía. Lo más sabio que hizo es expulsar a ese patán.
Gusrave se dirige al baño en suite.
La voz de Gustave sonaba enfadada al otro lado de la puerta mientras le decía
"Tu eres rematadamente idiota. No sé cómo te atreves a llamarte detective. Si en algún momento decides dejar de hacer el imbécil avísame."
Los pasos del escritor se alejaban de la puerta mientras se le oía blasfemar
"Inteligencia deductiva: tengo una escopeta, le puedo disparar a través de la puerta y quiero matarle, así que como veo que está quieto delante del cañón y es un blanco fácil le advierto para que pueda apartarse o, en este caso, dedicarse a bambolearse para lo lados. Bravo por el cuerpo de policía. Lo más sabio que hizo es expulsar a ese patán."
El baño en suite resultó ser más escalofriante que el resto de la habitación. El baño estaba alicatado con el mismo tipo de baldosa en suelo y paredes, unas baldosas que recordaban a las de las morgues en las películas de serie B de miedo de principio de los 80. El suelo tenía cierta pendiente que llevaba a un gran sumidero herrumbroso
El mobiliario de la habitación iba a juego con el alicatado. A la derecha un pequeño urinario metálico, más propio de un bar de camioneros de baja estofa o de una celda que de una casa de millonarios, a la izquierda una camilla de hierro de las empleadas en la práctica de autopsias con varios escalpelos. Frente a Gustave un gran espejo con un mensaje pintado en pintalabios rojo "La mosca golosa en la trampa cayó" y para completar la decoración una soga colgaba del techo anudada para formar una horca y bajo ella, un pequeño taburete.
Si Gustave hubiera tenido que decir algo de aquella habitación diría que estaba en suicidiolandia.
Y de pronto, sin ningún tipo de explicación el suministro eléctrico falló dejándolos a todos en la más absoluta penumbra.
Y de pronto, sin ningún tipo de explicación el suministro eléctrico falló dejándolos a todos en la más absoluta penumbra, a todos menos a él, el brillo de las pantallas iluminaba lo suficiente para llegar a la puerta del baño y por lo que pudo ver, las cámaras estaban preparadas para ese problema puesto que la imagen había pasado del color a un tono verduzco que traspasaba la oscuridad.
Estiro la mano hacia la mesita metálica y me intento hacer con uno de los escalpelos consciente de que esa soga, ese mensaje, esa camilla y ese apagón, todos y cada uno de ellos estaban destinados contra mi.
Antes de continuar, necesito saber si me hago o no con un escalpelo.
- ¿Es este otro de tus trucos... verdad?... Gustave Dark... - dio un fuerte golpe en la puerta - Ven aquí y peleemos como hombres... acabemos con esto de una vez... ¿has querido escribir la mejor de las novelas, verdad?... Te daré un buen final... solo sal y da la cara.
Nate retrocedió y puso la espalda contra la pared, sin perder la vista de la puerta. El resplandor de los relámpagos lejanos que de vez en cuando, centelleaban en el cielo, ayudaban a ubicarlo.
Sólo había una cosa que podría convencerlo de que Gustave no era Dark... solo una cosa...
Te haces con un escalpelo sin problemas.. también puedes hacer una tirada de mente.
La oscuridad sigue cubriéndolo todo y salvo los pasos nerviosos de Nate al otro lado de la puerta no se escucha nada.
Al estar en el baño no ves las pantallas, solo ves su brillo puesto que frente a la penumbra del resto de la casa se hacen notar :)
La oscuridad sigue cubriéndolo todo y el desafío rabioso de Nate recibe la respuesta desdeñosa del que se hace llamar Sir Gustave. Poner nerviosos a los sospechosos es una táctica que suele funcionar, pero no siempre es fácil, ni rápida, era como pescar a un atún, una vez que pica tienes que tener la paciencia para darle y quitarle sedal hasta que se rinde, y en ese momento...en ese momento es cuando le cae encima todo el peso de la ley,
- Esta bien Gustave... tu ganas... tienes suerte de que tenga un hambre de caballo y qde que estos cabrones tengan uno de los mejores caldos que he probado. Pero no te quitaré el ojo de encima...
Nate simula irse, pero solo se va hacia la esquina del pasillo en donde cree que la camara no puede verlo.
Tanteando las paredes con cuidado Nate se retiró unos pasos de la puerta esperando encontrar un punto ciego de la cámara o de lo que fuera que estuviera utilizando aquel malnacido para seguir sus movimientos. Saldría, tenía que salir, aunque si lo tenía preparado y había llevado víveres a la habitación podría resistir el sitio durante mucho tiempo, y eso si es que no existía algún otro tipo de salida.
Paralizado por el miedo de creerse el siguiente, Gustave no consigue más que aferrar con fuerza un escalpelo de la bandeja junto a él, sin embargo, su mente no responde más allá hasta que la voz de Wallace le saca del hechizo.
La mortecina luz de las pantallas en la oscuridad le sirve de guía y, roto el embrujo que el apagón causó en él, Gustave avanza con paso lento, como en trance, hacia ese brillo fantasmal que ofrecen las pantallas.
Finalmente, mira los monitores, aunque quizás demasiado tarde.
Su mente empieza a reaccionar y a capturar su entorno. Quiere hablar, decirle a Wallace que espere, pero su lengua no responde. Tan solo la verdosa luz de las pantallas parece guiar su espíritu.
Tirada oculta
Motivo: Mente
Dificultad: 0
Habilidad: 3
Tirada: 4 8 9
Total: 8 +3 = 11 Éxito
Perdona, ¡menudo momento desperdiciado por baja actividad!
Pues algo te has perdido....pero nada de lo que te vaya a matar a ti directamente XDDDD
Me pongo con tu post :)
La mano de Sir Gustave se cernió sobre uno de los escalpelos como lo hubiera hecho un náufrago con un tablón a la deriva o alguien a un clavo ardiendo, con la desesperación de la necesidad y la angustia de saber si tendría que utilizarlo contra alguien. El material quirúrgico era de un tipo estárdar, de una cuchilla ultra afilada de 5 centímetros y una empuñadura de plástico azul de 10 centímetros, algo destinado para su uso y posterior desecho al acabar una operación.
Todavía desequilibrado por la clara invitación al suicidio salió del cuarto de baño tambaleándose y sintiendo como las piernas le flaqueaban. En una de las cámaras pudo ver como Nate se había retirado unos cuantos pasos y esperaba de cuclillas listo a saltar sobre él, como un depredador sobre su presa en un juego del ratón y el gato que había perfeccionado con muchos años de profesión.
Mientras en el comedor Greg se había acercado a la mesa con una vela, se había acercado a un aparador y había sacado dos walkies y una pequeña linterna. Un Walkie había quedado bajo la custodia del mayordomo y el resto se lo llevó el aparatoso jardinero al que le siguieron la escritora y la embarazada en dirección a la puerta de salida al jardín, mientras Wallace los seguía en la distancia pero parecía que no iba a ir con ellos. El resto, el mayordomo, la doncella, su Catherine y el porcino Carl seguían comiendo en silencio, en parejas, cada uno en un extremo distinto de la mesa.
El resto de cámaras permanecían inalteradas, sin detectar movimiento alguno. En aquella casa había 10 almas y al menos una de ellas era el señor Dark.