Partida Rol por web

"Valiente zorra borracha, no hace falta que me lo pidas dos veces."

-Shyam, yo no tengo mucho más que decir, pero Garim y yo estábamos presentes durante la ceremonia. Suri no es el heredero, menos si Stevron hubiera sabido que era de sangre noble. Él amaba a los plebeyos, aspiraba a reencarnarse en uno. Jamás hubiera permitido que alguien le echase en cara un derecho de sangre. En todo caso, hubiera cedido al Duque que encontrara a alguien adecuado, para algo era su amigo.- Las palabras de Van doren aceleradas por algún tipo de ansiedad captan mi atención.- Estoy de acuerdo con Van doren, pero si hacemos la ceremonia está establecido que todos los miembros del feudo se sometan a la misma y al resultado de la misma, aunque les demos prioridad a Calandra y Suri todos deberíamos pasar por la misma.

Me giro hacia el niño entronado.

-¿O acaso quieres un feudo vacío que no te avala, Lord?- Escupo la ultima palabra con patente ira.- Es lo que tendréis. Con esta situación, una vez salga por esas puertas, si vuelvo será para arrancarte la cabeza.

A Calandra se le llenaron los ojos de lágrimas y cogió suavemente a Silveth por el codo.

-No, no. Vámonos.

Damara miró a los demás y finalmente se decidió por la vía diplomática:

-Yo estoy de acuerdo en que debemos terminar esta conversación antes de que digamos más cosas de las que podamos arrepentirnos. Cuando estemos descansados y tengamos la mente más despejada, podemos reunirnos y solucionar esto de una forma más civilizada. Entre tanto -dijo volviéndose hacia el Oba con aire respetuoso-, confío en que somos bienvenidos en el feudo.

Sacudiéndome para liberarme del contacto de mis amigos, con paso fuerte y lleno de ira salgo del cuarto. No necesitaba pensr nada, todo estaba claro. Lo que sí necesitaba era encontrar a Jackob y enterarme de que harían los demás con las dosis. Quería recuperar mi memoria, pero solo tenía una dosis. Malditas limitaciones y guardianes y conspiraciones a nuestra espalda...

Al llegar a la puerta me giro hacia mis compañeros de viaje. 

-En el Haight, en el Parque Buena Vista, después de cenar. 

Giro sobre mis talones y salgo a paso firme, tenía que encontrar un mortal.

El sidhe esperó a que Silveth hubiese desaparecido de escena para volver hacia Van Doren. Tenía algo que hacer al respecto y ese algo iba a llegar pronto; sin embargo, había otras cosas más urgentes de las que encargarse. Haciéndole un gesto de espera a la madame, se acercó a Calandra poniendo una mano sobre su hombro.

-No te preocupes, nadie te va a obligar a tomar el puesto, ¿de acuerdo? ¿Quieres que te acompañemos a casa o a algún otro lado? -preguntó en el tono más amable que pudo encontrar.

-Que venga con nosotros, que nos van a cerrar el super -dijo impaciente.

Calandra abrazó a Shyam, ya que no podía abrazar a Bernardette, y suspiró. Si por él fuera no se habría separado de sus compañeros hasta la cita en el parque, pero no quería molestar. Además quería ver cómo estaba Taboo Bies y tenía que cambiarse de ropa.

-No. No, tengo que... eh, tengo que irme. Seguro que Dina se ha dejado el gas encendido o algo. No se puede confiar en él. Nos vemos luego.

El sidhe le devolvió el abrazo no demasiado fuerte. Tenía la impresión de que si no iba con cuidado podía lastimar aquellas frágiles alas o, en general, a Calandra en sí.

-Hasta luego, entonces. Nadim, te veo en casa más tarde. Tened cuidado -dijo como advertencia general. Después se volvió hacia la araña y estiró el brazo con la palma hacia arriba, inclinándose ligeramente para que ella fuese primero.

Damara hizo un gesto vago de despedida hacia Shyam y Van Doren. Iría a reunirse con ellos en el parque, por supuesto, aunque aquello fuera humillante, con la forma en la que se los había citado. Se volvió hacia Calandra, percibiendo el tono nervioso de su voz:

-No tengo mucha conversación -dijo, directa pero en tono suave-, pero no tengo que ir a ninguna parte. ¿Seguro que no quieres que te acompañe?

Lo cierto es que quería ver a su hermana y a ser posible a Gaia, pero aquello podía esperar a la noche o al día siguiente. Ella también estaba algo nerviosa tras haber dejado al Escucha atrás. No por haberlo dejado, cosa que no le preocupaba en demasía; después de todo, recopilar información era una segunda naturaleza para ella, sin importar el medio. Pero lo que pudiese oir, la información que pudiese recibir, eso sí que la ponía nerviosa. Quería que todo se solucionara lo más deprisa y pacíficamente posible, pero le daba la sensación de que ese no iba a ser el caso.

Calandra frunció los labios, decidido a no dejarse llevar por la emoción, pero enhebró el brazo de Damara y apoyó la cabeza en su hombro como si la sluagh fuera su caballero andante y acabase de rescatarlo de las garras de un dragón.

-Vamos, anda.