19 de noviembre de 1984 - 10:45
A la entrada de la clínica se encontraron Calandra y Shyam como habían convenido. Subieron a ver a Garin con ayuda de Glenn, que los guió hasta su habitación con mucho gusto. A pesar de sus heridas, el troll seguía siendo tan amable como siempre.
Allí esperaba Garin, o más bien su semblante humano, despierto y bebiendo un zumo de uva de un brick de una ración. No pareció reconocerles a primera vista.
-Ha despertado esta mañana -dijo el troll-. No se acuerda de nada, claro. Quieren tenerle en observación un poco más para ver cómo evoluciona, pero si os lo lleváis ya nos hacéis un favor. Estamos faltos de camas.
Calandra había llegado casi cuarenta minutos tarde, y no tenía muy buena cara. Llevaba unas gafas de sol enormes que le hacían parecer aún más un insecto, y que no se había quitado al entrar en el hospital.
-¿No le has despertado? -le preguntó a Glenn al ver a Garin con un vago tono de reproche.
Shyam parecía de mejor humor que Calandra, aunque no hizo ningún comentario al respecto.
-Despertadle y nos lo llevamos -dijo, mirando a los dos changelings alternativamente. Él ya había hecho gasto en Rose, y no tenía intención de hacer ese favor por Garin.
PD: Ya me he tomado la copa.
Chascó la lengua, contrariado por la falta de iniciativa de los enfermeros, y se quitó las gafas de sol. Con un toque encantó los cristales para permitir a Garin volver a ver todo lo que las Nieblas le estaban ocultando. Se acercó a la cama y se sentó junto a Garin.
-¿Garin, cielo? Soy Calandra. Aquí tiene tus gafas de sol, que te las dejaste olvidadas. Pruébatelas, que creo que se han aflojado las patillas. Pero no he sido yo.
Le puso las gafas en la mano e hizo su mejor esfuerzo para transmitir confianza con una sonrisa.
Garin aplastó el brick de zumo y se empapó la sábana sin querer. Quitándose las gafas de sol e incorporándose, miró a Calandra y a Shyam con expresión de urgencia.
-¡Stevron! ¿Dónde está?
Shyam carraspeó, incómodo, y miró a Calandra esperando que le diese las nuevas al pobre Garin. Sin embargo, no le vio muy dispuesto.
-Verás... -titubeó, adelantándose un paso hacia él-. No hemos llegado a tiempo. El Barón falleció hace unos días. Lo lamento.
La mueca de Garin se debatía entre la incredulidad y la desesperación.
-¡No! El pacto... No ha funcionado... No... -El sluagh ocultó la cara entre las manos y empezó a sollozar quedamente.
El pooka dirigió a Shyam una mirada llena de angustia y rodeó los hombros de Garin con el brazo, abrazándole. Con la mano libre retiró el brick de zumo y lo quiso tirarlo sobre la mesa de noche, pero falló y el zumo de uva se cayó al suelo.
-Lo siento mucho, cariño. Lo siento -susurró mientras le acicalaba el pelo.
Garin se dejó cuidar por el pooka mariposa sollozando en voz muy baja, aunque acabó por quitarse las lágrimas de la cara y tratar de mantener el tipo al cabo de un rato. Su expresión aún amenazaba con quebrarse de nuevo en llanto, pero el sluagh logró la entereza necesaria para levantarse de la cama.
-Quiero ir a verlo. ¿Dónde lo han enterrado?
Shyam prefirió guardar las distancias, pero se dignó a contestarle.
-No lo sabemos, pero lo averiguaré enseguida. Bernardette no tendrá reparos en decírnoslo.
Hizo ademán de salir por la puerta, pero pensó que dejar solo a Calandra con aquel marrón no iba a sentarle muy bien, así que cambió de idea y retomó su posición frente a la camilla.
Garin dio un salto y se bajó de la camilla. Limpiándose las lágrimas de las mejillas con el dorso de la mano y buscando sus ropa mirando a su alrededor, no tardó en excusarse e ir al baño para cambiarse. Tan pronto lo hizo, salió de la habitación sin preocuparse de si le seguían o no.
-Vamos al feudo. Estoy recordando cosas. Sobre mi muerte. No sé si lo he soñado o ha pasado de verdad, pero no me gusta un pelo.
Calandra miró a Shyam y saltó de la cama para ir detrás de Garin.
-Espera, espera. -Le cogió del codo para detenerle, pero evitó mirarle a los ojos, incómodo-. No creo... No sé si es buena idea que vayamos a la Mansión. Eh...
Se giró para ver si Shyam les había seguido, porque necesitaba que alguien diera las explicaciones que él no quería dar.
-El feudo es un circo ahora mismo, Garin. No me parece una buena idea ir... -informó rascándose la nuca-. Suri se ha proclamado Lord después de resultar que no es un Eshu, sino un Oba. Nos pidió cuando regresamos que jurásemos lealtad, pero nadie lo hizo. Sin embargo, el resto sí lo han hecho sin cuestionarse nada. Estamos intentando averiguar qué ha pasado y... -miró de reojo a Calandra- encontrar un líder apropiado. De lo contrario, al menos yo, no tengo intención de Jurarle lealtad a nadie.
Resopló y se cruzó de brazos cambiando el peso de lado.
-Quizá tus recuerdos puedan ser de ayuda -sugirió tratando de sonar casual.
-Por supuesto. Stevron no le eligió a él, sino a ti, Calandra -dijo Garin-. Yo fui testigo.
El sluagh se frotó la cabeza con aturdimiento.
-También deberíais saber que la quimera sigue viva.
Hubiera querido aclarar que el que le eligió fue el cetro, y que era por todos sabido que la mayoría de los cetros no tienen cerebro, pero lo de la quimera era más importante. Recordaba lo que le había contado Pandora. Que ahora estaba muerta.
-Ya, ya. ¿Nadie la ha matado? ¿Y todas esas quimeras tan asquerosas que van con ella, siguen sueltas?
-Pero... Nosotros la vimos arder -enfatizó a falta de una excusa mejor.
-Sí, pero ha vuelto. Es una quimera muy poderosa. No creeríais que ibais a poder derrotarla así como así, ¿verdad? -Garin bajó las escaleras en dirección a la salida-. Con cada persona a la que mata, se hace más fuerte. Ahora debe de serlo bastante más que la última vez. Sé que hay una manera de acabar con ella, un punto débil o algo así, pero no sé cuál. En la biblioteca de la mansión deberíais poder encontrar el cómo vencerla de una vez por todas.
-Pareces, eh, muy bien informado, tesoro -dijo, apretando el paso para no quedarse atrás.