Sábado, 24 de noviembre de 1984 - 15:40
En una habitación del motel más cercano a la calle Jackson, Damara, Calandra y Shyam, entre cajas vacías de pizza y refrescos a medio beber, pensaban en lo que harían a continuación. Después de huir tras la lucha contra los Kinain habían regresado al feudo (al antiguo feudo, más bien) para contarle a Meredith lo ocurrido. La sátiro les había dado las gracias por su esfuerzo, pero se notaba que se sentía derrotada. Había mucho que hacer y pocas personas en las que confiar, pero lo primero era ocuparse de Suri y de Bernardette, y eso pasaba por llamar al Duque Aeon.
Meredith se ofreció a ello sin esperar a que se lo preguntaran. Aún con la cojera, la Canciller era la más indicada para tratar con las altas esferas políticas y suplicar ayuda. Les advirtió, no obstante, que las consecuencias serían impredecibles. Aeon podía lanzar a sus soldados contra el corby de Oscuros tanto como castigarlos a ellos por dejar el feudo a su suerte. Meredith confiaba en que el sidhe tendría el corazón en el lado indicado, pero nadie podía estar seguro.
Mientras, ellos necesitaban descansar y refugiarse. Tenían heridas que curar y sus casas no eran lugares indicados. Damara vivía con sus padres, Calandra con Larry y Wylard (y un aturdido Craig que a estas horas habría vuelto a casa con su madre) y en la casa de Shyam estaría Rose, si es que le había hecho caso y no se había vuelto a poner en camino. No pudieron contactar con Van Doren por más que llamaron; la casa seguía ocupada por la policía y ella no daba señales de vida.
Después de que Shyam hiciera lo posible por las heridas (al fin había comprado un kit de aguja e hilo esterilizado, analgésicos y antisépticos en una farmacia), de comer sin mucho apetito y de echarse una corta siesta si los sueños lo permitían, era el momento de decidir.
Shyam, tira Medicina + Destreza para coser las heridas. Tienes un +1 por usar el equipo adecuado. Cada éxito es un punto de vida que os curáis.
El sidhe se limpió las manos en la primera fuente que encontró, pero no pudo hacer mucho por toda la sangre que le salpicaba la chaqueta y pantalones. Esas manchas no salían muy bien de la ropa; empezaba a echar de menos el ridículo traje de enfermero. Después del subidón dejó que el resto se encargasen de solucionar los diferentes problemas que se iban presentado, como avisar al Duque o encontrar un lugar de reunión. Estaba agotado por el derroche de Glamour y, más que la lucha, por los esfuerzos de mantener con vida a esos kinains. Le reconfortaba saber que vivirían y que nadie tendría que cargar con su muerte sobre su conciencia, pero esos sólo habían sido la punta del iceberg y no podía olvidar el hecho de que habían participado en la destrucción del Feudo. Le hervía la sangre al pensarlo.
Una vez establecidos y con los materiales apropiados, trató las heridas de sus amigos con facilidad. A pesar de tener la diestra hecha un cristo, se manejaba bien. Sin embargo, cuando fue a hacer lo mismo por él apenas atinó a limpiarse la herida. Prefirió dejar lo del hilo y aguja para otro rato, aunque sí les pidió ayuda para cambiar el vendaje de la mano que estaba empapado. Hubiera sido mejor pasarse por urgencias, pero no había tiempo para eso. Después, tras un par de bocados cayó sobre la cama echándose el brazo por encima de los ojos y no tardaron en escuchar cómo su respiración se volvía más lenta y profunda.
Motivo: Medicina
Dificultad: 8
Tirada (5 dados, se repiten 10s): 9, 1, 9, 1, 4
Éxitos: 2, Fracaso
Motivo: Medicina Calandra
Dificultad: 8
Tirada (5 dados, se repiten 10s): 10, 5, 2, 9, 3, 2
Éxitos: 2, Fracaso
Motivo: Medicina Shyam
Dificultad: 8
Tirada (5 dados, se repiten 10s): 4, 7, 6, 1, 1
Éxitos: 0, Fracaso
2 éxitos Damara, 2 éxitos Calandra, y yo me como los mocos.
Aunque Calandra se quejó y se removió y lloriqueó mientras Shyam le atendía, pero era tanto por el dolor como por el buen par de pantalones quiméricos que habían quedado arruinados. Se había bebido medio litro de refresco de fresa y después había dormitado un poco sin llegar a dormirse del todo. Le había dado a Meredith la espada de Stevron aunque temía que el Duque ya no quisiera devolvérsela a la Canciller después de saber lo que había pasado.
Aunque las sábanas ya tenían manchas de sangre antes de que llegaran ellos había insistido en quitarlas después de que ellos las ensuciaran más. Estaba sentado contra el cabecero de la cama, vestido sólo con la venda que le había puesto Shyam y los calzconcillos de Craig y abrazado a un cojín en un estado de limpieza cuestionable. Miró a sus amigos con ojos vidriosos.
-¿Y ahora qué? -preguntó en voz baja.
-Deberíamos ir a buscar a Van Doren -prepuso en tono quedo sin moverse de la cama.
Asintió y se levantó para vestirse. Se puso los pantalones y desapareció dentro del baño para buscar su camiseta.
-¿Está en su casa? -preguntó, mirando a Shyam y a Damara por el espejo del lavabo-. Yo no puedo ir.
Shyam se incorporó con pesadez y comenzó a calzarse imitando la rapidez de una tortuga.
-Estará en el hospital con Eddie. Su casa estaba infestada de policías.
Damara se acercó para ayudar a Shyam, que cada vez se movía más despacio, como si se estuviera convirtiendo en piedra.
-Pues sí, deberíamos ir a por ella... ¿estás bien para ir hasta allí? -le preguntó preocupada.
Salió del baño con la cara lavada y mejor color y se sentó para ponerse los calcetinesy las zapatillas. Lo hizo muy lentamente; la herida de la pierna le daba tirones. Se daba cuenta de que Shyam seguía sangrando más que ellos, pero no dijo nada al respecto. La siguiente parada iba a ser el hospital, así que para qué discutir.
-¿Qué ha pasado? No me digas que esos cabrones han ido también a por ella.
-Estoy bien -contestó escuetamente aceptando su ayuda. Iba a necesitarla para ponerse la armadura de nuevo-. Un tipo entró a noche en el Terciopelo y apuñaló a Eddie. Creo que Van Doren lo mató, por eso está en comisaría. No sé si tienen relación o no, no pude hablar con ella.
Tenía el falso recuerdo de habérselo contado ya, pero supuso que al final sólo había ocurrido en su mente. Frunció el ceño al darse cuenta de que probablemente ahora tendría que darle explicaciones a Van Doren sobre dónde estaba Rose, y no estaba seguro de la respuesta.
-Bueno, ¿vamos? -sugirió señalando la puerta una vez hubo recogido todas sus pertenencias.