Martes, 20 de noviembre de 1984 - 18:15
Shyam fue a buscar a Van Doren al feudo y resultó que nadie la había visto allí. Se le animó a que se fuera sin paños calientes, por lo que el sidhe vagabundeó a la espera de toparse con la pooka araña. La encontró en el mismo café donde habían quedado para hablar con Craig, tomándose un té con un nubarrón de decepcionante mal humor bullendo a su alrededor.
El ánimo sel Fiona no parecía mucho mejor que el de la pooka araña, aunque tenía más tintes de decepción y tristeza que de cabreo. La saludó con un escueto gesto de la cabeza y pidió un café bien cargado en la barra antes de sentarse frente a ella. Al hacerlo buscó la mirada de Van Doren con una singular determinación que no auguraba nada bueno. Decidió hablar sin rodeos.
-Silveth ha intentado borrarme el recuerdo de Calandra como sucesor. Va a estar a las nueve de la noche en mi casa, y pienso pasarlo a cuchillo cuantas veces haga falta para mandarlo al otro barrio. Estás invitada.
Van Doren se terminó su té.
-Me lo olía. Tengo un mal presentimiento sobre esto... -murmuró-. Está compinchado con el Oba. Esos dos tienen secretos juntos, no debería ser tan fácil. ¿Para qué va a ir a tu casa?
Shyam frunció el ceño. No entendía nada.
-Fui a verle y le invité a tomar algo esta noche para animarle. Después de marcharme recordé que me había hecho olvidar lo de Calandra. No puede sospechar nada, porque no había doble intención cuando le invité. -Le dio un sorbo al café que acababan de traerle para después añadir- Eddie va a venir.
Van Doren guardó silencio un instante y empalideció debajo del maquillaje.
-¿Qué Eddie qué? La última vez que el gallito estuvo envuelto en un Silvethsunto acabó con el pie de un troll en la boca y después en una mazmorra, y no en una con esposas forradas de terciopelo. No me malinterpretes, quiero a ese bastardo, pero no es buena idea.
El sidhe se encogió de hombros.
-Discútelo con él. Yo no me meto en asuntos maritales.
-Solo somos amigos.
Van Doren le miró con los ojos entrecerrados y se levantó.
-Anda, llévame al Ensueño, porque necesitamos un plan, y uno que funcione.
-Al Ensueño -repitió para cerciorarse de que ese era el lugar-. De acuerdo. Pero deberíamos darnos prisa, porque hay que sacar a Rose de mi casa antes de las ocho y algo.