Partida Rol por web

Calandra se cambió el auricular de oreja y se volvió para mirar a Van Doren y a Shyam.

-Será cosa de los asesinatos. Mira, me corre un montón de prisa, porque tengo que darle matarile a unos tíos.

-Quita.

Van Doren apartó a Calandra y se hizo con el control del auricular. Carraspeó y procedió a hablar con voz de teleoperadora interesante.

-Buenos días, caballero. Mi nombre es Tabatha Jones, agente de famosos. Será mejor que cancele el pedido porque aquí el niño os estaba gastando una broma. Lo que queremos no es cocaína, sino un montón de hombres y mujeres en paños menores bailando Abba hasta el amanecer. Verá, este fin de semana viene un invitado muy importante a la ciudad y queremos que se sienta como en casa. Está acostumbrado a grandes fiestas de estilo europeo en Londres y París, así que si puede preparar algo parecido... Europop y eurodance sería lo mejor. Me han dicho que es el hombre al que llamar para este tipo de urgencias.

Marcus no contestó durante al menos diez segundos. Podían percibir su confusión al otro lado de la línea, estuviera donde estuviese.

-A ver si me he enterado... ¿queréis montar una fiesta? ¿Con los Sexy Ocelots, o cómo? ¿Y cuándo? ¿Y lo de la coca... cuánto exactamente?

Calandra puso la mano en el hombro de Van Doren y se puso de puntillas para hablarle al auricular por encima del hombro de la pooka.

-¡Toda la que puedas conseguir por cuatromil!

Van Doren miró todo lo mal que pudo a Calandra antes de continuar.

-Cocacola, lo que quiere es Cocacola, solo que no le han enseñado la palabra correcta en el colegio. Quiero los Sexy Ocelots, a las Matrioskas Californianas, a los Crossover Eshus y a Patti Smith. No me importa quién toque mientras suene bien,  como si es una matriarca gitana. Lo importante es el ambiente. Y comida. Y bebida. Para mañana, encanto. 

Shyam estaba detrás de las pookas tapándose la cara con las manos temiendo que alguien, en algún lugar del mundo, pudiese reconocerle.

-Madre mía... Dadme eso, anda, que todavía acabamos en la cárcel. -No esperó consentimiento para abrirse paso entre ambos y quitarle el teléfono a Van Doren, y al hacerlo se dio cuenta de que la madame ya no le causaba tanto pavor-. ¿Marcus? Hola, soy Shyam ap Fiona, amigo de Calandra. Lamento el lío de estos dos. Lo que necesitamos es un buen chute de Glamour para pillar a los capullos del corby que se han cargado la Baronía del Polvo. Calandra ha pensado que tu trago podría estar dispuesto a echarnos una mano.

Aunque casi no cabían los tres en la cabina se las apañó para acercar la boca al auricular de nuevo.

-Marcus, éste es Shyam, mi otro amigo hetero.

Marcus dejó escapar un suspiro cansado.

-A ver que me entere, que me estáis haciendo la picha un lío. Queréis que monte una fiesta con mi trago y que os pase algo de perico. Vale, mirad, esta semana no podemos porque tenemos un concierto el viernes y hay que ensayar, y mi vieja me va a echar de casa si vuelvo a llegar borracho entre semana. Si queréis, aprovechamos el viernes mismo y montamos una juerga en condiciones. Llamo a mi trago y la liamos parda. Seguro que se apuntan. ¿Hace?

El sidhe gesticuló con la mano para que Calandra se callase un momento mientras escuchaba a Marcus y asentía de vez en cuando.

-Vale. Sí. Cuanto antes mejor. Muchas gracias, Marcus. ¿Podemos ayudarte en algo para el viernes?

-Traed priva, mucha priva. Y condones. Desde que me obligaron a ir a un taller sobre el sida no dejo de comerme la cabeza sobre cómo evitar pillar el bicho -dijo Marcus-. Invitad a la gente más relajada que conozcáis, ¿vale? Soñadores y tal. Eso ayuda siempre. La música hará el resto. Venga, figura.

Al escuchar lo último, Van Doren se volvió hacia Calandra, probablemente adelantándose incluso a los pensamientos del travesti.

-Nada de llevar a Craig al matadero, ya sabes como son esas fiestas. Puedes encontrarte siendo cabalgado por un sátiro antes de que puedas pronunciar panoplia.

Calandra no dio muestras de haber escuchado a Van Doren. Salió marcha atrás de la cabina, pues de algún modo se había encontrado en la puerta de la cabina. Se alisó la camiseta y se frotó los brazos para entrar en calor.

-Vale. Nos vemos el viernes, ¿eh? -dijo. Suspiró, se despidió agitando la mano y se alejó.

Shyam se despidió de Marcus antes de colgar y salir de la cabina.

-Hasta el viernes, Cal. ¿Crees que de aquí a la fiesta Eddie puede conseguir alcohol suficiente para dejar en coma a un trago de sátiros? -comentó mirando a Van Doren demasiado serio como para no tomárselo en serio-. También vamos a necesitar a gente, y la mayoría de mis contactos no deberían acabar en la cama con nadie.

-Yo tengo unos cuantos conocidos que igual quieren venir -dijo Meredith, algo avergonzada-. Bueno, seguro que vendrán si se lo digo.

-Puedo intentar tirar de mi lista de clientes y poner un par de carteles en la iglesia de mi barrio. Allí es donde más gente encuentro para estas cosas. Se me había ocurrido que Eddie que hiciera que sus chicos repartieran propaganda comunista por las saunas... Pero igual tampoco es buena idea. No es por ser racista... -apuntó mirando a Shyam-. En fin, ya me las arreglaré. Ahora tengo que irme, que creo que me he dejado un grifo abierto. Estaré donde tu ya sabes, así que si necesitas algo llámame al teléfono.

Shyam cabeceó afirmativamente un par de veces antes de soltar todo el aire por la nariz y guardarse las manos en los bolsillos.

-De acuerdo. Te llamaré con lo que sea. ¿Alguien necesita que le acerque a algún lado? -preguntó mientras echaba a caminar hacia el coche.