Partida Rol por web

-No, gracias. Estoy bien con esto. Además, debería volver. Espero que tu amigo esté bien -dijo la dama apurando el té de un trago-. Mañana iré a la Mansión para tomar las riendas. Corre la voz, ¿vale? Y gracias.

La sátiro le dio un beso en la mejilla antes de marcharse.

Calandra despidió a Meredith con una sonrisa triste, y se inclinó para cubrirse la frente con las manos, con las antenas saliendo de entre los dedos, tan pronto como la sátiro se perdió de vista. Tenía que volver con Wylard, pero se quedó pensando en Lord Stevron y en Larry. De pronto, en una sola noche, las dos mitades de su vida se tambaleaban.

Después de unos minutos empezó a tironearse de una antena y a rascarse el cuello con ella. No podía pasarse el día haraganeando. Por el Barón no había nada que pudiese hacer. Y estaba el pobre Larry, con su agujero en la cabeza. No sabía cuánto hacia que no se metía, salvo que ese día no lo había hecho. Iba a estar inaguantable. Se frotó la cara para borrar la tristeza que Meredith le había dejado y sacó un café y un chocolate aguado de la máquina antes de volver con Wylard.