7 de noviembre de 1984 - 16:35
Oakland era un lugar peligroso para los changeling descuidados. Las quimeras salvajes estaban a la orden del día, y las pandillas de Oscuros eran parecidas en piedad a las bandas de moteros, traficantes y machacas en general que pululaban por la ciudad.
Pero aún quedaba algo de Glamour en la zona. Su comunidad artística, como en cualquier zona deprimida, tenía una cualidad desesperada que hacía que perviviese. De ahí que se hubiese organizado una exposición hiperrealista en uno de los centros culturales de la ciudad. Silveth y Nadim se habían dado cita allí. Oakland estaba bien conectada con San Francisco, aunque pasar por la autopista conllevaba una Banalidad que escocía un poco, más aún en el caso del sidhe.
La Banalidad como polvo en el camino se había pegado a mi piel, provocando el mismo tipo de escozor que a un caminante provocaba la arena levantada por el viento. El viaje en autobús no había contribuido, pero había tratado de distraerme pensando en la colocación y la organización de las pasarelas, de la iluminación y la banda.
Había una cafetería con terraza delante de la galería. Aunque el frío del invierno era palpable, no resultaba tan intenso como para no disfrutar del café que una señora regordeta, que podría ser una perfecta encarnación de un Boggan, había preparado. "Mejor esto que un Starbukcs" pienso al sujetar la taza de loza en mi mano zurda. Me siento a esperar a que llegue Nadim, mientras sigo dibujando en la libreta que había llevado conmigo.
El eshu llegó unos minutos más tarde, no demasiado puntual pero tampoco demasiado tarde. Sonriendo, se sentó frente a Silveth sin pedir permiso
¿Llevas aquí mucho rato?
Aunque parecía que Nadim acusaba el frío algo más que el sidhe, no llegó a comentar nada al respecto. Se había traído unos guantes poco vistosos que combinaban con su bufanda, algo más estilosa, pero parecían algo finos para el tiempo que hacía. Rápidamente pidió una taza de té al camarero, que por su rapidez parecía haber estado esperando detrás de la esquina
Me ha llamado la atención una cosilla, y como me aburro demasiado me he puesto a buscar. Decir que en 1986 había solo 6 Starbucks en todo el mundo, según la Wikipedia, y ninguno en Nueva Orleans. Claro que este es un mundo de hadas y duendes, y podemos meterlo si nos da la gana. Que coño, tengo tan poco claro el ambiente en el que jugamos que probablemente ya he metido la pata en algún momento. Pero oye, por compartir mi tiempo malgastado con vosotros
-Bueno, podrías haber tardado más antes de que empezase a molestarme.
Le sonrío con aire misterioso, mientras escondo mi rostro al beber el café. Dejo la taza a un lado, mientras el lápiz tamborilea sobre su punta en el cuaderno, al son que ordena el movimiento de mi muñeca. Me relamo los labios mientras le miro fijamente.
-¿No tienes nada que contarme? ¿Ningún rumor que quieras compartir conmigo?.-pregunto con aire divertido.
pse, tampoco andaba tan desencaminado XD. Mira que buscar eso en vez de estudiar.
Nadim alzó una ceja, sorprendido ante la interpretación de periodista entrometido que ejecutaba el sidhe, luego soltó una cantarina carcajada
Vaya, qué directo. Nadie empieza con una pregunta tan concreta si no tiene claro a donde quiere llegar. Aunque supongo que la franqueza es otra de las características de tu casa, ¿me equivoco?
Así me pasa luego
-Más bien personal, se me da muy mal mentir, pero algunos de los míos sienten verdadera pasión por ello. Además la verdad, aunque a veces dolorosa, debe ser una meta y un objetivo. Por otro lado, no vamos a desaprovechar esta oportunidad tan íntima que tenemos, para hablar exclusivamente de cuadros ¿No? Ahora que no hay ni fantasmas que nos espíen.
Espero a que el camarero, probablemente el hijo de la señora que me ha atendido previamente por el parecido de sus rasgos faciales, sirva a Nadim.
-¡Venga! Eres un chico listo, seguro que sabes a qué quiero llegar.
Nadim tomó un sorbo de su vaso antes de recuperar su despreocupada sonrisa
Pandora. O como jugar con fuego sin quemarte
-¡Casi! Pero estoy interesado más en las cosas de casa. Al menos por el momento-Sonrío ampliamente.- En cuanto a Pandora, es una buena amiga...por decirlo de algún modo. Me tienta hacia la Corte Oscura, pero por ahora respeta mi testarudez, es difícil cambiar a un Fiona si no se entrega por si mismo a la causa. Pero si sabes algo de ella que yo no sepa, soy todo oídos para aprender de ti.
Sé lo que todos sabemos Nadim se encogió de hombros Lo demás son todo chismes sin fundamento. No siempre es fácil diferenciar los hechos entre el ruido, y a estas alturas ya sabrás que los míos llevamos el arte de contar cuentos en la sangre. Aún así, creo que en lo que respecta a nuestra pequeña caja de maldades tú eres el que más cosas puede contarme
Hizo un vaivén con la mano, como restándole importancia
Me intriga tu curiosidad, pero no me lo digas todavía. Déjame probar otra vez. Veamos... ¿Garin?
Por la mirada del eshu, se podría decir que solo tanteaba el terreno. Era muy probable que a esas alturas ya creyera que los tiros no iban por ahí. Más bien podría decirse que era algo aficionado a esa clase de juegos, y que no tenía prisa por ir al grano de forma tan directa
-Puede que ese sujeto tenga algo que ver en el cuadro. Pero ciertamente te has acercado mucho más a la triada de la que quiero saber cosas.- Mi mirada recorre las calles de la ciudad que aún alicaída tiene una belleza gris.- Creo que esta muerto, o que lo han descoyuntado y lo tienen encerrado en algún sitio muy pequeño. Aunque eso no tiene mucho sentido, quiero decir, solo era el calientacamas del Barón. Cierto que podría saber cosas, pero... no sé nunca fue alguien muy relevante en la escena social. De todas formas que lo hayas escogido como posibilidad... ¿Puede ser que la Canciller os pidiese a ti y a Van Doren que le busquéis?
Los tragos de café endulzados con azúcar moreno, calentaban la garganta y el estómago.
Nadim alzó una ceja, y luego rió
¿Y de qué le serviría eso? No me malinterpretes, me encantaría tener algo que hacer. La gente no suele recurrir demasiado a los eshus para este tipo de tareas, ya sabrás por qué. Y mis capacidades para encontrarle son tan amplias como... Se llevó un dedo a la barbilla, pensativo Como las de que me escuchara en caso de hacerlo. Aunque confieso que siento curiosidad por su paradero. He oído que ha estado metido en asuntos turbios... Aunque... ¿Quién no, al fin y al cabo?
Le guiñó un ojo a Silveth de forma desenfadada, como si quisiera endulzar el comentario o agregar que no iba con malas intenciones
Bien, déjame un tercer intento Comentó, tras un par de segundos, cambiando otra vez de tema Al fin y al cabo, el tres es un número de buena suerte. "A la tercera va la vencida", dicen. Y además, me has dado una pista. Si no lo adivino en esta, creo que puedes retirar el cumplido que me has dicho antes, que no me lo tomaré a mal
Clavó sus ojos oscuros en él, y su sonrisa se apagó un poco
Stevron. O, más bien, el hueco que ha dejado
Era un intento algo torpe, más bien general y poco afinado. El eshu no disimulaba que probablemente se imaginaba algo más, pero no había querido mojarse demasiado
Sonrío divertido ante sus elucubraciones.
-Bueno, a mi no se me ocurre nadie mejor que un eshu para encontrar a alguien, algo o algún lugar. Siempre llegáis a donde queréis por la ruta más interesante, si no tengo mal entendido.
Me termino el café y bajo la taza lentamente al escuchar sus últimas palabras."¿Cree que conspiro por el poder?"
-Supongo que sí en cierta manera, el tema siempre es el Barón y el vacío de poder. Pero ya va a designar un sucesor, solo espero que no sea Meredith, así que estoy mucho más tranquilo en cuanto a ese tema. De todas formas, estoy seguro que nuestra amiga de la lechuza tiene algo que decir al respecto.
Me quedo mirándole en busca de algún tipo de reacción o respuesta y prosigo
-De hecho, para ser precisos el tema es la Sátiro, creo que está usando los recursos del feudo para el beneficio propio, aunque ese beneficio sólo sea mantener con vida a un hombre que no le corresponde. Quiero vigilar sus actividades, y como Van Doren y yo no tenemos una amistad como la que tengo contigo, prefiero preguntarte a ti que tarea os ha encomendado.
¿Y quién podría culparla? Stevron ha significado tanto para ella, al fin y al cabo... Y la muerte de uno de los nuestros siempre es algo trágico...
Hizo un gesto con la mano, como espantando moscas, y tomó otro sorbo de su té
En cuanto a lo que habló con nosotros... Bueno, asuntos de Oscuros. Nada importante, tranquilo Hizo una pausa, sonriendo ante la probablemente escéptica mirada del sidhe Me caes bien, Silveth. Creo que tienes un buen fondo, pero la mente abierta. Puede que tus coqueteos con los Oscuros asustaran a más de uno, pero a mí me parecen muy, muy interesantes. En general, todo lo que rodea a tu persona me parece muy interesante
Se inclinó ligeramente hacia él
Y aquí viene el voto de confianza. Si fuera algo por lo que debieras preocuparte, te lo contaría sin dudar, así que no le des más vueltas. Quién sabe, puede que se me escape con un par de copas de más
Como un niño al que le niegan un capricho, arrugo el morro y frunzo el ceño a medio camino entre la decepción y el enfado. Poner morritos a veces funcionaba. De todas formas caigo en la cuenta de que no ha mostrado ninguna reacción a mi referencia a la sithe que conocí ayer en la corte del Duque. Si hubiese mostrado sorpresa, podría confiar ese tema en él.
Me giro hacia él que no se había apartado. El Eshu está próximo a mi, la distancia apropiada para susurrar, entre otras cosas.
-Mis acercamientos a los Oscuros, asustan a algunos, dices. Tal vez lo que les de miedo es la facilidad que tengo para resultarle atractivo a los miembros de esta corte. La pregunta es ¿A quién asusto tanto? ¿A los luminosos que temen que me pierda en la vorágine de pasiones de tu corte? ¿O a los Oscuros que se acercan tanto a mi, que temen estar equivocados por esconderse de su faceta luminosa?
Suspiro y vuelvo a girar el rostro hacia la puerta de la exposición, ofreciéndole solo mi perfil a mi acompañante
-Supongo que es el problema de que me atraiga los riesgos.
Asustas a los dos, Silveth. He aquí otra pregunta: ¿Y tú? ¿No estás asustado?
Un nuevo sorbo, y la taza de té ya estaba algo vacía
-¿Tan mal maestro soy? Ya te dije ayer que los Fiona no conocemos el miedo. Tal vez por eso nos atrevamos con retos que los demás no son capaces de asumir. Retomando el tema ¿Quién crees que heredará el feudo? Pienso que no hay muchas opciones. Meredith es la opción más probable, pero vestir de luto hasta que se muera de desamor está por encima de lo que puedo soportar y cualquier noble dirá que es más de lo que se puede pedir a un vasallo. Así que romper el vasallaje pasa a ser una opción.-digo bromeando.-Calandra, Shyam y yo solo llevamos cuatro años por aquí. De los demás no se cuento tiempo lleváis al servicio de Lord Stevron, ni como de estrecha es vuestra relación con él.
Me levanto de la silla estirando las piernas, y rebusco en los bolsillos de la gabardina beige unos cuantos dólares con los que pagar las consumiciones. Estirando el cuello intento mirar como está el ambiente ne la exposición.
Si algo tengo claro Murmuró Nadim, incorporándose con tranquilidad Es que no tengo nada claro. Es lo mismo que decir nada, pero tranquilo Sonrió, mirándole a los ojos Por mi parte no hay intención alguna de anclarme más a este lugar de lo que estoy ya. Por la tuya, cuatro años no es poco tiempo, o al menos, no cuando la cosa está como está. Pero mejor dejar de elucubrar. El arte espera
Le guiñó un ojo y se encaminó hacia la exposición
Creo que lo mejor es enterrar esta conversación. Ha sido tan intermitente que ya ha perdido el sentido XD
Por otro lado, te aviso de que probablemente no será la última. Aunque para la próxima espero ser más constante
Vale, ya esta fuera de lugar la escena, por mi se puede cerrar, sin pena ni gloria