Partida Rol por web

El Mohoso se llevó un dedo a la boca y le clavó los dientes. Silveth sintió un dolor afilado que no se correspondía con lo que esperaba de un sluagh... Pero quizá no era un sluagh después de todo.

Chupó la sangre y sonrió.

-Nunca me equivoco, muchacho. Siempre atraigo a los que llevan consigo la sombra de la muerte. Sí... Tu mortal... Lo encontrarás en casa del humano llamado Kevin. Ah, sí, pero cuídate... O no lo hagas. No podrás escapar de lo que se avecina. Con ello me conformo.

¿Qué cojones era eso? Pienso mientras aparto la mano tan rápido como puedo.

-¿Qué se avecina? ¿Cuál es la amenaza? 

No tenía miedo, al menos no por lo que me pudiera pasar a mi. La otra mitad de mi cerebro intentaba recordar a los amigos de Jacob...si no tendría que recurrir a Patrick, y su vasta red de información. 

Kevin era uno de los amigos moteros de Jacob. Vivía en una de las zonas más deprimidas de la ciudad, toda Banalidad y tristeza.

El Mohoso sonrió y mostró sus afilados dientes.

-El Hierro Frío... y tu propia muerte. La muerte de muchos, si no se detiene. -Se encaramó por completo al contenedor con patas más largas de lo que podría esperarse, como un lagarto a punto de saltar-. Pero eso no está en mi mano. Yo ya he obtenido mi gota de sangre y mi regocijo.

-Si no se detiene...Entonces puede ser parado.- ¿Hierro Frío? ¿Quién podía saber suficiente sobre los nuestros para hacer algo así? ¿Quién de los nuestros podría cometer semejante atrocidad y cargar con ese peso?- ¿No temes por tu vida, adivino?

-¿Mi vida? Pero si ya estoy muerto, criatura... -Uso sus largas patas para catapultarse al otro lado del callejón-. Cuidado con los malos negocios. Son lo peor para la salud de uno...

Y diciendo esto, el Mohoso desapareció.

Perturbado por las palabras del adivino conocido como Mohoso, no puedo si no irme de allí temblando. Pero aunque sea me había permitido decidir mi curso de acción. Salvaría a Jackob y después le mantendría al margen del mi vida, no podía exponerle al peligro. Esperaba poder llegar al piso de Kevin, antes del alba, cuanto menos tiempo pasase hasta que tomase el agua mejor. 

Me sentía cansado, pero prefería pensar en descansar después, con los pies entumecidos, voy hasta la parada de taxi más cercana para pedir un viaje hasta los barrios bajos. Era una región que no me gustaba, pero siempre era bueno saber donde se encontraban los amigos de tu pareja. 

Cuando Silveth llegó a la casa de Kevin, tuvo que llamar varias veces antes de que siquiera pareciese que había alguien viviendo en el interior. Escuchó unos pasos y una voz que le preguntaba quién era. Un ojo en la mirilla y el sonido de los cerrojos descorriéndose y poco después la puerta se abría dejando entrever a Kevin, con el pelo revuelto y la cara hinchada por el sueño.

-Neil -dijo sorprendido-. ¿Qué haces aquí a estas horas?

-Acabo de volver de un viaje, Jackob solo me ha dejado una nota. Sé que eres su amigo de más confianza, así que, supongo que está aquí. Necesito hablar con él, ¿puedes despertarle y decirle que salga, por favor?.-Lo cierto era que no me sentia cansado, no mucho, después de la siesta. Además mis aventuras estaban teniendo un efecto refrescante.-Al menos, para poder darle algunas de sus cosas que se ha dejado...-comento en tono lastimero. 

-¿Qué? No, no está aquí...

-Déjale pasar -dijo la voz de Jacob. Kevin suspiró y se hizo a un lado, revelando así al Soñador. Iba en camiseta de tirantes y pantalón de pijama, pero parecía bastante despierto. Se cruzó de brazos y pidió a Kevin que les dejara a solas-. Me imaginaba que me buscarías, antes o después.

-Bueno, ha sido tan pronto como he podido. Culpa mía, me dejé el dragón mal aparcado.- Comento con una sonrisa, intentando hacer un chiste, de una realidad que él no podía percibir. Casi era liberador poder decir estas cosas.- Mira Jackob, puedo entender que sea demasiado para ti, y si es lo que quieres, no volveré a aparecer por mucho que me duela.-"Si tienes algo déjalo ir. Si no vuelve, nunca fue tuyo."- Pero he jurado curarte y para eso estoy aquí. 

Deslizo la mano en el zurrón y saco la copa ornamentada que me había traído del Ensueño, probablemente se disolviera en una nube de Glamour una vez su contenido se consumiese. El líquido copaba el continente en un perfecto equilibrio contra sus bordes.

-Bebe. Debes hacerlo, por tu salud, por mi compromiso. No cumplirlo me haría tanto daño como ser atropellado. Por favor Jackob, tómalo.

Jacob arqueó una ceja, pero la convicción en el tono de Silveth le hizo transigir. Bebió la copa entera de un trago y cuando acabó se miró la mano ahora vacía con confusión.

-Escucha, sólo quiero que sepas que no tengo nada en tu contra. Simplemente todo es demasiado para mí. Lo entiendes, ¿verdad?

Sonrío mientras bebe.

-Si, lo entiendo. No puedo pedirte que quieras volver conmigo, de hecho es mejor así. Vete, Vete de la ciudad. Se avecina peligro, y no sé si solo afectará a los míos. Puede que cuando nos volvamos a ver, no te recuerde, no lo tengas en cuenta, solo significa que mi alma habrá muerto. Será una persona nueva y en blanco, si mi alma muere, cuídale.

Me acerqué para darle un beso por sorpresa, aprovechando la confusión del momento.

-En fin, es el momento del adiós por un tiempo. Sabes donde encontrarme.

-¿Cómo que tu alma habrá muerto? Neil, ¿vas a hacer alguna locura? -preguntó Jacob mientras se alejaba.

-He hecho demasiadas hasta ahora, supongo que alguna mas llegará. Pero no, no es que vaya a hacer algo que no deba. Pero de la misma forma en que he sabido donde encontrarte, me han avisado de que algo peligroso va a ocurrir. Vete de la ciudad, aunque sea un tiempo. No eches a perder la segunda oportunidad que acabas de recibir.

Con estas palabras y el corazón ensombrecido, me alejo del hombre que turbaba tanto mis emociones, demasiado mezcladas para comprenderlas.