Partida Rol por web

Vuelvo a mi estado más alegre. Con el tono de un hermano que le da una lección a otro más pequeño le explico.

-No, lo siento, no puedo entenderte ni compartir tu opinión. Los Fiona tenemos unas pasiones demasiado intensas, no sabemos lo que es el miedo. Por lo que dicen las leyendas ni siquiera la magia nos lo puede hacer sentir. Supongo que no somos valientes, si no inconscientes. Aunque lo cierto es que por otras personas y nuestros seres queridos si podemos sentirlo.-Me tomo una pausa, dedico un pensamiento a Jacob, nunca había temido por él, pero tampoco había estado en peligro, así que no consigo aclarar nada. Sigo hablando risueño.-Se podría decir que no sabemos lo que es el instinto de autopreservación.

Al parecer Nadim no iba a ser de gran ayuda, como él mismo había admitido, en mi expansión de conocimientos. Necesitaba el maestrazgo de un Eiluned.

Nadim tardó unos segundos en asimilar lo que Silveth le contaba, pero cuando lo hizo estalló en carcajadas y aplaudió ilusionado

¡Bravo! Esa sí que ha sido una buena descripción. Por tu forma de contarlo, no sabría decir si estás enorgulleciéndote de tu herencia o tirando piedras a tu propio tejado. Parece que, además de la pasión innata a tu casa también dispones de cierto don de palabra. Mis felicitaciones

Me río con él. Tenía algo que hacía contagioso su buen humor.

-Gracias, gracias. Es todo un halago viniendo de un maestro de las historias. De todas formas prefiero un autoestima ligeramente apedreado a un ego sin techo ni medida. Espero haberte ayudado a comprender a los miembros de mi casa.-Nunca había sido especialmente estudioso de los nuestros, pero lo cierto es que recordaba bastante información desde la apertura de mi crisálida. Aunque no eran recuerdos propiamente dichos, si no conocimientos recordados.

¿Quién puede entender la fuerza de una cascada, la voluntad del viento o el caprichoso danzar de las llamas? Temo que para entenderos del todo debería ser uno de vosotros, mi querido Silveth. Pero una cosa está clara: Sois una fuente inagotable de historias. Un imán para los de mi linaje, sin duda

Se incorporó, dejando el vaso vacío sobre la mesa

Creo que ya te he entretenido suficiente. No quisiera ser la razón de que olvides tu fascinante investigación, ni mucho menos. Ya volveré a asediarte a preguntas en la exposición, supongo

Le guiñó un ojo, mientras Eskeele corría a subirse a su hombro

Le dedico una sonrisa mientras se levanta y un asentimiento por despedida. Vuelvo a desplegar mis lecturas mientras me pregunto si por fuente de historias se referiría a escándalos. Todas las hadas somos dos caras de una moneda y eso se extiende a todas las facetas de nuestras vidas, no existe nada sin un doble sentido.

Decido dedicarme a consultar los libros quiméricos del feudo, los reales los podría leer en casa, tal vez encontrase alguna información útil.