Partida Rol por web

-Oigan, aquí no se puede entrar sin permiso -dijo una voz grave y cavernosa a su espalda-. ¿Calandra? ¿Y... Damiana? ¿Qué estáis haciendo aquí?

Se trataba de Glenn, al que cualquiera en San Francisco conocía de vista. Llevaba uniforme de enfermero tan azul como su piel, pero tenía la cara hecha un cuadro. Tanto en el semblante mortal como en el feérico, una herida le cruzaba el rostro a medio tapar con vendas y esparadrapo. La mano izquierda, también mutilada, tenía dedos de menos (imposible decir cuántos porque la venda lo dificultaba).

-Damara -corrigió con voz queda, sus ojos repasando las heridas con una mirada rápida-. Venimos a ver a Garin, nos urge hablar con él pero parece que no se le puede despertar... -Tras un momento mirándole con el ceño fruncido añadió, como si hubiese decidido que no iba a concentrarse debidamente en el asunto que les concernía hasta que no lo preguntara antes- Eso no tiene buen aspecto, ¿cómo te lo has hecho, si no es mucho preguntar?

-¿Éste es Garin? -preguntó con asombro-. Pensaba que... Bueno, tiene sentido. Debe de haber sufrido una muerte quimérica. Pensaban que estaba en coma. Supongo que se despertará tarde o temprano. Me ocuparé de cuidarle.

A la mención de sus heridas Glenn se escondió la mano izquierda tras la espalda.

-Redcap...

Se tapó la boca con las manos al ver a Glenn. ¿Cómo era posible que tantas cosas fuesen mal al mismo tiempo? Se olvidó por un momento de Garin y de su muerte temporal y se acercó al troll.

-Oh, lo siento mucho. ¿Te encuentras bien? ¿Qué te ha pasado, quién ha sido?

Glenn miró a izquierda y derecha y les hizo una señal para que saliesen afuera. Allí, en tono confidencial, les explicó lo que había pasado:

-Vosotras sois muy jóvenes para acordaros, pero hace muchos años, durante la Guerra, había un caudillo redcap especialmente cruel al que llamaban Ed el Rojo. Pensaba que había desaparecido de circulación, pero resulta que esta semana ha matado a Pandora con Hierro Frío. Le pillé con las manos en la masa y me pagó de esta manera. Por suerte, fue arrestado por el Duque y está encerrado en sus mazmorras hasta que lo juzguen por asesino.

Calandra había oído el nombre alguna vez, pero la guerra había sido mucho antes de su Crisálida y nunca le había interesado mucho el tema. La noticia de la muerte de Pandora le impactó. No la quería cerca, pero cuando alguien moría por Hierro Frío era una tragedia incluso para sus enemigos. Así lo había aprendido Calandra.

-Lo siento -repitió, conmocionado-. Nosotros estamos... Estábamos buscando a Garin. Glenn, ¿sabes si está enfermo?

-No lo sé, pero parece sano. No tiene ninguna marca de nada. Diría que está bien -respondió el troll.

-Vale. Vale. Si... cuando se... ¿podrías decirle que nos busque? Tenemos un mensaje de Lord Stevron.

-Claro, pero... Creía que Lord Stevron había fallecido...

-Sí.

Le dio una palmadita cautelosa a Glenn en el brazo a modo de despedida. Se llevó la mano al pecho y miró a Damara, listo para marcharse.

Damara inclinó la cabeza brevemente hacia Glenn y lanzó una última mirada hacia Garin. Por si el día hubiese dado pocas sorpresas, más noticias funestas para la reunión. Suspiró y ofreció el brazo a Calandra una vez más, sumida en sus pensamientos. No le gustaba nada como estaban saliendo las cosas. Finalmente carraspeó, consultando su reloj:

-Vamos a llegar con el tiempo justo.