Llegó con Cisco a la hermandad 2, preguntándose si Steve continuaría allí. Miraría si había alguien en la entrada y si no, llamaría a la puerta.
Cisco y Selina entran
Tras el último beso de Caroline, Vera no se había quitado de encima la sonrisa de oreja a oreja o la sensación de que sus pulmones eran demasiado pequeños para la cantidad de aire que contenía en su pecho. Se le hubiese tirado encima para darle mil y un besos, pero en vez de eso, intentó concentrarse en el regalo. Sabía que era importante para la peliazul, y en realidad, también lo era para ella. Estaba demasiado nerviosa como para negarlo. Estaba segura de que le gustaría, pero hasta entonces, jamás había pensado en dárselo a nadie, así que sus nervios eran más por despojarse de lo que le entregaría.
Abrazando la caja de madera con una mano para asegurarse de que no se le cayera - porque estaba convencida de que al más mínimo segundo que se descuidara su caja musical caería al piso y rompería en mil pedazos su mundo navideño - presionó el regalo de Steve contra su pecho y lo aseguró allí, dejando en su bolso de mano el disco que le había regalado y tomando la mano de Caroline con la suya libre.
Me va a encantar - le aseguró, con la misma sonrisa dulce de siempre. Cuando la peliazul abrió la puerta, se encontraron con Selina y Cisco de frente. Le dio un poco de vergüenza por la discusión de la que había arrancado la chica de ojos celestes, pero sin saber si le habría dicho algo al chico o no, no quiso sacar el tema. Tan solo se sonrojó y les dejó la puerta abierta, para que pudieran pasar - Creo que solo queda Adrastos - le comentó, por si buscaban a alguien en particular. Miró a Caroline y luego a la pareja nuevamente. Quería quedarse conversando, pero ahora tenía una prioridad muy importante en su misión de aniquilar la inseguridad de Caroline y su propio nerviosismo - Íbamos a intercambiar regalos ahora... pero nos vemos más tarde, ¿oki? - casi le dijo sobre su regalo, pero no le había conseguido nada a Cisco, así que calló por el momento - ¡Hasta pronto! - se despidió, secuestrando a su adorada rebelde lo más rápido que pudo en dirección a la hermandad de la anarquista.