Tras el pequeño incendio que había puesto a la hermandad en reformaciones, se habían quedado sin camas donde dormir casi tan pronto como las habían obtenido. Algunos ni siquiera habían alcanzado a decorar sus habitaciones y ya les tocaba partir de cero, y eso dejando de lado que cualquier cosa que hubiese en sus equipajes simplemente había desaparecido entre las llamas. Ahora, para colmo, tenían que compartir habitación en la isla contigua.
Bueno chicos, sé que esto no es lo ideal luego del incendio, pero tengo dos buenas noticias. Una, hay tiendas y tengo una tarjeta de crédito bastante ilimitada, y dos, esta isla tiene internet. Me dijeron que podían usarla en la otra para cuando volvamos, pero serán unos días y de todas maneras allá tendrán algunas normas y tiempo limitado, así que aprovechen. - mientras hablaba la sonrisa no se le iba de los labios, como si esto fuera una aventura más e incluso una buena noticia en general. Por un momento se puso serio antes de volver a hablar - Si necesitan hablar de algo, o perdieron alguna cosa de valor sentimental, pueden acercarse y veremos como lo solucionamos, ¿ok? - volvió a sonreír, ahora más amablemente y menos eufórico - Estaré en la recepción del hotel, así que si quieren salir o hablar, ya saben donde encontrarme. ¡Ah, y este es mi número! - les entregó una tarjetita a cada uno con el número de su móvil antes de despedirse para dejarles su espacio.
Al final todo se habia perdido....o eso estipulada dada que no se le habia permitido entrar en el edificio... no tenia nada...pero al parecer no todo eran malas noticias, sí lo que el profesor decia era cierto tenian "carta blanca" para comprar con aquella tarjeta lo que quisieramos...* así que no estaba del todo perdido y podria comprar ropa nueva a su gusto, aunque era una lástima...
--- ¿Como está el tema de la asistencia a clase? Supongo que tendremos que levantarnos más temprano para tomar el barco para ir hasta allí ¿o tambiene estamos excentos de ir a clase?- pregunto levantando la mano - Tambien me gustaria dar un mensaje de agradecimiento a todos los que ayudaron,aunque fuera poco, con las labores de extinción...¿se sabe la causa o todavia nada?
* Eso es lo que he entendido yo, sí me equivoco corrigeme xD
- Pero... ¿podemos salir no? No tenemos que quedarnos en el hotel y podemos ir a comprar- Renzo parecía nervioso ahora, mucho más que cuando se había provocado el incendio, o que cuando se había enterado que había sido el edificio donde iban a residir el que había ardido. De hecho se frotaba las manos, casi compulsivamente y había en su tono una clara urgencia- ¿Y hasta cuándo tenemos tiempo libre?
Se me olvidó añadir que Cory sigue missing
Al final la explicación de por qué Vincent era tan Vincent con ella quedó para otro momento aunque el ver que el lugar del incendio era su propia hermandad se le cayó el alma al suelo y atravesó el núcleo de la tierra.
Mierda.
No se dio cuenta de aquel detalle hasta que llegaron a la isla cercana para hospedarse en el hotel y echó mano de su bolsa de chucherías. Se mordió el labio inferior hasta que perdió el color rosado y mientras los demás disparaban preguntas ella se escaqueó hacia la recepción.
sale
Echó unas risas al oír la pregunta de Ethan sobre la asistencia a clases. - Iluso - comentó aún con una sonrisa imborrable - Te diré que hace falta muchísimo más para que den permiso de ausencia, así que tendremos que despertarnos más temprano y ya - se encogió de hombros, relamiéndose los labios para dejar de sonreír, que tampoco era plan burlarse de nadie. - De la causa no me han dicho nada - probablemente porque sabían lo bocazas que era - pero ya verás en clases a tus compañeros y podrás agradecerles en persona. Puedes llevarles algún regalo también, a mi me da igual. - se encogió de hombros. Había dinero suficiente en la cuenta para varias vidas, así que era imposible que un grupo de críos se lo gastaran incluso si lo intentaran deliberadamente.
En cuanto al tiempo libre y zona de exploración, vayan, sean libres y felices, y vuelvan antes de que tenga que ir a buscarlos. Eso implica cualquiera que se pase de listo en tiempo o distancia, ¿vale? - sacó una tarjeta de su billetera. Era una American Express negra con un centurión de fondo al centro, hecha a su nombre. Probablemente alguno hubiese visto alguna similar en películas, pues no eran realmente comunes - El pin es 2466 - explicó, entregándosela a Ethan - Ahora mejor me voy a ver que le pasa a Gwen. Fausto out. - se despidió con una sonrisa y dejó la habitación.
Cuando consiguieron acabar con el fuego estaba exhausta. Se había tumbado unos segundos boca arriba, con las manos sobre el vientre intentando recomponerse. Se incorporó y se limpió con el brazo el sudor de la frente mientras escuchaba sentada que irían a dormir a la isla contigua.
Permaneció en silencio todo el trayecto en barco, con la mirada fija en el humo que dejaban atrás. La brisa marina fue reconfortante en un primer momento, oxigenando su respiración, pero pronto notó que sólo ayudaba a fijar la humedad del ambiente en su ropa y piel. Estaba destemplada, y se acurrucó lo que pudo, intentando resguardarse del frío.
¿Iban a compartir todos la misma habitación? Creyó entender eso, pero tampoco estaba muy segura, aunque a juzgar por las camas que había cabía pensar que sí. Se sentó en la repisa de la ventana, cruzando el cristal con la mirada que se perdía en el infinito. Odiaba tener razón cuando se cumplía la frase que más solía decir, que nada es eterno. Siempre yendo de un lugar a otro y esta vez que se había permitido ilusionarse, su casa había durado ¡un día! Un solo día antes de irse al garete. ¡Y de qué manera!
Fausto fue súper majo, tenían suerte de tenerle de tutor. Intentó contagiarse de su buen humor, pero no fue capaz. Le escuchó y pensó en preguntarle algo, pero Gwen fue primero hacia la recepción, y Selina decidió esperar.
Miró a Ethan, quien tenía la tarjeta.
En otras circunstancias se habría vuelto loca de contenta con ese regalo. Sabía que era una suerte contar con esta ayuda, sin embargo no esperaba hallar en la isla dos de las tres cosas que había perdido. Y la tercera, no la encontraría jamás en ningún lugar, así que... ganas de comprar: nulas. Igualmente tendría que ir. Su ropa apestaba a humo y no tenía absolutamente nada para cambiarse.
Saltó de la repisa al suelo.
-¿Vamos de compras, chicos? Ethan invita -dijo mirando a sus tres compañeros con complicidad mientras comenzaba a caminar de espaldas hacia la puerta.
Tendrían que comprar ropa de repuesto, pijamas, productos de aseo y a saber qué más. No imaginaba qué podrían encontrar en aquella isla todavía por descubrir.
Me quedé un poco sorprendido ante el comentario de Fausto hasta que entendí lo que insinuaba.
---No...yo no me referia a eso...-digo sintiendo como me sonrojaba aunque la vergüenza pasa rápidamente a la sorpresa cuando Fausto me da la tarjeta de credito la cual cojo de manera automática y luego se marcha dejandonos solos fue entonces cuando Selina propone ir de compras, que yo invitaba, no pude evitar sonreir ante aquel comentario- Vale, invito yo...con la tarjeta del profesor...Vamonos- digo acercandome a la puerta y abriendola- Las damas primeros, no perdamos más el tiempo.
Renzo miró a los presentes y se puso en pie. Le resultaba muy complicado sincerarse o hablar con extraños. No estaba acostumbrado y, lo que era peor, no era capaz de comprender por qué estaban todos tan... tan....
Quizás había tenido suerte. Eso era, seguro. Ellos no habían sentido lo que él sintió. No habían hecho lo que él hizo. Se removió, inquieto. Sabía que debía hablar más, comentar más. Había visto como Gwen se marchaba y una parte de él (bien es cierto que una parte minúscula) había querido preguntarle, levantarse, ver lo que le pasaba. Pero, ¿para qué? ¿acaso eso importaba? ¿o cualquier cosa en realidad?
Empezaba a pensar, a sentir, que haber ido era una mala idea. Ellos podían tener una maldición, como él mismo, pero no lo sentían como tal. Eran adolescentes normales, como los que veía cuando podía ver la televisión en el sanatorio. Sintió la boca pastosa.
Lo peor es que... eran majos. Simpáticos. Pero era como si estuvieran en galaxias distintas.
Vamos, chaval, inténtalo.
Renzo no era consciente que se había levantado y había mirado un minuto quizás, intensamente, a los presentes, sin decir una palabra. Forzó una sonrisa falsa y asintió.
- Claro, vamos. Debemos buscar a Gwen.
Tras todo el tema incendio llegamos al hotel de la otra isla y Fausto nos explico el nuevo plan, al menos aquí teníamos algunos privilegios y como mis cosas aun no habían llegado se me había quemado lo mínimo.
Una de las chicas salir de allí seguida de Fausto y me quede mirando al resto.
- Si queréis buscar a Gwen yo prefiero ir a comprarme algo que ponerme mañana antes, ya ha ido Fausto tras ella... - Comente al resto mirando después al que tenia la tarjeta - ¿Ethan vienes o vas a por Gwen? - Le pregunte para que me dejara la tarjeta o no dependiendo de a donde fuera el chico. Podía resultar fría pero realmente no conocía aun mucho a mis compañeros y lo que tenia claro es que algunas veces uno necesitaba estar solo así que no entraba en mis planes perseguir a la chica que había decidido marcharse.
- ¿Habéis perdido muchas cosas? Yo por suerte aun no había llegado lo grande, solo la maleta de las mudas - Comente esperando a ver que decidían.
Voy saliendo hacia las tiendas.
- Quizás esté fuera, con Fausto. Si se ha ido... bueno, si se ha ido con el profesor ya la encontraremos. Pero si está, debe estar con nosotros, ¿no?- Renzo se remueve, inquieto, cuando escucha la pregunta de Keyla: no había traído su consola, ni su portátil, ni sus pastillas. Menos mal que tiene sus tarjetas- Yo también tengo que hacer algunas compras. Informática, tienda de juegos y farmacia. Y algún sitio para comprar ropa.
Acompaño a Keyla. Aunque miro por si fuera en el vestíbulo o en la entrada del hotel estuviera Gwen.
Inclinó la cabeza a modo de reverencia cuando Ethan se mostró tan caballeroso, con media sonrisa dibujada en su rostro. Intentaba estar animada, aunque le costaba esfuerzo.
-Salgamos. Si Gwen está fuera le avisamos para que venga con nosotros. Si no, le podemos comprar alguna cosa por si no le da tiempo luego.
Cuando Keyla preguntó sobre las pertenencias perdidas, Selina se alegró por la peliazul. Ella en cambio, había traído cosas que tenía en gran estima, una de las cuales le dolía especialmente.
Se alegró de que Renzo interviniese. Por el momento, no le apetecía hablar de aquello.
[Salgo al exterior]