Partida Rol por web

- Pues... como tú quieras. En serio- era evidente que Renzo estaba incómodo con las actividades sociales, pero había aprovechado para sentarse con Gwen, con varias de las mejores revistas de moda e interiorismo, e intentaba, con su compañera, crear una habitación que fuera cómoda para ambos. Realmente, a Renzo, la televisión último modelo, y las consolas y su portatil, con una absurda colección de juegos digitalizados, era todo lo que necesitaba. Y salvo su bote de pastillas, todo lo que había querido. Para todo lo demás, dejaba que Gwen eligiera.

De hecho ni siquiera parecía preocuparle lo que pudiera costar, habiendo realizado una buena parte de las compras, no con la tarjeta de "la academia" sino con la suya propia. Para ser exactos, consolas, televisión, portatil y juegos, además de la ropa que había comprado sobre todo gracias a Selina, habían salido de sus propios ingresos.

Miró un instante hacia el aseo y se arañó casi sin querer la muñeca (no dejaba de ser curioso lo mucho que se arañaba y que parecía no tener nunca ni la más pequeña marca).

- Esto.... ¿tienes familia aquí verdad? Se que soy raro, y ahora hay una chica. Si quieres ir con ella lo entendería.

-Pero es que... yo no sé, con tener una cama que no está a ras de suelo ya me vale. Y las fotos pueden ir colgadas ahí por encima de mi cama-Sentada en el suelo con varias revistas abiertas por ningún punto en especial, Gwen intentaba encontrar sentido a eso del interiorismo. Esa gente debería probar a dormir en un futón y con paredes cuyas puertas, literalmente, eran de papel de arroz, seguro que así se les quitaban las pijotadas de encima.

-¿Ehm?-levantó la cabeza y se sopló un mechón castaño que cruzaba sobre su nariz-Mi hermano, mi padre, mi tía y mi primo-enumeró con los dedos de una mano- creo que no te entiendo. ¿Qué tiene que ver mi familia con Vera? Tú no eres raro. Eres distinto. Todos somos distintos unos de otros, si fuésemos iguales seríamos normales y sería un rollo-expuso con sencillez- a mí me gusta compartir cuarto contigo ¿No quieres que me quede? Puedes decirme si es incómodo, no me lo voy a tomar a mal.

Renzo guarda silencio un momento, como pensativo, y empieza a mover sus manos, compulsivamente. Por unos segundos pareciera que no puede parar, pero luego lo hace. Casi parece que se forzara a parar.

- Me gusta estar contigo. Eres amable. Y sonríes. No se como puedes sonreír, pero lo haces. Tienes suerte de estar con tu familia aquí.- tras las palabras queda en silencio Renzo unos segundos, mirando al vacío. Vuelve a hablar lentamente- Familia- Por un momento parece muy triste. Mucho más que de costumbre- Yo ya no tengo familia- es casi un susurro y rápidamente sigue hablando- Se que no tiene nada que ver tu familia con Vera. Eran dos cosas distintas. Como eres chica, y Vera es chica, pensé que a lo mejor... pero prefiero no moverme de la habitación. Y que no te muevas de la habitación. No me gustan los cambios, y ya me había acostumbrado a la idea de estar juntos- enrojece- Bueno, tú me entiendes. En cuanto al dormitorio... bueno, mira, he visto algo así, creo que podría funcionar. He visto también una de esos portafotografías digitales, que van pasando las fotografías, y también podrías poner uno de esos paneles que van de arriba abajo, de plástico, con espacio para fotos. Mira- te enseña un par que son bastante majos- En casa mamá puso una parecida en mi habitación.

Gwen se levantó un poco para arrastrarse hasta estar junto a Renzo y se llevó las rodillas al pecho rodeándolas con los brazos mientras él hablaba, contemplándole con preocupación.

-Podemos poner uno de esos entonces-dijo- aunque vas a tener que enseñarme cómo hacerlo funcionar- sonrió arrugando un poco la nariz haciendo que las pecas se moviesen con el gesto.
Pasó un rato con un silencio tranquilo mientras ojeaban juntos otra de las revistas, superpuesta a la que incluía el portafotografías para que no se perdiese la página cuando la chiquilla dio un empujoncillo suave a Renzo.

-No estás solo, ¿sabes?-comentó como si nada- estamos juntos.-miró de soslayo al muchacho- o sea...-se recogió un mechón tras la oreja, buscando las palabras adecuadas- no todas las familias tienen que ser por sangre yyyy -empezó a balbucear- nosotros no vamos a sustituirlos nunca-aclaró- pero, ya sabes-sacudió un poco la cabeza, remoloneando porque no sabía muy bien cómo seguir-yo no me voy a ir. Ni del cuarto ni de nada-se levantó de nuevo y rebuscó entre sus cosas hasta sacar la ya conocida bolsita de regalices, sacó uno y se lo tendió a Renzo volviéndose a sentar junto a él.

Por un segundo, Renzo se queda mirando a Gwen a los ojos. Más que pena la mirada de Renzo es de un abrumador vacío. El chaval intenta hablar, decir algo, por unos segundos, pero desiste. Finalmente lo que pronuncia es más que nada un susurro que el adolescente realiza sin entonación alguna, como quien da las noticias.

- No son poderes. Estamos malditos. Y lo que nos pasa, nos matará a todos. O peor, hará daño a los que queremos. Ojalá no fuera así, pero...

Cierra los ojos casi con violencia tras decir esto, y niega con fuerza.

- Perdona. Es una tontería. No me hagas caso- toma la regaliz que le ofreces casi con la mano temblorosa, y se acerca a la televisión, poniéndola. Es un programa de cotilleo infame, pero Renzo con lo cambia, y se sienta, mirando el programa como quien trata de evadirse mientras toma nuevamente la revista- Sí, yo te enseñaré como funciona. No es difícil. No soy un experto, pero no se me dan mal las cosas tecnológicas- explica con tono algo apresurado, mientras notas como la televisión empieza, de alguna forma, a distraerlo. Casi a sedarlo.

¿Qué?
Estaba confusa, las palabras de Renzo casi eran un mantra como si ya las hubiese mascado y recitado miles de veces antes de que Gwen fuera capaz de oírlas.
Quiso decirle que no era una tontería, que hablase con ella pero tan pronto la voluntad de hacerlo se hubo formado Renzo había vuelto a alejarse de ella. No físicamente, apenas unos centímetros les separaban pero de alguna forma él no estaba allí. 
Miró de hito en hito a la pantalla y al chico sin saber qué hacer hasta que decidió dejarle su espacio. Le prefería así que medicándose delante de ella.
Suspiró y cerró algunas de las revistas, apilándolas unas encima de otras pero dejando abierta aquella por el portafotografías digital.

-Deja-dijo sujetándole la mano con la que había tomado la revista- podemos dejarlo para otro momento, ¿vale? Voy recogiendo esto y marco las páginas de lo que nos ha gustado-la televisión era una forma curiosa de dar por terminada la conversación o así lo interpretaba ella, que supononía que Renzo era demasiado reservado como para ponerle fin directamente sin ofenderla.-se lo llevamos... o se lo llevo luego a Fausto para que sepa lo que necesitamos en el cuarto.

Renzo se removió, inquieto, y extendió la mano hacia la mano de Gwen, pero sin llegar a tocarla.

- Es sólo... así, el sonido... no es para echarte. No quiero que te vayas. Podemos seguir mirando las cosas del cuarto, si quieres. Puedo hacerlo mientras suena la televisión. Me gusta hacer las cosas mientras suena la televisión- hay un ligerísimo punto de histrionismo al decir eso, quizá de falsedad, ¿o es necesidad lo que parece sonar en el fondo de las palabras? - ¿Qué.. qué programas te gustan? O si quieres podemos hablar mientras jugamos a algo en la consola.

-Yo no veo mucho la televisión, lo que echan aquí en Europa es bastante diferente de lo que echan en Japón. Es más, hmm, serio-explicó un poco incómoda- ¡pero puedes enseñarme a jugar a la consola!-añadió antes de que Renzo se echase para atrás en la proposición.

Se ajustó la coleta y se incorporó dejando las revistas en su cama para despejar un poco el sitio antes de sentarse de nuevo con Renzo mirándole con mucha atención para no perderse ninguna explicación que le pudiese dar de cómo funcionaba la consola y/o el juego al que Renzo jugara en aquel momento.

-¿A qué juegos juegas? En Japón había recreativas supercuriosas, como máquinas de baille... había una que era algo así como "Tu almacén" y toda la sala de recreativos parecía futurístico pero no del futuro luminoso y guay sino del que es un poco todo lleno de óxido y da un poco de miedo-y esa era la definición de Gwen del cyberpunk.

- A todo. Me gusta- probablemente ese "me gusta" es a todo lo que llega el "me sirve para relajarme"- De guerra, slasher, estratégicos, temáticos aventuras gráficas, rol... ¿Te gustaría uno de baile? Tengo por aquí el de la wii-u que es el mejor porque te mueves de verdad, y esas cosas.

-Huy, no-se apresuró a negar agitando las manos en el aire con las palmas hacia delante- soy muy patosa, me las arreglaría para que se me enredasen las piernas como en los dibujos animados y acabaría de morros contra el suelo-había una mezcla de diversión pero también de vergüenza en el tono de su voz que hacía complicado averiguar si lo decía en serio o era una broma-Tienes que tener un videojuego favorito. Quiero aprender a jugar a ese.-decidió asintiendo para dar peso a sus palabras.

Renzo tarda unos segundos en responder y finalmente, asiente como para sí.

- Supongo que prefiero Gears of wars. Además pueden jugar dos juntos contra los malos- mientras habla coloca un juego en una de las consolas, y sigue explicándose- Es una pentalogía. En mundo del futuro, donde todo ha ido mal y unos monstruos se han apoderado del mundo, y los protas van matando a tiros a todos los monstruos. La ambientación es muy buena, y el sistema de tiros y combate me gusta. Me gusta mucho- sonrió y mientras le ponía el primer juego de la trilogía iba enseñándole como usar los mandos y los distintos botones.

-¡Oh, vale!-cogió uno de los mandos y lo miró desde varios ángulos con curiosidad-así que los monstruos son los malos-bueno, era una dinámica sencilla de seguir. En vez de compartir una misma pantalla seguía un sistema de pantalla partida en la que a veces a Gwen se le olvidaba que ella era el de la parte inferior porque se distraía viendo cómo se movía la parte de la pantalla de Renzo (y como los movimientos más o menos cuadraban con lo que ella hacía tocando los botones y los joystick pues acababa pensando que esa era su pantalla).

-¡AAAHHH!-dio un respingo acompañado de un grito y cerró los ojos, apretando desesperadamente el botón de disparo cuando un locust apareció demasiado cerca de ella (locust que habría visto acercarse si no hubiese estado mirando la pantalla de Renzo)-vale. ¡No me gusta que se acerquen!-decidió con voz ahogada-tiene que haber algo para disparar desde más lejos, ¡menudo susto!