-Fausto, ¡Fausto!- la vocecilla venía desde algún lugar por encima de su cabeza aunque no tardó en encontrarse con Gwen aterrizando frente a él abrazando su mochila y con una instantánea bajo el brazo que se estaría revelando con el calor corporal de la niña para que los colores saliesen potenciados-Fausto. Estoy en una misión y necesito tu ayuda-dijo muy seria, entonces miró alrededor como si pudiese haber alguien espiándoles y se inclinó un poco hacia delante-Pero no se lo puedes decir a nadie-agregó bajando la voz-Es súpersecreta y súperimportante.-estiró una mano hacia él con todos los dedos recogidos en un puñito exceptuando el meñique-si aceptas tienes que prometer no chivarte.
Iba camino a la piscina con una toalla sobre el hombro cuando escuchó una vocecita por arriba de su cabeza. Por un segundo pensó que se estaba volviendo loco, pero enseguida Gwen aterrizó frente a él con una mochila y una instantánea bajo el brazo, lo que corrigió de inmediato su percepción de quien era el que necesitaba algo más de cordura en esa escena. La primera frase de la pelirroja lo confirmó, pero como siempre, le siguió el juego y tras alzar una ceja, se inclinó hacia ella para prestarle atención.
Se tomó todo con suma seriedad - aunque solo podía asumir que sería una misión tan mona como la chica, porque nunca había podido pensar mal de ella - hasta que vio como le ofrecía el meñique para cerrar el trato, momento en el que una sonrisa incontenible apareció en su rostro, medio ladeada.
Lo prometo - curvó su meñique alrededor del de Gwen - Vamos, suéltalo ya. ¿Cuál es mi misión, jefa?
-Tenemos que conseguir una cita a mi padre-eran muchas palabras como para soltarlas abruptamente pero intentó parecer tan seria como se lo tomaba, enganchado aún su meñique en el de Fausto para que no se soltase y dijese que eso era algo imposible.
-O sea, es un buen padre-le había dado abrazos, un techo, comida y se había quedado con ella aplacando las consecuencias de limpieza de su cuerpo de las sustancias dañinas-y merece ser feliz y hacer... cosas de lo que hacen los hombres de su edad-explicó torpemente con vergüenza pero procurando parecer que eso no le daba vergüenza. Soltó a Fausto y sacó la instantánea y se la enseñó: Era Bran, totalmente solo-siempre está así. Y sé que él pues... entiendo que conmigo ya ha tenido bastantes sorpresas ¡pero no por eso tiene que cerrarse a tener una cita! El problema es que con quien quiero que cene es más joven y,hmm, si le digo que venga creerá que es porque es una urgencia y tampoco quiero engañarla.-explicó-¿A ti te importa que sean más jóvenes? No sé como cuánto le sacará papá-para ella todos los que superaban los 20 años estaban en el mismo saco.
¿Una cita? - preguntó incrédulo antes de echarse a reír a carcajadas. Seguro Bran lo mataría si supiera que ayudaría a su hija para que le hiciera de celestina, pero como ya de seguro se cabrearía por pasar tanto tiempo a solas con ella supuso que de todas formas no tenía mucho que perder. A lo más, si era tan imposible como pensaba, pasarían un buen rato consiguiéndole una chica. - Vale, vamos a conseguirle una chica. - aceptó con una sonrisa.
Era cierto que el hombre parecía buen padre y buena persona, y a nadie le iba mal un buen polvo, así que si la pelirroja estaba dispuesta a torturarse con la idea mental de su padre follando quien era él para negarle ese lujo. Miró la foto de Bran, aunque no vio nada malo. Sí, estaba solo, pero él mismo llevaba solo oficialmente mucho tiempo ya y no le veía ningún problema. Además, que la niña no se enterara no quería decir que Bran no encontrara con quien desahogarse, aunque eso al iraní tampoco le constaba.
Oh, ¿ya pensaste en alguien? - la miró sospechosamente - Dime por favor que no es una estudiante - rogó antes de que le cayera la parte de "si le digo que venga". - Espera, ¿esto tiene que ver con la visita del otro día? ¿Con tu ídola? - rió un poco. Ahora entendía por qué la chica quería buscarle una cita a Bran, en realidad lo que quería era a Tormenta de madrastra - Mira, no sé a tu papá, pero al menos a mí me da igual la edad. En mis tiempos la gente se casaba mucho más joven de lo que ahora permiten irse a la cama. - suspiró, poniendo los ojos en blanco un segundo antes de volver a mirarla. Podía entender que antes de la pubertad no fuera buena idea, porque la chica no tendría idea de que pasaba, pero una vez ya eran mujeres no veía el problema.
-¡QUÉ DICES! -dio un respingo en el sitio y se tapó la boca, enrojeciendo hasta que las pecas le desaparecieron-No, o sea sí, o sea... que es alucinante y es guapa, aquí también hay chicas guapas pero Ororo es preciosa con esa piel tan superoscura y el pelo blanco. Llama un montón la atención-asintió dando un poco de peso a sus palabras- y es amable. Me dio su teléfono.¡AH!-se tapó de nuevo la boca-jopé, me dijo que no se lo dijese a nadie-reconoció con culpabilidad-no te chives de eso tampoco.-le pidió- y parece súperfuerte. Y papá seguro que le gustan las mujeres fuertes-fuerte, visualmente impactante. A Bran le gustaría cualquier mujer que no se pareciese a su hija asíque eso excluía a las mujeres con ojos grandes, piel clara y pecosa (como el caso de las trillizas que tenían algunas pecas) y con un dominio de sí misma digno de una diosa del desierto-No le veo tomando la iniciativa, ¿sabes?-reconoció aunque tampoco tenía muy claro qué quería decir con eso (en su imagen mental tomar la iniciativa era acercarse y hablar primero)-No espero que se enamoren y se casen. Vincent jamás me lo perdonaría y ya bastante tengo con ser "la mediohermana", pero a lo mejor, si cena con ella, se da cuenta de que aún puede ser más...-movió la boca en un balbuceo mudo buscando una palabra adecuada-abierto a relacionarse.
Se quedó mirando a Fausto, se colgó del hombro su mochila y, sin soltar su foto de Bran, se puso de puntillas y le sujetó la cara.
-Mi padre tiene más arrugas en los ojos-opinó-¿Tú cuántos años tienes?
Al escuchar la exclamación casi ofendida y definitivamente escandalizada por hablar de una posible estudiante, Fausto estalló en carcajadas, teniendo que hacer un esfuerzo para volver a prestarle suficiente atención. Cuando lo hizo por fin Gwen hablaba de la piel de Ororo, y su cabello y.... bueno, tampoco podía negar que la mujer desviaba miradas. Era despampanante, y lo mejor era que estaba convencido de que lo hermosa que era Tormenta a ella misma le parecería una minucia.
Tranquila, no le diré nada - sonrió ante la reacción de Gwen tras revelarle que tenía su contacto. Fausto no lo tenía, pero tampoco creía que los profesores fueran la mayor preocupación de la mutante. Ahora, si no lo tenía, no era porque no hubiese intentado, sino porque la chica había pasado olímpicamente de él en ese aspecto - Bueno, en eso tienes razón. Yo también creo que a tu padre no le iría una delicada flor del campo... Y Tormenta además de hermosa tiene un magnetismo y una fuerza muy difícil de resistir - se distrajo un segundo, pero enseguida volvió la mirada a Gwen - Mira, yo feliz te ayudo, pero si no se gustan nada de decepciones, ¿vale? - porque ya veía que la chica se hacía ilusiones y luego no resultaba - Haremos lo que se pueda, y si no funciona, tratamos otra vez. No pasa nada. - le sonrió, justo un momento antes de darse cuenta de que la pelirroja lo miraba fijamente. Frunció el ceño extrañado por la pausa, y más aún cuando la chica le tomó la cara así, pero al escuchar su comentario y la pregunta volvió a sonreír.
Pues, la verdad es que no recuerdo exactamente el año en que nací... - habían habido muchos cambios de calendario entre medio - Pero diría que unos... - frunció los labios, exhalando al darse cuenta de todo el tiempo que había pasado y sintiéndose un poco viejo - cuatro mil y poco. ¿Y tú? - preguntó por cortesía, porque según su archivo le parecía haber leído que tenía 17.
-Diecisiete-respondió muy orgullosa de su edad aunque la expresión le empezó a cambiar gradualmente a medida que lo que Fausto había dicho le calaba.-¿qué?-parpadeó confusa. No tenía pinta para nada de tener cuatro mil años, así normal que no le importasen que fuesen más jóvenes que él. ¿Cuántas mujeres más mayores existían? Eso dejó al descubierto en su cabeza un hecho bastante remarcable: Fausto llevaba milenios perdiendo gente que apreciaba.-Fausto...-le rodeó con los delgados bracitos y apoyó la cabeza en él- es muy duro- y allí estaba ella diciendo que Bran tenía que encontrar a alguien-lo siento.
Sonrió cuando Gwen confirmó su edad, aunque la personalidad de la chica siempre la hubiese hecho parecer aún menor que su apariencia ya engañadora. Al ver que parpadeaba confusa se llevó una mano a la nuca desordenándose el pelo, algo incomodo. Hacía siglos que no acostumbraba a decir su edad, mayormente porque para la mayoría eso sería imposible y ser mutante no era precisamente bien visto en estos tiempos donde la mayoría no creía en dioses. El abrazo de la chica le tomó por sorpresa, más aun cuando la sintió apoyar la cabeza en su pecho, mas no tardó más que un par de segundos en correspondérselo y abrazarla con cariño aunque no entendiese nada.
¿Por qué me das tus condolencias? - sonrió de medio lado, divertido - Ya sé que soy viejo, pero no pienso morir aún - y hasta dónde sabía eso tampoco era posible aunque quisiera - Así que tienes cómplice por un buen rato - bromeó, dándole un beso en la coronilla a ver si se sentía mejor.
-No si no pienso que puedas...-intentó explicarse a trompicones mientras una vocecilla comentaba que ya sería mala suerte que habiendo vivido milenios pudiese pasarle algo en aquel momento-Es que...-apretó los labios y por el gesto pareció que sus mejillas se hinchaban levemente-yo creo que no podría. Eres muy fuerte tú también.
Dejó caer los brazos y miró al suelo un poco cohibida mientras atesoraba aquel beso en la coronilla para ella.
-Ejem-carraspeó- ¡la misión! No me olvido de eso de la edad. ¡Lo de que eres mayor! No lo otro -concretó avergonzada-que no es como si... me estoy haciendo un lío.
Cogió aire hinchando el pecho y lo soltó de golpe.
-Hay que hacer que Tormenta venga y cene con papá pero seguro que se piensa que hay una urgencia o un problema... ¿no hay fiestas en el colegio? Podría ser una buena excusa.
Frunció los labios al escuchar el susurro inicial de Gwen, entendiendo de pronto hacia donde iban dirigidas las condolencias. Era primera vez en toda su vida natural y mutante que había visto que alguien entendiera con tanta rapidez el significado de la inmortalidad y sus desventajas, y la inocencia y sinceridad de la pelirroja al compadecerse de él e incluso admirar su fortaleza le tocaron una fibra sensible. Apretó la mandíbula ligeramente al sentir una presión familiar en su pecho y respiro profundo, su mirada por primera vez perdiendo su brillo alegre y confiado por unos segundos. De no haber sido porque la chica carraspeó habría seguido cayendo por el pozo de angustia que de pronto le había atrapado.
Gracias - susurró, sonriendo dulcemente mientras poco a poco su mirada volvía a tomar la fuerza de siempre, como si desechara los recuerdos que aquello le había traído con tal de no perderse en ellos. Y por mucho que apreciara el salvavidas de hablar de la misión, no quería dejar pasar el momento sin agradecerle a la chica por su compasión.
Tranquila, si pensara que intentas aprovecharte de mi esperaría excusas más obvias que una misión suicida para buscarle pareja a tu padre - bromeó de buena gana, aunque tenía razón en lo de suicida, porque una cosa era que Bran le aguantara meterse a su hija y otra a él.
Pues... si quieres fiesta, habrá una en Navidad. Supongo que podríamos invitarla para entonces. - sugirió con su sonrisa de siempre.
-Seguro que lo agradece, no es nada suicida-consoló la chiquilla con una palmadita suave en uno de los brazos de Fausto con una sonrisa confiada.
-¡La cena de navidad sería una excusa perfecta!-se recogió un mechón tras la oreja y empezó a hablar muy deprisa-pero no puede ser en la isla porque entonces parecerá normal y solo queremos que parezca normal antes de la cena. Hay que conseguir que vayan a la isla de al lado y se sienten juntos. Eso sí que va a ser difícil, a lo mejor si la cena es aquí pero aparte también vale... ¿qué tal en nuestra hermandad? Una vez están los dos dentro del edificio... ¡CHAS! Se cierran las puertas y que cenen-se detuvo- bueno, a lo mejor cerrar las puertas es demasiado dramático.-debía de estar pegándosele algo de sus compañeros.
Miró a Gwen con una sonrisa enternecida al verla consolarlo. La chica no tenía idea de quien era su padre, al parecer. Claro, era amor y muy paciente por lo normal, aunque tenía su carácter, pero es que ese "carácter" había salido a relucir muy seguido últimamente.
Claro que cuando la chica se puso a hablar como... bueno, como una chica, porque no muy seguido había escuchado a un hombre alcanzar tales velocidades y entusiasmo en cualquier conversación, tuvo que concentrarse realmente en lo que decía para seguirle el paso.
Ok, ¿Entonces el plan es traer a Tormenta engañada pensando que viene a la fiesta de Navidad y luego desviarla a una hermandad para encerrarla con tu padre? - eso se oía muy difícil de hacer funcionar, aunque seguro bastaba que Gwen le pusiera ojitos a Bran para conseguir que no se opusiera - Quizás sería mejor algo menos rebuscado, digo, porque si tu padre o ella quieren salir, tienen absolutamente todas las posibilidades para echar abajo la hermandad con tal de hacerlo - se quedó pensativo un segundo - Aunque en realidad, no veo a Tormenta así de enojada por una travesura con buena intención, y tu padre preferiría quedarse a explicarle a Nora porque debe pagar reparaciones... así que quizás no sería mal plan. - asintió - Tengo un par de recetas perfectas para la ocasión, así que con buena comida, velas y poca luz, y música apropiada de fondo, debería ser suficiente para que tu padre agarrara algo de iniciativa, ¿no?
-¿Sabes cocinar?-preguntó con interés-¿Cocinar algo que no sea arroz o pasta?-concretó de nuevo para estar segura-¡huala! ¿Y me enseñarías las recetas?-sonrió encantada-ya sé que los demás tenemos la cena del comedor peeero... jo, sería genial probarlas. A lo mejor papá no se termina todo y lo deja en un tupper o algo como en los restaurantes-y si se dejaba ese tupper en la hermandad 3 podría probarlo cuando tuviese hambre. Pero no podría decirle a Keyla que esa comida era de Fausto, lo mismo pasaba al modo lobaloca como Natalia e intentaba convertirla a ella en comida para quedarse con las sobras de la cena.
Para, Gwen, te estás liando. Primero la cena. Después conseguir un poco y comerla a escondidas para no dar explicaciones. No puede fallar.
Las preguntas de Gwen le sacaron una carcajada, divertido por lo mucho que le costaba a la chica creer que en cuatro mil años no hubiese tenido suficiente tiempo para aburrirse y aprender de todo un poco. Tiempo. Él. Eso le hizo reírse denuevo antes de contestar - Claro que sé cocinar. Cosas que no son arroz o pasta. - dijo con una sonrisa aún en los labios - Te pueudo enseñar las recetas que quieras, y no tiene para qué ser ese día. - por otro lado, viendo las ganas que tenía de probar lo que fuera a preparar... - Te diré algo. Prepararé cuatro porciones, dos para Tormenta y Bran, y otras dos que guardaremos para cuando acabe la noche y estemos muertos de hambre. ¿Hecho? - sugirió de buen humor. Conociendo a la gente seguro lograrían colar alcohol en el baile, así que comer para estar un poquito más sobrio no iría mal. De todas maneras ahí y cuando no habías comido en mucho tiempo era cuando más se disfrutaba.
-HUM-frunció los labios y entrecerró los ojos con aire suspicaz, estudiando a Fausto detenidamente-vale.-accedió dejando de fingir que sospechaba de alguna jugarreta que le pudiese causar-¿seguro que no te importa?-preguntó rascándose la coronilla-si es mucho trabajo ¡yo te puedo ayudar!-se presentó voluntaria dando un pequeño bote en el sitio-y así también voy aprendiendo. ¿Sí? Prometo no tocar nada que no me digas que toque y.... y.... y ser una buena ayudante. Eso es.
Se llevó ambas manos a la espalda y entrelazó los dedos, balanceándose sobre los pies con ánimo risueño.
-Eres el mejor, Fausto-aseguró retrocediendo unos pasos para que el joven pudiese retomar su camino a la piscina cuando le apeteciese-¿me perdonas por haberte asaltado?
Sonrió al verla juguetona, como si sospechara de él. Si había alguien en esa isla que pudiese confiar en que no le ocultara nada era justamente Gwen, pues era con ella con quien tenía el mayor cuidado sobre como tratarla y el menor para hablar, así que ni se molestó en fingir apuro. Iba a decirle que no le molestaba en absoluto servirle, pero viendo el entusiasmo que le provocaba ayudarle no pudo negarse.
Serás la mejor ayudante, seguro. - su gesto se amplió con cariño - Incluso si no resultas tener talento en la cocina, ya me alegrarás el rato por estar ahí - le guiñó un ojo.
Verla balancearse a continuación le recordó a Ira y Pánico de Hércules, y aquello le hizo reír suavemente. Gwen era una película animada andante. - No lo soy, pero me basta con serlo para ti - respondió con sinceridad. No estaba ni cerca de ser la mejor persona, ni siquiera se llamaría particularmente bueno, pero que la pelirroja pensara eso era un mucho mejor cumplido. - Te perdono el asalto con dos condiciones. Uno, que veas la película Encantada, porque estoy seguro de que te va a gustar. - es que era ella, si no le gustaba sería como odiarse a ella misma - Y dos, que vayas al baile con alguien que te guste o te divierta. Nada de parejas por no saber decir que no, ¿vale? - no sería la primera chica tímida que en el pánico aceptaba a quien fuera, y veía mucho mejor que ella invitara a quien quisiera o que fuera sola en vez de ir con el primero que se lo pidiera si no quería ir con él o ella realmente.
-Hmm-no le gustaba mentir ni hacer promesas falsas así que fue totalmente franca con él-Yo no soy de las chicas a las que se les pide ir a bailes... y ninguno de mis compañeros encaja en las condiciones. No me lo paso mal con ellos pero de ahí a decir que me divierto-sacudió la cabeza-nop. Pero prometo que si voy al baile lo haré con algún amigo,no por no haber sabido negarme.
Bueno, eso había sido una buena tangente. Dio un bote en el sitio colocándose bien la bolsa al hombro y se levantó un par de metros en el aire; agitó los dedos de una mano despidiéndose y se alejó remontando el vuelo hacia otra zona de la isla.