Aquello ya fue lo último que me falta, solo dijo cuatro palabras, y no le hicieron falta más, entre eso y dejar allí los regalos que evidentemente aparecerían en su curro porque yo no los quería nada acababa de sentenciar toda nuestra relación.
- No se de que te quejas... Tu mismo me lanzas a los brazos de otros - Escupi las palabras y mientras él se viva hacia la puerta me desaparecí de allí, sin duda no había sido el día más inteligente para esto pero ya estaba echo y ahora no habría marcha atrás, era alguien paciente normalmente y hasta comprensiva, él lo había visto, pero aquello ya me saturó del todo.
Salgo.
Llegue a la habitación más que cabreado. Aquel día no estaba siendo en ningún sentido como esperaba, había empezado bien dentro de todo, había tenido un rato de charla interesante con Fausto, regalos geniales pero desde la discusión con Connor todo se truncó.
Lo sucedido en Berlín me dejo más tocada de lo que quería me mostrar las palabras de Connor lo habían sacado a la luz, era un egoísta una horrible persona, prefería haber descubierto que algo había pasado y ayudar en lo que fuera a Johan a creer que... que se había ido sin siquiera despedirse o decirme nada. Por eso el comentario de Connor me había dolido tanto, si fuera Johan claro que movería cielo y tierra por llegar allí pero, el había decidido desaparecer sin dejarme ni una mísera nota, sin querer que lo encontrara.
Ya con aquel ajustado mono me mire en el espejo y suspire cogí de un cajon del baño una goma del pelo y me la puse en la muñeca, fue en ese momento cuando vi la pulsera de Vincent y apreté los labios, coloqué la goma en la otra muñeca y pase el índice después por las rosas azules antes de aparecerme en la sala común.
Entro y salgo