He vivido en un par de lugares, pero no recuerdo que esta isla fuera uno de ellos - respondió con una sonrisa, pensando mientras caminaba hacia la puerta de la recepción y le abría para invitarla a salir con un protocolar gesto de mano. Una vez la chica estuvo afuera, salió detrás él - De todas maneras estamos justo al lado de la isla donde está la escuela, así que este es un buen lugar para salir a pasear si quieres darte un respiro. No debería haber problema mientras no tengas clases y avises. - le sonrió amablemente antes de mirar alrededor para ver por donde ir. Tomó la calle principal por la que estaban, a la derecha desde la puerta del hotel.
Soy de lejos de aquí. O bueno, eso depende de la perspectiva. Unos cuarenta días caminando desde Roma, sin pausa. Con pausas para comer, ir al baño, dormir... no sé, depende de cuanto duermas. - negó con la cabeza, viendo que estaba complicándose mucho - Igual no vas a ir caminando, ¿cierto? - rió un poco ante su torpeza. Tenía que quitarse esa manía de calcular viajes en caminatas - Nací en Irán, pero he vivido en casi todos los países del mundo. Me gusta muchísimo viajar... aunque por lo mismo no soy muy bueno quedándome más que cortos períodos donde sea.
Una vez fuera de la habitación bajaron las escaleras hacia la entrada en busca de Gwen, sin embargo la recepcionista les aseguró que la única chica pelirroja que había visto ahí había salido hacía un rato con otro joven, a juzgar por la descripción, Fausto, pero que quizás si se apuraban aún los alcanzarían.
Al salir del hotel se encontraron con la calle principal de la isla, llena de todo tipo de locales comerciales. Había una cafetería muy mona frente al hotel, varias tiendas de ropa de diseño, otras de ropa de segunda mano, farmacias, librerías y por último un enorme local comercial de varios pisos que parecía tener de todo un poco.
Interactúen con toda la libertad del mundo. A que me refiero? A que si van a comprar lo hagan y narren con libertad, ya saben que tienen muuuuuuuuuuuuuuucho dinero por gastar si quieren. Ya si necesitan algún pnj por algo en particular intervengo, o si se separan del grupo, pero aprovechen esto como momento de distensión y vínculo con sus compañeros :D
-¿Tú viajas a pie?-preguntó extrañada dedicándole una mirada confusa- ¿se puede pasar el tiempo de ir a pie a tiempo de ir volando?-preguntó- ya sabes-se recogió el pelo tras una oreja con un gesto torpe como si aquel ademán le sirviese para explicarse- como de metros a millas o algo así...
Miraba más al suelo que a su alrededor aunque sí que miró algunos escaparates de refilón pensando que tendría que ir de compras y eso tampoco era algo bueno. Bueno era poder pasear con Fausto porque era genial aunque las chicas de la calle le mirasen de forma extraña cuando pasaba, tener que ver su flacucho reflejo y que toda la ropa que se quería poner le quedara grande era lo opuesto a la sensación de pasear con Fausto.
-¿Y viajas solo?-preguntó- yo solo he estado en Japón-hizo una pausa y se rió sacudiendo los hombros con nerviosismo- bueno, habré estado en más sitios pero no sé en cuales, eso era cuando estaba enferma. ¿Has ido a Japón? Papá estaba en un templo allí y Vincent antes de que se marchara porque no quería estar con nosotros-suspiró- ¿cuál es el sitio que más te ha gustado?-preguntó siendo muy concreta, no era "el sitio en el que más tiempo has estado" sino el lugar donde más había disfrutado- En el avión a Alemania vi un documental de una ciudad que está excavada en la piedra y creo que ese sería mi sitio favorito del mundo. ¿Has visto Petra?
La recepcionista dijo que si se apuraban igual podían alcanzar a Gwen y Fausto, que habían salido, pero Selina no creyó que fuese una buena idea. Ambos sabían que el grupo iría de compras, y si habían optado por dar prioridad a otro asunto, no quería entrometerse. Tal como propuso antes pensaba cogerle una muda de ropa a Gwen para que pudiese cambiarse, tal vez una camiseta y unos tejanos y también ropa interior y un cepillo de dientes. Lo demás podría comprarlo ella a su gusto el día siguiente.
Al salir al exterior se quedó quieta un instante, observando la calle principal. ¡Había muchísimos locales comerciales! La academia se estaba portando muy bien con ellos y en parte le sabía mal gastar el dinero pero, ¿qué otra cosa podían hacer? Desde luego no podían presentarse al día siguiente oliendo a humo y sudor, tras haber dormido toda la noche además. Sería asqueroso. Ya le daba apuro ir a comprar de esa guisa...
Suspiró intentando apartar de su mente algunos pensamientos que trataban de boicotear su humor.
O cedo a como me siento, o paso de eso y olvidamos entre todos lo sucedido, aunque sea por unas horas. Seguramente ellos tampoco están bien, así que nos apoyaremos mutuamente. Voy a intentar divertirme.
-¿Por dónde queréis empezar? -preguntó a sus compañeros.
[Entro]
Siempre. Es la mejor manera de viajar. - contestó a lo primero, soltando una carcajada al escuchar la segunda pregunta de la niña, si es que al final le complicaba la vida innecesariamente - Probablemente sí, pero es que jamás he volado hacia allá. A ver, deja que lo busco. - tomó su móvil, justo a tiempo para ver un mensaje y fruncir los labios, pero de inmediato lo descartó y se metió a un navegador para averiguar la distancia en avión - Dice aquí que son casi cinco horas - asintió, guardando el móvil y sonriéndole a continuación. Parecía que toda su atención estaba puesta solo en ella, y aunque probablemente estando solo habría respondido a las miradas de las chicas, ahora parecía completamente indiferente.
Estuve en Japón hace mucho. De hecho, creo que he pasado más tiempo en Asia en general que en cualquier otra parte. ¿Te gustó allí? Tienen templos muy bonitos - levantó la mirada un segundo para fijarse que fueran por buen camino mientras hablabas y luego volvió a mirarte con la atención de antes. Es que le costaba concentrarse en demasiadas cosas a la vez, pero su prioridad era antes hacerte compañía que el regaliz.
El sitio que más me ha gustado... - murmuró en voz baja, mirando ahora hacia adelante. No tenía duda de cual había sido, pero intentaba disimular un poco la mirada nostálgica que sabía Gwen notaría, pues cuando respondía esta vez no lo hacía por el lugar físico, sino por lo que había sucedido allí - Roma, sin duda. No solo es maravillosa, sino que ahí viví los mejores años de mi vida. Es por la misma razón que volví a Italia, de hecho - sonrió melancólico, para luego volver a mirar a la chica - Estaba pensando... Con Petra te refieres a Raqmu, ¿no? ¿En Jordania? Fui hace muchísimos años... era un lugar precioso, lleno de lujos y vida. Aunque eran muy avaros, y muy fijones con las riquezas del resto. No me gusta la gente tan snob. - se encogió de hombros - Supongo que es típico de comerciantes. Igual me confundían con mujer todo el tiempo, así que no me caían en especial gracia. Insistían en decirme Manat - entornó los ojos. Esa era una historia que se repetía mucho en su vida, y aunque normalmente no habría mencionado nada relacionado a ello, había sido una combinación de cosas que le habían hecho olvidar su secretismo al respecto.
Me iría bien visitar ahora, a ver que tal está la ciudad. Petra... - pensó con una sonrisa. Le gustaba más ese nombre. - Me extraña que no se modernizaran... - frunció el ceño antes de volver a encogerse de hombros. Quizás lo habían hecho y habían mantenido la estética, así de raros eran. - ¡Hey! ¡Tienda de dulces! - le señaló un escaparate cercano, apresurando el paso para abrirle la puerta. - Después de usted
Tras salir del hotel me dirigí junto a mis compañeros a la calle donde se encontraba las tiendas, la verdad es que habia de todo, desde tiendas de deportes hasta librerias, era bastante impresionante dado la ubicación del lugar. Mientras pensaba hacia donde dirigirnos me dedique ha hacer pasar entre mis dedos la tarjeta de credito con bastante destreza hasta que con un gesto la guardé en mi bolsillo.
--- Creo que deberiamos empezar por lo más básico, ropa interior y ropa de calle y ya luego sí nos sobra tiempo pues nos diriginos ya a comprar lo que cada uno nos guste- digo mirando a amos lados de la calle- Así sí no tenemos suficiente tiempo al menos tendremos lo imprescindible para sobrevivir....
- Necesito para sobrevivir mis medicinas- dijo Renzo, repentinamente- Pero tengo mi tarjeta. Si necesitáis ropa puedo ir luego donde estéis. Lo mío en la farmacia será rápido.
-No me enteré de mucho del documental-explicó- el alemán me parece difícil de hablar y de entender, es como si... hablaran raspando la garganta. Así que lo mismo se llamaba Raqmu, sí-frunció los labios e hizo una mueca desviándolos a un lado con expresión pensativa- creo que a mí también me gustaría viajar mucho por el mundo, espera. ¿Por qué te iban a confundir con una chica? A mí no me pareces naaaaaada una chica.-arrugó la nariz mirándole confusa- ¿Qué es Manat?
-¡Regalices!-exclamó en cuanto Fausto señaló la tienda de chucherías y corrió tras él, le sobrepasó para entrar delante pero le sujetó de la camiseta para llevarle con ella.
-Huuuuaaalaaaa-dijo por lo bajito abriendo mucho los ojos- qué de chuches... ¿Qué chuches vas a querer tú?- buscó unas pinzas de esas de metal y una bolsita transparente y empezó a llenarla de palitos de regaliz rojo.-¿Para cuánto tengo que comprar? Me tiene que durar unos días...-y tengo que comprarme ropa-¿Los pijamas son caros? Tampoco tengo pijama aunque mi pijama antes era una camiseta vieja de Vincent que papá me dio a escondidas...creo que tengo que hacer una lista de cosas que voy a necesitar pero los regalices van lo primerísimo, si no como regalices me pongo difícil, ¿sabes?, es porque el azúcar... bueno, no sé, me sienta bien en vez de tener que tomar medicación o algo así. No lo entiendo muy bien pero es como cuando la gente deja de fumar me dijeron.-con su bolsa de regalices generosamente llena la dejó en el mostrador y se balanceó sobre las puntas de los pies y los talones.
-¡Regalices comprados! Misión completadaaa-dijo una vez pagaron y pudo coger un regaliz para ella aunque le ofreció la bolsa a Fausto para que tomase uno.
No, no, si ahora sí que se llama Petra. Es que antes se llamaba Raqmu. - explicó rascándose la nuca - Gracias por el subidón de ego masculino - contestó con una sonrisa divertida al ver que la chica se sorprendía tanto de que lo confundieran con chica - A mi me llamaban Manat, era mi nombre entonces. Y lo de verme así... supongo que era porque salía con una chica tan buena con las ilusiones y los engaños como era celosa - echó unas risas, intentando hacer de aquello un recuerdo feliz. Había sido una época buena, aunque confusa.
Pero claro, ya cuando la chica lo tomó de la camiseta y arrancó con él dio la conversación por acabada y corrió con ella a la tienda de dulces con una sonrisa en la cara. Le gustaba la gente espontánea. - Creo que yo me quedaré con un chocolate - contestó sacando una barra mientras ella llenaba su bolsa de chuches.- No te preocupes por cuanto te duren, creo que puedo manejar un tráfico de chuches de vez en cuando, especialmente si son así de importantes - le guiñó un ojo, para luego pagar los regalices al dependiente y tomar uno de los que la chica le ofrecía de la bolsa.
Quizás debería comprar pijama con tus compañeros eso si, yo no tengo la menor idea de moda. - se encogió de hombros.
-¿Y por qué ya no te llamas Manat? Suena... misterioso o algo así aunque Fausto también es chulo.
Rió encogiéndose sobre sí misma un poco como si la propuesta indirecta del tráfico de regalices fuese un súpersecreto que no debía salir entre ambos.
A mí tampoco se me da bien la moda. En Japón es todo un poco confuso y a papá no le convencía ningún estilo para mí de los que veía en las chicas de miedad... ¡uah! Tengo una idea-con la mano libre hizo un gesto para que se acercase y se puso de puntillas cubriendo el lateral de la boca con la mano ahuecada-¿nos compramos unos pijamas de pies con capucha?-cuando Fausto se irguió se encontró con la mirada en parte anhelante y en parte divertida de Gwen. Parecía que era lo más atrevido que había propuesto jamás-y cuando tenga cámara podré hacernos una foto con las capuchas puestas y será un súoerrecuerdo. Puedo hacer dos para que te quedes con una y así no te olvides cuando tengas nuevos recuerdos.
No sé, me han puesto muchos nombres y ese no es mi favorito... - se encogió de hombros - Además es nombre de chica. El original mío es bastante más complicado, por eso me lo pasan cambiando. - sonrió divertido. Por eso y por un asunto idiomático y teológico, claro. - Así que me quedé con Fausto, que se me ha repetido un par de veces ya... - comentó casualmente, sonriendo aún más al ver como la chica se encogía con el súper secreto tráfico ilegal de regalices. Era una niña, no tenía idea de que hacía en un instituto para adolescentes... pero era adorable, así que no sería él quien iría a quejarse.
Se acercó a ella para oír su secreto y colgó la cabeza al oírlo, riendo una vez más. No veía por qué no. Seguro se vería ridículo y Nora tendría una razón más para decirle que no se hacía respetar y que se dejara de bobadas, pero como siempre acababa dándole razones para que le dijera eso, una más no haría daño. Volvió a erguirse, aún con una sonrisa de medio lado al ver la cara de travesura de la chica.
Bueno, haremos esto. Vamos a comprar la cámara, y luego a por los pijamas, ¿vale? Así ya luego tenemos como hacernos la foto - sonrió de oreja a oreja y mientras conversaban, se dirigió a una tienda de cámaras, donde compró una que vio perfecta para la chica, edición limitada de minion. Se la entregó y tras eso fueron a comprar pijamas, en particular unos de pies con capucha de Stitch. Solo tendría que esconder muy bien el pijama cuando no lo usara, porque a la hora que una chica le pillara con algo así pensaría que era un puto depravado.
Eventualmente empezó a oscurecer, y quisieran o no, en la otra isla también tenían un toque de queda que cumplir, así que ya era hora de retirarse. Al menos había sido un buen día, y ya pronto estarían en casa.
Chicos, como se cerró el turno, poner en el del turno de ahora (en el comedor) que cosas compraron si son relevantes. Si no, asumiré que fueron solo las cosas necesarias, como ropa, medicina, etc.