Partida Rol por web

Hacía un par de meses nos habían confirmado un baile de navidad y, una vez más, me sorprendí de lo normal de aquella actividad. Deseaba ir pero no conocía demasiado a nadie, tenía entendido que en otras latitudes la actitud hacia dichos eventos tenía ciertas implicancias distintas a las de mi propio país, así que intenté algo que fuese una suerte de "punto intermedio".

Joha había sido una buena amiga, me parecía bonita y sin lugar a dudas conocería de la etiqueta para aquel evento. Hacía poco había conseguido algo para ella y se me ocurrió que sería, además, el momento perfecto para darle aquel regalo.
Por eso mismo una noche, después de comer, me acerqué a ella en la sala común con un paquete que evidentemente contenía un libro.

-Hola Johanna- saludé intentando captar su atención.

Al parecer los demás estaban en cualquier lugar menos nuestra hermandad, todo estaba bastante tranquilo y silencioso.

Andaba por la sala común con un ojo en la tablet y el otro en las paredes, por si Adrastos volvia de uno de sus paseos y decidia dejar de usar las puertas como las personas normales. La mirada de Johanna se posó en Matias, mientras se giraba de estar medio tumbada en el sillón a estar sentada, con la tablet descansando sobre sus piernas.

-¿Qué hay Matias?-Dijo sencillamente en tono coloquial, sonriendo mientras le daba la vuelta a la tablet, se podia ver durante unos breves segundos que la chica andaba ojeando alguna pagina con caros vestidos de corte gotico.

Johanna estaba viendo unos artículos de moda gótica, ciertamente me gustaba su estilo a lo "fanática de Tim Burton" pero nunca se lo había comentado. Sonreí cuando se incorporó y empleé el espacio recién liberado del sillón (por ella haberse incorporado) para sentarme -permiso- comenté a la par que me ubicaba junto a ella.

Levanté con ambas manos el pequeño paquete para luego tenderlo hacia ella. Era todo lo contrario a lo que uno podría esperar en un regalo: viejo, de apariencia sencilla y hasta ligeramente dañado en algunos lugares.
-Primero lo primero- dije moviendo las manos bajo el obsequio -me enteré de que tu cumpleaños había pasado sin que se celebrara, soy algo malo para los regalos pero creo que esto va a gustarte-.

En la portada se podían tanto el nombre del autor "Hermann Hesse" como un título "Steppenwolf", la misma presentaba una imagen un tanto perturbadora y difusa compuesta por personas y una suerte de lupino distorcionado -lo encontré en una librería, de pura suerte, este fin de semana e imaginé que te gustaría- añadí intentando explicarme -es la primera edición, está firmada por el autor y es lo más cercano a poesía que leí de principio a fin... En español, obvio, no entiendo nada de alemán- reí pero me corregí al instante -lo que quiero decir es: este es para vos, ojalá te guste y feliz cumpleaños-.

Dejé el regalo entre ambos e hice una pausa para que la muchacha asimilara todo aquello.

-Y, en un tema absolutamente separado: ¿Te gustaría ir al baile conmigo?- puse las manos detrás de la cabeza y añadí -no consideres el libro un soborno, es que casualmente todo se aglutinó-. La miré a los ojos y le dije, ahora con total seriedad -sería un placer si aceptaras, realmente-.

-Uau vaya gracias Matías, es un regalo estupendo, espero que no esté en español porque no entenderé nada-Lo abrió, percatándose de la firma original del autor. Dejó a un lado la tablet y se dispuso a dar una breve ojeada al libro, conocía a Matias lo suficiente como para saber lo que importaba aquello para él, la primera edición de un libro y firmado por el autor. Dejó el libro junto a la tablet, girándose brevemente y luego mirándole de nuevo mientras escuchaba sus palabras.

-¿Al baile? ¿Los dos?-Alzó ambas cejas, llevándose una mano al cabello algo melosa por el atrevimiento del muchacho- Claro, ¿Por qué no?, la otra opción era que Gwen me sacase a bailar-Sonreía divertida mientras sus dedos trenzaban suavemente un mechón de pelo oscuro.

-Con o sin libro hubiese aceptado, total, no creo que nadie mas me ofrezca lo del baile……..Quiero decir…que no es que acepte porque seas la única opción…-Se aclaró la garganta.

-Me alegra que te guste- repliqué al primer comentario. Me pareció sin embargo un poco extraña la reacción, posiblemente ya conocería el libro pero lo revisó como quien desconoce hasta el nombre del autor. No pude evitar alegrarme por eso, seguramente sería una gran sorpresa descubrir a Hesse.

Sentí cierto alivio al entender que aceptaba. Nunca había sido un muchacho especialmente tímido pero la ansiedad siempre está allí cuando uno trata estas cosas. El jugueteo con el pelo de la alemana lo tomó con la guardia baja y no pudo evitar Matías la coloración ligera de sus mejillas al descubrirse a sí mismo observando el gesto.
Intentó hablar para pensar en otra, le costó pensar en algo más. Decidí simplemente dejarme llevar.

Entonces tomé su mano entre las mías y dije -entonces, querida muchacha*, estoy a su disposición- sonriendo, controlando la vergüenza por completo.