No había pretendido invitarla hasta que se dio cuenta de que se podía interpretar que la había invitado. Después se había puesto muy nervioso pensando en qué le parecería a Gwen. Por último los nervios continuaron expectantes por la respuesta de ella.
Por eso, cuando ella le respondió que no podía ir con él, lo lógico hubiese sido sentirse aliviado: Eso simplificaba las cosas, no podía preocuparle cómo reaccionaría Gwen y ni siquiera era su intención inicial. Pero no se sintió aliviado, se sintió muy triste de no poder ir con ella. Aquello no era racional ni tenía sentido, pero sintió celos de Caroline y no comprendía por qué tenía que ir con ella, si lo normal era ir a los bailes en pareja.
¿Por qué le ha pedido Caroline ir con ella y por qué ella ha aceptado? ¿No son los bailes para parejas? Entonces, ¿por qué?. A no ser que...
Steve se puso rojo. Muy rojo. No de ese rojo rubor, sino ese rojo vergüenza de quien descubre que no ha caído antes en la cuenta de algo obvio y siente una profunda vergüenza.
¡Oh!... No sabía que... no caí en que... No pensé que... - A medida que hablaba se ponía más rojo por ni siquiera poder pronunciar la sexualidad de ella sin sentirse muy estúpido.
No sabía que estabais juntas - Dijo al fin.
Pensó que Caroline podía malinterpretar todo lo sucedido esa tarde como un intento de flirteo. Peor. Pensó que Vera podía pensar que todo su interés en ella era malintencionado.
En serio, no sabía nada. No creas que yo pretendía... es decir, no es que yo... - No pudo acabar la frase. ¡A saber todo lo que podía pensar de él y de ese día!
Un baile contigo estará bien. Estará muy bien. Será perfecto. Maravilloso. - Hablaba atropelladamente y sin sentido. - Si a Caroline no le importa, claro.
Movía incómodo las manos poniendo alternativamente una encima de la otra. Ahora le tocó a él bajar la mirada. No se atrevía a decirlo mirándola a ella a la cara.
Por favor, aunque estés con Caroline... no me gustaría que pienses que porque estáis, ya sabes, juntas, quiero dejar de pasar ratos como este contigo. Ha sido una tarde maravillosa. Única. Tú me haces sentir... en fin. Que no quisiera dejar de...
No era tan difícil, pero no podía terminar. Se resignó y levantó la vista para mirarla a los ojos, aunque comparado con antes, la mirada de Steve ahora transmitía cierto aire triste.
Vas a estar preciosa. A Caroline le encantará tu vestido. Te hace brillar como te mereces.
Dijo al final. En parte porque no era capaz de terminar ninguna otra frase desde que la idea de las inclinaciones sexuales de Vera le bloquease, en parte porque ni siquiera él tenía muy claro que estaba queriendo decir.
Caroline es una mujer con suerte - Sentenció finalmente
Al principio, pensó que el chico se habría puesto rojo por vergüenza por el rechazo, y se preocupó, lo que le hizo morderse el labio inferior. Pero a medida que el tono del rubor aumentaba y llenaba su rostro, pensó que o se estaría ahogando con un trozo de comida - que no lo había visto comer, así que lo descartaba - o era una vergüenza un poquito más importante que esa. Fue recién cuando le escuchó balbucear que entendió el motivo, y se tapó la boca con una mano sonriendo. No quería burlarse de él, pero se veía adorable tan avergonzado y por fin entendió por qué la gente le ponía esa cara de amor cuando ella se moría de nervios.
Cuando le escuchó decir que estaban juntas abrió la boca para hablar, pero entre lo que se demoró en encontrar las palabras el chico ya se estaba disculpando nuevamente y ella no sabía como hacer que dejara de hablar. Era casi tragicómico. Incluso se sentía un poco mala porque aquello le divirtiera, pero confiaba que Steve supiera que si sonreía no lo hacía con malicia, sino por una mezcla de sus propios nervios que habían acabado ruborizándola a ella también y lo confundida que estaba con respecto a que hacer para hacerle sentir mejor.
Ya luego dejó de sonreír, porque con el movimiento de manos alternativo empezó a preocuparse de que no fuera a colapsar por puros nervios. ¡Y ella tan torpe para estas cosas, sin saber como calmarlo! Con lo seguido que le pasaban a ella uno pensaría que tenía un jodido manual, pero no, ahí estaba paralizada frunciendo los labios preocupada. Por suerte el chico ya no la miraba, porque sus cejas se habían curvado hacia arriba expresando su angustia, pero al escuchar que su prioridad era que no pensara que quería pasar menos tiempo con ella por eso y que le hacía sentir cosas buenas, o eso asumía por la descripción de su tarde, volvió a morir de amor y sonreír con ternura.
No le gustaba la tristeza que veía en su mirada, pero estaba decidida a que no la viera preocupada o triste a ella también, lo que se hacía más difícil cuando le escuchó aquel cumplido sobre su vestido y como se veía con él. Se sonrojó aún más que antes y por un segundo, bajo la mirada al escuchar la última frase del chico. No se merecía tantos cumplidos, pero no podía evitar sentirse honrada de recibirlos.
Como no sabía que se hacía en estos casos y no pensaba quedarse así, mirando a ver que hacía Steve, se puso de pie y movió la silla hasta su lado para sentarse denuevo y abrazarle con fuerza. Se quedó ahí enterrada en su cuello un segundo, acariciándole la espalda o el brazo dependiendo de si se hubiese girado a ella a tiempo o no, y cuando sintió que podía hablar en voz alta y sin tartamudear, lo soltó y le sonrió.
Muchas gracias por decirme cosas tan bonitas. Eres inteligente y tienes muy buen gusto, así que significa mucho para mi que pienses así de mí. - posó su mano sobre su brazo con cariño. También era otras cosas buenas, pero que fuera amable o atento solo podía significar que le dijera esas cosas por ser gentil, y en realidad creía que había sido sincero o no le habría avergonzado tanto - Y me alegra mucho que quieras seguir pasando tiempo conmigo, porque esta ha sido una de mis cinco tardes favoritas de todos los tiempos, así que nadie me va a impedir repetirla - intentó bromear con una sonrisa más amplia, aunque no se le daba especialmente bien. - Con respecto a Caroline y el baile... - esto si la ponía más nerviosa, así que se tomó una pausa muy breve antes de seguir hablando - No estamos juntas juntas. Creo... - frunció el ceño mirando hacia un lado un momento. ¿Eran novias? No, no le había pedido nada, así que no eran novias. Volvió a mirar a Steve más resuelta - No oficialmente al menos. - asintió conforme con su respuesta - Yo en realidad no sé lo que me gusta y lo que no, y hasta ahora sé que se sintió muy bien besarla, pero como estuve...ya sabes - lo miró para no tener que hablar del laboratorio - En realidad ni me lo había planteado. Así que... no te sientas mal por no saber. Yo no sabía y sigo sin saberlo, pero no me preocupa - sonrió dulcemente. Hasta entonces solo había dado su primer beso y aunque había sido genial, sabía que debía ser una tontería para cualquier persona de su edad. A esta edad el resto ya hacía cosas que estaban a nivel completamente distinto - El punto es, que quiero mucho a Caroline, pero no tengo que pedirle permiso para bailar contigo. Tú eres genial y me gusta pasar tiempo contigo, y un baile es para bailar. Así que eso haremos. - concluyó decidida con una sonrisa más amplia. No quería enfadar a Caroline, claro, pero no le gustaba la idea de que pudiese prohibirle pasar tiempo con la gente que quería, aunque realmente no creyera que fuese a pedirle algo así.
Entonces... ¿nos acabamos el postre y volvemos? - preguntó ladeando ligeramente la cabeza. Mucho kuchen no quedaba, pero ya se iba oscureciendo - Me da un poco de miedo la chica del bote, no me gustaría irme con ella de noche. - admitió, aunque se sentía un poco ridícula por tenerle miedo.
Así estaba siendo el final de la tarde con Vera, una de cal y otra de arena.
Cuando se levantó pensó que la había ofendido. Que se había pasado comentando su vida privada sin haber sido invitado. Se giró a ella para formular una disculpa, pero se le quedó en la boca cuando ella le abrazó. A eso estaba más acostumbrado. Él siempre era el chico abrazable.
No me tienes que dar las gracias. Si son palabras sinceras no hace falta agradecerlas.
Le pareció extraño que tuviese un ranking de las mejores tardes. Él por mucho que recordaba no sacaba más de un par de ellas. Quizás eso significaba que esa era su tercera mejor tarde, pero no eran comparables, así que no tenía mucho sentido categorizarlas juntas.
Me alegra que nadie te vaya a impedir repetirla, porque no me hubiera rendido tan fácilmente. - Pensó en añadir "no sin luchar", pero Vera era del tipo de personas que parecía preferir evitar palabras con contenido negativo, y seguro que no le hubiese gustado la referencia a la lucha.
Y ahora llegaba la cal. O la arena. En realidad nunca tuvo muy claro qué era lo bueno y qué lo malo en ese refrán.
Cree. La palabra clave ahí es creer.
Siguió escuchando como la chica detallaba su relación con Caroline. A él le parecia obvio que estaban juntas cuando usó palabras como creer u oficialmente, pero disipó cualquier duda al hablar de que se habían besado. Tal y como había supuesto: Él era el chico abrazable y el resto del mundo, en este caso Caroline, eran los besables.
No, no tienes que pedir permiso a nadie para hacer nada igual que no tienes que hacer nada porque otro te lo pida. En eso consiste ser libre. Y bailaremos. Eso no cambiará. Pero, a mi sí me suena como que estáis juntas. Creo que a veces en estos casos simplemente no hay una comunicación oficial. - Le dijo intentando aportar su granito de arena. Caroline no era mala persona, no podía serlo, porque era idealista. Así que estaba bien aclararlo. Aunque por un baile no pasaría nada.
Sí, vamos. Se hace tarde. - Dijo dedicándole una sonrisa sincera. Puede que el fuera el chico abrazable, pero que te abrace una mujer como Vera parecía ser premio más que suficiente para sus hormonas. Por el momento.
Pensó en Gwen. Hasta esa tarde tenía muy claro que le pediría ir juntos al baile. Ahora ya no lo tenía tan claro. Por un lado no estaría bien del todo para Vera, que podía pensar cualquier cosa. Por otro lado, no estaría bien para Gwen, porque ella no era una segunda opción y no quería que pudiese pensar que lo era, pero sobre todo, aunque no quería pensar en eso, Steve no soportaría que le ocurriese con Gwen lo que le había ocurrido con Vera. Lo de Vera no había resultado traumático, porque la intención de invitarla había resultado inesperada, pero invitar a Gwen era algo que llevaba pensando mucho tiempo. Si por lo que fuera la cosa se torcía como había ocurrido con Vera, simplemente Steve perdería las ganas de ir a la fiesta, y vivir una Navidad de verdad era algo que Steve deseaba. Prefería vivir una Navidad real imperfecta pero feliz, que arriesgarse a otra Navidad triste.
Pensó en eso de camino a la barca, por lo que estuvo algo silencioso por demás.
Cuando llegó la barca, temió que Vera pensase que se había quedado triste por su rechazo, así que la pensó en rodear con un brazo por detrás de los hombros. Al ir a hacerlo se dio cuenta de una cosa, desde luego no debería haber desconectado de su tarde con Vera, porque se había vuelto descuidado: Hacía frío.
Se quitó la chaqueta y la pasó por los hombros de ella. Hacía frío y la chaquetilla vaquera que ella llevaba no era suficiente para el atardecer. Su cazadora de cuero sí. No le dió opción a negarse, y para ello, le dedicó esa sonrisa que tan fácilmente había aflorado a lo largo de la tarde. No le costaba sonreír a Vera.
Hace frío para esa chaquetilla. No sería feliz si rechazases mi chaqueta. - Dijo zanjando la discusión antes de empezar. Vera haría cualquier cosa que estuviese en su mano por hacer feliz a la gente. O eso creía él. Así que no se negaría.
En ese momento la rodeó con un brazo por detrás de los hombros y la juntó a sí mismo. Ambos estaban sentados en el mismo lado de la barca. La juntó para transmitirle calor, para que no tuviese miedo de Caronte y, para que negarlo, para poder oler su pelo una vez más.
Va a ser una noche hermosa y despejada. - Cualquier otra noche no habría encajado con el día que habían pasado. - Me alegro de que hayas aceptado venir.
La opinión de Steve sobre si realmente estaba con Caroline, como novias, le dio a pensar. Ella se esperaba que si algún día tenía novio o novia se lo pidiese de una forma romántica que recordaría por el resto de su vida incluso si las cosas acababan por salir mal, pero aunque había pasado una tarde muy bonita con la alemana, no sería así como la clasificaría. No había duda de que la quería o de que le gustaban sus besos, pero... ¿como iban a ser novias si no se lo había pedido? ¿Como era que la gente solo sabía esas cosas? ¿Y si para uno era un beso divertido y para otro un beso de amor, como en las películas? ¡Con razón había tanto drama!
De todas formas prefirió emprender camino pronto, porque no quería volver aterrada, así que cuando el chico estuvo de acuerdo correspondió su sonrisa con una igual de sincera. Ojalá hubiese sido como el bravucón de Dembe y se pudiese multiplicar para ir con ambos.
Al ver que el chico se mantenía silencioso a la vuelta, la culpa le hizo un nudo en el estómago. ¿y si ahora tenía que ir solo por su culpa? No era terrible ir solo, pero él quería ir con alguien, y se veía tan entusiasmado por el baile de Navidad hasta que le había dicho que no podía... Al menos le había prometido un baile, asi que sabía que iría, pero le preocupaba haberlo hecho sentir mal con su negativa. Eso era lo que menos quería en el mundo, mucho más con alguien que la había hecho sentir tan bien y la había tratado con tanto cariño incluso desde que era apenas una desconocida. O bueno, lo que ella consideraba cariño, que era paciencia y no gritarle, y que luego había evolucionado a sonrisas, gestos preciosos y mucha diversión juntos.
Empezaba a hacer un poco de frío a medio que se acercaban al embarcadero, pero la chica ni se había preocupado en abrigarse porque estaba muy empeñada en no preocupar a Steven con las bosas que le había pasado cuando se sentaron, esperando que él no se diera cuenta y se las quitara. Por lo mismo, sintió un triunfo el llegar al barco y dejarlas ahí, por supuesto luego de pedirle permiso a la barquera.
Entonces sintió algo cubrirla y su mirada subió del suelo a los ojos del castaño, confundida. Había abierto la boca para negarse a pesar de su sonrisa, pero él la interrumpió a tiempo y le hizo guardar silencio. No quería hacerle sentir peor, así que aceptó y le sonrió - Muchas gracias. - su gesto se amplió con ternura. Era tan caballero...¿Como es que él no tenía novia aún?
Cuando empezaba a temer por la arisca mirada de Caronte, el abrazo de Steve la reconfortó. Dejándose llevar cerró los ojos y se acurrucó contra él, apoyando su cabeza en su hombro, sin siquiera preguntarse por qué lo hacía. Se sentía bien estar así con él, y se sentía segura en sus brazos. Podría pasarse ahí una eternidad.
Y yo me alegro de haber venido - respondió con dulzura, levantando su rostro para depositar un merecido beso en su mejilla antes de volver a acurrucarse en su pecho.
Fic cerrado <3