Partida Rol por web

La torre con forma de ojo en su parte superior, el otro edificio que había sobrevivido al incendio que había consumido por completo la ciudad, se alzaba ante los millonarios, en su entrada un cartel de unas gafas colgando sobre su puerta no auguraban nada bueno, a no ser que fuera Atención Médica Gratuita, entonces sí sería algo bueno y no hay nada malo en la Atención Médica Gratuita.

En el interior había dos sofás en la sala de espera, una mesilla de noche y sobre esta unas cuantas revistas de diversos temas, pese a ello, es bien sabido que el interés que procesan las revistas en una sala de espera es inversamente proporcional al tiempo que se tenga que esperar. El papel de pared tenía motivos de ojos, así como diversos carteles que había por ahí esparcidos.

Por otro lado, una pequeña mesa de madera era la recepción, en donde se encontraba Shirley posando sus piernas sobre la mesa, dejando que los pelos atravesaran las medias con motivos de ojos, mientras esta se limaba las uñas con una lima rosada.

No me gustaba la idea de separarnos en dos grupos pero algo era mejor que nada,el Conde ya había intentado asesinarnos pero gracias a la ayuda de las mascotas del buen doctor logramos salvarnos,si algo había aprendido de leer tantas novelas policiales,series de televisión,investigación propia,etc.

Es que la clase de asesino que es el buen Conde(sociópata y encima rico)no se detendría ante nada para acabar con nosotros,de seguro buscaría la forma de poderlo hacer sin llamar demasiado la atención.

El problema yacia en como y en cuando nos atacaría nuevamente,no nos podíamos permitirnos bajar la guardia ni por un segundo.

Como era de esperar aquel lugar era tan lúgubre como el resto de la ciudad en ruinas o el aserradero que parecía ser lo único que aun funcionaba. Pero a Satur le había llamado la atención aquel ojo en el edificio y por eso preguntaría.

-Oigame Señorita secretaria. ¿A que se dedican en este edifico? No veo que sea un hospital.

Cuando el jefe de la mafia cruzó el umbral se alegró de ver que más de sus compañeros habían elegido ir al mismo lugar. El doctor Jones parecía un buen hombre y dudaba mucho que hubiese cambiado de lealtad desde que llegaron. Si el banquero había dicho que era de confianza lo creería ciegamente...tampoco desconfiaba de los otros tres pese a que no fuesen los más habladores del mundo por lo que decidió abrirse un poco.

- Me alegra verles, caballeros. Parece que logramos una pequeña tregua ante todo este esperpento...¿Puedo saber cuáles son vuestras sospechas? Sinceramente desconfío sobremanera de Dennise Blacke y Gastón LeFou y les diré porqué...

La mujer ha logrado evitar votos las veces anteriores, ya maticé que no me parecieron casualidades que el cuervo o la serpiente eliminasen los votos. En un principio pensé que podía ser mera casualidad, pero tanto el señor Colleson como ahora Félix han sido borrados de la ecuación cuando se manifestaron en su contra. Lo que dije de las hamburguesas no puedo probar que signifique eso pero también señalaría en la misma dirección...¿Y si Félix votó por Dennise? F V D. No me parece tan descabellado...

Gastón LeFou ha mantenido una posición más neutral en todo este asunto pero incluso sabiendo que había sido víctima de un ataque y que alguien me salvó la vida... rápidamente sugirió que podría ser una treta ¡No me jodas! Siendo que me se inocente y que han atentado contra mí vida...si alguien en concreto me acusa sin pruebas tras visto lo sucedido, no tengo más opción que acusarle sin tapujos...a él votaré. Para mí es sospechoso.

Yoshitoko había decidido confiar. ¿Que harían el resto de los presentes?

-A nos sinceramos eso me gusta. Bueno pues diré, mientras espero respuesta de la secretaria. -Intento buscarla con la mirada. -Que yo hoy tenia en mente cuatro nombres todos ellos en mas o menor medida por su falta de hacer o su notorio desinterés a mi parecer. Así que mis nombres eran: Dennise Blacke, Lady Adele Beatrice Margareth Blois, Gastón LeFou y Clarence Seen. Lanzo una moneda al aire. Mas bien un dado especial que me regalo mi sobrino en forma de pirámide, bien curioso a decir verdad y salio LeFou. Así pues mi voto hoy sera para ese hombre, como ayer fue para Miguel.

Miro a los presentes. -Ahora, que si ven que hay un candidato mejor o mas justo, acepto propuestas. La verdad es que es pura intuición por la que me guio y la intuición tiene un 50% de posibilidades de fallar, esta comprobado. -Comento esto ultimo metiéndose la manos a los bolsillos.

Georgina baja las escaleras de su despacho y echando un vistazo por encima a los pacientes, decide llamar al único que parecía más necesitado de todos aquellos pacientes. Con una voz calmada pero firme, llama a "Adolf Meinster", quien es escoltado fuertemente por la secretaria escaleras arriba.

-Vamos, no hay de qué preocuparse, soy médica, el código deontológico me impide hacer daño a nadie... ^_más...

En el piso superior, Georgina y Shirley te han sentado en una silla, así como atado a ella, la cabeza fija a una pantalla apagada y unas lentes de aumento sobre tus ojos, los cuales se mantenían siempre abiertos a causa de unos pequeños alambres en tus párpados, que pese a que molestaban bastante no te hacían daño.

Acto seguido, la optometrista encendió la televisión y usando su bastón te señaló a la pantalla.

Dime lo que ves, Adolf.

Una "A o una E, ¿A o E?

¿A o C?

¿Mar o Lago?

¿Reptil o Anfibio?

¿Incendio o Accidente?

¿Rubia o Rubia de Bote?

¿Un Código Secreto o un Mensaje?

Dime lo que ves, Adolf

Adolf comenzaba a estar mareado, de hecho parecía que estaba flotando, pero no fuera de su cuerpo sino dentro de su propia cabeza, podía ver lo que veía por sus ojos, pero era como si estuviera viéndolo por una pequeña ventana doble en un mundo inmenso de completa oscuridad. Podía mover los brazos, y los suyos se movían, apenas. Intentó hablar, pero nada salió.

Georgina baja de la mano de un sonriente Adolf, quien nada mas llegar al piso inferior se dirige de forma mecánica hasta la salida, todo sin perder la sonrisa de oreja a oreja y unos andares nunca antes vistos, es como si acabaran de ver toda la serie de Heidi en los apenas 30 minutos que duró el examen de vista.

-Por desgracia estoy ya cansada, volved mañana...

La gigantesca secretaria comenzó a empujar a los clientes fuera del local, pues así lo había ordenado la Doctora. Sin ningún tipo de decoro, y tampoco ganas, pues lo hacía a regañadientes, Shirley echó a todos y cada uno de ellos del local, de malas maneras y maldiciendo el duro trabajo de recepcionista.

Todo para quedarse de nuevo a solas con Georgina, quien se acercó a ella y... pasaron cosas, cosas que ninguno de los Millonarios llegaron a ver o a escuchar, pues se dirigieron a donde los demás.