La profesora Foxier observó a la Hufflepuff con el rostro particularmente serio. ¿Cómo se atrevía a cuestionar la forma de trabajo que se desarrollaba en el club? La docente tomó la palabra antes de que lo hiciera Snape, de lo contrario la situación podía llegar a ser más extrema.
- Señorita Born, estamos en un club de pociones, la motivación ya debe venir de casa, y no esperar a que los docentes hagamos de animadores, eso está muy bien para el quidditch, o para la ejecución de hechizos, pero en este bello arte la lectura y dedicación debe ser prioridad, aquí se tiene el toque o no se tiene, y es algo que va con la persona, no con quien debe mediar el aprendizaje. Y si cree que no hacemos bien nuestro trabajo pueden aprender pociones por su cuenta, quizás les vaya mejor.... - indica ella de manera despreocupada
La profesora continuó charlando sin elevar la voz o perder el porte.
- ¿Sabe? Es fácil juzgar cuando alguien cree que sabe de algo, para el próximo día usted será la profesora en mi clase de pociones, si los alumnos no aprenden a hacerla, suspenderán..., quizás así reflexione sobre sus propias palabras... Venga luego a mi despacho para indicarle la poción que deberá enseñar, espero que lo haga decentemente de lo contrario podrían odiarle todos sus compañeros de primer curso... - indica la mujer sin darle mayor importancia al asunto.
Si enseñas tú la poción es como si no hubiera profesor en el aula penalizador -5 para todos. Tienes dos opciones, o seguir adelante con todas las de la ley, o rogar para que la profesora cambie de opinión... Tu eliges...^^
La verdad es que el coraje que me iba pasando por las venas era cada vez mas denso y notaba como me ponía tensa por momentos, parecía un olla express a punto de explotar hasta que tome aire y hable en el mismo tono que ella se refería a mi, totalmente calmada.
- Puede ser profesora, se necesita emplear mucho tiempo y esfuerzo para elaborar pociones al igual que también es necesario que la gente se ayude mutuamente y le aseguro que cualquier cosa se puede conseguir con esfuerzo... pero...- había parado por un momento y pensar realmente lo que tenía que decir.- ...entonces, si como usted dice no están aquí para animar o motivar a los alumnos creo que tampoco están para juzgarles únicamente por el apellido que traigan...- digo haciendo referencia a su comentario antes del apellido Lestrange.
- Puede que mis conocimientos en pociones, no lleguen a ser tal altos como el de usted en este momento pero si se perfectamente y no ''creo saber'' como dice, en los ideales que tiene cada uno y confío en ellos mas que juzgarlos...- fue entonces cuando la profesora propuso lo de dar la clase, me entró un pánico tremendo pero tampoco iba a permitir que se pasara de la raya.- Muy bien, acepto. Luego me pasaré por su despacho, profesora Foxier. Ahora si me permite, me retiro...
- No se lo permito, señorita Born, los alumnos tienen la obligación de limpiar los utensilios que se manchan, y usted, tan amable como es para con los demás, los limpiará todos, por el método muggle por supuesto.... - indica la docente con tranquilidad -...tiene la lengua demasiado larga y créame, yo no estoy aquí para enseñar modales, se supone que eso viene de casa y sobre lo de juzgar o no alumnos, simplemente desde el momento en que una persona realiza un gesto ya es juzgada por eso, al igual que usted actualmente me juzga a mi..., así que no juegue con dobles raseros y comience a trabajar, cuando antes comience, antes acabará
La tensión en el Club de Pociones parecía que iba en aumento y el único consuelo que encontró el Profesor Westerberg es que pasaba en todas las clases y no sólo en las suyas ¿Qué pasa con los jóvenes de primero? Comenzó a preguntarse Melker, ¿Es que la nueva generación es así? ¿Tan rebelde? Aunque no era su clase, la joven Born pertenecía a Hufflepuff, la casa que dirigía, así que se vió obligado a intervenir - Señorita Born, no debería cuestionar a la Profesora Foxier ¿Por qué no terminamos con este tema ofreciéndole una disculpa? También le hubiera gustado decirle a Cyllene que era mayorcita para rebajarse a la altura de una niña de once años, pero no quería minar su autoridad delante de los alumnos.
No entiendo nada, Anastasia no ha hecho nada mal, yo mismo he ayudado a otros alumnos en su clase profesora Cyllene... Compartir conocimientos es algo que se debería premiar, no algo reprochable. Así siempre me han educado en los colegios muggles y siempre lo he visto bien.
Estaba a punto de abrir la bocaza de nuevo cuando Melker se interpuso y la verdad es que me dio rabia que le diera la razón a la profesora cuando no era así así que simplemente dije: Yo me disculparé con la profesora Foxier si se disculpa con Lestrange...- fueron las palabras que salieron de mi boca pero igualmente volví a bajar la cabeza y me disculpé.- ...de todos modos, me disculpo por mi actitud se que no fue la adecuada...- después de varios segundos de silencio volví a lo que tenía que hacer.- ahora, yo tengo que encargarme de limpiar los utensilios del aula así que con su permiso...- dije nuevamente y me giré dándoles la espalda y fui a por el primer caldero que pillaba para comenzar a limpiarlo y desahogarme peleando con la mugre...
Me acerco a Anastasia y la ayudo a fregar los cacharros.
No te preocupes, entre dos lo haremos en un periquete, ponte estos guantes, no querrás que se dañen tus preciosas manos.
Fue tranquilizador que el profesor Melker suavizara la situación, Cyllene estaba ya a punto de tomar la determinación de expulsar a la niña del club de pociones y es que sus formas no habían sido para nada educadas, interfiriendo en su forma de enseñar, y es que a veces, no se podía poner todo excesivamente fácil a los alumnos, debía encontrar el punto de orgullo en cada uno para que mejorasen, peor no iba a hacer intercambios didácticos con la cría.
- Van Houten, usted es bastante bueno elaborando pociones, así que debería dedicarse a ello, esto no es el club de la dialéctica, ni mucho menos... - indica la mujer satisfecha de comprobar que la muchacha Hufflepuff comenzaba a realizar sus labores, si demostraba apaciguarse quizás pudiera hablar con ella, si su actitud seguía de esta manera, perdería toda la capacidad de comunicarse con la docente, de aquí al resto de su aprendizaje mágico, y es que Cyllene no era particularmente paciente, al menos no con las absurdidades.
Una suerte era que Foxier no pudiera leer la mente del profesor, porque podría indicarle que la mala actitud de los alumnos de primero era porque no se les estaba enseñando en el respeto, y ella no se ponía a la altura de la cría de once años, sino que evitaba que la misma ascendiese hasta las barbas de Merlín, y es que allí estaba para enseñar, no para ser amiga de los niños.