Victoria le entrego la llave al profesor y atónita miró como les entrego una copia a cada una que había hecho mágicamente. ¿En serio? ¿Y no podía haberlo hecho antes con la que el mismo dijo que tenía? Suspiró, claro que entonces no habrían conseguido ese mapa tan útil y no habrían corrido aquella emocionante aventura. Sonrió recordando la experiencia con el cohete, cielos, había sido épico.
- Gracias profesor - dijo cogiendo su copia - por mi parte espero no haber quemado nada...
El docente la miro extrañado y arqueo una ceja sonriente.
- Bu... bueno ¿donde decía que estaba esa sala?
Yo he pensado lo mismo. No nos podía haber dado la copia antes jajajajaja Lo tenía hasta escrito y al final lo borré del post porque iba a quedar muy borde, ya que Altair se irrita mucho.
El profesor Rowle tomó entre sus manos la llave que le tendió la joven SinClair, y verificó que fuese la llave correcta. Al comprobar que así era, la guardó y sacó de su bolsillo dos llaves idénticas que emitían como una especie de resplandor mágico, y justo antes de depositarlas en sus manos, realizó un pase con la varita, aunque no se le escuchó recitar ningún tipo de palabra mágica.
- Ya está listo, aquí tenéis... Les comunicó dándoles a cada una su respectiva llave en la palma de su mano, que reaccionó durante un breve instante erizándoles los pelos, para después dejar de emitir nada y parecer una llave normal y corriente. He vinculado estás llaves mágicas con un hechizo, para que solo vosotras dos podáis hacer uso de ellas. Es decir, aunque cualquier otro tome esa llave, no podrá acceder a la sala por si solo, solo la persona vinculada a la llave podrá abriry cerrar la puerta. Si Victoria usa la llave de Altair, nada ocurrirá, lo mismo si Altair usa la llave de Victoria. ¿Entendéis? Cada una de estas llaves os pertenece solo a vosotras, y no solo abre la sala en desuso que ahora os abriré, si no otras salas, pero que no voy a deciros ni mencionaros,...ya lo descubriréis en su momento. les sonrió complacido, sabía que eso no se lo esperaban, pero aún había un detalle más que quizá les interesara saber.
- Además de eso, estas dos llaves que os he dado, y la que tenía ya de antes que os enseñé, están también vinculadas entre sí. Si cerráis los ojos, la sujetais conclas dos manos en posición horizontal, y deseáis con mucha fuerza saber de la otra persona, estableceréis comunicación telepática, siempre y cuando estéis en los dominios de Hogwarts, los mismos que abarca el mapa del merodeador. Si alguna está en apuros y se comunica conmigo sujetando la llave con ambas manos, en posición horizontal, comprobará que puede hablarme sin necesidad de susurrar palabras. Y yo, en la medida de lo posible, intentaré sacarlas del apuro...eso sí confiáis en mi, claro está, jaja. Rió su ocurrencia, aunque daba por hecho que ambas lo hacían.
Altair tenía muchas ganas de ver la sala en desuso que dispondrían para si, y su impaciencia hizo sonreír al anciano hombre...
- No hay duda de que te pareces a tu abuelo, Altair. Siempre ha sido impaciente, un tanto irritable, y muy curioso, jaja. Venid, ya mismo os enseño vuestro nuevo lugar secreto... Comentó con calidez mientras empezaba a andar hacia allí por el pasillo. No hay problema en que llevéis a gente a la sala en desuso, que allí guardéis vuestros secretos, y lo convirtais en un lugar acogedor donde poder realizar las actividades que queráis. Solo os pido dos condiciones...y entonces visteis que hablaba con seriedad. La primera es que tengáis mucho cuidado con el espejo que Dumbledore dejó a principio de curso. Está cubierto con una tela negra y apartado en un rincón...y así debería permanecer. Retirar la tela y mirarlo no os haría ningún mal, pero solo enseña lo que uno más desea, y eso al final es contraproducente, porque no es la realidad, si no lo que uno ansía por encima de todo. Y sus últimas palabras sonaron a tristeza, como si el profesor Rowle tuviese alguna necesidad o deseo que quizá no podía cumplir. La segunda y última, la más importante, es que no reveleis a nadie que disponéis de estas dos llaves mágicas y del mapa del merodeador... Si alguien descubre que tenéis llaves que nos vinculan, nuestro secreto ya no estará a salvo, se podrian revertir los efectos del hechizo o incluso usarlos para mal en nuestra contra, y eso es más serio que perderlas. Si por poner un ejemplo, alguien como Snape o Filch se hiciera con alguna de las llaves, podría descubrir que se trata de una llave mágica vinculada si emplea determinados hechizos sobre ella,... pero mientras no se sepa quiénes son los vinculados, y alguno de los tres mantengamos nuestra llave, el vínculo entre nosotros no se podrá romper o ser usado en nuestra contra. Pero si se conocen las identidades, la cosa cambia. En cuanto al mapa del merodeador, usadlo con cautela y siempre finalizad el hechizo de inmediato,... en malas manos, supongamos que cayese en manos de magos oscuros que quieren hacer mal, sería desastroso. Un poder, conlleva una gran responsabilidad... Y yo confío en vosotras dos, la verdad. Y les revolvió el cabello en gesto cariñoso, justo cuando llegaron a la puerta que daba a la sala en desuso.
¡Es un poco largo el post, pero me parece importante! :P
Si tenéis alguna duda al respecto no dudéis en preguntarme con un post "solo para el director".
Rolead vuestras sensaciones, preguntas o lo que sea, y ya os describiré posteriormente la sala en desuso ;)
La impaciencia de Victoria y la mía tuvo su respuesta en lo que había preparado el profesor Rowle. ¡Dos llaves solo para nosotras... y además comunicadas!
Yo abrí los ojos como dos sartenes, mientras nos contaba como podíamos saber la una de la otra, e incluso con él.
¡Que-fuerte!
Era como si de repente, Victoria y yo estuviésemos unidas, no solo por aquella pequeña aventura, sino de verdad, estuviéramos o no juntas.
- No hay duda de que te pareces a tu abuelo, Altair. Siempre ha sido impaciente, un tanto irritable, y muy curioso, jaja.
¿Mi abuelo? ¿Cómo qué "mi abuelo"?
-Esto... perdone, profesor, pero no creo que se ha confundido. Mi madre es muggle y nunca conocí a mi padre, pero dudo mucho que fuese un mago.
Era imposible que el profesor conociese a mi familia, pero aquella escritura de la carta que llevaba y ese comentario me estaban empezando a hacer sospechar de que sabía más de mi vida que yo misma.
Mientras tanto, lo acompañamos hacia nuestra sala secreta.
Solo os pido dos condiciones...y entonces visteis que hablaba con seriedad. La primera es que tengáis mucho cuidado con el espejo que Dumbledore dejó a principio de curso. Está cubierto con una tela negra y apartado en un rincón...y así debería permanecer. Retirar la tela y mirarlo no os haría ningún mal, pero solo enseña lo que uno más desea, y eso al final es contraproducente, porque no es la realidad, si no lo que uno ansía por encima de todo.
Aquello era todavía más extraño. Un espejo que mostraba lo que más deseábamos. ¿Y qué deseaba yo por encima de todo?, pensé. La verdad es que no lo tenía demasiado claro.
La segunda y última, la más importante, es que no reveleis a nadie que disponéis de estas dos llaves mágicas y del mapa del merodeador...
Mientras el profesor nos explicaba las consecuencias de desvelar nuestro secreto, mi mente divagaba ligeramente por todo lo que estábamos conociendo, pero entendía la advertencia del profesor, que después de hablarnos, nos tocó el pelo cariñosamente. A mí eso nunca me había gustado.. pero lo dejé pasar, porque sabía que lo hacía cariñosamente.
Pero... quién sería mi abuelo. Y... si conocía a mi abuelo... ¿sabría quién era mi padre? Eso me iba dar muchos quebraderos de cabeza.
- Guau.... - ¡tenían llaves vinculadas! la niña miró su pequeño tesoro con infinito cariño y lo apretó contra su pecho - es increíble, gracias profesor.
Aquel hombre no dejaba de sorprenderla, más que su profesor parecía su cómplice, Victoria sonrió, le encantaba aquel castillo.
-Esto... perdone, profesor, pero no creo que se ha confundido. Mi madre es muggle y nunca conocí a mi padre, pero dudo mucho que fuese un mago.
La niña parecía confundida. Miró a uno y a otro, ¿cómo sabía el profesor mas de Altair que ella misma?
Y llegó el momento tan ansiado, en el que el profesor les enseñaría su sala secreta, una sala en la que al parecer había un espejo muy especial y con el que Victoria esperó no tuvieran problemas... iban a atener que poner mucho cuidado en a quien mostrar la sala, en quien admitir en aquel club tan especial para ellas.
Victoria y Altair abandonan el lugar