Partida Rol por web

Aun con el ramo en las manos, escuche el grito de Xavier y pude notar como intentaba escapar del salón, así que intente correr tras el con intención de detenerlo, realmente me preocupaba por lo que pasaba.

Había escuchado lo que había pasado en su intento de practicar el hechizo, así que entendía por lo que pasaba.

-¿A dónde vas?- lo tome de la mano antes de que saliera del salón – Todos cometemos errores, no te sientas mal por ello, es normal fallar a veces- suspire tratando de calmarlo -Pero no te debes rendir, además tu eres mi amigo y los amigos estamos aquí para apoyarnos- intente ayudar a mi compañero – A mí también me fue mal en pociones y casi me explota el ungüento en la cara, vuelve a intentarlo- le mostré mi mejor sonrisa a mi amigo.

-Profesor Xavier puede volver a intentarlo verdad- me dirijo al docente esperanzado a que se pudiera hacer de nueva cuenta un intento.

Si se pudiera definir con una palabra a éste excéntrico profesor seria Sofisticado, incluso traía con sigo un par de mayordomos.

Tras la explicación todos nos dispusimos a realizar el hechizo, en concreto, prefiero las orquídeas a las rosas, pues son las plantas que tenemos en nuestro jardín.

Me concentré imaginando aquellas flores, sus colores, su olor, y cuando tuve una imagen clara en mi mente, pronuncié el hechizo. -ORCHIDEUS-

Pronto se materializó un ramo en mis manos.

En cuanto llegamos a la clase, me agradó poder sentarme nuevamente junto con Janus y Artemis, estar con gente conocida siempre me hacía sentir más tranquila. 

Cuando el profesor comenzó la clase presentó a las dos jóvenes realmente hermosas que aparecían allí, ¿Tal vez nos pediría transformarnos en una de ellas? fue lo primero en que pensé. Pero al indicarnos el hechizo que era parecía bastante sencillo pero tenía más complejidad de la que parecía.

Me centré en copiar el mismo ramo que tenía el profesor lentamente pronunciando las palabras dije: Orchideu... - me di cuenta demasiado tarde de que lo había pronunciado mal y conseguí que fueran un ramo de flores, pero las rosas parecían un poco machacadas, ya que no conseguí darles la forma correcta.- ¿Profesor, podemos volverlo a intentar? - dije con necesidad de volver a intentar el hechizo.

Al momento que Albert iba a comenzar a revisar los trabajos del resto de los estudiantes y responder sus nuevas dudas, su mirada fue desviada por una escena bastante peculiar-. ¿Ya terminaron su patético acto? ¿Señor Anderson? ¿Señor Baztán? -. es lo que pronuncio manteniendo su sonrisa y tono calmo, sin embargo, y a pesar de todo, se podía notar que todo rastro de empatía y calor humano había desaparecido de golpe tal como lo haría un depredador al momento de desgarrar cada miembro de su presa, disfrutando de la agonía repulsiva de este, haciendo que incluso sus bellas damas expresaran un leve nerviosismo-. Las reglas han sido claras: respeto y no ser un estorbo para el resto-. Sus ojos se mantienen en los dos alumnos-. Si el señor Baztán se quiere retirar que lo haga en silencio, si usted, señor Anderson, lo quiere acompañar haga lo mismo, sin embargo, la próxima vez que incurra a lo mismo descontare puntos a sus casas por el simple hecho de interrumpir el desarrollo de sus iguales-. Su postura, digna de un dictador que contempla su ofrenda, comienza a dirigirse al resto de los estudiantes al igual que su claras pupilas, clavándola en cada uno de los presentes-. Acá están para convertirse en magos en un mundo cruel y difícil en donde el esfuerzo y la persistencia personal lo es todo, si no son capaces de sobreponerse a sus fracasos, les advierto, aquel caótico mundo os devorara para caer en el absoluto olvido y miseria, no existe lugar un lugar totalmente seguro, todo cimiento se desgasta con el tiempo… mientras más rápido asimilen eso mejor-. Su incursión visual aterriza en Daniel-. Si quieren compartir tal idealismo tan poco racional llamado altruismo esperen, al menos, en convertirse en un recurso medianamente competente como para no interrumpir al resto y  ni en mi agenda-. Sentencia mientras ve la hora en su opulento reloj de bolsillo-. Entonces ¿Dónde estaba? -. se pregunta en voz alta como si lo anterior jamás hubiese pasado, mirando hacia el cielo al mismo tiempo que su carisma, de noble encantador, vuelve tal como lo hace la paz después de una tormenta-. Claro, excelente pregunta señor Twycross ¿Qué cosan son reales y que no? depende del tipo de sortilegio que lances-. Dice con cierto brillo inspirador en sus ojos-. Hay hechizos que funcionan como ilusiones, otros, en cambio, pueden desafiar las leyes de la magia y transformar permanentemente la estructura misma del mundo como, por ejemplo, invocar criaturas desde la “nada” o cambiar atributos de cada objeto que tu deseas, incluso tú mismo -. En ese momento los ojos de Albert toman características parecidas a la de un reptil, para ser más específico, a la de una serpiente por un par de segundos para luego volver a la normalidad-. ¿pude resolver su dudaseñor Twycross? Además, su fallo se debió en poner una acentuación que no correspondía en el hechizo y una desviación marcada en el movimiento de la varita, recuerde eso al igual que la señorita Smith y señorita O´Conor-. sus labios se arquean para mostrar su perfectos y rectos dientes blancos en señal de simpatía…

En otra esquina de la sala, ya estando más relajadas, las bellas guardaespaldas prosiguen con su tarea señalada.

-. ¡Bien hecho Alex!-. declara la nipona con alegría al observar las orquídeas con cierta curiosidad casi infantil-. Pero si quieres maximizar el efecto de este hechizo, o de cualquiera si te soy sincera, debes hacer que la varita se entienda como parte de tu cuerpo y no como un artilugio-. Con una sonrisa termina aquel consejo para proseguir con su gesta.

-. Postura equivocada, varita inclinada más de lo normal, pronunciación exagerada-. La rubia exclamaba a la pobre Anastasia mientras, con sus manos, corregía la postura de la espalda, de sus manos y, posteriormente, su varita. Desde el exterior cualquier persona pensaría que aquella escena pertenece a un regimiento en vez de una clase.

-. Claro-. responde Albert acercándose a su escritorio con el objetivo de ver, en mejores detalles, la deforme criatura que aún seguía paralizada-. Pueden repetir lo hechizos, pero, para aquello, deberán quedarse aquí una vez terminada la clase-. Sus ojos se posan en la amorfa criatura-. Para los rezagados, que aun no han practicado el sortilegio, les recomiendo que inicien con el objetivo propuesto en esta clase, ya va quedando poco tiempo-. sus blancas manos toman una tetera de porcelana y comienza a rellenar su taza, del mismo material, con un líquido parecido al té para posteriormente beber de ella…

Giles entró en el aula de transformaciones y no pudo evitar alzar una ceja ante la estampa que se plasmaba ante él. Ese profesor con las dos chicas tenía que estar muy necesitado de atención, porque en la familia Redwood se decía que aquel que más llama la atención con sus formas o de alguna manera tiene una gran tara que ocultar o mucha necesidad de que le vean.

Empezó a buscar la página apropiada y no pudo evitar fruncir los labios. ¿Por qué ningún profesor empezaba por la página uno?. Ahora se iban a la 466, así, porque sí. O estaban mal escritos, como el de herbología, o no tenía ningún sentido.

-¿Invocar? Creía que eso se daba en encantamientos y que en transformaciones, pues eso, se transformaban cosas en otras, ¿me equivoco? -preguntó a quien estuviera a su lado, pero se limitó a seguir la clase.

Imitó el gesto y murmuró las palabras- Orchideus -para conseguir con éxito el hechizo, haciendo que ese ramo apareciera ante sus narices.

Abbadon presto atención al profesor mientras les explicaba la tarea que tenían que hacer para esta clase, aunque al principio parecía un trabajo fácil, después de ver "eso", una cosa que para describirlo parecían faltarle palabras ya no estaba tan seguro de su éxito en este trabajo.

Tenia miedo que el profesor se enfadase aun más, parecía que ya estaba algo molesto después de haber llamado la atención a sus dos compañeros de Gryffindor. Busco en su libro el hechizo y comenzó a leer el párrafo donde se explicaba el método de lanzamiento.-Con decisión-.Murmuro para si mismo antes de disponerse a lanzar el hechizo.-Orchideus-.Al instante se pudo ver como aparecía un ramo en su mano que aunque no tenía la calidad del que les había mostrado el profesor, no estaba nada mal

-. Buen trabajo, pero aun puedes maximizar el efecto-. Declara el profesor acercándose a Redwood para luego seguir hacia donde Abbadon se encontraba-. Excelente movimiento de varita, lo apruebo-. Finaliza ya moviéndose nuevamente hacia su escritorio y dar un pequeño sorbo de su té.

-. La clase ha terminado, felicitaciones a los que han logrado resultados sobresalientes y aquellos que han podido soportar el golpe del fracaso.  Los que no pudieron invocar el sortilegio se pueden quedar-. Con un leve movimiento de sus ojos las mujeres vuelven a su lado-. Para aquellos que no lograron nada y cayeron en la desesperación tienen dos opciones: esforzarse o simplemente retirarse-. Mira por última vez a los alumnos para finalizar con un elegante “hasta luego”.

-Debería ser mas amable- me atreví a decir mientras guardaba el resto de mis cosas, no entendía como un hombre que al comienzo había sido agradable podría volverse un completo tirano esperando que abandonara a un amigo.

-Los amigos no se abandonan- pronuncié muy bajo, no le daría el gusto de verme aplastado además lo miré con cierto ceño fruncido, pero no valía entrar en discusiones, mejor le demostraría con las acciones, mamá siempre ha dicho que tus acciones sean acorde a tus palabras.

-Con su permiso profesor- dije saliendo del aula, aunque en mis palabras había un ápice de descontento con él – Ven Xavier practiquemos un poco mas el encantamiento- mire a mi amigo, yo sabía que él podía, era tímido y algo callado, pero sabía que podía ser un gran mago.