Partida Rol por web

La entrada a la sala común se encuentra "en un rincón en el lado derecho del pasillo de la cocina", oculto detrás de una pila de barriles. Con el fin de revelar la entrada, no se requiere contraseña. En su lugar, hay que golpear en el segundo barril  de la parte inferior, en medio de la segunda fila, en el ritmo de "Helga Hufflepuff", que hará que el barril abra la tapa, dejando al descubierto un pasadizo que lleve al sótano cuando se arrastre a través. Sin embargo, si se toca la tapa de otro barril o el ritmo utilizado es incorrecto, el intruso será empapado en vinagre y se le prohibirá el acceso.

Tras la ceremonia de selección, fuimos a nuestras respectivas salas comunes, en donde los antiguos alumnos se reencontraban con sus viejos amigos.

Gryffindor se quedó con Potter, vaya que me hubiera gustado compartir casa con el chico que vivió, pero el sombrero tomó su decisión y heme aquí en la tejonera.

Lo misma que era muy agradable por cierto, al menos aquí no tendría que lidiar con las bravatas de otros. Si algo caracterizaba a Hufflepuff, eso era la lealtad inquebrantable de sus miembros, así que, en definitiva, estaba en un buen lugar.

La ceremonia me pareció extremadamente larga por algún motivo, revisé hasta el último detalle del gran comedor mientras hablaba con mis compañeros, aunque como siempre me dedicaba mas a escuchar que a hablar. Cuando nos llevaron por varios pasillos y acabamos pasando por la cocina aún se olía una mezcla en el aire de guarnición de patatas y pollo al horno, un olor que parecía bastante familiar sobretodo de los primeros domingos del mes en mi situación. 

En cuanto llegamos a la sala común, lo último que quería hacer era meterme en mi habitación y comenzar a vaciar mi baúl por ello subí rápidamente a por el libro que estaba terminando de leer y me senté en uno de los sillones con las piernas recogidas al lado de la cálida chimenea.

Mientras leía, me percaté de la presencia de una chica de primer año quien al igual que yo decidió pasar sus primeros minutos en la escuela leyendo, así que decidí acercarme y presentarme, después de todo si ibamos a pasar siete años viviendo juntos, me pareció una excelente idea empezar a forjar amistades desde ya.

Buenas noches, disculpa que te interrumpa, mi nombre es Artemis Flamel, creo que somos compañeros de curso, espero que podamos apoyarnos con los deberes. - digo con una sonrisa.

Por cierto ¿Qué estás leyendo? Se ve interesante. - añado intentando romper el hielo.

Una vez acabada la selección de alumnos de primer curso, nos guiaron hacia nuestra sala común, me quedé impresionado al ir caminando por el castillo. Las escaleras cambiaban a placer, los cuadros nos miraban e incluso hacían comentarios, me parecía increíble, Hogwarts es fantástico. Al llegar al barril por el que entrábamos, recordé que mi padre me había contado que no nos hacía falta decir una contraseña, pues solo teníamos que hacer una serie de golpes con ritmo.

Una vez dentro no tardé en subir a la habitación para ponerme cómodo, volví a bajar y me senté en uno de los sillones, al lado de la chimenea, justo enfrente se encontraba Anastasia, y, a su lado, de pie, estaba el último muchacho en ser seleccionado para Hufflepuff, creo recordar que se llamaba Artemis Flamel, recordé también que no había intercambiado palabra con él durante la cena. Así que quise hablar de algo con él.

-Hola, eres Artemis, ¿verdad?- dije, mucho más tranquilo después de la tensión de todo el día.

Levanté la vista de mi libro algo sorprendida porque me interrumpieran, no me molestaba pero si me había sorprendido. Al levantar la mirada me encuentro con quien había sido el último integrante en entrar a Hufflepuff. Cuando preguntó por lo que estaba leyendo tuve que mirar mi libro dos veces antes de poder contestarle:

- Te puedo asegurar que no es interesante para nada, es un libro con formulas y recetas para pociones. Tengo la extraña manía de acabar un libro si decido comenzarlo aunque me resulte algo pesado...- me incorporé, no antes sin haber puesto el marcador en la página que iba leyendo y me puse de pie a su lado.- ...disculpa mi mala educación, soy Anastasia Born. Es un placer conocerte, Artemis.

Fue entonces cuando Janus se acercó a hablar con Artemis, por un momento su acercamiento me resultó algo extraño por lo tanto quise intervenir.- Hola Janus, ¿te gustó la cena? - ''Muy bien Anastasia, no se te ha ocurrido nada mejor, ¿no?''  me había dicho mentalmente a mi misma.

Mientras intentaba romper el hielo con Anastasia, se nos acercó un chico quien al parecer conocía mi nombre, miy probablemente por la selección de casas.

Lamentablemente, yo no lograba ligar su rostro a ninguno de los nombres de la lista, lo cual era lógico, teniendo en cuenta que era uno de los últimos de la fila.

Sin embargo, Anastasia acudió en mi auxilio, saludando al chico por su nombre, por lo que decidí dejar que la conversación fluyera con normalidad.

Te aseguro que el placer es todo mío Anastasia. - respondo con una sonrisa, para luego centrar mi atención en Janus, pues no quería darle una mala impresión a nadie.

El mismo que viste y calza, como diría mi madre, jejeje. Un gusto conocerte Janus. - digo tendiéndole la mano.

Tras estrechar la mano de Janus, retomo brevemente mi conversación con Anastasia, para luego cambiar de tema.

Mi bisabuelo diría lo contrario, la grn mayoría de las veces intenta convencerme de que la mejor rama de la magia son las pociones, aunque personalmente prefiero la hechicería por mucho.

Por cierto, hablando de la cena, ¿Cómo terminaron en la tejonera? En mi caso el sombrero se tomó su tiempo y consideró enviarme a Gryffindor o a Ravenclaw, aunque al final se decidió por Hufflepuff. 

Incluso me llamó tozudo, ¿Podeís creerlo? ¿Tozudo yo? Perseverante quizá, determinado sin duda, pero tozudo, mmm, no sé como tomármelo. - comento un tanto pensativo.

- Hola Anastasia, pues sí, estaba muy rica, y además, estando muerto de hambre le encontré mejor sabor incluso jajaja- reí, a la vez que estrechaba la mano de Artemis.- Conmigo no tardó mucho, la verdad, dijo que veía buen corazón en mí y, ya que mis padres estuvieron en Hufflepuff, habrá pensado que era lo mejor, yo estoy contento, la verdad- respondiendo al comentario de Artemis.

Llegué a la sala común un poco más tarde que el resto ya que había ido a despedir a mi hermano que subía a la torre de Griffindor, me deseó mucha suerte y me dijo que no me preocupase, que nos veríamos por toda la escuela

Más contento fui hacia los sótanos, toqué el barril utilizando el tono que nos habían enseñado y entré a través de la tapa, allí estaban ya Janus y Anastasia, con los que ya había hablado durante la ceremonia y otro chico al que había visto pero con el que no había tenido casi tiempo de hablar y que estaba preguntando como nos había escogido el sombrero

- Hola!, eras Artemis no?- dije acercándome a saludarle - yo soy Andrew o "Andy", como prefieras, en mi caso el sombrero parecía bastante indeciso, por lo que dijo podía haberme enviado a Griffindor o a Ravenclaw fácilmente, pero dijo que además no me importaba trabajar duro ni mancharme las manos, así que me puso aquí 

Mientras hablaba me senté en uno de los sillones cerca de la chimenea donde ya estaba sentada Anastacia

La galantería que poseía Artemis me resultaba de cierta manera conocida, tanto que sin querer alcé una ceja ante su respuesta, al darme cuenta cambié totalmente mi actitud. ''No cojas viejas manías, Anastasia'' me decía una parte de mi.

- No voy a negar que la hechicería es más interesante y más práctica pero también se que las pociones son un buen soporte para cualquier tipo de actividad.- dije con cierto interés.- Igual que hay pociones que te pueden transformar casi sin dejar ningún tipo de rastro o pueden aumentar tus habilidades o curar de alguna manera que no lo pueda realizar un hechizo.

Estuve escuchando a mis compañeros atentamente lo que les había sucedido con el sombrero seleccionador, no sabía si decir demasiado información me podría exponer así que decidí comentar lo necesario.

- Pues en mi caso, la verdad es que lo desconozco. Me hubiera gustado entrar a Ravenclaw ya que allí... entró alguien hace años que conocía.- dije con cierta nostalgia en mi voz pero sin perder en ningún momento la sonrisa.- quien sabe, creo que no es donde nos toque ir sino más bien lo que hagamos una vez estemos aquí, en Hufflepuff.

Fue entonces cuando Andy se acercó a nosotros, le había visto alejarse con otro muchacho y tenía la tentación de preguntarle de quien se trataba pero tampoco quería ser fisgona así que me quedé tranquilamente escuchando a mis compañeros hablar entre ellos. 

Es un gusto Andy. - respondo tendiéndole la mano a Andrew. - Vaya al parecer tu también se la pusiste difícil al sombrero, según escuché McGonagall también lo hizo sufrir en su época, jeje. 

Cuantos alumnos habrá visto ese viejo sombrero, a mi padre lo envió a Gryffindor, vaya locura de mi abuelo, enviarlo aquí cuando tenía Beauxbattons tan cerca de la casa. 

Aunque pensándolo bien, no creo que mi padre hubiera encajado bien en Beauxbattons, según he escuchado a mis primos, los obligan a llevar cursos de etiqueta. 

Al menos yo no lo veo a él ni a mi en uno de esos cursos, de seguro terminaríamos más que reprobados, lo nuestro es un poco más la acción que el refinamiento. 

Mientras mis tíos suelen disfrutar de un tranquilo día de campo a la orilla del lago, tomando el té, papá y yo preferimos internarnos en el bosque a cazar dragones, hasta ahora lo más que hemos encontrado es un enjambre de Doxys, pero no perdemos la esperanza. - digo con una sonrisa. 

Lo siento a veces hablo demasiado, me sucede principalmente cuando estoy nervioso. - añado con los colores en el rostro.

Llego a la sala común muy cansado y tomo asiento en uno de los sillones, veo a mis compañeros de primer año.

- Chicos,¿ qué tal los primeros días? Es bastante complicado, voy a tener que esforzarme al máximo, hay algunas asignaturas que parece que se me resisten- comento mientras los miro.

La verdad, es que salvo por astronomía, para mi todo ha sido miel sobre hojuelas. 

Aunque ese gamberro de Peeves nos tiene en jaque, en verdad quisiera retorcerle el pescuezo y retorcérselo hasta que no pueda más. - digo con fastidio, mientras recuerdo el ataque de la escoba de Yvy.

Te juro que voy a encontrar la forma de ponerlo en su lugar Janus.

Aquella misma noche me había ido a la sala común a esperar a Artemis que me trajera mis sandwiches, me había vestido con unos shorts con unas medias debajo y unas botas y una camiseta a cuadros. 

Me senté en uno de los sillones junto con un libro en mi regazo en el título indicaba: ''Pociones curativas y fortificación''

Llegué a la sala común con un verdadero botín de sandwiches de distintos tipos de sandwiches, dulces con chocolate y crema pastelera, salados, con pollo y carne.

Traje la merienda An, ¿Puedo llamarte An? ¿Lista para una noche de relax? - pregunto con una sonrisa.

- Ya dudaba de que no vinieras...- dije bromeando. Mientras antes de que dejara el plato con la comida, robé el primero con crema de cacao y lo llevé a mi boca.- ¿Y bien...?¿Qué tienes pensado hacer para esta noche? 

Pues bien podemos jugar verdad o reto o bien realizar una exploración nocturna del castillo, en busca de algún pasadizo secreto que nos permita salir del castilo sin ser notados.

Tu escoges, aunque por tu ropa actual, creo que lo mejor es lo primero, pues si nos atrapan tendremos doble castigo, pues no sólo romperemos el toque de queda, sino también el código de uniforme. - digo con una sonrisa despreocupada. 

- Pues muy bien, juguemos a verdad o reto... - digo divertida.- mmm... muy bien, que prefieres Artemis verdad... o reto?? 

Verdad. Al menos para empezar. - respondo mientras me siento frente a Anastasia.

- Muy bien... pensemos... ¿Por qué decidiste ser auror? - pregunté sin reparo.