Partida Rol por web

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Jack volvió a gritar y Nichole miró a uno y otro lado, con los ojos completamente abiertos y muerta de vergüenza. Seguro que algún vecino acababa asomándose, o el conserje o...

«¡Aghhhh!» Era demasiado tonto, no podía ser... ¿Por qué no se quitaba los air-pods para poder escucharla? ¿De verdad no se daba cuenta, o es que estaba haciéndose el tonto? Nichole resopló y alargó las manos para quitárselos ella misma. No podía permitir que siguiera gritando de esa manera, poniéndola en evidencia delante de sus vecinos. 

— ¡Para ya, Jack! — Suspiró y volvió a sonreír, manteniendo sus air-pods en una mano. — Con esto no vas a escucharme y no paras de gritar. Te estábamos abriendo la puerta, pero no te has enterado, cielito... Y si sigues gritando así me vas a avergonzar delante de mis vecinos. — Formó un mohín con los labios y se acercó más a él, mirándole con una fingida pena, que se reflejaba en sus ojos del color de los zafiros.

-¡Ay!. -Se quejó el muchacho- No grites...

En efecto, toda la culpa era de Nichole Bloomer por gritarle un poderoso y potente "¡Para ya, Jack!", a veces el pobre Jack Anderson no comprendía qué era lo que le pasaba por la cabeza de su novia, era cierto que su relación era una extraña fachada de la que Jack Anderson se aprovechaba para poder fardar de pareja pero... ¿Era necesario gritarle?.

-Entonces... ¿Estás lista para el espectáculo?. -Preguntó mientras señalaba hacia atrás con su mano- He aparcado en un lugar del que no me olvidaría, pero empiezo a dudar de dónde fue eso... Si no nos damos prisas quizás no encontremos mi coche a tiempo...

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Esto último lo hizo porque era lo que estaba haciendo hasta ese momento... y al parecer quitarle los Air-Pods y estar hablando con ella no era motivo suficiente -ni de lejos- como para parar de detener su movimiento repetitivo de tocar el timbre, de hecho, al contrario, fue distraído por lo que se le olvidó dejar de hacerlo.

¿Qué no gritara? Pero si Nichole no había gritado... La chica miró a su novio, arqueando suavemente una ceja, pero prefirió guardarse los comentarios y volver a sonreír. Al ver que volvía a tocar el timbre con insistencia, le cogió de la mano, apartándola del interfono y le devolvió los air-pods mientras se agarraba a su brazo. 

— Pues vayamos antes de que se te olvide... Y deja de tocar el timbre, vas a causarle una jaqueca a la pobre Rosita... — Le dijo, procurando mantener la sonrisa, para que él no se sintiera mal. Empezó a caminar junto a él, sintiendo su fuerte brazo a través de la ropa. — Cielito, ¿Cómo estás? ¿Era tu tía-abuela? ¿Qué...le ha pasado? — Le preguntó, intentando hablar con dulzura, a pesar del estrés que había sufrido hacía unos minutos. 

Din, din, din, din, din, din, din, din, din.

-Oh, sí... -Comentó deteniendose de pulsar el timbre. -¡Pues vamos!. Seguro que eso me levantará aunque sea un poco la moral, ver a la tita muerta no fue algo agradable... tenía el pelo hecho un desastre... si estuviera viva hubiera deseado morirse de la vergüenza...

Tras decir aquello, el muchacho acompañó a su novia hacia su coche, el cual estaba estrategicamente aparcado encima de un seto, encima de la acera derribando un cartel de un Starbucks cercano. Sinceramente, era un lugar difícil de olvidar donde uno había aparcado, principalmente porque las alarmas del coche estaban sonando a causa de la colisión.

-¡Lo encontré!. -Dijo con alegría pasando por encima del cartel de Starbucks y abriendo la puerta del co-piloto para que su novia pudiera pasar.- Las damas primero...

Nichole apretó con suavidad el brazo de Jack, en un gesto cariñoso, al escuchar lo desagradable que había sido ver el cuerpo de su tía.

— Lo siento... — Murmuró y le dio un cálido beso en la mejilla. — Puedes contar conmigo. No tienes por qué pasar por estas cosas tú solo... — Le dijo, mirándole a los ojos y sus labios formaron un suave mohín.

El sonido de las alarmas del coche le hicieron enarcar una ceja y, al doblar la esquina y ver dónde había aparcado, una sonrisa bailó en sus labios. 

— Sí, veo que lo has dejado muy bien aparcado. Venga, vayamos que todavía llegaremos tarde y no quiero perderme el espectáculo. — Al llegar al coche esperó a que él le abriera la puerta y se subió, colocando el bolso sobre su regazo. El sonido de la alarma era molesto, pero sólo tenía que soportarlo un poco más hasta que él la desconectara. 

Tras dejar tanto a Scott como a Anthony en las direcciones que indicaron, se dirigieron a la residencia de los Bloomer donde les esperaba Rosita con un par de tazas de café calientes. También pudieron notar la ausencia de Michael Bloomer, además de el asalto de Shelly Bloomer quien corrió a abrazar a su hija, casi derramando el café. - Mi niña, mi pobre pobre pobre y dulce niña. - le dio un par de besos en la frente. - Mi amor, tu padre estaba muy cansado y se fue a dormir. - tras escuchar esto, Benjamin simplemente alzó los hombros y suspiró antes de sorber su café. -  Pero yo me quedé aquí hasta que volvieras, no podía irme sin saber que llegabas bien y verte bien.

Le dio un beso más en la frente, uno muy sonoro cual ventosa. - Ahora te acompaño a tu cuarto y si quieres me quedo a tu lado hasta que te duermas ¿vale? Y mañana puedes quedarte aquí todo el día, la universidad entenderá que necesites unos días para recuperarte. ¡No te preocupes, puedes invitar aquí a tus amigas y amigos para que vengan, así no echas a nadie de menos! - Benjamin entonces alzó una ceja, esperando la respuesta de Nichole.

Nichole era demasiado orgullosa y, a pesar de que deseaba decirle a Scott que fuera con ella a su casa, al final guardó silencio y no le dijo nada cuando él se bajó del coche. Se mordió el labio y se quedó mirando al frente, casi sin pestañear. El resto del viaje permaneció en silencio, sin poder quitarse de la cabeza el horror que había vivido en el parque. En el momento en el que entró por la puerta y su madre se le lanzó de forma asfixiante, se arrepintió  de no haberle dicho nada a Scott. 

— Mamá, mamá, ya está...¡Para...! Estoy bien, no te preocupes... — Se deshizo de su abrazo y miró a su tío con cara agobiada. — ¿Te puedo pedir un favor, tito? Sé que estoy abusando de ti, pero... Necesito que me lleves a un sitio... — Le pidió, a pesar de que sabía que su madre se lo tomaría fatal. Había tardado en darse cuenta de que lo que necesitaba era estar con Scott... Si se quedaba allí no pararía de pensar en Ghostface, él se adueñaría de sus pesadillas...

En cuanto consiguió esquivar a su madre y salir del apartamento, miró a su tío. 

— No puedo quedarme aquí, necesito hablar con Scott... — Tenía que contarle a alguien lo que había pasado o sentía que acabaría volviéndose loca. No podía contárselo a su tito, él intentaría intervenir y se pondría en peligro. A parte de en él, en la otra persona en la que confiaba era en Scott Lessard.

Benjamin se terminó el café y con un suspiro, miró a Shelly, quien tenía cara de pánico al ver que su hija quería volver a salir. - No te preocupes, yo estaré con ella y me encargaré de que no le pase nada. - aquello pareció no tranquilizar lo suficiente a mamá Bloomer, quien se echó la mano en el pecho como si estuviera segura de que algo malo fuera a pasar.

Por suerte o por desgracia, Nichole era una mujer adulta y no la podía retener en casa, por lo que logró salir de allí junto con su tío, el cual accedió a la petición de su sobrina y la llevó al hogar de Scott.

Cuando Jack llegó, era ya de noche. Allí se encontraba nuevamente, al igual que el día de ayer ¿repetiría la misma jugada para conseguir acceso al edificio?

Era evidente que Jack Anderson no tenía ningún tipo de interés en acceder al edificio de la manera que había hecho con anterioridad, a fin de cuentas, habían quedado para cenar, por lo que tenía que ser él el que subiera hasta allá arriba, por lo que se acercó hacia el Portero del edificio y habló con el.

-Apartamento de los Bloomer. -Comentó poniendo sus brazos en cruz, no para generar impresión, sino para que el portero lo llevara hasta allá- Y cuidado con el pelo.

El portero no tardó demasiado en llevarle allí, tras llamar a la puerta quien los recibió no fue ni más ni menos que Shelly Bloomer, la cual abrió la puerta a todo velocidad. - ¡Cariño, por fin! - pero al ver a Jack, se llevó un chasco increíble. - Ah, eres tú...

Miró de lado a lado, buscando a Nichole, pero no la encontró por ninguna parte. - ¿Dónde está mi hija? ¿Qué haces aquí sin ella?

Ver que la puerta era abierta no solo le dio esperanzas sino que directamente le abrió el apetito, aunque ver el rostro de la madre de Nichole en vez de a la propia Nichole le entristeció un poco, a fin de cuentas, este hombre había venido con un objetivo en mente, y no lo negó.

-Cenar. -Respondió el hombre tratando de adentrarse al interior del apartamento.- Aunque había quedado para cenar con Nichole y su padre. Pero... ¿Dónde está?. -Era evidentente que aquella mujer no lo sabía, mucho menos él- Bueno, pues supongo que la esperaré dentro. Le mandaré un mensaje para recordarle, se habrá olvidado... con todo lo que pasó hoy, normal... -Tras decir esto, Jack susurró a su suegrita el motivo- Había mucho pobre en la plaza...

Jack Anderson echó un vistazo a lo que decía por el teléfono movil, por lo que este no se sintió del todo contento de que su pareja le volviera a abandonar, pero aún así comprendió a la perfección de que este no debería tener que preocuparse, ella era una mujer adulta e inteligente.

-Dice que "Ya llovió". -Comentó Jack Anderson levantando la cabeza del teléfono, mostrándoselo a la mujer- Ni idea donde está, le pedí una foto, por si necesita un paraguas. Que por cierto, yo me quedé sin el. Y si llueve aquí tendré problemas con mi pelo... ¿Tenéis un paraguas de sobra?.

¿Qué ya llovió? - preguntó increíblemente confusa. - No parece que vaya a llover. Y según me dijo ella estaba con su tío... - arqueó la ceja y empezó a cerrar lentamente la puerta. - No te voy a dar ningún paraguas, no va a llover... Vete a casa.

Derrotado ante la poca hospitalidad de Mami-Bloomer, Jack Anderson no tuvo más remedio que simplemente marcharse, a fin de cuentas, si no le querían dejar pasar al interior no había absolutamente nada que pudiera hacer para convencerla de lo contrario, mucho menos hacer nada drástico, a fin de cuentas podía mancharse el peinado.

-Supongo que esto es un adiós. -Comentó con un suspiro- Cuando vuelva Nichole, dale un beso de mi parte.

Tras decir aquello, el bueno de Jack Anderson simplemente se marchó.

Steve llegó al lugar de residencia de los Bloomer, allí le recibió con los brazos abiertos Shelly, quien tardó BASTANTE en soltarle tras el abrazo. - Ay Steve, Steve ¿qué ha pasado? No te preocupes, te puedes quedar aquí el tiempo que necesites, más habiendo un asesino suelto por ahí.

Le acarició el pero con cariño, como haría una verdadera madre. - De hecho incluso si quieres quédate aquí mañana, no vayas a clase. Nicky pasa de mis consejos pero ¿dónde vas a estar más protegido que en la comodidad de tu hogar? - admitió.

Es que tenerte aquí es un gusto, no como a Jack, que vino hace un rato, que tipo más desagradable. - se echó los dedos a la frente. - No sé que le habrá visto Nichole...

Steve correspondió al abrazo de Shelly, también le daba gusto verla y de cierta manera el trato que ella le daba le hacía sentir como sería tener una madre o un padre que te quieran. Además el comentario sobre Jack le hizo sonreír de oreja a oreja. -Ya conoce a mi padre, finalmente se cansó de que no quiera ser como él y de que no me parezca más a a Jack, así que me echó de la casa.- Bajo la mirada tratando de ocultar su tristeza, pues pese a su enojo si le dolía que su padre haya tomado esa decisión. -Le agradezco de todo corazón que me permita quedarme aquí. De verdad no sabía a dónde más ir. Y sobre no ir a clases mañana créame que me encantaría tomarme un descanso, pero no puedo faltar, tengo entrenamiento y con el draft de la NFL acercándose no puedo perderme ni uno solo.