Partida Rol por web

Klaudia se fue y con ello lo poco que quedaba de mi cordura.

Imaginaros una pecera. Vacía, yerma y solitaria. Tan solo hay agua dentro, transparente como el aire que respiramos, llenando la pecera justo hasta el borde. Añadid un pez. Solo uno. Poned vuestro nombre al pez e imaginad que es todo aquello que vosotros no podéis ser. Alimentadlo y vedlo crecer.

Tarde o temprano odiaréis a ese pez, por todo lo que no sois. Porque su vida es mejor que la vuestra, llegado el caso. Pez con suerte.

Ahora cambiad de lugar y sed el pez. Jode, ¿verdad? Apenas puedes respirar. Arañas la superficie de la pecera queriendo salir y pensando que... quizá no se estaba tan mal fuera. Que quieres salir. Pero ese cabrón que está ahora tras el cristal, antes tu pez con tu nombre, golpea al cristal con los dedos haciendo retumbar tu nueva casa y moviendo los labios en lo que identificas como un "jódete".

Pues así estaba yo en esos momentos. En mi puta pecera, gracias a alguien que sabía de mi esquizofrenia y me la ha jugado. Mientras tanto, el "otro Scott" se rie. Porque...

-[Es mi hora Scott]- El cabrón se mira al espejo, haciendo que me mire a mí mismo, aun sin ser yo. Me veo con esos ojos de psicópata y siento miedo. Es la primera vez que veo que la soga que lo mantenía medianamente sujeto se ha hundido dentro de la pecera en la que estoy. -[Te dije que un día pasaría. Pero tranquilo, hermano. Yo haré por ti lo que tú no pudiste hacer por los dos. Yo lo arreglaré todo]

Y por mucho que grite... en las profundidades nadie oye tu voz.

La bestia había despertado, por suerte con la suficiente tardanza como para que Klaudia se marchara sin problemas. ¿Pero cuánto tiempo había pasado? ¿Dos minutos? ¿Dos horas? La percepción del tiempo se tornó confusa, pero algo era evidente, el traje seguía allí colgado a la espera de que alguien hiciera algo con él.

Independientemente de si se lo llevaba o se lo ponía, estaba claro que dejarlo allí colgado no era buena idea... Pero un hambre voraz invadió a quien ahora estaba fuera de la pecera, antes de ir a hacer lo que realmente deseaba su corazón, debía saciar su estómago. Scotty siempre ha querido hacer una mezcla especial con aquellos perritos que vendía, pero algo de lo que decía le impedía hacerlo, algo así llamado "moralidad". ¿Pero a quién coño le importa si te zampas ahora diez perritos? Mientras alguien ponga el dinero en la caja, no hace falta que sea tuyo.

Tenía hambre, la verdad.

¿Así es como se sentía tener el control total del cuerpo de Sctott? Normalmente, un par de segundos, susurros en la oscuridad y pequeños gestos involuntarios, era lo que se me permitía hacer, cuando esas pastillas no me ponían a dormir. Me hacían desear algo más. Y aquellos Loa, como el venerable Baron Samedí, el señor de los muertos y del dolor, me habían concedido esta pequeña oportunidad. 

-[Quizá deba hacer un sacrificio en honor al Barón]-

No era tan mala idea, desde luego. ¿Mindy? O santo cielo. Ciertamente, la había tomado con la rubia. Pero el sabor de su sangre se me había antojado delicioso. Ummmm. Un pequeño chupito de niña rica y mimada. 

- [Que me llamó esa puta... ¿Loco?]- Sonreí frente al espejo. Este cuerpo no estaba mal. Nada mal. - [Debería invitarla a un perrito caliente]

Scott tenía un par de ideas en su fracturada mente. Su teléfono no parecía estar funcionando ¿o es que no recordaba la forma de desbloquearlo que tenía Scott? Como fuera, tenía claro sus objetivos.

Mindy estaba en el hospital con Lara, sería difícil llegar hasta ella, pero si tirase de la alarma de incendios, en el caos de la evacuación y en especial con esas deliciosas luces rojas sería relativamente sencillo acudir a ella.

Por otra parte, la zorra de Emily estaba en el entrenamiento de animadora. Cuando acabara seguramente se iría con algún chico en su deportivo, de forma ciertamente temeraria. Aquí Scott podía ponerse más creativo y abordarlo de más formas, y generar caos o por otra parte disfrutar de un sangriento sacrificio.

Las ideas cruzaban mi mente como el puto enano verde de los irlandeses... un leprechaurn... baja por su arcoíris de mierda.

¿Oh, os sorprende mi forma de hablar? Bueno, quizá es porque ahora hago lo que me da la puta gana y digo lo que quiero, después de pasar una eternidad dentro de ese capullo. Pene, Teta, Culo. ¿Veis? El caso es que, además de hambre, empezaba a empatizar con el pobre recluso mental que tenía dentro. 

Quizá Mindy era... demasiado buena (ahora) No merecía la pena, pero... no os creáis que me he olvidado de ella, ni mucho menos. Pero esa Emily... oh, la idea de invitarla a tomar un perrito caliente y meterle cuchillas de afeitar dentro era demasiado tentadora. Quizá algo más sutil. Algo que de verdad de miedo. 

Cogí una mochila y metí dentro el disfraz de Ghostface junto a un cuchillo. Dejarlo allí era peligroso, sabiendo que ahora alguien entraba en mi casa sin darme cuenta. Dudaba de que fuera Renata. Y Klaudia... bueno, quizá el idiota de Scott aún no se hubiera dado cuenta, pero esa quita penas quizá le estuviera haciendo la puñeta desde hace mucho. ¿Sidney por aquí, Sidney por allí? Que no entendía Scott que en realidad esa Sydney solo estaba fingiendo y Klaudia necesitaba un chivo expiatorio. Tendría que darse cuenta el solito de ello, llegado el momento.

Pero mientras tanto... ¡Party time!

El grupo compuesto por Lara, Daphne, Nichole, Renata y Steve, no tardaron en llegar al lugar. Renata paró un momento por su casa (justo en el piso de abajo) a comprobar que su hermano estuviera bien, pero más allá de estar asustado por los ruidos y gritos que escuchó, se encontraba perfectamente bien.

Lo volvió a dejar allí, pues no era lógico meterle en una casa donde podría haber peligro. Al entrar allí, pudieron observar que a priori, todo parecía en orden, pero estaban solo en el comedor ¿por dónde empezarían a buscar?

Nichole iba sentada en el asiento del copiloto, dejando que las demás chicas se apretujaran en la parte de atrás. Ni de coña iba a ir ella ahí, como si fuera una cualquiera...

Se puso el cinturón de seguridad y vio la alerta en Conectad@s. Mientras terminaba de pedirle a Klaudia que le dijera lo que había pasado con Scott, abrió la aplicación y las últimas palabras murieron en sus labios al ver a Emily Richards en la pantalla, llorando. La sombra tras ella de Ghostface le provocó un escalofrío que recorrió todo su cuerpo y sintió como se le ponía la piel de gallina. 

Se quedó mirando la pantalla del teléfono, con los ojos abiertos como platos y un ligero temblor en los labios, mientras escuchaba las palabras de ese Ghostface. Al escuchar que nombraba a Jack sus pestañas aletearon. — No tiene nada que ver con Anderson Creek, idiota... — Murmuró, como si pudiera hablarle a través de la pantalla. Ella ya había pensado en eso y había estado buscando información y no había encontrado nada... El Ghostface continuó hablando, animando a la gente que saliera a la calle, disfrazados como él. 

— Está loco... ¡Nooooo...! — Ahogó un grito al ver como ese Ghostface clavaba el cuchillo en el hombro de Emily y después apuñalaba a su novio en el estómago y dejó que el coche se precipitara en el muelle... No tragaba a Emily, aquel día se había enfadado mucho por lo que le había hecho a Mindy, pero nadie se merecía algo así... Sintió como sus ojos se humedecían y las lágrimas emborronaban su mirada. Klaudia ya había colgado la llamada, pero ella ni se percató. Seguía atenta a las últimas palabras de Ghostface y sintió un vahído en su interior. 

Tras la retransmisión permaneció en silencio, atendió un par de veces al teléfono, pero no dijo nada... Sentía una presión muy fuerte en el pecho y temía que si hablaba, su voz la traicionaría y todos se darían cuenta de lo alterada que estaba. 

Cuando llegaron al apartamento de Scott, éste parecía vacío. 

— Scott, ¿estás aquí? — Llamó en voz alta nada más abrirse la puerta y asomarse. Al ver que en el comedor no parecía haber nadie, corrió hacia el dormitorio para ver si se encontraba allí...

Renata se subió en la parte trasera del coche con el corazón encogido. Primero por la incertidumbre de lo de Scott. Segundo por lo sucedido con Emily. - Esto se está descontrolando - su voz quebrada por las repercusiones de todo lo visto y oido en el video.

Se inclinó ligeramente para apoyar su diestra en el hombro de su amigo - Gracias - dijo bajito. Antes estaba enfurecida con él, pero no quería estar a malas con él. Sobre todo por si le pasaba algo a alguno - Perdona mi enfado de antes - miró de reojo a la pelirroja pero al final habló - pero me jodió que prefirieras irte a su casa que venir a la mia. Pero lo entiendo - ¿quien iba a querer dormir en su casa, en un sofá feo y gastado?

Volvió a recostarse en la parte de atrás y aunque no tenían mucha confianza, necesitaba algo que la calmara y tomó la mano de Daphne mientras se quedaba mirando la noche pasar veloz a través el cristal del vehículo. Para cuando llegaron a su piso al menos había logrado calmar la histeria inicial, pero la cautela seguía acompañándola con un trasfondo de temor por lo que pudieran encontrar.

No ver a nadie en casa de Scott la tranquilizó. No ver sangre ni muebles volcados mucho más. ¿Quizás había sido una de sus crisis? Si era así podría estar en el baño. Se aproximó despacio, no sin antes coger un cuchillo de la cocina... Por si las moscas.

Steve no podía quitar los ojos del camino aunque se muriera de intriga por saber qué era lo que estaba sucediendo en la trasmisión que las chicas iban viendo, pero si que podía escuchar e imaginarse lo que pasaba y eso le heló la sangre. Ese resentimiento entre rico y pobres se había vuelto letal y ahora no contaba con la protección de su padre, lo cual lo dejaba mucho más vulnerable. Pero lo que más le preocupó fue la mención a Jack. Si Jack era el lider de los Ghostface esto lo tomaría por sorpresa, pero si no lo era esto era sumamente peligroso para él. Y claro, conociendo a su antiguo mejor amigo como lo conocía, si podía llegar a ser lo suficientemente ingenuo como para que Ghostface le plantara ese paraguas o la máscara. Ahora tenía dudas sobre su principal sospechoso, pero lo único que no quería era tener la sangre de Jack en sus manos en caso de que fuera inocente. Así que sacó rápidamente su celular y mandó un mensaje de voz para no quitar sus ojos del camino. -Vete a mi departamento y no salgas de ahí. Le diré a mi padre que te refuerce la seguridad. No seas cabezón y esta vez hazme caso. Estás en peligro. 

Estuvo a punto de chocar cuando el grito de Nichole lo desconcentró, pero afortunadamente giró rápido el volante y pudieron seguir sin contratiempos. Por el grito de ella y el silencio en el carro entendió que había llegado el fin de Emily y le dio un golpe al volante un tanto frustrado. -¡Estamos cayendo como moscas!

Finalmente llegaron y antes de bajar Ren le pidió disculpas, a lo cual Steve respondió con una sonrisa. Al igual que con Nicky, era difícil que él pudiera mantenerse enojado, así que no le dio más importancia al tema. Antes de entrar a la casa envió un par de mensajes y guardó su celular. 

La primera impresión que tuvo era de una falsa alarma, pero igual se mantenía alerta. Estaba por decir algo cuando Nicky arrancó a correr y con miedo de que algo le pase Steve la siguió, aunque no sin antes advertir a la demás que no se separaran y que gritaran si veían algo. 

No hubo respuesta alguna ante los reclamos de Nichole, por lo que decidieron hacer lo que nunca se debería hacer en las películas de terror, separarse para explorar. Nichole y Steve acudieron a la habitación de Scott, Renata, aunque armada y preparada, se dirigió sola al baño del chico. Por último, Lara y Daphne se quedaron en el salón.

Nichole y Steve pudieron ver en la habitación del chico, una nota tirada en el suelo.

¿ Q U I E R E S     V E N G A R T E    D E    J A C K    A N D E R S O N ?

   

M A Ñ A N A  23:00

P A R K I N G      D E    C A R A V A N A S

También estaban las pastillas antisicóticas de Scott tiradas alrededor de dicha nota.

Renata, en el armarito de las medicinas, encontró un frasco de relajantes, medio abierto y mal colocado.

Lara y Daphne pudieron observar que era imposible saber si faltaban más cuchillos aparte del de Renata, pues estaban todos en un cajón amontonados. Además, la ventana de dicho salón estaba con la cerradura rota.

Tras reunir las pistas, pudieron concluir algo, los antisicóticos y los relajantes, se parecían bastante. 

Al ver la nota que había en el suelo, Nichole ahogó una exclamación y se acercó a ella. No tenía ninguna duda de quién estaba detrás de todo eso. Se arrodilló en el suelo para recoger las pastillas y meterlas dentro de su frasco y cogió la nota. Levantó la mirada, cruzándola por un instante con la de Steve y sus labios formaron una suave mueca. 

— Ghostface está detrás de esto... — Le dijo y soltó un pequeño suspiro. 

Se levantó y salió del dormitorio, reuniéndose con los demás en el comedor. Al ver a Renata le enseñó la nota que había encontrado. 

— Creo que ha ido al parquing de caravanas. Esta mañana Jack me comentó que alguien le llamó y le dijo que acudiera esta noche allí, a las once. Le dijo que tenía que entregarle un paquete para el cuidado del cabello. Sea quién sea el que esté detrás de todo esto, ha buscado la manera de que se encuentren allí. Aunque creo que Jack no irá, le convencí que era un sitio sucio y le pidió a Juan que fuera en su lugar. — Al nombrar al jardinero, sus labios formaron una suave mueca. — Tenía estas pastillas esparcidas alrededor de la nota... Como si al tomárselas le hubiese pasado algo... — Al mostrarle el tarro, su pulso tembló ligeramente. 

Al ver las pastillas que Renata había encontrado en el baño empezó a temerse algo muy malo. 

— Mierda... — Masculló entre dientes y le pidió que se las dejara para ver si podía diferenciarlas.

Las pastillas tenían muy ligeras diferencias, como el tamaño, pues la relajante era levemente más pequeña, además de un pequeño agujero en la parte superior del antisicótico. Si te paras a examinarlas con detalle es posible verlo, pero durante una prisa, nadie se daría cuenta.

Tras revisar por internet, pudieron observar que las pastillas más pequeñas, realmente eran los antisicóticos, a pesar de que estaban en el bote de las pastillas relajantes.

Y efectivamente, mirando por internet a Nichole se le confirmó el mal presentimiento que había tenido. Quién fuera que había entrado para dejarle la nota, debía haber cambiado las pastillas y cuando Scott necesitó tomarse una, se encontró con un relajante. Eso explicaría las pastillas que había encontrado esparcidas en su dormitorio, junto a la nota. 

— Scott no puede ir al parquing de caravanas... — Murmuró para sí misma, pero con la voz lo suficientemente alta como para que la escucharan los demás. 

Miró de nuevo el teléfono y vio un mensaje. Puso los ojos en blanco y lo respondió antes de darle llamada nuevamente al teléfono de Scott. A pesar de que seguro que seguía bloqueado, no iba a dejar de intentarlo cada cierto tiempo. 

— Voy a ir a buscarle. Le llevaré sus pastillas, puede que las necesite... — Dijo, cogiendo el tarro de las que ya habían confirmado que eran las antisicóticas y guardándolas en el bolsillo. Miró a Renata y sus labios se curvaron en una suave mueca. — Alguien debería quedarse aquí por si regresara... — Le gustaría que la latina fuera con ella, era la mejor amiga de Scott y podía ayudarla si las cosas se torcían, pero... Tampoco quería pedírselo directamente. Además, si iba ella también querría ir Steve y no creía que fuera lo mejor... Suspiró y dio media vuelta para salir del apartamento.

Como despertando de un sueño dentro de una pesadilla, así se sentía Daphne. Por un breve momento las cosas estaban bien y de pronto de vuelta a correr por sus vidas, o por la vida de alguien más ¿Cuánto más duraría todo esto? Abrió el cajón nuevamente, después que Renata hubiese sacado un cuchillo de ahí y sacó todos los cuchillos que encontrase, uno para ella, otro para Lara y el resto para los demás. Si había alguien más ahí, sería bueno estar preparados. "—¿Pero no estás con eso tendiéndole un arma a tu asaltante si es que no sabes usarla bien? "—Se preguntó mientras lo cogía por el mango, y no tardó en responderse también —tonta, Ghostface ya tiene el suyo.

Ghostface… Era la primera vez que, aunque sea en su mente, lo llamaba así. Un escalofrío de terror le invadió como si con eso dejase pasar todo lo que la máscara significaba. Por un momento se sintió ahogada ante la presión. Ya había sentido eso antes, durante el viaje, y de pronto había sentido el agarre de la mano de Renata, ¿Fue entonces que se preguntó qué demonios estaba haciendo ahí? ¿Pudiendo haber salido huyendo a la casa de sus padres? 

Miró a Lara y asintió mientras le entregaba aquel improvisado artículo de defensa. Cuánto le había agradado que se dejase abrazar y que hubiera dejado atrás todo ese asunto de más sospechas, un breve instante de paz que fuera roto por aquella infame transmisión. La nueva actitud de Lara —firme y aguerrida— la devolvió a la realidad. Aunque no pudiera ser útil en nada, al menos debía intentarlo, no podía abandonar a sus amigos. 

Buscó la ventana para tomar aire y encontró que la cerradura estaba forzada. Con preocupación miró alrededor y afuera de la casa y por si acaso volvió y volcó el resto del contenido del cajón de los cubiertos en el cesto de la basura junto con los cuchillos que hubieran sobrado. 

"—Te debo los cubiertos, Scott—"

Eso la había sentirse un poco más segura, pero aún así tenía miedo, más aún del que había sentido en Central Park o en el Angelika's, y el miedo había borrado cualquier emoción que hubiese sentido de resolver el misterio en el que se hallaban metidas, sin embargo había dado paso a otro sentimiento, la necesidad de mantenerse con vida. Durante el viaje se había mantenido en silencio y, en silencio, había aceptado la idea de separarse. Aun cuando iba en contra de todo lo que las películas y los libros le habían enseñado. ¿Pero qué más podían hacer?

Renata, Steve y Nichole habían regresado del baño y de la pieza de Scott respectivamente. Todo lo que habían encontrado daba pie a pensar que su amigo había partido hacía el parque de caravanas después de haberse tomado una cantidad considerable de pastillas.

El mismo parque de caravanas dónde Ghostface había convocado a todos para liquidar a Jack. Su teléfono estaba ahora guardado en el bolsillo de su chaqueta, encendido. Había querido apagarlo después del vídeo de Emily, pero no sé había atrevido, menos cuando aun no tenían ninguna pista del paradero de Scott, ahora tampoco quería hacerlo. Aunque no lo quisiera, esos vídeos eran indicios y advertencias que podrían mantenerlas con vida y la conexión era una herramienta clave para entender lo que había estado pasando. Ahora, por ejemplo, les había servido para notar que probablemente Scott había equivocado sus pastillas y que en vez de un antisicótico se había tomado los relajantes.

—¿Scott estaba tomando de esas? — trató de ver si identificaba las pastillas, para ver si podía calcular que tan complicado era el efecto. No sabía que él tuviera que medicarse, pero si lo hacía y tenía episodios sicóticos no habérselas tomado lo ponían en gran peligro… a él y a los que se cruzasen en su camino. 

entregó los cuchillos que había encontrado a los demás.

—Por si acaso… es que la cerradura de la ventana está forzada…

Antes de que buscaran la info de las pastillas ella ya se había temido que era eso mismo lo que habia pasado. Ahora Scott era un peligro para todos, incluso para el mismo. Escuchó a las chicas y suspiró

- Si. Hay que ir al parking de caravanas, pero habrá que tener cuidado. Que Jacks diga que no irá significa que irá, pero lo hará a escondidas o vete tu a saber - tenia el dinero y los medios para crear cualquier trampa o artimaña

- ¿Te ha confirmado a ti algo? - preguntó a Steve recordando que le habia mandado un mensaje en el coche.

Asintió a llevarle las pastillas. Desde luego que las iba a necesitar. Asintió a Daphne a la pregunta de si las estaba tomando pero no dió más detalles por respeto a su amigo. Al salir paró a la entrada del edificio donde solía estar o el camello de siempre esperando poder vender algo o a los chicos que solian jugar con la pelota, para preguntarles si habían visto a Scott hoy y si lo habían visto salir solo o acompañado. También si habían visto a alguien extreño merodeando por el bloque

Cada vez era más evidente que Ghostface había estado allí y cada vez se convencía más de que había juzgado mal a Jack, todo parecía indicar que él también era una víctima de las manipulaciones de Ghostface. Ahora Scott y Jack podían estar en grave peligro. 

-He tratado de que vaya a mi departamento y se quede ahí, pero es necio y me dijo que si se ponía un bigote o una máscara no lo reconocerían.- Al decir eso recibió un mensaje y debido a la insistencia llamó a esa persona. 

Mientras esperaba a que le contesten vio que Nichole tenía intención de salir del departamento y la detuvo casi por instinto. -Nicky no creo que sea buena idea que te vayas sola. Dudo que Scott regrese aquí y menos si no está en sus cabales y lo peor que podríamos hacer hoy, al menos hasta tratar de aclarar esto, es separarnos. 

No tenía ni idea de esta faceta de Scott... - mustió para sí misma, aunque todos la oyeron. - Y si él... No, no puede ser. - parecía querer negar algo que era más que posible... Pero hasta que no hubieran pruebas feacientes, nada estaba demostrado. - ¿Qué puede tener el parking de caravanas para que sea tan importante? - preguntó, esperando que alguien tuviera alguna pista más, aparte de simplemente la ubicación.

Suspiró. - Parece que la única forma de saber la verdad es acudir allí. - a pesar de que Daphne le había entregado un cuchillo hace poco, decidió dejarlo en la mesa. - No lo necesitaré. Si tengo que clavárselo a alguien, me estaré poniendo a la altura del asesino y me niego. - quizá sonaba temerario por parte de la rubia, pero tenía claro que no quería matar a alguien, incluso aunque fuera en defensa propia.

Pero antes de que nadie pudiera replicar o encaminar la marcha hacia el parque de caravanas, algo se oyó a través de la ventana.

Unos pasos a través de la maltrecha escalera de incendios se pararon justo antes de que nadie pudiera ver nada a través de la ventana.

—No es necesario que lo hagas, basta con que crea que vamos a hacerlo, yo... —iba a admitir que ella probablemente tampoco sería capaz de usarlo, pero se guardo de decir cualquier cosa, después de todo aún estaba la opción de que Ghostface siguiese por ahí. Cogió el cuchillo de la mesa y se lo guardó inconscientemente junto con el otro mientras agregaba—, no se por qué tengo la sensación de que todo esto no es más que una distracción para conseguir algo más grande, que somos sus piezas. Quiere conseguir algo o alguien que está ahí en el parque. Lo demás es solo para crear confusión y salir indemne.

​​​​​​Comenzó a moverse con el grupo. Estaba completamente de acuerdo con Steve, lo que menos debían haber ahora era separarse. Pero no había dado apenas medio paso cuando escucho, valga la redundancia, pasos afuera de la ventana. 

Pegó un respingo. Miró a los demás y señaló alrededor. 

—Voy a mirar.. no pierdan de vista las otras entradas, el baño, la pieza...  Recuerden que hasta ahora siempre ha hecho eso, distraer y después atacar desde otra parte. 

Dió un paso había adelante, temblando, pero a último minuto se detuvo y sacó el móvil para activar la cámara. Alargó el brazo y usándolo a modo de periscopio trató de ver qué había afuera de la ventana sin acercarse más.

A través de la cámara de su teléfono, Daphne pudo ver a Mindy al otro lado, apoyada contra la pared. Al vez el móvil aparecer, solo pudo poner cara de sorpresa y alzar el dedo índice hasta su propia boca, pidiéndole así a Daphne de forma velada que guardara silencio respecto a lo que acababa de ver.

Daphne miró su telefono por un momento y luego a sus compañeros. Por un momento dudo en que hacer pero, mientras retrocedía hacía atras recordó a Lilliana, y lo que pasó con ella. Negó con la cabeza y les hizo una seña para que se acercasen y taparan sus telefonos, haciendo lo propio con el suyo a modo de ejemplo. Cuando todos estuvieron listos dijo en voz muy baja, casi inaudible. 

—Mindy está allá afuera, está escondida y me ha pedido encarecidamente que guarde silencio... tengo miedo de que se esté escondiendo de alguien y podamos delatarla.

No podía hacerlo, si se estaba escondiendo necesitaba su ayuda, si no... los demás debían saberlo.