Partida Rol por web

Era evidente que Nichole había pasado la noche allí. Todavía tenía el cabello mojado tras haber salido de la ducha y llevaba puesta ropa deportiva de Scott. Cuando tocaron al timbre, estaba tomándose un café, sentada con las piernas cruzadas sobre el sofá. 

Miró a Scott, alarmada, pero él parecía tranquilo, como si estuviera esperando aquella visita. Ella se quedó en la sala, confiando en que sería algún paquete que habría pedido y no tardaría en despachar al repartidor. Cogió el mando de la tele y la encendió, cuando escuchó la voz de Renata y su hermano tonto entró por la puerta y se le lanzó encima. 

— Pero... — Apartó el café, evitando que se derramara y sus labios formaron una suave mueca. ¿Qué hacían esos dos allí? ¿Por qué habían venido? Por la pregunta de Renata, tenía una clara sospecha y su mirada, incrédula, se dirigió hacia Scott. 

— ¿Por qué la has llamado...? — Preguntó con voz seca. Renata la odiaba, ya lo había dejado claro aquella vez en los baños de la uni. Era amiga de Steve y no la soportaba por lo que había ocurrido... ¿Ahora cómo explicaba que estaba allí, en casa de Scott, con la ropa de Scott y habiendo utilizado su ducha? 

El abrazo de Juancho no me pilló por sorpresa, pues lo hacía bastante a menudo.

- Heyyy, colegaaaa.- Di un abrazo también al hermano de Renata.- Tú cógela, ya sabes donde está, compi.

Era algo que me gustaba del chaval, pues demostraba, con toda sinceridad, como se sentía con respecto a la gente. De forma totalmente desinteresada Además, eso me hacía pensar que era como un hermano (o quizá un primo) para él. Lo peor de la maquinita no era que estuviera alta, la música, sino que era pegadiza e invitaba a mover la nalga (cosa que tuve que evitar con un gran esfuerzo)*

- Lo primero de todo, necesito vuestros móviles. Y no, esta vez no voy a hacer malabarismos.- Dije extendiendo las manos y esperando a que me los entregaran.- Precaución.

Tras eso, los puse dentro de un cuenco, y el mismo dentro del microondas. Me tentó el poner el microondas en marcha, pero ... Hey, no soy un asesino (de móviles) Me volví hacia donde estaban ellas, como un juez de MMA a punto de dar la salida para el combate. La pena que no estuvieran ambas en bikini y hubiera barro de por medio.

- Déjame que lo explique- Miré primero a Nichole.- ¿Vale?- Me giré hacia Renata. - Solo puedo confiar en ti, Ren. - Devolví mi mirada a Nikki.- Los dos- Y de nuevo a Renata, donde la pelota del partido de tenis imaginario al que jugaba con la cabeza había hecho línea en su campo. - Sentaos, que me estoy mareando, por favor.

-Nikki, Renata sabe lo nuestro desde el principio. Todo. Y no ha dicho nada a nadie. Siquiera a Steve. ¿Vale? Si quisiera hacerte daño lo habría dicho a todo el mundo, así que puedes confiar en ella. Entiendo que no seáis las mejores amigas ni que os caigáis bien, ¿vale? Pero ahora mismo, nos necesitaremos los tres.

Suspiré levemente esperando que Nichole al menos quisiera quedarse.

- Ren, necesito que nos eches una mano. Sé que va a sonar como una putada, y realmente lo es, pero es algo que yo no puedo ignorar. Además, está Steve metido en el ajo y podría estar jodidamente en peligro. Tú eres más lista que yo, así que... por favor, quiero que escuches a Nichole, y ver si se te ocurre algo. ¿Bien?

Miré a Nikki y la animé a que contará lo que sabía.

-Cuéntaselo, por favor. Es importante. Renata es legal. Confía en mí.

Nichole estuvo un poco reacia a dejarle el móvil a Scott. Era nuevo y era una pasada, además, todavía no le había instalado todas las aplicaciones. Alargó la mano y lo sostuvo durante un par de segundos sobre la mano de Scott, hasta que finalmente lo soltó con un suspiro. Observó como lo metía en un bol y lo llevaba al microondas y se mordió el labio, pero guardó silencio y esperó a que volviera y le explicara qué hacía allí Renata.

Al escuchar que ella conocía su secreto, sus ojos se abrieron como platos y sus labios se entreabrieron para protestar, pero se guardó los comentarios y esperó a que Scott terminara de explicarse. Cuando lo hizo, miró a la chica con incredulidad. ¿Lo había sabido durante todo ese tiempo? ¿De verdad podía confiar en ella? Miró a Scott, esperando una confirmación en su mirada y volvió a mirar a Renata. Seguía un poco molesta porque él la hubiera llamado sin consultárselo, pero en el fondo sabía que si lo hubiera hecho, ella se habría negado rotundamente.

Suspiró, había metido a Scott en toda aquella mierda y era justo que él quisiera contar con el apoyo de esa marimacho, aunque todavía no comprendía por qué confiaba tanto en ella. 

— Está bien, si Scott confía tanto en ti, me tocará hacerlo a mi también... — Comentó y dirigió su mirada hacia la puerta que llevaba al dormitorio de Scott, asegurándose que el hermano de Renata seguía allí, entretenido con el juego. Volvió a mirar a la chica. — Antes de nada empezaré contándote por qué estoy con Jack Anderson. — Al nombrar a su novio, sus labios formaron una suave mueca. — Scott te contaría que dejé a Steve para poder estar con él... Y así era, pero... Mi tito es ayudante del fiscal y me contó que había algo turbio en la muerte de la familia de Jack. No podían demostrarlo ya que no habían pruebas y su abogado estaba interfiriendo en la investigación, así que aproveché su interés en mi para poder acercarme e investigarle. Cree que Jack está de alguna manera implicado en sus muertes, pero hasta ahora no he podido averiguar nada... Se hace el idiota pero es mucho más listo de lo que parece. Anoche, en el parque, tras la muerte de José, él se fue corriendo y me dejó sola. A los pocos minutos apareció un Ghostface y me amenazó. Me dijo que si no aceptaba un acuerdo con él, me mataría, a mi y a mi familia... — Guardó unos segundos de silencio, su mirada bajó a la taza que sujetaba con fuerza con ambas manos y se quedó prendida del oscuro café. Su rostro había palidecido y sus labios temblaron al recordar el miedo que había pasado. Al darse cuenta que había dejado la explicación a medias, tragó saliva y volvió a mirar a la muchacha. — Quiere que en una semana, contando desde anoche, lleve a Jack y a Steve a un punto de encuentro. Le pregunté por qué y me dijo que tenían que pagar por algo que habían hecho. Le dije que sí, que lo haría... — Dirigió un instante su mirada hacia Scott, buscando las fuerzas que sentía que la abandonaban. — Tuve que aceptar porque si no... Me iba a matar... En ese momento apareció Scott y él... Se fue. — Volvió a mirar a Renata a los ojos. — No podéis decírselo a nadie, porque si se entera de que he hablado... Mierda... — Sentía como se le quebraba la voz y sus ojos se llenaban de lágrimas. Pestañeó rápidamente para evitar que estas emergieran y respiró profundamente. — A los dos minutos más o menos volvió Jack, iba vestido como Ghostface y venía desde la misma dirección de donde había desaparecido el que me había amenazado. Como le dije anoche a Scott, creo que es posible que en realidad sea él y que quiera tenderme una trampa. Si cumpliera con el trato y él sobreviviera, quedaría como una víctima y nadie desconfiaría de él. Pensarían que yo era cómplice y el pobre Steve habría pagado con mi traición... Sé que parece una locura, pero cuanto más lo pienso más lo creo. Se dejó puesto el traje, diciendo que lo había encontrado por ahí; pero es imposible que le hubiera dado tiempo a uno quitárselo, dejarlo tirado y a él encontrarlo, ponérselo y regresar. Pero como siempre actúa de esa forma, tan inconsciente, nadie sospechó de él. Es como ayer, cuando fue a ver el cuerpo de su tía abuela. Mi tito me contó que llegó tomando un helado y se las ingenió para que éste cayera sobre ella. Lo retiró con las manos, tocando el cuerpo sin ningún pudor... Si por casualidad encuentran huellas de él, ahora hay una justificación para ello... Está mal de la cabeza, pero no tengo pruebas y... — Tragó saliva. — Tú debes saber lo que admira el padre de Steve a Jack, pero eso no quita de que su hijo es Steve... ¿Y si quiere quitarlo de en medio para quedarse con todo lo de Steve? — Al volver a hablar sobre el tema, volvía a verlo todo tan claro... Pero podía estar equivocándose... — No sé qué creer, la verdad... Siento... Que me estoy volviendo loca... — Terminó diciendo con voz temblorosa y bajó la mirada, clavándola nuevamente en la taza de café.

La joven entregó el móvil a Scott con naturalidad para acto seguido ir hasta donde estaba Juancho y pedirle su móvil un momentito. A lo mejor lo había dejado en casa, pero por si acaso, pues había comprendido al instante lo que quería hacer su amigo.

Una vez de vuelta se sentó en el brazo de uno de los sillones, cruzada de piernas y con gesto de "venga, a ver que cojones necesita la princesita mimada" 

-Nikki, Renata sabe lo nuestro desde el principio. Todo. Y no ha dicho nada a nadie. Siquiera a Steve. ¿Vale? Si quisiera hacerte daño lo habría dicho a todo el mundo, así que puedes confiar en ella. Entiendo que no seáis las mejores amigas ni que os caigáis bien, ¿vale? Pero ahora mismo, nos necesitaremos los tres.

- Lo hice por ti. No por ella - la miró desafiante un segundo para luego ablandar el gesto pues su amigo la necesitaba de nuevo y no iba a fallarle aunque estar con ella fuera como una puñalada en el pecho. Sobre todo porque sabía que le haría lo mismo que a Steve cuando se cansara de él - Pero si. No diré nada - no quiso meter leña al fuego comentando que ya se les empezaba a notar pues hasta Valentina se había olido que había algo entre ellos. 

Escuchó a la pelirroja sin mirar a Scott en ningún momento. Asintió a lo de Jack. Ella no pensaba que fuera idiota. Era lo bastante listo y malvado para joderle a alguien la vida sin importarle un pimiento ni sentir remordimientos y la excusa de que se vistió como Gosthface en el parque para despistar le sonó estúpida y dificil de creer.

Su espalda se tensó al saber el acuerdo al que se habia llegado. Desde luego ahora tenía dos motivos poderosos para intervenir. No pensaba permitir que nadie le hiciera daño a Steve.

- Bueno, aunque me joda decirlo. Te creo. En todo - se levantó y se acercó a la ventana para mirar hacia fuera cruzada de brazos. Se quedó pensativa unos minutos - Conozco al jardinero de Jacks. Voy a quedar con él y a tantear el terreno - Suspiró antes de volverse 

- Pero me gustaría pedirte que me sigas en redes sociales y le des likes a mis videos donde bailo y canto. - dejó caer aquello de golpe. Realmente fue improvisado, pero la necesitaba si quería hacerse un hueco en el mundo del espectáculo. Ella conocería a mucha gente rica, seguro que a algún que otro artista, productor, etc... Eso le daría difusión. 

Nichole estaba tan acostumbrada a que la gente hiciera lo que ella quería, que cuando Renata dijo que la creía, levantó la mirada del café y la clavó en ella, arqueando ligeramente una ceja. Ni siquiera se había planteado que no pudiera creer sus palabras. Estaba allí, abriéndole su corazón a esa petarda y sólo faltaría que le dijera que estaba mintiendo. Bufff... Entonces sí que habrían terminado mal...

Le dio un pequeño sorbo al café, que cayó como si fuera plomo en su estómago. La noche anterior apenas había cenado y aquella mañana sólo había aceptado el café que tenía entre las manos. Sentía un nudo tan gordo en el estómago que creía que no podría volver a comer en su vida. Aunque eso no estaba mal, ya que así podría mantener la línea...

— ¿Le conoces bien? — Preguntó cuando Renata dijo que hablaría con el jardinero de Jack, aunque su ceño se frunció ligeramente al escuchar su siguiente petición.

— ¿Qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando...? — Preguntó con cierta acidez. A pesar de que en el fondo lo sabía, no quería reconocer en voz alta que Renata podría llegar a ser una gran artista. Estaba resentida tras las palabras que cruzaron en el baño de la uni y no la tragaba...

- No tiene nada que ver - fue su simple respuesta. Nichole era bastante lista como para saber si decidía ayudarla o no

- Sí, cómo se llamaba... ¡Juan Martinez!- Dije chasqueando los dedos cuando Renata lo mencionó.- Un tío latino, sí. Jardinero de Jack. Además, tiene una jodida manía de disfrazarse como él. ¡Y el muy joputa un día, así de coña, me engañó! Se le da bien imitarlo. - Suspiré profundamente mientras dejaba caer los hombros a los lados.- Eso es una putada. Cualquier cosa podría ser idea de ese jardinero o Jack tener coartada con eso mismo.

Quité la taza de las manos de Nichole y le agarré una de ella, pera tranquilizarla en la medida de lo posible. La miré a ella con cierta dulzura y después a Renata. Sonreí a esta última con un leve gesto de mi cabeza, como dándole las gracias. Ambas eran importantes para mí. Cada una a su manera. Y en ese momento sentí cierto miedo, porque perder a alguna de las dos sería algo... mejor ni pensarlo.

Y pensando un poco todo, ahora con más frialdad...

- Jack no era el Ghostface que te amenazó, Nichole.- Me crucé de brazos y empecé a deambular por la habitación, ciertamente pensativo.- Cuando la marabunta llegó, me subí al árbol. Desde allí vi a Nichole tras la caseta de los helados y al Ghostface dirigirse hacia ella. Pero había otro Ghostface al lado del camión del sonido y debajo estábais Renata, Juancho, Steven y Valentina. Estaba vestido... bueno era un Ghostface pero de forma más peculiar. Juraría que ese era Jack.

Me paré frente a ellas antes de seguir.

- Jack mintió cuando nos dijo que alguien se lo había "tirado encima". En realidad él ya llevaba puesto ese atuendo cuando todo se descontroló. Quizá lo llevaba en su jodida y mariquita mochila azul de mierda. El otro Ghostface estaba ocupado matando a Santome y su amigo. Así que creo que Jack es un oportunista en todo esto. Salvo que el Ghostface que fue a por Nichole fuera muy rápido después de matar a aquellos dos.

Y además, creo que alguien más les ayudó en todo esto. Puede que Larson. Él controla de drones y esas cosas, seguramente. Puede que Jack le tirara un fajo de billetes para que iniciara todo esto o algo así. Tengo... ejem, a Daphne investigando eso.- Casi parecía un policía.- Me pareció sospechoso como reaccionó en comisaría.

Estábamos de acuerdo los tres. Al final teníamos que buscar pruebas de todo. Y era jodidamente peligroso, además, el no poder confiar en más gente.

- Vamos, Nichole. Renata es un crack bailando y tú quieres ser periodista o algo así. ¡Podrías incluso hacerle una entrevista como estrella en auge!- Animé a mi chica.- Hey, además, yo aún no he pedido nada. Lo hago todo por el mi desinterés hacia vosotras.

Bueno... más o menos. Aún tenía en mente esa escena de Presing Catch femenino.

Nichole frunció el ceño y sus labios se torcieron en una mueca. Lo sabía, no se podía esperar nada de esa chusma. Renata era una aprovechada que quería beneficiarse de la situación. Podía leer claramente entre sus palabras, «te ayudo si me das tus putos likes...» 

Si no quería ayudarles, no la necesitaban. Podían apañárselas solos. Pero las siguientes palabras de Scott hicieron que Nichole olvidara de momento el asunto. Le miró, abriendo mucho los ojos. Sintió como le quitaba la taza y tomaba su mano, que temblaba ligeramente. Cuando él terminó de hablar, volviendo nuevamente al tema de los likes y lo gran bailarina que era Renata, Nichole volvió a mirarle. 

— Está bien, si quiere los likes los tendrá. — Cedió porque él se lo había pedido, aunque eso pudiera minar su reputación. Ella, reconociendo públicamente que le gustaban esos bailes chabacanos... Soltó un suspiro y deslizó la mirada entre los dos, terminando en los ojos de Scott. — ¿Tanto se parece ese tal Juan Martínez a Jack? Su coartada por la muerte de su familia es que se encontraba en otro lugar. Hay vídeos que así lo atestiguan, pero mi tito me dijo que era extraño, porque en teoría él se había ido de viaje con su familia. Pero en esos vídeos sale alguien que se viste, se peina y lleva gafas de sol, como él... Si se pudiera demostrar que en realidad era ese tal Juan... — Se levantó del sofá y dirigió su mirada hacia el microondas. — Tengo que decírselo. Es la prueba que necesitan para poder situarlo en la escena del crimen... — Dijo mientras caminaba hacia la cocina para recuperar su móvil. — Intentaré quedar con él después del acto que se celebrará al mediodía por José. ¿Vosotros vais a ir? — Preguntó, volviéndose a mirarles, mientras su mano se dirigía hacia la puerta del microondas.

- No sé si tanto se puede parecer un latino a un rubio, a plena luz del día, pero, seguro que lo suficiente como para engañar una cámara, sí.- Me encogí de hombros - Es tío es clavado a Jack incluso en sus gestos. Va a ser jodido que se sepa cuál es la diferencia entre uno y otro, a no ser que...- 

Seguía con la vista a Nikki cuando iba a por el móvil. Con mi ropa estaba bastante buena, todo hay que decirlo. Algo muy diferente a como se solía vestir. Pero lo que me gustaba de ella estaba en el interior. Más abajo que esa sudadera que la quedaba enorme. Más allá de su ropa interior de encaje tan chula. Como diría la Sra. Potts, de la Bella ya la Bestia... lo dulce estaba en el interior.

- Alguien le haga confesar. Alguien con mucho dinero. Con más que Jack. Y que además le ofrezca trabajo para podar su jardín. El vegetal, me refiero. A lo mejor deberíais ir las dos. Y llamar a Mindy para que haga de putón verbenero con el jardinero. Prométele un móvil de los tuyos, Nicole, y seguro que hace lo que la pidas. Lo mismo si ve un par de tetas, el tío le haga un "pase de modelos a lo Jack" y grabado eso sirva de prueba.- Sonreí con una mueca algo mordaz, sabiendo que estarían bastante en desacuerdo con ello.

Me acerqué a Renata que estaba tendida en el sofá, y me incliné sobre ella, apoyando los brazos a su lado y quedándome tan cerca que hasta podría decirse que era intrusivo.

-Hey, Ren. Ponte tus mejores bragas que seguro sales portada, después de esto. Pero sobre todo, ten cuidado, ¿vale?

Lo decía completamente en serio y esta vez son sonreír ni nada. Aquello era una mierda y seguramente todo estábamos en peligro. Unos más que otros, quizá. Y todo por culpa de los putos ricos. La di un beso en la coronilla y me aparté para ir hasta el microondas y sacar los móviles. En ese paso cogí a Nichole por la cintura y la abracé momentáneamente.

- Deberíamos ir todos, en realidad.- Al sacar mi móvil vi un mensaje y sonreí- No sé a qué hora es, pero de momento tengo una cita con Daphne. - Hice rodar los ojos hacia Nichole antes de que dijera nada.- Soy su Watson, ¿sabes? Su Mulder en Xfiles. No es una cita de verdad. Bueno, tiene que parecerlo porque vamos a ver si Larson "suelta" algo.

Tras eso la besé tímidamente.

-Ten cuidado tú también. Intentad sed, amigas.

¿Ir con Renata a ver al jardinero? ¿Estaba de broma, no? Además, iba a cantar demasiado si empezaba a dejarse ver con la lating king esa. Presentarse en el barrio de los Anderson, uno de los más prestigiosos de New York, acompañada de chusma era un suicidio social y no estaba todavía preparada... ¿O sí...? Tarde o temprano saldría a la luz su relación con Scott y tenía que ir asumiendo de una vez por todas que aquello traería consecuencias...

Aunque quizás no estaban hablando de ir a la casa de Jack... En ese momento, Nichole se planteó que era imposible que ellos hubieran ido alguna vez hasta allí, si conocían al jardinero debía ser porque vivía por este mismo barrio. 

El abrazo de Scott la pilló por sorpresa y una sonrisa asomó a sus labios tras su beso. Atrapó su mirada y acercó su frente a la de él. 

— Es una locura y lo sabes... Puede que sólo sea un simple idiota que haga lo que le dice Jack, disfrazándose de él a cambio de dinero. Pero si está metido en el ajo no confesará y nos pondrá a todos en peligro... Sea como sea, olvídate que llame a Mindy. No la quiero meter en esto... — ¿Estaba preocupada por su amiga? Ni de coña, pero la conocía bien y sabía que si podía joderla, aprovecharía cualquier oportunidad. 

Pensó en Billy, hacía muchísimo que no se hablaban, pero quizás... «Que va, fui una capulla con él...» Suspiró y se separó un poco de Scott, recuperando su móvil del bol. 

— Pero antes de nada tengo que ir a mi casa a cambiarme de ropa... — Comentó, extendiendo los brazos para que se viera lo grandes que le iban la sudadera y los pantalones. Porque claro, era impensable tener que ir con la misma ropa que había llevado la noche anterior...

Jack no tardó demasiado en llegar a aquél barrio de "bajo calibre" como diría él. Sabía que por la zona vivía también su empleado del hogar, sin embargo, tenía un objetivo claro, la casa de Scott Lessard. El edificio era bastante viejo y como era típico en las fincas más humildes del lugar, contaban con escaleras de incendios por las que era fácil delinquir.

Sin embargo y desde la lógica de Jack, ellos estaban a salvo ¿por qué iba a querer un ladrón asaltar su propia casa?

Era evidente que aquel lugar era de todo menos agradable, pero a veces para dar un empujón a la Justicia hacía falta mancharse las manos, a fin de cuentas, la gente de su línea cromática siempre se salían con la suya, como era el caso de O.J. Simpson, meramente por haberse achicharrado más al sol. Algo que Jack evitaba con todo su protector solar.

Usando la escalera de incendios, este subió hasta una de las habitaciones del piso donde Scott residía, con el más que evidente interés de adentrarse en su interior en busca de pistas que pudieran ayudarle a consolidar su teoría.

Por suerte para Jack, las ventanas estaban en bastante mal estado en aquél barrio de tan pocos suministros, por lo que no le costó demasiado, usando la fuerza bruta, abrir la ventana y adentrarse. Aquella era la habitación de Scott, donde pudo ver que la cama era bastante humilde, al igual que el resto del mobiliario del lugar.

También le llamó la atención que había una vieja consola encima de la cama, una portátil que en aquella época era considerara retro. También había lo típico que se podría esperar en la habitación de cualquier chico, pero de una calidad infinitamente inferior a lo que tenía Jack en su habitación.

Lo último a destacar, fueron los botes de pastillas que Scott siempre se estaba tomando. ¿Qué haría Jack en aquél momento?

Parecía ser evidente que era lo que había que hacer en ese aspecto, Jack Anderson tomó un rotulador y se acercó al espejo de la habitación de Scott Lessard y sin dudar escribió letras mayúsculas un pequeño mensaje que, probablemente no sería una buena idea pero tampoco parecía importarle demasiado.

¿ Q U I E R E S     V E N G A R T E    D E    J A C K    A N D E R S O N ?

   

M A Ñ A N A  23:00

P A R K I N G      D E    C A R A V A N A S

Tras hacer esto, el hombre dejó colgado en la puerta de la habitación, desde el interior, aquel traje de Ghostface, esperando que este fuera visto una vez que este entrara en su habitación luego de haber leído el mensaje. Tras esto, el hombre simplemente se fue del lugar sin tocar nada más, llevándose el rotulador.

De vuelta a su casita... pero cuando tenía un pie fuera, este tomó las pastillas y las intercambió por otras similares que hubiera en el baño, no vaya a ser que fuera de interés, prestando especial atención a qué eran.

Antes de realizar el cambio, Jack leyó las pastillas con detenimiento para ver que ponía en ellas, en la etiqueta ponía lo siguiente:

Para tratar los síntomas de la psicosis, tales como alucinaciones (visiones, sonidos, olores, gustos o contactos que una persona cree que son reales, pero que no lo son), delirios (creencias falsas) y demencia (pérdida de la capacidad de pensar, recordar, aprender, tomar decisiones y resolver problemas). Puede ayudar también en trastornos de doble personalidad.

Efectos secundarios:

• Movimientos incontrolables, como tics y temblores.
• Sueño excesivo.
• Mareos.
• Inquietud.
• Aumento de peso.
• Resequedad de la boca.
• Estreñimiento.

Tras leer aquello y examinar el bote, podía intercambiar esta etiqueta por la de otro bote si quería dejar a Scott sin su medicación. Habían botes de relajantes/calmantes en el baño, por lo que podía dar el pego. 

Y con esto, de vuelta a su casita...

Jack volvió a su casa por donde había venido.

Scott llegó hasta el lugar, siendo cargado por Klaudia. Su cabeza cada vez iba a peor, veía las cosas más borrosas, veía a más gente observándole. - Scott aguanta. - escuchó de forma distorsionada. Una vez dentro se apresuraron a la habitación de Scott, donde estaban sus pastillas, pero al abrir la puerta, se llevaron una sorpresa. Un traje de Ghostface estaba colgado del armario, además de una nota.

¿ Q U I E R E S     V E N G A R T E    D E    J A C K    A N D E R S O N ?

   

M A Ñ A N A  23:00

P A R K I N G      D E    C A R A V A N A S

Era probable que lo hubiera puesto alguien la noche o la tarde anterior, sin esperar que Scott durmiera fuera de su hogar, por lo que el mañana era realmente el hoy. - ¿Pero qué coño? Deberías ignorarlo. - insistió Klaudia tras ver el pastel. Le acercó las pastillas contra la psicosis y este se las tomó, fue entonces cuando empezó a sentirse algo más calmado. 

Nunca había estado tan al límite.

Había algo... extraño en todo esto. Era como si los Loa desearan que estuviera en ese estado para poder tomar control de mi cuerpo y hacer lo que les viniera en gana. En un par de días, todo mi mundo se había puesto patas arriba y me sentía algo perdido. Más bien jodidamente perdido.

Señalé con una mano el cajón de las píldoras y a Klaudia me las trajo, como si se trataran de pastillas para el corazón. UN par de minutos, quizá alguno que otro más y los calmantes empezaron a hacer efecto. Cada vez los necesitaba con más frecuencia y esta vez, no solo mi mente, sino mi cuerpo, empezaba, en lo que yo creía, a colapsarse bajo sí mismo. 

- Ignorar qué, exactamente.- Dije una vez repuesto, cogiendo la nota y rompiéndola en pedazos. Los restos los tiré a una papelera.- Que vaya o que me vengue de Anderson. - Miré a Klaudia con el ceño fruncido.- Porque está claro que tengo que ir. - Avancé un par de pasos hacia ella mientras me quitaba la camiseta. El esfuerzo solo de intentar controlarme había hecho que sudara y estuviera realmente incómodo. - Sé que es una trampa. Si voy allí intentarán incriminarme de algo. Pero al menos sabré quien está detrás de todo.

Señalé el traje de Ghostface.

- Pero tengo una idea. Y si nos quieres salvar a Sidney o a mí, me vas a ayudar. ¿Te apuntas?

No. - sentenció de forma tajante y seria. - No me voy a apuntar a nada. - parecía muy molesta con el comentario de Scott. - No soy Sydney y menos aún voy a hacer lo que ella hace, todos los que tenéis ideas así acabáis muertos. - se cruzó de brazos y dio un par de pasos hacia la puerta de la habitación, parecía dispuesta a irse.

Se paró un segundo antes de salir de la habitación. - Llámame cobarde. Pero no quiero acabar como Kristian, ni como José. Solo quiero una vida tranquila y el que estéis haciendo estas cosas solo me va a dar disgustos. 

Fue entonces cuando Scott se dio cuenta de algo mientras observaba aquella máscara... La pastilla le había relajado, pero solo físicamente. Quien hubiera entrado allí, había estado toqueteando sus pastillas también y le había cambiado sus antipsicóticos por unos relajantes musculares. Aquella máscara empezó a tornarse de formas extrañas.