Partida Rol por web

La película llegó a su fin, a pesar de que la charla había sido interesante y la película les había entretenido un rato, la mala noticia era que por una de las ventanas que daba al salón, pudieron ver la careta de Ghostface, quien saludó meneando todos los dedos de su mano derecha de forma asíncrona. Rompió la ventana y la alarma saltó, aunque con una sola pulsación de su móvil, la logró apagar.

Antes de que pudieran reaccionar y de un salto, pasó a través de esta. - ¡No sabéis la alegría que me da veros! Por alguna razón toooooodo el mundo hoy ha decidido apagar su móvil... Bueno, casi todos. - rio por lo bajo, recordando seguramente alguna fechoría que había hecho. - ¡Me estaba preocupando, pensaba que me iba a quedar sin ver a nadie!

Sacó un cuchillo de su túnica, uno bien grande y se colocó de forma ágil en un taburete que en alguna que otra ocasión había servido de reposapiés, dispuesto a saltar encima de alguno de ellos.

Espero que hayáis disfrutado de vuestra última película.

_{Dada la situación, habrá que ser sinceros.} Anthony Riley... Era innegable su atractivo físico y que muchas chicas lo prefirieran a él por encima de Steve con sus músculos de quarterback del equipo.

-Cola cola zero, ¿Verdad?-

En muchas ocasiones le había dirigido la palabra para cobrarle la entrada o una de las consumiciones.

Sin contar la noche en que me vio peleándome con la persiana del Angelika.

Parecía chiste, pero en verdad mandaba narices... para una vez, UNA VEZ que lograba abrirme con un chico, ¿tenía que aparecer Ghostface?

Del susto me eché ligeramente hacia atrás. O sea, ¿todos habían cortado los móviles y ni siquiera Daphne trató de ponerme en alerta para que yo también lo hiciera?

-Mierda- una nueva evidencia de lo invisible que le resultaba a la gente.

-No-nosotros no te hemos hecho nada- repliqué a duras penas sin saber qué hacer. Ni árboles ni extintores con los que intoxicarme. -"Bien" –No le hagas nada a él. Fui yo la que se te escapó.

_{Sí. Intuyo lo que estaréis pensando...} Vale que los asesinos no destacaban por tomarse un té y dialogar mientras le compartías tus penas _{no al menos en las escenas donde no estaba el protagonista,} pero si iba a saltar sobre nosotros, qué menos que morir intentando no estar quieta.

-¡SEÑORA MO!- grité a la vez que me levantaba del sofá tirando el taburete en el que se había subido Ghostface.

-Anthony corre. ¡SOCORRO SEÑORA MO! ¡LLAME A LA POLICÍA!- La casera siempre estaba pendiente y solía pasarse con los rulos y unas pastas para churretear al más mínimo ruido. Esperaba que no hiciera una excepción y con el sonido de los cristales rotos se hubiese dirigido ya a coger su bata.

¡Oh! ¡Pero aunque no hayáis hecho nada, vuestras vidas valen mucho. - dio un par de vueltas a su cuchillo entre sus dedos. - En especial la tuya Drea ¡tu muerte será causa de un conflicto político! - estaba claro que la influencia de la madre de Drea estaba dando sus frutos... Aunque para la propia friki, en el mal sentido.

Ghostface se dispuso a saltar, pero cuando estaba con un pie en el taburete para darse el impulso, una precisa y ágil patada por parte de Drea hizo que este cayera de bruces al suelo.

¡Bien hecho! - dijo sorprendido Anthony. No dudó ni un segundo y cogió a Drea de la mano para marcharse de allí, pero como no podía ser de otra forma, la puerta de salida estaba bloqueada por fuera. - ¡A tu habitación, rápido! - ambos no tardaron en dirigirse hacia una de las habitaciones y cerraron la puerta del tirón.

¡Puta de mierda! - gritaba enfadado el enmascarado, clavando con mucha rabia el cuchillo en el suelo y levantándose con bastante agilidad, arrancando de pura rabia parte de la madera del suelo con el cuchillo. Parecía sobrehumano, de hecho era curioso que aquél ghostface en concreto no estuviera haciendo chistes de mal gusto, pero por lo visto la patada le había sentado demasiado mal.

Corrió detrás de los chicos, por suerte Anthony logró cerrar la puerta detrás de sí y bloquearla con su propio cuerpo, aunque las embestidas y cuchilladas de Ghostface eran cada vez más brutales. De un momento a otro iba a entrar allí.

A través de la ventana de la habitación, pudieron ver a la señora Mo o como le gustaba llamarse a sí misma para sentirse una moderna "Lady Mo".  - ¡Os dije que nada de fiestas! ¡Encima habéis puesto una chapa de metal enorme en la puerta para que no pase! Si estuviera en mis años mozos... 

Una leve sonrisa apareció entonces en su rostro. - ¡Pero la habéis liado rompiendo algún cristal! ¡Saltó la alarma y la policía ya está de camino!

Anthony estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano aguantando la puerta. - ¡Siri llama a Sydney Doyle! - ya que la policía había sido avisada, quería llamar a la persona a la que había avisado antes y la que había demostrado ser capaz de enfrentarse cuerpo a cuerpo contra Ghostface.

Contacto no disponible.

Por favor, inténtelo más tarde.

Anthony resoplaba, aguantando como podía la puerta, miró a Drea como si supiera que el final se acercaba. - Todo esto es muy raro, todos han apagado los móviles... ¡Y Ghostface ha dejado sonar la alarma, no tiene sentido con lo preparado que va siempre! - parecía que estaba a camino de descubrir algo, pero un golpe a través de la puerta hizo que cayera al suelo. Por suerte no tardó más de una fracción de segundo en recuperarse y volver a aguantarla. - ¡Salta por la ventana! 

-¿Un conflicto político?- ¿Entonces por qué no iba a por el padre de Steve?

Agarrada de la mano de Anthony, nos metimos en mi habitación. Estaba llena de posters de pelis y la cama... no se podía decir que estuviese bien hecha, pero bueno. ¿Es que quién iba a pensar que iría con alguien?

-¿Cómo?- lo flipaba. ¡Un flipe! Y _{por primera vez} sentí una increíble alegría de ver a la señora Mo quejándose desde la ventana -¡No! No pienso dejarte aquí.

Si la policía venía de camino, lo importante era aguantar _{y coger una katana para protegernos. ¿Por qué no me la compraría?}

-Voy a...- haciendo fuerza traté de empujar el armario. Aunque si ya me costaba echar la persiana del cine, haberlo movido un centímetro sería un milagro.

-No puedo- musité valorando una opción más asequible. Boli, mochila, lámpara... no -¡La silla!

Obviamente del "expectativa Vs realidad" existía un trecho, pero de igual manera me apresuré en coger la de mi escritorio para colocarla atascando el pomo y luego ayudarle a Anthony. _{Dos espaldas deberían aguantar mejor los golpes, ¿no?}

Era muy posible que Ghostface estuviera yendo a por Drea porque era mucho más fácil colarse en una casa maltrecha que en el ayuntamiento, donde habían bastantes guardaespaldas y seguridad, en especial después del incidente del día anterior... Aunque claro, esto es algo que Drea no podría saber en ese preciso instante.

También era imposible que Drea intuyera que, el intentar salvar a alguien que estaba queriendo quedarse atrás para darle tiempo a ella, fuera a salir tan mal y es que empezó empujando el armario sin éxito, para justo al separarse, lograr que este cayera dividiendo la habitación en dos e incluso golpeando a Anthony por el camino, haciendo que cayera hacia un lateral ¡qué mala suerte!

Para cuando cogió una silla, Ghostface ya había abierto la puerta y se estaba llevando al pobre Anthony, quien parecía haber quedado, como peor situación, inconsciente, como la mejor, algo atontado. Seguía callado aquél Ghostface, parecía seguir bastante enfadado por lo que había pasado en el salón.

-No, no, no, no-

De poco sirvió que cerrara los ojos para “esquivar” o pensar que, si no lo veía, el mueble iba a desaparecer.

Apreté incluso los puños y la boca. Cerrar los ojos fue una técnica inútil. El golpetazo contra el suelo resonó con fuerza... pero al no sentir dolor por ninguna parte, abrí primero el ojo izquierdo, _{advirtiendo que el extintor no había sido la peor idea tomada en las últimas veinticuatro horas.}

-Joder- ¡Sorpresa Drea! ¡El armario le había dado a Anthony en la cabeza! Y encima eso le permitió a Ghostface abrir la puerta del dormitorio, llevándoselo silenciosamente a rastras.

-Joder, joder- giré en 360º queriendo coger algo punzante, pesado. O algo con lo que resultara amenazante verme _{para un desconocido, por ejemplo.}

En el recorrido vi la maqueta de la nave enterprise, una taza de Darth vader, la varita de harry potter, una lámpara led de la tardis, varios funkos, el dragón de juego de tronos, un perro que movía la cabeza _{¿Qué hacía con un perro que movía la cabeza?} y hasta una pequeña medalla al mejor dibujo de cuando iba al colegio...

Definitivamente no podía salir con nada de eso _{o hubiera sido como enfrentarme con una espada de globoflexia.} 

-¡Anthony!- dije nerviosa bordeando el mueble para seguirles.

Toda la suerte que tenía Drea, por lo visto, había sido gastada en el sofá junto a Anthony, pues mientras rebuscaba entre sus pertenencias algo que pudiera usar de forma amenazante, acabó encontrando aquello que buscaba, pero en miniatura y clavado en su mano. La espada maestra de su preciado Funko de Link se había introducido de forma bastante profunda en su mano.

Era una espada de juguete y no estaba afilada, lo cual indica la fuerza que se ejerció rebuscando entre los funkos. Como fuera, ahí dentro no era útil, por lo que se la quitó, haciendo que la sangre brotara. No era una herida mortal, pero iba a impedir que usara su mano con normalidad.

No perdió más el tiempo y marchó en busca de Anthony, pero para cuando llegó a la cocina, pudo ver a Ghostface echando lo que parecía un bidón de gasolina encima del cuerpo inmóvil. - Es una lástima lo que ha pasado al principio, tenía pensado hacer que pasarais una noche muy caliente. - rio levemente mientras sacaba un mechero y lo dejaba caer por donde estaba la gasolina. Todo empezó a prender muy rápido, Ghostface no dudó y saltó por la ventana, huyendo así de la escena del crímen.

Por otra parte, Drea pudo contemplar lo que podría haber sido su destino si no hubiera tenido la suerte de tirar a Ghostface de aquél taburete...

¡Hasta los malditos funkos iban contra mí!

_{-No pienso jugar más a Zelda}- Me dije sacando la mini espada de la mano con cara de dolor; sintiéndome como Gulliver cuando es atacado y y atado por miles de personitas chicas.

-¡No le hagas nada, por favor!- pedí al salir y ver que Ghostface iba a quemarlo todo, _{además de a Riley}.

-¡Aguanta!- con una mirada rápida al salón, pensé en coger la manta del sofá. Envolverme en ella y pasar a través de las llamas para sacar a Anthony y cubrirle. Pero no tenía tiempo.

-Vamos, vamos- repetí creyéndome Daenerys Targaryen intentando hacerme hueco para estirar de él y sofocar como pudiese el fuego.

Drea no tenía tiempo para llegar hasta el sofá y atravesar el fuego con tremenda manta, por lo que cogió lo que tenía más a mano y era más similar, el mantel de la mesa. Por desgracia, aquél mantel era infinitamente más fino, por lo que tras agarrarlo e intentar enrrollarlo por encima de su cuerpo, solo logró que aquél pobre mantel se prendiera fuego y aparte de quemarse a sí misma, propagar aún más rápido el fuego de la cocina.

El humo estaba haciendo la estancia inhabitable, por lo que si intentaba hacer algo más, lo más probable es que en aquél lugar hubieran dos víctimas en lugar de una. - ¡Mi casa! ¡Mi casa! - se podía escuchar desde el exterior, además de algunas sirenas de policía y seguramente, ambulancias también.

A no ser que quisiera coger algo de valor en su habitación, Drea debía salir de allí, sabiendo que hizo lo que pudo.

-¡Anthony despierta! ¡ANTHONY!- tirando el mantel al suelo y odiando haber alquilado una casa sin _extintores detector de humo, traté de cargar con él. De llevarlo fuera. De...salvarle.

-Por favor- musité con una repentina tos en la garganta y oyendo las sirenas fuera.

-¡AYUDA!- saliendo de la casa con el móvil y lo puesto, levanté las manos desesperada -¡Necesita ayuda! ¡Él necesita...!- traté de repetir sin fuerzas, cayendo de rodillas en la acera y con los ojos cargados de lágrimas.

Drea no dudó y aunque no logró apagar el fuego, intentó sacar con todas sus ganas a aquél chico. Estiró y estiró, pero lo único que consiguió fue empeorar sus quemaduras. Finalmente tomó la decisión lógica, aunque la más dolorosa para su corazón, salir de allí y pedir ayuda.

Los médicos la atendieron en cuanto la vieron, vendando sus heridas con piel de pescado, el olor era muy desagradable pero hacían su trabajo y se sentía mucho más refrescante. Por otra parte los bomberos no tardaron en empezar a rociar la casa con agua, haciendo que las llamas cada vez fueran a menos, pasaron varios minutos hasta que los bomberos salieron con un muy chamuscado y negruzco cuerpo en sus brazos.

La mala noticia no hizo falta ni que fuera anunciada. Con su corazón aún encogido, por si no hubiera sido suficiente, su casera se acercó a ella, con toda la mala leche de la que disponía. - Sabía que tu hermano y tú acabaríais por destrozarme la casa. Cabe decir que estás más que fuera de mi propiedad ¡y olvídate de la fianza! - esas fueron sus últimas palabras antes de marcharse completamente cabreada y sin estar dispuesta a hablar.

Drea se quedó allí sola, sin nadie que pareciera contestarle al teléfono, sin su hermano, que había sido llevado a la cárcel bajo discreción de la propia Drea, sin hogar... ¿Realmente aquello era justo? Después de todo, siempre había intentado hacer las cosas bien, aunque no estuviera muy fina con Lilliana y pudiera haberla salvado, pero había salvado a varias personas en el cine, se había abierto con Anthony, había estado allí para sus amigos... Y sin embargo, ahora no le quedaba nada.

-Ya no está... -decía sin llegar a procesarlo -No está.

Sabía que tu hermano y tú acabaríais por destrozarme la casa. Cabe decir que estás más que fuera de mi propiedad ¡y olvídate de la fianza!

Todavía arrodillada en la acera, mirando un punto indeterminado de enfrente, hice caso omiso a mi alrededor _{incluida Mo} -Lo he...- matado.

Creyéndome culpable, reviviendo con dolor cada una de sus frases, sonrisas y miradas, quise hacer como cuando empecé con el bullying: rehuir dentro de mi mente; envolverme en imaginación y suponer que jamás le hubiera propuesto ir a mi casa. Cambiar las cosas desde ahí. 

-¿Anthony? Despierta...- Pero por más que calentaba la cabeza _{tirada en la calle mientras los enfermeros metían su cuerpo en la ambulancia}, él ya no me respondería en realidad. Y eso era lo que más me dolía, saber que había perdido a la única persona que me aceptaba como la friki que era.

-Anthony- ¿Cómo había sido posible? ¿Por qué él? ¿Por qué se nos habían quedado pendientes tantas pelis, recomendaciones, coca colas zero en el cine, y sobre todo el convivir con un "y si" de una relación que jamás llegó a existir?

Que rarita eres, Drea Martin.

Tras ser interrogada por la policía, Drea subió en una camilla y tras que la colocaran dentro de una de las ambulancias, se dirigió hacia el hospital.

Drea despertó, al abrir sus ojos pudo ver que estaba atada de pies y manos en lo que antiguamente era su cama, además, tenía una mordaza en la boca, por lo que no podía gritar ni pedir ayuda. Mirando hacia abajo, podía ver toda la sangre que tenía encima de la ropa aún, su propia sangre, sin embargo, también pudo notar que sus heridas estaban tratadas y ya no sangraba más.

Al mirar hacia un lateral de la cama, pudo ver a Ghostface, sin ningún tipo de mancha de sangre, sentado justo a su lado, observándola. Al ver que abría los ojos, levantó un dedo y lo puso en la boca de su máscara, indicando así que quería que no hiciera ningún ruido.

Se quedó quieto justo en esa posición, esperando probablemente ver la reacción de Drea.

-¿Qué?- moviendo la cabeza de un lado a otro _{como hacía cuando me dormía sobre la ventanilla de un coche}, fui abriendo los ojos mientras sentía un profundo dolor generalizado en el costado.

-¿Dónde?- recordaba haber cometido la mala decisión del día _{¡ojo! que no de mi vida, porque las agrupaba por semanas} y haber sido salvada por un gato. ¿Señal para convertirme ya a mis diecinueve años en la señora de los gatos?

-¿Com…?- con la visión aún nublada y situando la dureza de la cama, _{además del olor residual a quemado y los restos de mi decoración en aquellas paredes "vintage"}, traté de frenar los vaivenes que me daba la cabeza para centrarme en el Ghostface no manchado de sangre _{es decir, otro distinto al asesino de Anthony y Steve.}

-¿Esto es...? ¿La casa de la señora Mo?- no es que tuviera buenos recuerdos de la mujer, sus dulces o lo sucedido allí unos días antes, pero con extrañeza y cierto alivio, arrugué la mirada queriendo parecer una chica seria. Una chica que... debido al instinto con el que quise apartarme el pelo de la cara, me caí de medio lado sobre el colchón _{al no haber contado con que me habían atado de pies y manos.} 

-Genial- Igual que un animalillo indefenso, conforme caí, así me quedé. Sin forcejear, llorar, ni gritar _{en plan rubia de las pelis...} A fin de cuentas mi madre siempre me decía "Es de bien nacidos, ser agradecidos", y ese enmascarado se había molestado en pararme la hemorragia.

Qué menos que guardar silencio mirándole desde ese plano... horizontal.

Aquél Ghostface suspiró de forma sonora al verla así. Se acercó a Drea y la ayudó a incorporarse, aunque no de la forma más suave posible. - Es la última vez que te ayudo, a partir de ahora estás sola si te haces más heridas, que lo de las pieles de pescado ya me costó pegártelas bien. Y vas a salir malparada en especial si ignoras los mensajes en clave que te pongo usando el móvil de mi hermana. - admitió, con su modulador de voz activo y siendo imposible sabiendo quien podría ser. - ¿O es que no te has dado cuenta de que te puse "HUYE. EH"? Me siento algo decepcionado en ese caso, pensaba que precisamente tú, te darías cuenta.

Y de hecho con ese mensaje se acabó mi última baza secreta, todos sabéis que os controlo los teléfonos y que puedo leer y borrar vuestros mensajes, además de ver vuestra posición, pero yo era el único que sabía que puedo enviar mensajes en nombre de otra persona. - empezó a quitarle la mordaza, viendo que no estaba nerviosa. - Mi colaborador se ha vuelto contra mí y me está suplantando, quiere usarnos de cabeza de turco y sabe que no puedo pararlo abiertamente, porque conoce mi rostro y el de mi hermana.

Estaba muy cerca, aun así, Drea podía sentir que aquél Ghostface no era una amenaza, al menos no para ella. - Tampoco te he salvado el culo porque sí. Te necesito ahora mismo. Quien me suplanta está obsesionado con las películas, sé que tú eres lo suficientemente lista como para adelantarte ¿Dónde crees que podrá hacer su acto final? Si lo averiguo ahora, quizá pueda pararle los pies y devolverle el significado real y justo a todo esto.